domingo, 16 de abril de 2017

Una receta original





Juan Joaquín Bañolas (1882-1930) fue un empleado de Correos en Caspe que escribió infinidad de cuentos de trazo costumbrista y que colaboró en El mercantil, El Guadalope y Heraldo de Aragón. Muchos de esos relatos los recopiló en dos libros: El rincón del fuego (1924) y La fuga de las brujas (1925). En su relato El apego a la vida, describe que un médico amigo suyo decía que las gentes de nuestros pueblos aragoneses resumían en cuatro las enfermedades de los adultos: pasmos, sustos, debilidades y ardores. Y para combatirlas no tenía más fe que las medicinas de los cocimientos, los ladrillos calientes y los talegos de patatas asadas, como sudoríficos; las sangrías para sacar  la mala sangre; los huevos “regiraus”, el caldo de gallina, la almendrada, los esponjados y los bizcochos, para fortalecerse; y las horchatas y claras batidas, como refrescantes. En cuanto a reconstituyentes, no se deberían administrar otros que las costillas asadas, las presas fritas y el vino rancio. Cuando el enfermo se atrevía con el “verduraje”, el vino tinto y el pan correoso, ya estaba bueno.

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