domingo, 23 de abril de 2017

Espectáculo desolador






Estaba duro Hermann Tertsch con su canto a la desesperanza ayer en ABC. En su artículo Desolación y orfandad, Tertsch ponía el dedo en la llaga: "Donde creían tener un campo amable para preparar la siguiente legislatura de subsistencia, comprueban que lo que tienen delante es una inmensa escombrera. Y quizás en ascuas. Es lo que tiene subsistir sin ideología ni ideas, ni planes ni programa. Lo que tiene estar obsesionados en la autodefensa, en refugiarse en armonías ficticias, huir del conflicto, ignorar o dar patadas hacia adelante a todo problema y comprar tiempo de gobierno hasta a los peores enemigos de la legalidad, de la convivencia, de la unidad nacional". (...) "Estallan conflictos internos con fantasmas del pasado que siempre son presente cuando nada se quiere dirimir. Y no existe ya cohesión ni en torno a ese líder inmutable, convertido en patético personaje sin nadie que le diga una verdad, le muestre la realidad ni corrija sus deformaciones". Lo del “Caso Lezo” lo conocían todos, pero esperaban, también Cifuentes, que nadie levantase la alfombra del Canal de Isabel II. Dice Alberto Garzón que “los corruptos son los que ponen los fiscales anticorrupción”, en referencia al fiscal Manuel Moix, calificado por Ignacio González como “uno de los suyos”. Sigue diciendo Tertsch: “El espectáculo es desolador. Porque no se le adivina consuelo. No hay en el escenario político y en los cuadros dirigentes de la sociedad española nada ni nadie que ofrezca el músculo moral y político para un golpe de timón que saque a España de este desesperante tratamiento extremo de la alternancia entre náusea y zozobra. Los que no tuvieron el patriotismo y el sentido del deber de abandonar la escena han servido de pretexto para que irrumpan en ella manadas de ignorantes, oportunistas, savonarolas semicultos y hampones. Y no hay patriotismo y sentido de deber que convoque a los mejores españoles a la política y al servicio público. Quienes podrían ayudar huyen de la política como la peste que hoy parece”. Más claro, agua.

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