domingo, 9 de julio de 2017

Señeras, esteladas y mantecadas de Astorga





Tanto los “telediarios” como los tertulianos televisivos, donde curiosamente siempre está presente Marhuenda, este verano sólo tienen dos temas monográficos: Venezuela y Cataluña. Aburren a las ovejas. Ya ha salido Leopoldo López de la cárcel de Ramo Verde. Y Rodríguez Zapatero (al que le dijo Aznar en el encuentro de los tres jarrones chinos en Vocento que tuviese cuidado si iba por Venezuela) se atribuye el éxito de la excarcelación. Eso es lo que se llama reinar después de morir, como Inés de Castro. Todavía quedan cosas por ver. Ojo a la gota fría. Aquí va a resultar que el peor presidente de la democracia se puede convertir en el Marqués de Caracas a nada que se le insista un poco a Felipe VI, que cosas más difíciles se han visto. Lo de Cataluña es distinto. El Gobierno no sabe por dónde frenar a Puigdemont, y Rajoy, desde Hamburgo, señalaba a la prensa: “Les voy a decir lo que yo estoy dispuesto a hacer: haré exactamente lo contrario de lo que está haciendo él, que es liquidar la Constitución y la ley”. Rajoy equipara a la Constitución y la ley con las liquidaciones y rebajas de El Corte Inglés. O es más explícito, o no se le entiende. ¿Aplicará el artículo 151 de la Constitución? ¿Enviará al ejército?... ¿Qué piensa hacer? ¿Esperar que las cosas se arreglen solas? A los ciudadanos, más pragmáticos, nos viene a la cabeza el 6 de octubre de 1934, la figura de Lluis Companys y el efímero Estado Catalán de la República Federal Española que sólo duró 10 horas. A Domingo Batet, con mando en plaza, le impondría el Gobierno presidido por el pusilánime Lerrux posteriormente la Laureada de San Fernando, justificada “por la templanza y el dominio de la situación”. Pero, ironías de la vida, el general laureado por la República sería fusilado el 18 de febrero de 1937 por los rebeldes, al negarse a ponerse al frente de la sublevación en Barcelona (por haberse fiado de Mola durante su entrevista en el monasterio de Irache el 16 de julio de 1936, donde Mola le dio su palabra de honor de que no formaría parte de la sublevación militar) ante la insistencia machacona del coronel Moreno de sumarse a la sublevación sólo dos días más tarde. En resumidas cuentas, como Rajoy está dispuesto a hacer lo contrario de lo que haga Puigdemont, ya puede ir preparando otro barco (entonces fue el vapor “Uruguay”) para meter  en sus bodegas a media Cataluña que dice tenerlo claro. La otra media Cataluña, la que duda, se opone o espera a ver cómo transcurren los acontecimientos, ensaya su posible decisión del 1 de octubre deshojando margaritas. Otro 1 de octubre, hace 81 años, tuvo lugar en una ceremonia solemne celebrada en la sede de Capitanía General de Burgos la investidura de Franco como jefe del Estado. En fin, como en verano se toman vacaciones y hay tiempo para todo, recomiendo la lectura de “El arte de matar”, de Jorge M. Reverte (RBA libros). Es de fácil lectura. A ver si nos vamos enterando de lo que vale un peine.

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