lunes, 26 de enero de 2015

Tic, tac, tic, tac...




Todo apunta a que Yanis Varoufakis será el próximo ministro de Economía en Grecia. Como recuerda hoy Juan Carlos Escudier en el diario digital Público, “la solución al drama, que parece no serlo tanto a tenor del comportamiento de los mercados al día siguiente de la apabullante victoria de Syriza, la daba el propio Varoukafis: A nuestros socios europeos les debemos 280.000 millones de euros. Pues bien: emitiremos nuevos bonos por esa cifra, con exactamente el mismo calendario de pagos que ahora mismo habíamos acordado pero ligado al crecimiento del PIB nominal, no al real. El FMI y el BCE aseguran que nuestro PIB nominal crecerá un 7% al año en los próximos 20 años. Si es así, devolveremos el dinero que nos han dejado. Pero si el PIB nominal crece entre el 5 y el 7%, pagaremos un tercio del dinero que nos hemos comprometido a pagar. Y si está por debajo del 5% no pagaremos nada ese año. En 2038 esos bonos expiran, y lo que hayamos podido pagar lo habremos pagado y lo que no, no. Se trata de condicionar el pago de la deuda a la marcha de la economía real”. Alemania, principal acreedor de esa inmensa deuda, se empieza a rascar el colodrillo. A Merkel habría que recordarle, si fuera necesario, la quita del 62% que se le hicieron los países aliados en 1953 sobre 50.000 millones de marcos, que fue el coste estimado de la “aventura alemana” provocada por la locura de Hitler. De no haber sido así, de no haberse producido aquella importante quita, posiblemente hoy Alemania se encontraría en una situación económica diferente. Por fin, en Grecia gobernará un ciudadano griego y no la canciller Merkel, como sucede en España tras la vergonzosa bajada de pantalones de PP y PSOE con aquella modificación del artículo 135 de la Constitución sin consultar a la ciudadanía, llevada a cabo en el verano de 2011 (de forma precipitada y sin prever su consecuencias) para garantizar el equilibrio presupuestario de las Administraciones Públicas, y la prioridad absoluta del pago de la deuda pública sobre cualquier otro objetivo. No olvidemos que, un año más tarde, la prima de riesgo alcanzó los 649 puntos básicos, dejando a España al borde de un rescate completo por parte de la troika, riesgo que sólo se mitigó con la intervención del Banco Central Europeo y la puesta en marcha de su programa OMT. El triunfo de Alexis Tsipras, en Grecia, es consecuencia del cansancio ciudadano ante la oligarquía y la corrupción endémica. Es un serio aviso para la España. La cosa no ha hecho más que empezar, afortunadamente.


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