domingo, 27 de noviembre de 2016

El monte de las ánimas





Dejo la Sierra de Guadarrama y retorno a Zaragoza. La cabra siempre tira al monte, al monte de las ánimas, y por la trocha repaso algo de la prensa de Madrid donde se cuenta que ha muerto la condesa viuda de Montarco, Rosario Palacios, hija del juanista Julio Palacios y esposa que fuese de Eduardo Rojas Ordóñez, cofundador de Falange Española. Pero días pasados también murió la senadora Rita Barberá en la habitación 315, la última del pasillo, del madrileño Hotel Villa Real, de cinco estrellas (100 euros más IVA, precio especial para políticos de postín), donde no hacía mucho rato (nueve y media de la noche) había pedido al servicio de habitaciones una copa de güisqui JB y una tortilla de patata. Rita Barberá estaba investigada por presunta corrupción. Algunos políticos, que últimamente no se dejaban ver con ella ni en pintura, pasaron del  caloret del foc i la flama al desprecio más absoluto, pero supieron sacar, eso sí, su vena artística y llorona a la hora de los elogios funerales. Muchos políticos que tienen  rabo de paja  respiraron más tranquilos. Rita ya no podría seguir declarando ante el fiscal Conde-Pumpido. Ha hecho mutis por el foro y, como dicen por Castilla la Vieja, en boca cerrada no entran moscas. “¡Qué hostia... qué hostia!”.   También murió Fidel Castro, el marxista-leninista que se apoderó por todo el morro en La Habana de la casa a mis abuelos paternos. Dejo, como digo, la Capital de la Sierra, a la que los de allí llaman Collado Villalba, cuando estaban colocando en sus calles el tinglado de las luces navideñas y cuando el pico de Peñalara me saludaba jubiloso con sus primeras nieves.

No hay comentarios: