jueves, 25 de enero de 2018

Sevilla y los turistas




Dice  Antonio  Burgos en ABC que Sevilla está harta de recibir turistas: “Los que no quieren más turistas son los empresarios que precisan que no están contra el turismo, sino contra esta masificación indiscriminada de visitantes de baja calidad, peor estofa y bajísimo nivel adquisitivo, que no se gastan un duro, que a lo mejor ni pernoctan siquiera en Sevilla, no compran nada, ni un delantal de faralaes, y lo ponen todo perdido, teniendo nosotros que pagar luego la limpieza”. Vamos, que lo que los empresarios sevillanos desean es que Sevilla se convierta en Davos, esa asamblea de señoritos pijos que se alojan en hoteles de 5 estrellas, se bañan con champán francés y se permiten señalar desde sus torres de marfil cómo deben manejarse los jefes de los Estados y los presidentes de los Gobiernos de esos Estados para que su particular fiesta no decaiga. Son los amos del cotarro y en el Mundo se hace lo que dicen ellos. Nuestro país se ha convertido, más para bien que para mal, en la tercera fuerza turística, tras Estados Unidos y Francia.  Ha recibido más de 80 millones de turistas de todos los pelajes y unos dejan más dinero que otros, claro, pero todo el parné que se dejan unos y otros viene de perlas a una región, Andalucía, que contempla una de las mayores tasas de parados con respecto al resto de las regiones. El turismo representa en estos momentos el 16 por ciento del PIB.  Matar a la gallina de los huevos de oro no es difícil. Sólo hay que proponérselo.  Sevilla es una bella ciudad digna de visitarse. Lo que ya no sé es si los turistas compran delantales de faralaes, castoreños de picadores de toros, abanicos o música de flamenco. Eso ya no importa. Los empresarios, que yo sepa, no corren con la limpieza pública fuera de sus establecimientos comerciales. Esa es labor municipal, ¿o no es así, señor Espadas? Tampoco encuentro relación directa  entre los turistas que dejan poco dinero y la suciedad de las calles. El bajo nivel adquisitivo no está reñido con la higiene. La podredumbre, si acaso, anida en aquellos miserables que, con dinero de dudosa procedencia ocultado en paraísos fiscales, se esconden en el “coto privado” de  Davos para reírse de los ciudadanos que pasan apuros para llegar a fin de mes; y que, pese a todo, son capaces de donar órganos, de colaborar con bancos de alimentos,  de ser solidarios con el que sufre, de ayudar a hijos y nietos en paro y de cumplir con el Fisco para mantener hospitales, carreteras y  hasta despachos oficiales de corruptos impresentables aferrados al sillón, al coche oficial y a la mamandurria. Y que en su acendrado cinismo entienden, como entendía Sartre, que el infierno son los demás. Dicen que Dastis  ha sufrido una lipotimia. ¡Pues sí que estamos bien!

No hay comentarios: