jueves, 4 de mayo de 2017

Como dos exvotos





Ayer escribía sobre el fallo del jurado del cartel ganador de las fiestas pilaristas,  “A la j, jota”, donde una pierna femenina asomaba de entre el vuelo de un vestido. Me acordé de que en 2002  Santiago Lorén Berdusán con su cartel “Virgen viva” representaba sobre un fondo blanco una mano abierta, que simbolizaba la corona de la Virgen saliendo de un cachirulo. Ni me gustó el cartel ganador de entonces ni me ha gustado el de ahora. El brazo y la pantorrilla de ambos carteles pilaristas son dos exvotos plasmados en sendas estampas devotas, en este caso en dos carteles lúdicos que forman parte del mito que nos retrotrae al milagro de Calanda y al caso del infortunado Pellicer, sin la ayuda de cirujanos, barberos y boticarios; o al caso del milagro de la batalla de la Montaña Blanca (1620); o a lo acontecido en la batalla de Lutzen (1632), en la que muere Gustavo Adolfo tras varios disparos de bala y caer finalmente del caballo ya dentro de las filas enemigas, aunque la leyenda franciscana afirme que fue asaeteado con flechas lanzadas por una imagen de la Inmaculada portada por sor María de Ágreda. Me gustaría saber qué vio en el cartel de Santiago Lorén la entonces concejala de Cultura Verónica Lope, o que ha visto en el cartel de Javier Martín Martín el edil Fernando Rivarés, para  hacerles ganadores de los concursos en 2002 y en 2017, respectivamente. Hay mucho misterio devocional en torno a la columna de jaspe.

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