viernes, 25 de diciembre de 2015

"El barco"




Pasado mañana, 27 de diciembre, hará 79 años de la matanza en el barco-prisión Alfonso Pérez, fondeado en el puerto de Santander. En su interior se encontraban mi abuelo José Antonio y su hermano Juanito, que salvaron la vida casi de milagro. Mi abuelo José Antonio, hasta días antes cajero de la sucursal del Banco de España, había sido denunciado por el entonces director Eladio Villanueva García. Los datos que a continuación detallo están sacados del artículo SS Cantabria (1919) y recogidos por “El cuévano del Pasiego” (23/04/2011). Sólo haré referencia hoy a la historia de ese vapor al que en Santander llaman “el barco”. Pues bien, ese vapor fue construido en los astilleros J. Coughland & Sons  de Vancouver, Canadá, en 1919. Fue botado como War Chief y formaba parte de otros ocho barcos denominados Dollar. El barco, encargado por la Imperial Munitions Board, fue comprado en su viaje inaugural por la compañía de Ángel Pérez, cambiando su nombre a Alfonso Pérez. Pero aquel barco tenía el problema de su alto consumo y resultaba caro como mercante. Y esa fue la razón por la que permaneció largos periodos atracado en los muelles de Santander. Como consecuencia de la Revolución de Asturias, en 1934, al fracasar ésta y estar las cárceles españolas llenas de presos, se habilitó, entre otros, el Alfonso Pérez como prisión. Al comenzar la Guerra Civil fue utilizado nuevamente para esos menesteres. El 27 de diciembre de 1936 la aviación franquista bombardeó Santander, causando unos 70 muertos y 50 heridos. Al cesar los bombardeos llegó la venganza, con el resultado de 156 asesinados del barco en sólo unas horas. El 27 de febrero de 1937 cesó como barco-prisión. El 26 de agosto de 1937 soldados de la IV División Navarra y la División  Vittorio tomaron Santander sobre el mediodía. Se hicieron  17.000 prisioneros y muchos de ellos fueron fusilados de inmediato. Pero antes de ello, al ser requisado el barco por el Departamento de Navegación del Consejo de Santander, Palencia y Burgos, se le cambió el nombre por el de Cantabria, realizando servicios a favor de la República. El día 2 de Noviembre de 1938 el Cantabria navegaba por el Mar del Norte con destino Leningrado. A bordo iban 45 personas (33 miembros de la tripulación y 12 pasajeros), incluida la familia del capitán, Manuel Argüelles. Cerca del mediodía, el capitán observó que un barco parecía seguirles y, después de cambiar de rumbo varias veces, comprobó que el barco perseguidor era el Nadir, al servicio de los rebeldes. Pasado el mediodía el Nadir ordenó detenerse al Cantabria  y al hacer  éste caso omiso comenzó a disparar. En ayuda del Cantabria acudieron varios pesqueros que faenaban en esa zona, lo que hizo que el Nadir detuviese su ataque. Una vez los pesqueros se alejaron y el Cantabria volvió  a estar a tiro, el Nadir reanudó los disparos, destruyendo el puente del Cantabria a cañonazos. Rodeando al barco republicano, el Nadir siguió disparando cañones y ametralladoras, inutilizando el motor del Cantabria, que ya había denunciado el ataque por radio, lanzando un SOS. A las cinco de la tarde salió en su ayuda el bote salvavidas H. F. Bailey. Del Cantabria, en llamas, embarcó parte de la tripulación y de los pasajeros en sendos botes; no lo hizo el capitán Argüelles, su familia y el tripulante Joaquín Vallejo, que permanecieron a bordo al temer ser capturados por el enemigo. El Nadir dejó de disparar, pero continuó en las inmediaciones. Un mercante británico y otro noruego no se atrevieron a intervenir. Algunas unidades de la marina británica fueron enviadas para evitar que se realizasen ataques dentro de sus aguas territoriales. Otro mercante británico, el Pattersonian, que llegó en respuesta a su petición de socorro, se interpuso entre un bote salvavidas y el Nadir, que se estaba acercando, rescatando a once miembros de la tripulación. Los ocupantes del segundo bote fueron capturados por el Nadir. Ya era de noche cuando llegó el H. F. Bailey y rescató al capitán Argüelles, a su familia y a Joaquín Vallejo. Justo después se hundió el Cantabria, que se convirtió en la tumba de Juan Gil, la única víctima. El Nadir más tarde se llamaría Magurio e Isla Gomera (más conocido como Naranjito), respectivamente.  Desde que cambió de armador y adoptó su último nombre, sólo hacía labores de cabotaje. La noche del 13 al 14 de abril de 1946 naufragó y se hundió a una milla del cabo de Palos. Había salido días antes de Cartagena con destino a Barcelona llevando un cargamento de naranjas. La tripulación pudo salvarse.


(Fuente: elcuevanodelpasiego.wordpress.com)

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