lunes, 22 de enero de 2018

El tesorín de Buckingham





Leo en la prensa que se ha hallado un tesoro de más de 100 años durante unas reformas en el Palacio de Buckingham. Resulta que ese tesoro no es otra cosa que algunos trozos de recortes de periódicos y algunas cajetillas vacías de cigarrillos Player's Navy Cut, como los que vendía Serafina, la cerillera del zaragozano El Tubo, siempre sentadita ella entre el Restaurante Colás, con langostas vivas en su escaparate y el Bar La Viña P, especializado en bocadillos de calamares. Con  el tiempo todo ha cambiado. En El Tubo desapareció el olor a fritanga y, tras un tiempo en erial en el que El Plata se había quedado mudo, volvió por sus fueros con unos bares donde ahora sirven unas tapas de autor y unos vinos de marca en copas enormes. También desaparecieron los salones de limpiabotas. Pero Serafina, como el ave Fénix, surgió de sus propias cenizas en forma de cabezudo. Le llaman La Cigarrera y cometieron el error de quitarle el cigarrillo de los labios para no dar mal ejemplo en esta sociedad tan aséptica de lo que supone el fenómeno letal del tabaquismo. Lo que ya no sé es si el cigarrillo que Serafina siempre llevaba en la boca era de ‘Bisonte” o de "Player’s Navy Cut", donde en la tapa de su cajetilla aparecía la figura de un marinero llegado en un barco al anochecer, como cantaba Concha Piquer. Aquel tabaco rubio se lo proporcionaban soldados de la Base Americana. Pasado el tiempo me enteré de que Serafína se llamaba en realidad Herminia Martínez Linés. Le llamaban Serafina porque su marido se llamaba Serafín. Murió en casa de su hijo Alfredo, en Nuez de Ebro, en febrero de 2011, después de haber pasado los tres últimos meses enferma. La derrotó un cáncer de páncreas, que le atacó de lleno cuando tenía más de ochenta años. Todo marchó bien para ella hasta que, en septiembre de 2009,  la Guardia Civil detuvo al marido de su nieta en la autopista cuando regresaba de La Seo de Urgel con 252 cartones de cigarrillos y 57 cajetillas de puritos Rossli. Y se acabó el carbón. Aquel día, muchos clientes suyos murieron en la folla. De Serafina sólo queda su recuerdo, ay, como en el tango: “La esquina del herrero barro y pampa, / tu casa, tu vereda y el zanjón / y un perfume de yuyos y de alfalfa / que me llena de nuevo el corazón”. El tesorín hallado en las reformas del Palacio de Buckingham es, pues eso, simple polvillo de mariposa.

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