domingo, 8 de mayo de 2016

A vueltas con La Alcarria





El topless lo inventaron las Tetas de Viana, esos oteros que se yerguen en todo su esplendor entre Añazón y Viana de Mondéjar. Para subir el último tramo de uno de los dos conos truncados se habilitó una escalera de hierro. Eso ayuda mucho. Yo las contemplé de lejos desde Solanillos del Extremo, donde paré a comer de alforja en la tapia del cementerio hace ya más de cuarenta años. Hasta  allí se cuenta que corrieron muchos italianos huyendo del infierno de Brihuega. Otros tiraron hacia Cifuentes por el puerto del Membrillo. Muy cerca queda Trillo, cuyo escudo heráldico representa una puente de un solo ojo. Los de la Real Academia de la Historia le añadieron al blasón dos ojos más a la puente sobre el Tajo, pero el escudo oficialmente aprobado nada tiene que ver con la realidad de la puente, que es de un solo arco de luz, se mire por donde se mire. (Ver foto). Trillo es pueblo con central nuclear, balneario, lazareto y miel de mucha calidad de espliego, romero y tomillo. A los miembros de la Real Academia de la Historia, sobre quiénes doy por supuesto que sabrán contar hasta tres, incluso hasta doce, les invitaría a acercarse por esa ciudad alcarreña para que contemplasen in situ el pasadero medieval superviviente a la Guerra de Sucesión, a la Guerra de la Independencia y a la Guerra Civil Española. En todas esas situaciones bélicas se intentó su voladura sin éxito. Solo quedan pequeñas cicatrices en la piedra, o sea, las huellas de unos huecos en los sillares.

No hay comentarios: