viernes, 11 de diciembre de 2015

Revoltijo de amenidades





Leer la prensa ahora, cuando se acaba el año, es como para echarse a llorar: un marido despechado, alto funcionario del Consejo balear denuncia al obispo de Mallorca, Javier Salinas, por “relación impropia” con su mujer, muy religiosa y activa militante del PP, ante la Nunciatura; se conoce la muerte de un policía español, Gabino Sanmartín Hernández, en un atentado en Kabul. Rajoy nos deja mucho “más tranquilos” al informar a los medios que el ataque no iba dirigido contra la Embajada de España sino contra una casa de huéspedes a pupilaje anexa. Raro, muy raro; Ignacio Villa se gastó durante el tiempo en el que estuvo al frente de la Televisión de Castilla-La Mancha 134.000 euros en comidas “de trabajo” con su visa opaca. Por si ello fuera poco, fichó a una periodista para cubrir noticias desde Hong-Kong por 12.000 euros al mes, en unos momentos en los que la televisión de la Comunidad que presidía Cospedal tenía un déficit de 10 millones de euros; una mujer se quema a lo bonzo en Barcelona; otra mujer, portuguesa de Aveiro, de 91 años, muere durante un juego sexual “fuera de control” con un vecino de 49 con el que mantenía relaciones; las últimas encuestas dan al PSOE unos resultados en las urnas por debajo de Podemos; y Raúl del Pozo señala en su artículo de El Mundo de hoy algo inquietante: “Coinciden las dos religiones [cristiana y mahometana] en que en el Juicio Final las putas calaveras beberán agua hirviendo”. No, si ya verás como al final tenia razón Quique Artiach cuando escribió en su blog (ayer) que este underground que nos ha tocado en suerte se parece mucho al “nuevo concepto de bar submarino privado de luz natural y lleno de jóvenes camareras, sin experiencia, sin oficio, sin ganas de aprenderlo y sobre todo en tirantes, pasando la axila por encima de las tapas y de los churros”. ¡Ya nos vale, ya…!

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