viernes, 28 de agosto de 2015

Ochos, pueblo fantasma





Miguel Martínez Tomey (Zaragoza, 1964), licenciado en Historia, en su trabajo “Ochos: un pueblo aragonés inexistente, en el Diccionario de Madoz", publicado en Argensola: Revista de Ciencias Sociales del Instituto de Estudios Altoaragoneses (número 101, 1988, pp. 211 a 216), descubre que abriendo el volumen XII del Diccionario  geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar de Pascual Madoz  (página 217) se puede leer de forma resumida que Ochos es un ayuntamiento en la provincia de Huesca, partido judicial y diócesis de Jaca y audiencia territorial de Zaragoza, situado sobre una peña cerca de un arroyo, consta de 22 casas, cárcel, fuentes, escuela de primeras letras y una iglesia construida en 1812, por haber sido quemada la anterior  el año 11 (sic) por los franceses. [Aquí hay algo que no parece exacto. En un año mal se pudo levantar la nueva iglesia]. Confina al norte con Panticosa, al este con Bubar (sic) [ Madoz habrá querido referirse a Búbal] y al oeste con Escarrilla. El terreno es cascajoso y de pizarra, todo secano, siendo sus principales montes el Paco y la Peña, que están aislados. La correspondencia se recibe de Bisecas. Martínez Tomey señala a pie de página que ha hecho comprobaciones relacionados con el Valle de Tena en la documentación de la Diputación Provincial de Zaragoza, en el Archivo Histórico Provincial de Huesca, en el Archivo Municipal de Tramacastilla y en diversos archivos particulares en el periodo que va desde 1845 a nuestros días sin obtener referencias. De la misma manera, se ha documentado en una edición facsímil de Fr. León Benito Martón titulado  Sallent, cabeza de El Valle de Tena, sus antigüedades y varonías insignes que ha tenido en Armas y Letras (Pamplona, 1750); en Plausibles antigüedades del célebre santuario de Santa Elena (ed. facsímil del Ateneo de Zaragoza, 1983); ha consultado los tres volúmenes correspondientes a Los pueblos y los despoblados de la Historia de Aragón (Agustín Ubieto Arteta, Anúbar ediciones, Zaragoza, 1984-86), etc., sin conseguir resultados que confirmen la existencia de Ochos.  En ese sentido, Martínez Tomey se pregunta: “¿A qué obedece, entonces, la existencia de esta voz presenta como perteneciente al Valle de Tena?”, concluyendo que “este núcleo no ha existido nunca en Aragón, al menos con ese nombre”. Lo malo es que a Pascual Madoz tampoco podemos preguntárselo, ya que le sorprendió la muerte en Génova durante el viaje que  hizo junto a la legación que se trasladó hasta Florencia para ofrecer la  corona de España a Amadeo de Saboya. Dejémoslo así. Ochos es, sin duda alguna, un lugar fantasma que bien hubiese merecido una leyenda de Bécquer.

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