jueves, 10 de noviembre de 2016

Antropología del parentesco





Los datos son elocuentes. El Ayuntamiento de Zaragoza, que preside Pedro Santisteve, de Zaragoza en Común, dedica 100 euros por persona y año a Servicios Sociales: Huesca, presidido por Luis Felipe Serrate, del PSOE; y Teruel, con Emma Buj al frente, del PP, sólo dedican 50 euros en cada una de esas dos ciudades. Dicho eso, alguien debería explicar a qué dedican los socialistas y populares el dinero de sus arcas municipales. Pero, a otra cosa, mariposa. Antonio Burgos, que ayer escribía sobre el II Año Triunfal, la alternativa en 1937 de Pascual Márquez por Fuentes Bejarano y de la posible canonización de Muñoz Seca y otros 43 mártires de la guerra, aprovechó el viaje con  el recorrido de su pluma para recordar en ABC de Sevilla una vez más, ya no sé cuántas veces lo ha nombrado, a su abuelo político “don Julio Herce Nogales, fusilado en Guadalcanal por el terrible delito de ser de comunión diaria y de ir con devocionario a misa”. No cabe duda de que tuvo mejor suerte Antonio Limones, al que fusilaron pero no mataron,  y al que sacaron de la cárcel con su abuelo político el 13 de agosto de 1936, y también que su tío político, Julio Herce Perelló, fusilado el 29 de julio de ese año.  Sobre su tío político, del que ignoro si también iba a misa con el devocionario y comulgaba diariamente,  me consta  -y así lo dejó Burgos escrito- que siendo estudiante de Derecho fundó la Falange en Sevilla. En ese caso, y por lo que se desprende, ya no fue ejecutado por el “terrible delito” de ir con el misal en la mano. Con ello no trato de justificar lo que a todas luces fueron dos viles asesinatos. Pero recuerdo a Burgos que sobre la represión en Sevilla, el exgobernador Varela calculó unos 6000 muertos mientras que Antonio Bahamonde, exdelegado de prensa de Queipo de Llano, escribió que fueron 20.000 sólo en Sevilla capital. Se ha comprobado que entre julio de 1936 y febrero de 1937 fueron arrojados a la fosa común del cementerio de San Fernando 3.028 cadáveres anónimos, probablemente todos muertos a manos de los sublevados, incluido el alcalde Horacio Hermoso y el presidente de la Diputación Provincial, José Manuel de Puelles. Todos los años, al llegar noviembre, la prensa de la derechona que tanto odia la Ley de Memoria Histórica, a la que Rajoy le quitó dotación presupuestaria, ventila los sucesos de Paracuellos de Jarama. Pues bien, puestos a recordar, recordemos todo. A unos les fusilaron por fascistas; a otros, por defender la libertad y el Estado de derecho que constituía la Segunda República. A Burgos, ya de paso, le recuerdo que hay parentesco por afinidad, por consanguinidad y por adopción. Y que las relaciones establecidas por compromisos religiosos no se consideran parentales, forman parte de una categoría distinta que en antropología del parentesco se llama parentesco ficticio. Que Burgos, nacido en 1943, nos venga ahora con el trágico fin de un abuelo político que no conoció, qué quieren que les diga, es como si yo escribo ahora sobre el pronunciamiento liberal de Riego en Cabezas de San Juan, o sea.

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