viernes, 14 de agosto de 2015

Rabo de paja




Insisto en mi planteamiento. Si el exvicepresidente del Gobierno, Rodrigo Rato, se sentía “vulnerable” por supuestas amenazas en las redes sociales, lo correcto hubiese sido, como en el caso de cualquier otro ciudadano, acercarse a la comisaría más próxima y presentar la correspondiente denuncia. Rato, implicado en tres causas por delito de corrupción, tiene rabo de paja y sería conveniente de que no se arrimase a la candela. Quizás, lo que realmente teme Rato es que se le pueda  recortar su escolta (como le sucedió al juez Garzón), que pagamos todos los españoles con nuestros impuestos. Ignoro el grado de preocupación que tiene Rato por esa “fundada” preocupación que le afecta, según parece, al grado de su seguridad personal. Vino a decir el ministro Jorge Fernández Díaz en la Comisión de Interior del Congreso que a él no le preocupa los problemas que Rato pueda tener con la Agencia Tributaria, pero sí su seguridad. Una reunión “rara” de la que los ciudadanos nos enteramos tarde y por la prensa. Y Mariano Rajoy ha confesado que a él le ocurrió lo mismo. Lo que ya no se sabe es de quién tiene miedo Rodrigo Rato. Como bien señalaba el socialista Antonio Trevín, “lo único que puede preocupar al exvicepresidente económico es la cuestión procesal”. Si tanto miedo tiene a las amenazas por twitter, ¿qué hacía Rato paseando en vespa por Gijón, bañándose en la piscina del Club de Regatas o tomando la brisa marina la cubierta de un yate? El ministro del Interior ha tenido muchos errores. De todos ellos, la “ley mordaza” y su encuentro con ese presunto delincuente en su despacho oficial el pasado día 29 por espacio de dos horas son, a mi entender, los más preocupantes. Todos los españoles somos vulnerables y no disponemos de escolta.  Por vergüenza torera, Fernández Díaz debería dimitir de su cargo.

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