martes, 29 de septiembre de 2015

Picaresca





La crisis económica y laboral está agudizando la imaginación de los pícaros hasta límites insospechados. Lo último, el “timo del chorizo picante”. Según leo en  “El Correo de Zamora”, la Guardia Civil ha detenido en Puebla de Sanabria a un timador que actuaba en Galicia, Asturias y País Vasco. Su modus operandi consistía en acercarse a un establecimiento hostelero cuando el empresario del negocio se encontraba ausente, y presentar a uno de los empleados un paquete “pedido por el dueño”. El empleado firmaba un albarán y le hacía entrega del importe reclamado: 90 euros sin IVA. Cuando llegaba el dueño y abría el envío que no recordaba haber solicitado, se daba cuenta de que en su interior “solo había un solo chorizo picante, o tres chorizos criollos o un pequeño trozo de panceta”. Una vez detenido el autor, se supo que se trataba de un hombre de 37 años, vecino de Móstoles y que sobre él había una treintena de denuncias. El Juzgado de Instrucción de Puebla de Sanabria le puso en libertad con cargos tras prestar declaración. A mi entender, esos delitos de menor cuantía no pasan de la anécdota. Son, a la postre, artimañas para ir saliendo del paso. El “timo del chorizo picante” me da pie, sin embargo, para comentar algo sobre “El guitón Honofre” de Gregorio González, manuscrito que un ciudadano francés, Paul Langueard, encontró en 1927 una de las cajas que un librero de viejo de París exponía en la calle para su venta. Se trataba de un original castellano escrito en 1604. Langueard lo compró entusiasmado, sabedor de que era contemporáneo de “El Buscón” (Quevedo, 1626) y de “Guzmán de Alfarache” (Mateo Alemán, 1599). Al parecer, su primer poseedor fue Carlos de Arellano y Navarra, a quien el autor dedica la obra y se la entrega aquel año. A partir de ese momento se pierde la pista del manuscrito durante cien años, hasta que en 1706 aparece en manos de un partidario de Felipe V, que lo utiliza para pasar una información confidencial a un amigo que se encontraba en el Virreinato del Perú. Se produce la Guerra de Sucesión entre Borbones y Austrias. Leopoldo de Trazegnies Granda, autor del libro “A los leyenderos de Cervantes & Cía” cuenta en su libro: “el desconocido poseedor de ‘El guitón Honofre’ le transmite a su corresponsal en Lima que "Francia pone ducientos (sic) mil hombres en campaña" para reforzar el sitio de Barcelona a favor de Felipe V. El informador, al parecer bastante exagerado, lo hace escribiendo su mensaje secreto en las guardas finales del legajo: "Amigo y querido mío, estas nobedades (sic) te escribo con este artificio...". Y se despide: "Hasta que nos veamos fuera de aquí y en nuestra amada patria España...". Por estas palabras podemos deducir que el remitente de la carta probablemente formaba parte de los ejércitos del rey Borbón y no se encontraba en ese momento en España, tal vez estaba en Flandes, sin embargo ¡llevaba consigo el manuscrito! que utiliza para mandarle la información al amigo residente en el Perú. De esta manera el manuscrito pasa por primera vez en un galeón a América a principios del siglo XVIII. Se desconoce quién era el personaje al que iba dirigido el mensaje secreto ni lo que hizo con el legajo. Muy probablemente, consciente de la importancia del documento, lo entregara él mismo o sus descendientes, a la biblioteca de la capital del Virreinato. El manuscrito conserva la huella de su paso por esa institución mediante un sello borroso, al que le faltan algunas letras, que figura en la parte inferior izquierda del folio 2v y que también reaparece en el folio 40v y 80v: BIBLIOTECA [PUBLI]CA DE LIMA.” Posiblemente aquel manuscrito permanecido en la Biblioteca de Lima  ciento setenta y cinco años. Dio tiempo a que el Perú se independizara de España y se estableciera como una república (1821) y entrara en guerra contra Chile (1879-1883). La Biblioteca Nacional de Lima  fue saqueada e incendiada por los soldados chilenos en 1881. No se sabe con certeza si el manuscrito formó parte del botín de la Guerra del Pacífico y llevado a Chile, o robado de la Biblioteca antes de la ocupación chilena. También se desconoce cómo regresó a Europa. Puede ser que el ladrón del manuscrito lo vendiera en Francia  a principios del s.XIX y terminase en la librería de lance donde fue adquirido por Langueard. Cuenta Leopoldo de Trazegnies en su libro que “en 1930 el bibliófilo francés escribió un artículo describiendo su hallazgo en la ‘Revue Hispanique’. En 1956 Joseph H. Silverman, de la Universidad de California, se interesa por el manuscrito y Paul Langeard le comunica que ya no lo tiene en su poder que, unos años después de la publicación del artículo, se lo había vendido a la William Allan Neilson (Library of Smith College.Northampton, Massachusetts). De esta manera “El Guitón” había vuelto en 1936 por segunda vez a América, esta vez a la del Norte y suponemos que por vía aérea. Después de diez años de gestiones con la biblioteca del Smith College, entre 1956 y 1965, Silverman, consigue una copia fotográfica del manuscrito. Y en 1967 el departamento de español del Smith College accede a que la señora Hazel Genéraux Carrasco prepare una edición crítica de la obra”.

1 comentario:

Leopoldo de Trazegnies Granda dijo...

Le agradezco sus comentarios y transcripción del capítulo de mi libro "A los leyenderos de Cervantes & Cia". sobre esta singular y poco conocida obra de la picaresca española publicada por primera vez en Carolina del Norte en 1973.
Un abrazo
Leopoldo de Trazegnies Granda