viernes, 10 de abril de 2015

La cara amable del neolibaralismo




Me llena de sorpresa que RENFE esté decidida a pintar el exterior de los trenes con anuncios publicitarios. Hombre, esas cosas quedaban bien en los tranvías y los trolebuses con aquellos anuncios de Anís del Mono, Espuma Saquito o Calisay cuando los tranvías eran de balconcillo y los trolebuses perdían el trole en cada curva. A la velocidad que circulaban, podían leerse sin dificultad. Pero en el caso de los trenes de alta velocidad la cosa cambia. Circulan con tal celeridad que resulta imposible poder contemplar cualquier soporte publicitario desde un páramo, salvo en los andenes de las estaciones en las que se detiene. Todo es empezar. Se empieza poniendo publicidad en los vagones de tren y se puede continuar en los trajes de torero (ya Luis Reina, el diestro de Almendralejo, lo hizo a mediados de los años 80 sin demasiado éxito. Concretamente en Plasencia, en agosto de 1987, con un terno azul y oro, en cuyas mangas figuraba el nombre de la marca de electrodomésticos japoneses Akai. Y antes, en los sanfermines de 1978, un espontáneo se tiró al ruedo de Pamplona y dio pases con una muleta en la que se leía: Amnistía/libertad), en las casullas de oficiar misa, en las togas de los magistrados, en los trajes espaciales, en las mitras obispales y en los cascos de bombero. Todo es cuestión de tener un buen sponsor. La publicidad es la cara amable del neoliberalismo. Interesa vender muchos teléfonos móviles pero jamás enseñar la esclavitud de los niños en busca del coltán, clave para la fabricación de componentes electrónicos y responsable de la guerra que sufre la República Democrática del  Congo. Interesa vender mucha ropa de Zara, pero nunca se habla de los sueldos miserables que se pagan en países lejanos por confeccionar la ropa que más tarde se luce en los escaparates de París o Londres, o en la neoyorquina Quinta Avenida, o sea. A mi entender, el Ministerio de Fomento no debería participar en ese triste juego. La ministra Pastor sabe de lo que hablo.

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