lunes, 17 de agosto de 2015

Error de protocolo




Lo sucedido en Yakarta ha sido un error de protocolo, como sucedió en el Giro de Italia en 2011 y en la final de la Copa Davis, en 2003, en Melbourne. Pero, curiosamente, nunca sucede una situación bochornosa semejante cuando el Rey acude a un país en visita oficial. Doy por hecho que en esas situaciones se miden más los detalles. En el caso de ahora, en el de Carolina Marín, se da la circunstancia de que la campeona del mundo de bádminton es tan jovencita (sólo tiene 22 años) que no entiende de errores de protocolo. En todo caso, esa muchacha se habrá llevado una sorpresa mayúscula escuchando como el himno de España cuenta con una letra que ella desconocía. Esa desagradable situación ha conmocionado a muchos ciudadanos, que han entendido que el himno cantado en Yakarta era franquista. Lo cierto es que la letra de ese himno, con algunas variaciones, la compuso José María Pemán por encargo de Miguel Primo de Rivera en 1928. Otra cosa, y en eso sí aciertan esos ciudadanos, es que fue obligatorio cantar el himno con letra de Pemán en las escuelas en horas lectivas. Como sucedió con el Cara al sol falangista y con el Oriamendi de los requetés, que comenzaba: “Viva Dios queridísimo / tengámoslo todos por dueño. / Vivan España y el País Vasco / y el rey legítimo”, etc., o dicho en vascuence: “Gora Jainko maite maitea / zagun denon jabe. / Gora Espania ta Euskalerria / ta bidezko errege”, etc., y que más adelante, con los arreglos musicales de Silvano Cervantes y la letra de Ignacio Baleztena, quedó así: “Por Dios, por la patria y el Rey / lucharon nuestros padres. / Por Dios, por la patria y el Rey / lucharemos nosotros también…”, etc., que durante la Guerra Civil se convirtió en himno de combate del Requeté y, como bien señalaba Iñaki Anasagasti, “por decreto de 27 de febrero de 1937 aprobado por el general Franco, canto nacional de la España Nacional, junto con el Cara al sol de la Falange y la Marcha Real (con letra de José María Pemán). Sin embargo, la versión oficial cambió la mención a la vuelta del Rey de España ("venga el rey de España a la corte de Madrid"), por “que las boinas rojas entren en Madrid”, más acorde con la nula voluntad de Franco de restaurar la monarquía”.

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