lunes, 2 de febrero de 2015

Marías dio en la diana





En su artículo “¿Completos bobos?”, escribía Javier Marías el pasado 14 de septiembre en el suplemento semanal de El País: “Cuando la recuperación llegue de verdad –si es que llega–, habrá que mirar las bajas, aunque casi nadie lo hará: una o dos generaciones echadas a perder, a las que sus años más productivos se les habrán escapado; un montón de jóvenes cualificados que no aportarán nada al país que los formó, sino al Reino Unido, Francia, Alemania, Suiza u Holanda; millares de pequeñas y medianas empresas que habrán echado el cierre por falta de créditos bancarios y por el empobrecimiento general de su clientela; incontables científicos, investigadores, arquitectos, artistas, que habrán debido suspender sus tareas y actividades: España será de nuevo un desierto intelectual, artístico y científico, como durante el franquismo.” En efecto, además de todos ellos, quedará en el camino un  reguero de desahuciados a la intemperie; una legión de suicidados de los que nunca se escribe en los periódicos por evitar el efecto dominó; una clase media empobrecida; y, cómo no, unos pensionistas que se tuvieron que hacer cargo de una prole que no era la suya. Dice Rajoy que la economía empieza a marchar bien. Y la banca y las cajas, culpables de nuestra ruina, y la televisión de Gobierno; y los medios informativos, con  Francisco Marhuenda a la cabeza, airean banderolas bicolores al estilo de cómo lo hicieron, por poner un ejemplo, los montañeses, entonces castellanoviejos, tras la toma de Santander el 26 de agosto de 1937, cuando soldados de la IV Brigada de Navarra y de  la División  Littorio entraron hacia el mediodía, vitoreados por una población enfervorecida y conservadora que entendió como “normal” que se hicieran 17.000 prisioneros, muchos de ellos fusilados de inmediato. En ese artículo, sigue diciendo Marías: “Lo que calla [Rajoy] es que los parados computables son menos porque: a) muchos han abandonado la búsqueda de trabajo, han desistido tras años de frustración; b) otros muchos han ido cumpliendo una edad en la que ya es seguro que nadie los contratará jamás; c) centenares de millares han emigrado al extranjero y por tanto ya no llaman a la puerta del INEM ni de nada español; d) no pocos parados de larga duración han muerto (bastantes suicidados), por lo que, obviamente, tampoco cuentan; e) otra gran porción de la población ha optado por las chapuzas en negro, ha convertido en su modus vivendi la actividad clandestina o sumergida, y por tanto no tiene el menor interés en figurar en ningún sitio oficial; f) cerca de un millón de inmigrantes de los años noventa y dos mil han regresado a sus lugares de origen o se han dispersado por Europa, también han dejado de contar. Si el Gobierno va eliminando a gente desesperada, a la larga, por fuerza, le queda menos gente desesperada.”

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