sábado, 18 de abril de 2015

Cuidado con pisar el charco




La realidad siempre supera a la ficción. Si no, que se lo pregunten a Gary Harrington, de Tagle Point  (Oregón), que disponía de tres bidones en su domicilio para recoger agua de lluvia. El resultado ha sido que Gary se enfrentó a nueve cargos por “tres reservas ilegales”. Las leyes de ese Estado señalan que el agua procedente de la lluvia es de propiedad pública y se necesita una autorización para poder almacenarla. El resultado fue que Gary fue condenado a 30 días de cárcel y a pagar  1.500 dólares de multa en 2002 y un año más tarde pudo conseguir el correspondiente permiso estatal. En España todavía no ha caído en la cuenta Montoro de que el agua de lluvia es una riqueza nacional por la que haya que pagarse impuestos. Pero todo llegará. Ya sucede con los paneles solares de uso casero, que deberán pagar un peaje por autoconsumo fotovoltaico. Sólo en la comunidad de Aragón hay 229 especies de fauna y flora protegidas (136 plantas y 93 animales), todas ellas catalogadas en el Decreto 49/1995, de 28 de marzo, por el que se regula el Catálogo de Especies Amenazadas en Aragón (BOA número 42, de 7/4/95), si bien el artículo 149.1.23 de la Constitución Española reserva al Estado la competencia exclusiva para dictar leyes sobre protección del medio ambiente. Si ello lo trasladamos a 17 Comunidades Autónomas, entiendo que deberemos andar con cuidado antes de tomar una hierba del camino. Podríamos encontrarnos, sin pretenderlo, con multas tremendas por arrancar un tomillo sanjuanero, es decir, un thimus  loscosii,  o pescar un fraile, o sea, un blennius fluvialitis. Si el fraile es de otra orden, no sabemos a cómo nos saldría la broma. Con lo que piden “por el amor de Dios”, seguro que por la torta de un pan.

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