Yo no sé como se puede activar el desarrollo rural de
Castilla-La Mancha pero de ninguna de las maneras me sirve la peregrina fórmula
que propone María Dolores de Cospedal,
consistente en reformar plazas de toros de los pueblos. Lo que pasa es que hay
919 municipios en cinco provincias, en las que el sector primario ha tenido
siempre un papel destacado. Ahora no, ya que le gana el sector terciario. De
esos municipios, 508 tienen menos de 500 habitantes, 223 entre 501 y 2.000, 148
entre 2001 y 10.000 y sólo 40 poblaciones tienen más de 10.000 habitantes, casi
todas ellas en el Corredor del Henares. En su conjunto, el número de habitantes
de toda la Comunidad
era en enero de 2014 de 2.078.611 ciudadanos, con una densidad de población exigua,
de sólo 26’2 habitantes por kilómetro cuadrado. Hay que tener en cuenta que el
10% de la población está compuesta por inmigrantes, en su mayoría rumanos
(52’6%); marroquíes y subsaharianos (21 %); sudamericanos (22’9%); y asiáticos,
en su mayoría chinos (3’4%). El despoblamiento, el cierre de colegios y el
impulso a nuevos jóvenes agricultores parece ser que son cosas de importancia
menor. De esa guisa, ¿cómo se pretenden captar fondos de ayuda europeos?
Cospedal desea volver al pan y toros, con más toros que pan y más camareros que
nadie. Cospedal se cubrió de gloria con la última polacada. Así, en 2014 se
presentó en las Cortes de Castilla-La Mancha una nueva reforma del Estatuto de
Autonomía (aprobado el 10 de agosto de
1982 de acuerdo con el artículo 143 de la Constitución
Española) a fin de reducir el número de diputados y cambiar
su proporcionalidad. En la actualidad cuenta con 49 diputados. Fue aprobado en
el Congreso de los Diputados sin consenso del resto de formaciones, sólo con
los votos del PP, que dispone de mayoría
absoluta. Según Ignacio Escolar (“Fe de errores: así es la reforma electoral
de Cospedal”, Eldiario.es, marzo
de 2015), “tras la reforma propuesta por Cospedal, el mismo Estatuto indica en
su artículo 10 que las Cortes estarán formadas por entre 25 y 35 diputados
elegidos en circunscripciones provinciales, de tal forma que estas queden en un
número tan bajo de diputados a repartir que a efectos reales no representan la
realidad política de la región; pues es matemáticamente posible no obtener
ningún diputado aún obteniendo el 10 % de los sufragios, así como también
obtener la mayoría absoluta con menos del 35 %”. Otra polacada más de la
secretaria general del partido político que más corruptos tiene por moqueta de
despacho. Es el pan y toros, ¡qué digo!, el pan y circo de un país empobrecido
hasta la grosería y manejado por contorsionistas, payasos, trapecistas y
domadores, hábiles en el manejo de la tarjeta
black, en el trile, en los juegos malabares para la obtención de mayorías absolutas
en los reinos de taifas con poco porcentaje de votos y, cómo no, en la
colocación de la peineta encima del moño en las primaverales mañanas toledanas
de Frascuelo y de María.
martes, 28 de abril de 2015
lunes, 27 de abril de 2015
Esconder a los pobres
La aporofobia es el odio hacia los pobres. Esto viene a
cuento con unas declaraciones de Esperanza
Aguirre, presidenta del PP madrileño y aspirante a la Alcaldía de la capital de
España. Ha dicho que pretende impedir que los indigentes duerman en la calle en
el centro de la capital porque “ahuyentan a los turistas”. Pues no sé qué
decir. Los pobres deberían estar prohibidos por ley. Si un ciudadano pierde el
empleo y más tarde es desalojado de su vivienda al no poder hacer frente a la
hipoteca, lo que tiene que hacer es seguir la flecha hasta el puente de Segovia
y hacer turno para tirarse al vacío. No es una novedad. Durante los años 90 del
pasado siglo se tiraron entre 4 y 6 ciudadanos por mes, aunque la prensa no lo
reflejara. Lo que pasa es que unas mamparas impiden ahora que el pobre pueda
suicidarse. Para el indigente que no lo sepa, le diré que está en el cruce de
la calle Segovia con el río Manzanares. La idea de hacer ese puente (que no
viaducto, como suele llamarse) fue la de unir el Palacio Real con San Francisco
el Grande salvando un incómodo barranco. Se cuenta que lo inauguró Calderón de la Barca, ya fiambre, en
mayo de de 1681, cuando lo cruzó sin estar terminado por la comitiva que
trasladaba sus restos mortales desde San Francisco el Grande hasta la Sacramental de San
Nicolás. En su libro “Madrid” señala Ramón
Gómez de la Serna:
“Yo amo la Puente Segoviana,
que me recuerda todos los pretiles sobre el abismo que hay en los lugares
clásicos y castizos de España, y me parece como una avanzada de nuestro
excursionismo, la trinchera exaltada y elevada al cubo, al cubo con que lo
cubica todo un albañil”. Yo diría que son los turistas los que ahuyentan a los
pobres de solemnidad tirándoles fotos y echándoles unos céntimos al platillo
como si esos desgraciados fuesen la
Fontana de Trevi. La medida que propone Esperanza Aguirre es
una forma de buscar la “solución final” a un sainete tragicómico que ya dura
demasiado tiempo. Ana Botella decía
que la zona de Chueca olía mal por pulpa de los desarrapados. Y ahora, esta
señora, que para mí tiene cara de oler mal, se permite el lujo de proponer la
tralla de arreo para que los turistas sólo puedan ver a tipos tomando café con
leche en la Plaza Mayor
y a figurantes al estilo de Luis Candelas
en las tabernas de la Cava
Baja. A la pobreza hay que esconderla por el bien de la marca España y de las falsas prédicas de
los trileros que nos gobiernan con el señuelo de los aceptables datos
macroeconómicos. Esta señora, Aguirre, me parece de la peor calaña. Hoy me
entero de que María Dolores de Cospedal,
otra que tal baila, pretende
arreglar las plazas de toros de los pueblos de Castilla-La Mancha. Una
región que, junto a Andalucía,
Extremadura, Canarias, Ceuta y Melilla, es de las más deprimidas de España.
Cospedal se debe creer que, porque algunos trenes de alta velocidad paren un
minuto en Ciudad Real, ya se ha alcanzado la modernidad en el territorio por
ella gobernado. Eso mismo pensarán los vecinos de Brazatortas, pueblo que en su
día fue propiedad de la Orden de Calatrava, donde no
para el tren pero lo sienten. También me
entero (Eldiario.es) de que “los
obispos españoles rompen públicamente con las políticas del PP y piden perdón
por primera vez”. Y lo dicen ahora, cuando los ciudadanos están haciendo la
obligada Declaración sobre la
Renta. ¡Anda ya!
domingo, 26 de abril de 2015
La ensaladilla de Espumosos
Ayer por la tarde decidí dar un paseo. En La Lonja pude ver “Un viaje a la utopía”, es decir, una
colección de esculturas de Fernando
Navarro Catalán (Andorra, Teruel, 1944) confeccionadas a base de tubos, perfiles
angulares y chapas unidas con grapas y pasadores, muchas de ellas pintadas con
los colores del parchís. Interesante. Lo que más me gustó fue la escultura
“Cactus”. Para gustos se hicieron los colores. Más tarde, ¡cómo no!, me acerqué
hasta Espumosos del Paseo de Sagasta
para tomar una caña de cerveza e hincarle el diente a una de sus ensaladillas
en platillo en forma de barca. Esas ensaladillas sí que tienen arte, lo demás
son pamplinas. Al regresar a casa puse la televisión. En la cadena de Mediaset,
La Cinco, se entrevistaba a Álvaro
Pérez, el Bigotes, que maldijo la hora en la que llegó a Valencia, contó
cómo se orinó en los pantalones durante su encierro en el calabocillo de una
comisaría de Moratalaz y el interés que tenía Garzón por saber quién era Luis
el Cabrón. En suma, que Álvaro Pérez, que ya no lleva bigote sino barba,
dijo no saber mucho sobre los manejos de Correa,
que en la trama de la Gürtel él sólo pasaba
por allí, etc. En la cadena de Atresmedia, La Sexta,
el mesías prometido Pablo Iglesias
contaba que Rivera, el de
Ciudadanos, es una versión renovada de Rajoy.
Y no vean, hasta altas horas de la madrugada haciendo zapping y pasando sueño. Finalmente me metí en la cama pensando en
la ensaladilla de Espumosos. Fue lo
único que mereció la pena en un sábado para olvidar.
sábado, 25 de abril de 2015
Paladares a la italiana
Leo en el diario ABC que
“crece en Italia el fenómeno de dar de cenar a desconocidos en el propio
domicilio, a la manera de los paladares cubanos. El precio medio: 25 euros”.
Hombre, es una buena idea siempre que el precio merezca el menú. En España lo
tenemos más difícil. En mi juventud, no sé ahora, existían las casas
particulares que admitían personas a pupilaje. Se llamaba vivir en patrona. Un
amigo me contó en cierta ocasión que en aquellas casas sólo se podía
permanecer, como mucho, 15 días. Pasado ese tiempo se relajaba la atención
hacia el huésped y ya no traía cuenta. Otra modalidad era, y lo sigue siendo,
el alquiler de una habitación con derecho a cocina. Pero el tema de trasladar
los paladares al estilo cubano a España es asunto delicado. Sucede que en Cuba
hay unos restaurantes controlados por el gobierno y otros que son comercios
privados. Nacieron a fines de los años 90 y ayudan mucho a que las familias
puedan hacerse con algo de dinero europeo en tiempos tan difíciles para esa
isla. Conviene aclarar que en Cuba existen en circulación dos monedas de curso
legal: los pesos (moneda nacional) y los CUC (pesos convertibles). El dólar
estadounidense no es aceptado en la isla. Sí el euro, pero su cambio fluctúa
casi todos los días; aunque prácticamente un euro equivale a un peso
convertible y éste a 24 pesos cubanos.
Para los cubanos, un euro es equiparable a lo que antes era un dólar estadounidense,
pero han ganado en el cambio ya que es fácil adivinar que la moneda europea se
cotiza más que el dólar en los mercados internacionales. Pero a lo que iba,
moreno. En este país, el fenómeno de dar de comer a desconocidos en casa no sé
si resultaría práctico. Se compran muchos libros de cocina pero sólo sirven
para llenar estanterías. El 27% de la población está en riesgo de pobreza, es
decir, uno de cada cuatro ciudadanos, según la tasa Arope (at risk of poverty and/or exclusion) que es el
indicador europeo que mide la población en desamparo en una sociedad. Y muchos
de esos ciudadanos se han olvidado del sabor de un filete de ternera, de poner
un mantel en condiciones o de hacer una
comida de fuste. Por eso digo que lo tenemos chungo en ese I+D+i de andar por
casa. Se comen muchos macarrones pero nunca se gratinan por el coste del horno.
Se abusa de infames bocadillos, que se devoran frente a una televisión que
explica cómo ha sido el retorno a Sálvame
de Belén Esteban, o tomando todos
algo de una fuente en medio de la mesa con un brazo caído y con el otro
metiendo cuchara y paso atrás. Y así no hay manera.
viernes, 24 de abril de 2015
"Cervanteando"
Mientras Juan Goytisolo cervanteaba en la
Universidad de Alcalá de Henares y ponía el dedo en la llaga:
“crisis económica, crisis política, crisis social, más del 20% de los niños de
nuestra marca España, vive hoy bajo el umbral de la pobreza, etcétera…”, nos
enterábamos estupefactos de que el viaje a Buenos Aires de los más de 200
invitados a todo pagado (para escuchar a Ana
Botella aquella estupidez del café con leche en la Plaza Mayor), había salido por más de un millón de euros de
vellón en sólo cinco días de estancia. Total, para hacer el ridículo más
espantoso. Goytisolo también expresó, refiriéndose a Cervantes, el deseo de comercializarlo por parte de Botella,
semillena en alardes inanes y semivacía en sentido común. “Comercializar sus
huesos -dijo el escritor galardonado- de
cara al turismo como santas reliquias fabricadas probablemente en China”. Da
todo igual. Manuel Rivas, en El País, escribía hace pocas fechas que “quizás
Rato ha prestado un gran servicio a
España: ser la gota que colma el vaso. Es esa gota la que apresa el agente
aduanero cuando agarra por la nuca al exdirector del FMI. La llamada ‘amnistía
fiscal’ ha sido un eufemismo para legalizar un estado de indecencia”. No se
puede ser más claro. El Gobierno se acaba de gastar una morterada de dinero
público, ese parné que parece que no sea de nadie, en una bandera para un
cuartel de Álava. La Asociación Unificada
de Guardias Civiles está indignada: “La Guardia Civil da prioridad a desfiles,
ceremonias y otros actos llenos de brillo, medallas y banderas, a la apertura
de cuarteles innecesarios en el pueblo del ministro [Fitero], donde vive la
madre de Jorge Fernández Díaz, y a
la organización de expediciones a santuarios religiosos”. Pero lo que le
molesta a esa Asociación es que, mientras tales cosas acontecen, no haya dinero
para chalecos antibalas y vehículos adecuados. Y eso ya es peor. A este paso,
los miembros de la
Benemérita volverán a la bicicleta, como en los tiempos de mi
infancia, con aquellas Orbea gris-perla,
el tricornio con cogotera calado hasta las cejas y el máuser sujeto en la barra central. En fin, así está esta corrala. Es
como la Ínsula Barataria que aspiraba a gobernar Sancho mientras don Quijote
cervanteaba contra los molinos de
viento.
jueves, 23 de abril de 2015
Reliquias profanas
Un día, cuando el Museo del Ejército todavía estaba en Madrid,
encontré en su interior en una de mis
visitas la falsa espada “Tizona” del Cid
Campeador. De aquella espada no se conocía su procedencia, pero quedaba
impactante. Lo cierto es que, cuando el título de marqués de Falces pasó a un sobrino de Pedro Velluti, José Ramón
Suárez de Otero, éste realizó gestiones para vender la
espada ¿del Cid? a algún organismo oficial español. En ese momento la familia de los
cuidadores del marqués se enteró de que la espada era parte del legado familiar
y de que podía tener un valor elevado. La venta de “Tizona” se llevó a cabo, finalmente, en 2007
por 1,6 millones de euros. Los visitantes del museo la contemplaban, como digo,
y algunos hasta se lo creían. Ahora falta saber quién posee la otra espada,
“Colada”. Pero no se preocupen, que pronto aparecerá en casa de algún noble de
chicha y nabo; y éste señalará a los medios que había estado oculta en el
desván de su residencia de verano en Cercedilla. Aquella espada, “Tizona”, era una reliquia
profana que, como las innumerables reliquias religiosas, conservaba una aureola
de misterio. Eso que aquí expongo viene a cuento con la última pretensión de la
alcaldesa de Madrid, Ana Botella,
deseosa de que los huesos de Miguel de Cervantes se conserven en una
urna que sea expuesta a los turistas en su visita al convento de las
Trinitarias. Lo que sucede es que tales restos humanos están mezclados con los
de otras dieciséis personas y para saber cuáles son los de Cervantes sería
necesario cotejar el ADN de esos huesos con el de los restos de otro familiar,
algo harto complicado hasta el punto que la investigación se ha cerrado
definitivamente. Los restos de Cervantes, enterrado en 1616 a la edad de 69 años y con
el hábito de franciscano, se encuentran en el nicho número 5, en la zona menos
noble de la iglesia. Permanecen junto a
los de su mujer, Catalina de Salazar,
que le sobrevivió 10 años. Por lo que se conoce, los restos de Cervantes
deberían presentar las huellas de un grave impedimento en el brazo izquierdo,
dos arcabuzazos en el pecho y signos de haber padecido cirrosis. Pero mal se
puede conocer todo eso en unos huesecillos anónimos que más parecen los
correspondientes al último pavo de Navidad que otra cosa. Botella quiere
hacernos ver que ella, siendo alcaldesa, “descubrió” los restos de Cervantes, del mismo modo que su
correligionaria Esperanza Aguirre
trata de convencer a quien la escucha
que ella, siendo presidenta de la Comunidad de Madrid, descubrió la trama Gürtel. Que risa.
miércoles, 22 de abril de 2015
Hoja de calendario
En el taco de calendario, Mensajero, que edita la
Compañía de Jesús en Bilbao, leía ayer en su reverso unos
“avisos parroquiales” que no tiene desperdicio. Uno de ellos: “El viernes, a
las siete de la tarde, los niños del Oratorio representarán la obra Hamlet, de Shakespeare en el salón de la iglesia. Se invita a toda la
comunidad a tomar parte de esta tragedia”. Otro: “El tema de la catequesis de
hoy es el siguiente: ‘Jesús camina sobre las aguas’. Y tomen nota, el tema de la catequesis de
mañana será ‘En busca de Jesús”. Hay
más, pero sólo dejo esas dos muestras para que el lector juzgue. Según y cómo
se cuentan las cosas, puede suceder que se nos aclare lo que alguien tiene
interés en transmitir o produzcan el efecto contrario al deseado; es decir, nos
sumerjan en un proceloso mar de desasosiego. Que se invite a tomar parte de una
tragedia, o que el Mesías camine
sobre las aguas y al día siguiente haya que buscarle, tiene su miga. En otras
ocasiones, una información mal detallada puede dar lugar a un enfado
generalizado por parte de los sexagenarios que componen una coral y que orientan
todo su ardor en que el grupo vocal funcione como si se tratase del Orfeón Donostiarra. Vean si
no tengo razón: “El coro formado por nuestros queridos fieles y amigos de la
parroquia, mayores de sesenta años, se suspenderá durante todo el verano, con
agradecimiento por parte de toda la parroquia”. Otras veces, la pasión por el
deporte puede producir una situación de asombro: “El torneo de baloncesto entre
las parroquias continuará con el partido del próximo miércoles por la tarde.
¡Anímense todos y todas! ¡Acompañemos a derrotar a Cristo Rey!”. Con avisos parroquiales como esos ya no será necesario que Pedro Sánchez, ese político socialista que dice hoy una cosa y
mañana la contraria, manifieste que hay
que revisar los acuerdos con la Santa Sede. Pero no debemos
fiarnos. Derrotar a Cristo Rey es tarea complicada hasta en Semana Santa. Ya
dijo García Lorca en una conferencia
que “en todos los países la muerte es un fin. Llega y se corren las cortinas.
En España no. En España se levantan. Muchas gentes viven allí entre los muros
hasta el día en el que mueren y los sacan al sol. Un muerto en España está más
vivo como muerto que en ningún sitio del mundo: hiere su perfil como el filo de
una navaja barbera”.
martes, 21 de abril de 2015
Cacao maravillao
El PP reprocha al aspirante a la Alcaldía de Zaragoza, Carlos
Pérez Anadón, “gastos vergonzosos” en comidas, bebidas o traslados a costa
del erario público, según leo en Heraldo
de Aragón. Ese mismo periódico señala que “desde 2011 hasta 2014, ese
aspirante [de la familia de los damascos]
ha comido a costa de los ciudadanos de Zaragoza 208 veces con al menos tres
personas, lo que supone 886 menús y un
coste de 18.816 euros”, lo que sale a 90’46 euros de media cada cubierto. Pero
no pasa nada. Javier Fernández, exdelegado
del Gobierno, teniente coronel del
Ejército de Tierra en la reserva, licenciado en Derecho por la Universidad de
Zaragoza, educador en la AGM
del entonces Príncipe de Asturias (hoy Felipe VI) en la asignatura de Transmisiones,
doctor en Derecho y profesor de derecho Constitucional en la Universidad de
Zaragoza, pretendió en su día aspirar a la Alcaldía de Zaragoza, pero el rodillo del aparato
socialista se encargó de que ello no ocurriera, al entorpecer el primer
requisito que tenía que lograr que no era otro que el de obtener las firmas
suficientes de militantes para concurrir a las primarias. Al final se decidió
que no habría primarias. ¡Toma democracia! Pérez Anadón, que no logró más allá
del “paso del ecuador” en la carrera de Derecho y que lleva más de treinta años
comiendo de la política, controla orgánicamente el partido socialista en
Zaragoza y es el único aspirante “al puesto que tengo allí. Volverán banderas
victoriosas...”. Y como resulta que las municipales están ya a la vuelta de la
esquina, apuesto doble contra sencillo a que Pérez Anadón acudirá al Parque de Tío Jorge el próximo día 23 de abril para estrechar manos a jubilados
y a todo aquel sansirolé que se le acerque creyendo que así tiene su “minuto de
gloria”. Aquí de lo que se trata es que el PSOE se perpetúe tras la marcha de Alberto Belloch, que ha dejado un “cacao
maravillao” para desgracia de los zaragozanos. El día 23, san Jorge, está
prevista una jornada campestre, la cincomarzada, que no pudo celebrarse en
su día por cuestiones climáticas. Espero y deseo que Carlos Pérez no alcance la Alcaldía. Los zaragozanos
todavía tenemos presentes en la memoria los adefesios
de González Triviño, el tremendo
coste de la Exposición Internacional en 2008
de Belloch, que dejó un legado de infraestructuras inútiles (todavía tuvimos
que escuchar en su día al presidente de Expoagua que “el objetivo no se cuenta por la gente que acuda, sino por
la calidad de lo que se ofrece”. Nunca se alcanzaron las visitas previstas
y Roque Gistau, con aquellas
declaraciones, se cubrió de gloria. Hizo bueno lo dicho por la ministra de Rodríguez Zapatero, Carmen Calvo Poyato, de que “el dinero
público no es de nadie”. Esa ministra de Cultura socialista, además de esa
perla cultivada, tuvo otras. Destaco una: “Me gusta madrugar para poder pasar
más rato en el baño: allí leo el periódico, oigo la radio, oigo música y hablo
por teléfono con alcaldes en bragas.” Y ahora falta saber lo que nos costará la
línea 1 del tranvía. Ya pueden ver
cómo anda el aceite del candil de estos mandamases
a la violeta. Pero, ya digo: no pasa nada. El zaragozano es, en general,
olvidadizo y todo lo perdona. ¡Con decirles que todavía entienden que el PSOE
es un partido de izquierdas…!
sábado, 18 de abril de 2015
Cuidado con pisar el charco
La realidad siempre supera a la ficción. Si no, que se lo
pregunten a Gary Harrington, de
Tagle Point (Oregón), que disponía de
tres bidones en su domicilio para recoger agua de lluvia. El resultado ha sido
que Gary se enfrentó a nueve cargos por “tres reservas ilegales”. Las leyes de
ese Estado señalan que el agua procedente de la lluvia es de propiedad pública
y se necesita una autorización para poder almacenarla. El resultado fue que
Gary fue condenado a 30 días de cárcel y a pagar 1.500 dólares de multa en 2002 y un año más
tarde pudo conseguir el correspondiente permiso estatal. En España todavía no
ha caído en la cuenta Montoro de que el agua de lluvia es una riqueza
nacional por la que haya que pagarse impuestos. Pero todo llegará. Ya sucede
con los paneles solares de uso casero, que deberán pagar un peaje por
autoconsumo fotovoltaico. Sólo en la comunidad de Aragón hay 229 especies de
fauna y flora protegidas (136 plantas y 93 animales), todas ellas catalogadas
en el Decreto 49/1995, de 28 de marzo, por el que se regula el Catálogo de
Especies Amenazadas en Aragón (BOA número 42, de 7/4/95), si bien el artículo
149.1.23 de la Constitución
Española reserva al Estado la competencia exclusiva para
dictar leyes sobre protección del medio ambiente. Si ello lo trasladamos a 17
Comunidades Autónomas, entiendo que deberemos andar con cuidado antes de tomar
una hierba del camino. Podríamos encontrarnos, sin pretenderlo, con multas
tremendas por arrancar un tomillo sanjuanero, es decir, un thimus loscosii, o pescar un fraile, o sea, un blennius fluvialitis. Si el fraile es de
otra orden, no sabemos a cómo nos saldría la broma. Con lo que piden “por el amor de Dios”, seguro que por la
torta de un pan.
Merienda de negros
Cuenta Melchor Miralles en República de las Ideas: “Es evidente que a Rodrigo Rato sus amigos del PP le han abandonado a su suerte y ahora van a presentar su cabeza como bandera electoral de lucha contra la corrupción. No tienen escrúpulos. No les va a servir de nada. El escándalo es de dimensiones gravísimas y acredita ya definitivamente el fin de una era, es la ultima fotografía que nos permite acreditar que hemos estado gobernados por una recua de obscenos desahogados sin principios éticos y morales, que además nos han llevado a la ruina mientras ellos y los suyos se enriquecían”. Algo parecido sucedió con Luis Roldán y el PSOE. Roldán actuó como un chorizo, pero no fue el único. Al partido socialista le costó las elecciones. Ahora Rajoy se esconde entre las bambalinas de La Moncloa y el Gobierno que él preside se ha quedado mudo de repente. Demasiada mierda. Demasiada podredumbre. Si eso es el neoliberalismo, más vale que nos pille el tren. Con el PSOE hubo quiénes se acogieron a amnistías fiscales. Con el PP, también. Se entregaba a la Agencia Tributaria el 10% del montante declarado de forma extraordinaria y pelillos a la mar. No es esto, no es esto. Mariano Rajoy tiene obligación de dar la cara. Ya no sirve de nada ejercer de don Tancredo. Y que cuente, también, por qué la banca no está dispuesta a devolver el dinero prestado por el FROB y por qué esa avariciosa banca no está dispuesta a devolver las “cláusulas suelo” de las hipotecas, aún a sabiendas de que eran ilegales, aunque amparadas por el Tribunal Supremo, que estima que ello supondría un “trastorno económico”, al tener que devolver todo lo cobrado de más desde el inicio de los contratos. Y que, para más inri, insiste en que su sentencia de 9 de mayo de 2013 ya fijó doctrina “para todos aquellos supuestos en que resulte, tras su examen, el carácter abusivo de una cláusula suelo”. ¡Vaya cuadrilla de impresentables! ¿Quién elige a los magistrados del Supremo? La respuesta es el Consejo General del Poder Judicial (artículo 127 de la Ley Orgánica del Poder Judicial). ¿Y quién nombra a los miembros del CGPJ? El mecanismo consiste en que los jueces, primero, eligen a unos candidatos -un total de 36- y luego es el Parlamento el que, de entre los candidatos propuestos por los jueces, selecciona -por mayoría de tres quintos del Congreso- a un total de doce vocales. Los ocho vocales restantes hasta 20 -que son los que conforman el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ)- son propuestos y elegidos directamente por el Parlamento, sin que los haya propuesto antes el cuerpo de jueces. Debe elegirlos, eso sí, de entre profesionales de reconocido prestigio. ¿Y quién tiene la mayoría absoluta en el Parlamento? Yo ya lo sé, pero prefiero que Rajoy responda. ¡Dígalo, coño!
viernes, 17 de abril de 2015
Podrido hasta la minga
El reciente artículo de Ussía
en La Razón, publicado en un falso idioma árabe pone
de manifiesto que este tipo está como una vicuña del Paraguay y que Marhuenda, director de ese medio
informativo es un excéntrico de tomo y lomo por permitir tal atropello a la
inteligencia. “El porvenir de una
Cataluña independiente redactado con notable esfuerzo en el idioma catalán del
inmediato futuro dedicado con simpatía a Mas, Forcadell, Junqueras, Colom y
Rahola con gato o sin gato” no he atinado a leerlo por la dificultad que
entraña su lectura. Ya el 21 de noviembre de 2012, ese mismo articulista del
búnker, en “Rahola y el gato”, arrancaba su artículo de esta guisa: “Soy
canófilo y felinófobo. Recelo de los gatos. Cuando conocí, años atrás en una
‘Tertulia’ de Luis del Olmo a Pilar Rahola, supe desde el primer
momento que vivía con un gato. Este detalle es el único que seriamente me
distancia de mi compadre sevillano, el gran barroco Antonio Burgos. Los gatos procuran confusiones. El epigrama del
siglo XIX: Una gata encantadora/ tengo, van a verla ahora, / es una cosa
divina. / ¡Pepe, saca la minina / que la vea esta señora!”, me pareció de
pésimo gusto. Y que, por cierto, no es así el epigrama, si nos atenemos a Olga Ramos, que en El Último Cuplé, de la calle madrileña La Palma, solía cantar, con la
música de Ven y ven esa coplilla,
como se la había proporcionado Camilo
José Cela una de aquellas noches. La letra decía “Tengo una gata de angora
/que es una cosa divina. / --¡Pepe, saca la minina, que la vea esta señora!”.
(Enciclopedia del Erotismo, Sedmay Ediciones, tomo III, p. 858). ¡Ya quisiera
Ussía tener el humor de su abuelo Muñoz-Seca!
Le falta estilo y le sobra petulancia. Pero, en fin, ya puestos, yo también
quiero dedicarle a Ussía los versos 6-8 del soneto “Tampico entero sabe que respinga…”, de Rafael
Alberti: “Mas siendo al fin sepulcro o basurero, / no nos jeringue al aire
con un cuero / que tiene ya podrido hasta la minga”. Pues eso.
lunes, 13 de abril de 2015
¡Vaya tropa...!
Al rey emérito Juan
Carlos de Borbón, que ha pasado de darlo todo por reinar a echarlo todo en
comer, le ha dado por visitar restaurantes postineros. Está bien que alguien
que ya no dententa la
Jefatura del Estado haga lo que le venga en su real gana. Su
última visita ha sido al restaurante El
Portal de Echaurren, en Ezcaray, que posee dos estrellas Michelín, donde estuvo acompañado de dos
amigos. Pero a muchos ciudadanos, entre los que yo me encuentro, también les
gustaría que Juan Carlos de Borbón visitara comedores sociales y, bandeja en
mano, se sirviera una ración de macarrones y una pieza de fruta y se sentase a
comer y a beber un vaso de agua junto a algún menesteroso. Visitar restaurantes
de campanillas cuando sabes de antemano que no te van a cobrar el cubierto, que
vas a firmar en el libro de honor y que te vas a retratar con toda la nomina de
cocina por tener una instantánea para el postrero libro de memorias no tiene
ningún mérito. El exmonarca lo que hace son bolos, como Paquirrín, Raquel Bollo
o la Esteban. Si les digo la verdad, echo de menos que
en este país exista un Sindicato del Espectáculo que premie a los poderosos que
sientan a un pobre a su mesa, como sucedió con Manuel Alexandre en su papel en Plácido,
al que aquel sindicato vertical le concedió un premio. Los ricos, en un
banquete navideño, invitaban a un pobre a que se sentase en la mesa. Los dueños
de la casa se comían las pechugas de los pollos y al invitado de dejaban las
alitas. Era otra forma de entender la caridad y de limpiar las conciencias
burguesas. A mi entender, si lo que pretende Juan Carlos de Borbón es favorecer
la marca España, no estaría de más
que visitase alguna vez los Paradores
Nacionales, donde el 61% de su red de establecimientos está en números rojos.
Eso sí, abonando las facturas. Las pérdidas de Paradores las repone el Estado con nuestros impuestos, pese a que
el sueldo de la presidenta y consejera delegada, Ángeles Alarcó, supera los 173.000 euros anuales. Bajo su gestión,
la cadena acumula unos números rojos de 62’1 millones y ha necesitado de casi
130 millones de fondos públicos para evitar la quiebra. ¿Qué quién es Ángeles
Alarcó? La exmujer de Rodrigo Rato.
Camarero, señor, ¿qué hay para hoy? Señor, un buen menú. Solomillo asado con
patatas fritas, sesos huecos, hígado, libre, chateaubriand… ¡Vaya tropa!
domingo, 12 de abril de 2015
Retórica
Hay a quien le molesta que a Andalucía se la conozca como el
Sur. Los puntos cardinales están ahí como referencia, simplemente. Si un tipo
de Bilbao debe ir a Córdoba a un congreso de papiroflexia, seguro que contará a
sus amigos de cantina que mañana no le esperen para tomar unos potes en Poza
(bueno, los de Bilbao dicen Pozas) porque se marcha al Sur a confeccionar pajaritas de papel. Y si un
señor de Puente Genil (que forma parte de la Campiña Sur Cordobesa)
se marcha a una feria de muestras en Zamudio para promocionar su carne de
membrillo, contará a sus parientes que se marcha unos días al Norte por asuntos
de trabajo. Otra cosa es que quede mal decir “subir arriba” y “bajar abajo”,
por su innecesaria redundancia. En Andalucía, como en el resto de España, se
utilizan diversos recursos estilísticos, entre ellos el pleonasmo, que es lo
contrario al oxímoron, la tautología, que es una afirmación obvia, y la
perogrullada, cuando se pretende enunciar una explicación y esa explicación es
evidentemente redundante, sin aportar más conocimiento. En Sevilla, por
ejemplo, tan dados a duplicar las cosas por el prurito de crear rivalidad,
verbigracia: Macarena o Esperanza de Triana; Betis o Sevilla, etcétera; no es
extraño que se apliquen determinadas redundancias, siempre en beneficio de la
floritura culterana en el diálogo tabernario. Hombre, ya sabemos que cuando no
hace frío hace calor, que en lo lleno no hay vacío o que cuatro huevos son dos
pares, pero con verdades de Perogrullo
parece que pasa mejor por el garganchón un fresco sorbo de “cruzcampo”, o sea.
sábado, 11 de abril de 2015
Entre la lavativa y la lejía
Hace ya mucho tiempo, sobre los 80 tal vez, escribía Josep-Vicent Marqués en su artículo “El
oficio y el estigma” en el diario El País:
“Tengo la impresión al oír a quien desprecia al gigoló o al chapero que
lo que les reprochan es precisamente hacer algo que es propio de mujeres. De
otra parte, cuando la prostituta tiene
ciertos medios económicos, el vecindario empieza a mostrarse menos duro
con ella, o al menos simula creer que no se trata exactamente de una
prostituta. Puede ella incluso simular otra ocupación. (…) La miseria espanta”.
Hace pocos días leía a un conocido articulista en ABC de Sevilla que esa ciudad, durante la Semana Santa, se llena de
mexicanos, como invitados de excepción entre la clase pudiente. “Tener aquí a
unos mexicanos es tendencia –comenta el articulista-. La gente los ha tenido en
Semana Santa o los tiene ahora, para los toros y para la Feria. Si no tienes aquí
a unos mexicanos es que no eres absolutamente nadie. Mexicanos riquísimos
todos, por descontado”. No sé, cuando el mexicano en cuestión tiene cuartos,
también el vecindario comienza a mostrar se menos duro con él. Sucede como con
la prostituta con ciertos medios económicos. Lo ven como un señor de negocios,
todo un Epulón llegado de vacaciones a casa de unos amigos, al que le salen los
pesos mexicanos por todos los poros de su cuerpo, y sobre el que no cabe la más
mínima sospecha sobre la claridad de tales supuestos negocios. Se da por hecho
de que el mexicano que llega entre bullicios y alharacas a Sevilla tiene pozos
de petróleo, cementeras y acerías; y nadie se para a pensar sobre el posible
origen de su dinero. Nadie se para a pensar, digo, que en México, hay tres zonas en disputa por los
carteles de drogas y hay seis rutas internacionales. Los carteles del Golfo,
Tijuana, Juárez y Sinaloa tienen control de estas rutas y los otros carteles
están luchando para controlarlas, o que la marihuana, que es la droga más
común, viene de una zona norte de Veracruz hasta la frontera de los Estados Unidos.
Pero con ello no pretendo decir que los negocios de esos turistas no sean
serios y legales. Doy por hecho que sí. Su honradez se les supone. “Mira,
te voy a presentar a estos amigos mexicanos que tenemos el gusto de que pasen
unos días con nosotros...”, -comenta el articulista-. “Y luego, por lo bajini,
con mucho misterio, una vez que te han presentado a los mexicanos, te comentan:
Ahí donde los ves, son la tercera fortuna de México” (…) “México debe de estar
vacío. Si los mexicanos ricos se vienen todos a Sevilla a pasarlo bien y los
mexicanos pobres se van todos a Estados Unidos de espaldas mojadas, ¿quién
queda en México?”. Sí, ya sabemos que la miseria espanta, y las prostitutas
pobres y los chaperos encenagados en
su error y la gente comida por la piojera… ¡Yo qué sé!
viernes, 10 de abril de 2015
La cara amable del neolibaralismo
Me llena de sorpresa que RENFE esté decidida a pintar el
exterior de los trenes con anuncios publicitarios. Hombre, esas cosas quedaban
bien en los tranvías y los trolebuses con aquellos anuncios de Anís del Mono, Espuma Saquito o Calisay
cuando los tranvías eran de balconcillo y los trolebuses perdían el trole en
cada curva. A la velocidad que circulaban, podían leerse sin dificultad. Pero
en el caso de los trenes de alta velocidad la cosa cambia. Circulan con tal celeridad
que resulta imposible poder contemplar cualquier soporte publicitario desde un
páramo, salvo en los andenes de las estaciones en las que se detiene. Todo es
empezar. Se empieza poniendo publicidad en los vagones de tren y se puede
continuar en los trajes de torero (ya Luis
Reina, el diestro de Almendralejo, lo hizo a mediados de los años 80 sin
demasiado éxito. Concretamente en Plasencia, en agosto de 1987, con un terno
azul y oro, en cuyas mangas figuraba el nombre de la marca de electrodomésticos
japoneses Akai. Y antes, en los sanfermines
de 1978, un espontáneo se tiró al ruedo de Pamplona y dio pases con una muleta
en la que se leía: Amnistía/libertad),
en las casullas de oficiar misa, en las togas de los magistrados, en los trajes
espaciales, en las mitras obispales y en los cascos de bombero. Todo es
cuestión de tener un buen sponsor. La publicidad es la cara amable del
neoliberalismo. Interesa vender muchos teléfonos móviles pero jamás enseñar la
esclavitud de los niños en busca del coltán,
clave para la fabricación de componentes electrónicos y responsable de la
guerra que sufre la República Democrática
del Congo. Interesa vender mucha ropa de
Zara, pero nunca se habla de los
sueldos miserables que se pagan en países lejanos por confeccionar la ropa que
más tarde se luce en los escaparates de París o Londres, o en la neoyorquina
Quinta Avenida, o sea. A mi entender, el Ministerio de Fomento no debería
participar en ese triste juego. La ministra Pastor sabe de lo que hablo.
Alfileres de colores
Hace ya años dejé escrito que Sevilla tiene luz, Sevilla
tiene aviones acharolados y limpios. Lo que ya no sabía es que a la Sevilla que yo no conozco,
larga es mi ausencia, le han puesto alfileres de colores, vestido de lunares y
sombrero de “tío Pepe”. Ay, mi niña,
lo que nos queda por ver. Monteseirín
llenó La Encarnación
de setas como si Sevilla fuese tierra de pitufos; y Zoido, que no es médico ni parece que padezca tercianas, ha puesto
ahora de gala el tranvía, perdón, el metrocentro,
para que la fiesta no decaiga. “Cuando al vuelo tu capote / pinta verónica al
trote / del toro en el redondel, /
parece la Maestranza
/ una academia de danza / o un cortijo de Jerez. / Y cuando la aguja del toro /
pinta el traje grana y oro / como ensartando un clavel, / en tus brazos
soñadores / alfileres de colores / un olé quieren coser”. Y en San Telmo, Susana Díaz intenta formar gobierno sin
aguja de marear. La antigua Escuela de Nautas y Mareantes y más tarde
residencia oficial de Antonio de Orleans,
parece hoy la barca de Caronte, que
pasa las almas de los muertos a través de las puertas del Hades. Ay un sí,
pero… tanto en Ciudadanos como en Podemos, que ponen como conditio sine qua non para sentarse a negociar que renuncien a su
aforamiento Griñán y Chaves, sobre los que la juez Alaya, que entiende sobre la causa de
los ERE en Andalucía, ya pidió en su día al Senado y al Congreso las
correspondientes certificaciones y que el PSOE andaluz, inexplicablemente,
tachó de “inoportuno”. Sevilla tiene luz, Sevilla tiene aviones acharolados y
limpios. Nuestra política está preñada de minusválidos resentidos, convencidos
de que España les es hostil. Y todo ello por ser hacedores de extraños caminos
al andar. Es decir, por habérselo llevado crudo.
jueves, 9 de abril de 2015
No volverá
Cuenta Antonio Burgos
en su artículo de ABC, “Y Sevilla se nos va”, que la chusma lo
está invadiendo todo. “A Sevilla -comenta Burgos- le demolieron las viejas
casas nobiliarias de la Plaza
del Duque; le derribaron medio catálogo de Arquitectura Civil Sevillana; le
convirtieron la Catedral
en un parque temático y al barrio de Santa Cruz, en un Polo de Desarrollo
Industrial Turístico. La degradaron, la adocenaron, la acatetaron. Le plantaron
una Torre Pelli en los cielos que perdimos de Romero Murube…”. Romero Murube, dice. ¡Ay, dónde quedó la Generación del 27!
Funcionario municipal y redactor-jefe de la revista Mediodía, don Joaquín
tendría hoy “la tristeza del conde
Laurel”, que dio nombre a una de sus novelas. Con Sevilla sucede una cosa:
es tan bonita que se ha llenado de turistas que desean conocerla. Pero hay
turistas respetuosos con lo sevillano fetén y chusma que todo lo confunde. Ya
sólo faltaría que se flotasen aviones para hacer de Triana, de Los Remedios o
de la Puerta Osario
lo que hace un grupo de bestias en el saloufest, donde una turba de británicos
e irlandeses acomplejados invaden las calles desnudos y haciendo botellón. En
Sevilla sobran las cuchipandas municipales, los turista irrespetuosos y los
dislates a lo Monteseirín, por muy
médico que sea. En Sevilla falta, cómo no, ese silencio elocuente que sólo se
produce cuando se admiran los reflejos en un estanque, cuando se escucha el
rumor de una fuente o cuando se huele a esencia de naranjos donde sólo hay
palmeras o se sueña con limoneros brillando como hespérides. La Sevilla que yo conocí,
esa, no volverá.
Enanos en un mundo de gigantes
Javier Gallego,
en su artículo El Infantalismo,
comenta que “la infanta ha creado un nuevo estilo de manipulación que es
tendencia en la política, un engaño para que las cosas parezcan todo lo
contrario de lo que son”. Esa señora firmaba todo lo que le ponía delante su
marido y nunca preguntaba nada. Es decir, que nunca pidió explicaciones sobre
cómo se pagaba su tren de vida o de dónde habían salido los 9 millones de euros
para la compra de la casa de Pedrales. Según Gallego, “le parecería normal que
el dinero siguiese cayendo de los árboles como había visto en casa de sus
padres”. Lo que ya no entiendo es cómo La Caixa
mantiene entre sus nóminas la de esta mujer tan aparentemente irresponsable. Lo
último que sabemos es que, durante la Semana
Santa, los duques de
Palma pasaron unas vacaciones de lujo en La Toscana. Y según comentaba Marisa Martín Blázquez en el Programa de Ana Rosa, “en la localidad
de Castellina in Chianti se encuentra el restaurante Albergaccio di Castellina,
dotado con una estrella Michelin.
Allí fue donde acudió la familia [Urdangarín] a hacer acopio de un ágape digno
de gente de un nivel económico muy alto”. ¿Recuerdan a la ministra Mato? Su cinismo fue de libro. Tampoco
sabía de dónde le llovía el dinero ni qué pintaba un jaguar en su garaje. Y aquella ministra-florero nunca tuvo la
dignidad de dimitir. En fin, los españoles estamos demostrando tener un nivel
de aguante fuera de lo común. Si la infanta tuviese un mínimo de dignidad,
debería renunciar a sus derechos dinásticos (que es lo que menos nos importa) y
ser consciente de que en España hay cerca de 13 millones de personas en riesgo
de pobreza o exclusión social. Por otro lado, la recomendación de los abogados
de Urdangarín de que éste se declare
insolvente para no afrontar las responsabilidades económicas que le impone el
juez Castro es un insulto a la
inteligencia colectiva. Los españoles merecemos mejor suerte.
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