miércoles, 16 de septiembre de 2015

El nuevo padre Peyton





Dice Antonio Gala en su columna de hoy en El Mundo que “no está la Magdalena para tafetanes”. Julio Llamazares, en El País, al referirse a los refugiados, señala que “nosotros somos los que nos refugiamos detrás de nuestros Gobiernos, pero, como no lo sabemos o no podemos reconocerlo, llamamos refugiados a los que vienen pidiendo ayuda como siempre hicieron los pobres y los desheredados de la fortuna en la historia”. (…) “Tan solo la imagen de un niño ahogado que, al vestir exactamente igual que nuestros hijos y no como un pordiosero, nos hizo caer en la cuenta de que podía haber sido nuestro nos hizo despertar y pasar a la acción dejando nuestros refugios y nuestra confortable seguridad. ¿Por cuánto tiempo? Por el que dure en nuestras retinas la imagen del niño ahogado, me temo. Después volveremos a nuestras fronteras, a nuestras reticencias, a nuestras fortalezas defensivas semejantes a aquélla desde la que el teniente Drogo esperó con miedo toda su vida la invasión de los tártaros en la novela del italiano Dino Buzzati”. Pues sí, no está la Magdalena para tafetanes. Obama le ha dicho a Felipe VI que “el mundo necesita una España unida”. Pues nada, volveremos a colocar en nuestro escudo patrio aquello de “una, grande, libre”, como llevaba el águila rampante de san Juan a modo de fular de tela fina, o de tafetán, del que se apropió Franco. Y lo que desea el paternal Obama, que parece el jefe del clan de La Casa de la Pradera, es que con sus sesudos consejos vuelva Artur Mas al redil, intentaremos que vuele el águila en libertad sobre esa España unida y sacrosanta, agrandada y rumbosa, a la que le daremos de comer en nuestra mano y a la que invitaremos a que aterrice en el aeropuerto de Castellón, o en el de Ciudad Real, que para gustos se hicieron los colores. Obama, que ya tiene lo que quería, es decir, la base militar de Rota a su servicio, pretende además ejercer de Patrick Peyton con los españoles, haciendo una especie de apostolado del rosario en familia, la familia que reza unida permanece unida, y aquí no vale que Cataluña y los catalanes que la conforman pueda ir por libre, a su bola. Ellos, los norteamericanos, ya tuvieron su Guerra de Secesión y saben de qué hablan. En fin, Obama podía haberle dicho al Rey de España que está alarmado por la corrupción política y económica que no cesan, o por la sevicia de los vallisoletanos contra el toro Rompe Suelas. Pero no, esas cosas, como decía La Codorniz en su sección  “La cárcel de papel”, por ser considerados delitos de menor cuantía no es necesario que pasen a la jurisdicción de más altos y severos organismos. Amén.

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