domingo, 24 de julio de 2016

Paisaje desde Starbucks




Cada vez que me acerco a Madrid  tengo por costumbre tomar café en una especie de glorieta de la calle Fuencarral. Se está divinamente después de comer, cuando el sopor presenta factura. Es el trozo peatonal de esa calle que más me gusta. Pues bien, enfrente, justo enfrente del Starbucks, donde dan un café excelente, está la calle Augusto Figueroa. Fue al principio de esa calle, donde todavía hoy se encuentra la ermita del Humilladero revestida de ladrillos rojos, cuando el 12 de julio de 1936 cuatro pistoleros de extrema derecha (carlistas pertenecientes al Tercio de requetés de Madrid, según el historiador o falangistas según otros autores como Paul Preston) dispararon contra el teniente de la Guardia de Asalto José del Castillo Sáenz de Tejada sin darle tiempo a sacar su arma reglamentaria. Auxiliado por el periodista Juan de Dios Fernández Cruz, que casualmente pasaba por el lugar, fue trasladado a una casa de socorro cercana donde ingresó cadáver. Curiosamente, era pariente de los Primo de Rivera. A Castillo se la tenían jurada desde los sucesos del 14 de abril, durante los actos conmemorativos de advenimiento de la II República, donde resultó muerto el alférez de la Guardia Civil, De los Reyes. Hubo manifestaciones y en la represión ante los sucesos de orden público subsiguientes murió Andrés Sáenz de Heredia por disparos de un agente de la Guardia de Asalto. Éste era primo de José Antonio. Y resultó herido de gravedad, por supuestos disparos del propio teniente, un joven militante carlista, el estudiante José Llaguno Acha. Castillo estuvo a punto de ser linchado por los manifestantes. Ahí comenzaron las amenazas de muerte contra su persona, que se materializan aquel 12 de julio. Al día siguiente, de madrugada, era asesinado José Calvo Sotelo, cuyo cadáver apareció tirado a las puertas del Cementerio del Este. Fue la segunda opción. Antes habían ido en busca de José María Gil-Robles, que no se encontraba en su domicilio por haberse trasladado para pasar unos días de descanso a Biarritz. Cuatro días más tarde se sublevaban las fuerzas en Melilla y comenzaba la Guerra Civil.


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