lunes, 8 de febrero de 2016

El otro bucle melancólico





Cuenta Jon Joaristi que sostiene Slavoj Zizek que “el populacho siempre se desmanda en los carnavales”. También, según Víctor Lenore (El País 01/04/2011): “el profesor esloveno tiene un discurso adictivo donde se mezclan política, psicoanálisis, lucha de clases, taquillazos de Hollywood y algún chiste grueso”. Y en una entrevista de ese diario, ante la pregunta de “en su libro El acoso de las fantasías (1997) explica que los medios audiovisuales pueden emborronar nuestra percepción de la realidad”, Zizek responde: “Muchos se quejan de que Twitter o Facebook son comunidades artificiales, sucedáneos de la interacción humana cara a cara. Yo celebro estas comunidades artificiales; te permiten escapar de tu lugar asignado en la sociedad. Imagina vivir en un país como Arabia Saudí. Yo me sentiría liberado usando Twitter”. Sí, personalmente entiendo que lleva razón en lo que afirma. Es como disponer de una moto en un pueblo de cabras. Es la única manera de poder evadirte unas horas de un lugar donde nunca ocurre nada y donde ese desinterés colectivo termina por agarrotarte. Y Zizek, a propósito de su libro Living in the end times (2010) responde al periodista: “Me encanta una anécdota, seguramente apócrifa, de la Primera Guerra Mundial. Un puesto militar alemán escribe un telegrama a sus aliados austriacos: ‘Aquí la situación es seria, pero no catastrófica’. La respuesta dice: ‘Aquí la situación es catastrófica, pero no seria’. Esta última frase define nuestra época. Nos cuesta tomar en serio la debacle a la que nos enfrentamos. No soy un ingenuo, ni un utópico; sé que no habrá una gran revolución. A pesar de todo, se pueden hacer cosas útiles, como señalar los límites del sistema. Muchos sabemos que unas cuantas reformas no van a sacarnos del atolladero”. Ahora, tras leer las respuestas de Zizek al periodista, voy comprendiendo por qué le gusta tanto a Pablo Iglesias el filósofo Zizek. Y ahora comprendo, de la misma manera, la inquina (y la posición de “prevengan” en la prensa escrita) que los dos grandes partidos que nos gobernaron en alternancia durante los últimos 35 años (y que están a punto de perder sus privilegios) sienten ante la aparición en la escena política de Podemos, una coalición de partidos rompedora. Sólo hay que escuchar las últimas declaraciones de Alfonso Guerra (un dinosaurios a punto de extinción, que hasta hizo uso de un avión Falcon  para ir a los toros) para saber en qué punto del panorama político nos encontramos, y que yo celebro por lo que tiene de esperanzador para millones de ciudadanos que lo están pasando mal en un país, el nuestro, que en boca de Guerra “no lo iba a reconocer ni la madre que lo parió”.

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