Ada Colau, alcaldesa de Barcelona, quitó la estatua y el nombre
de la calle al Marqués de Comillas,
que tanto hizo por Barcelona. Bueno, Antonio
López tuvo luces y sombras. Ya está. Pero la alcaldesa ha ido más lejos.
Pretende ahora quitar la calle a un héroe en la guerra de Cuba, al
almirante Pascual Cervera Topete. Quiero pensar que Ada Colau es consciente
de lo que desea hacer, no vaya a ocurrir que confunda al almirante Cervera con
el crucero ligero “Almirante Cervera”,
que estuvo durante la Guerra Civil al servicio de los rebeldes. Porque, de ser
así, entenderíamos que la alcaldesa confunde el culo con las témporas. Pero su
mayor asombro, si cabe, es el de transformar la actual Carrer de l'Almirall Cervera, situada en la Barceloneta desde
1949, por la del actor catalán ya
fallecido Pepe Rubianes,
especializado en mimo, imitaciones y monólogos. Ese actor había nacido en
Villagarcía de Arosa en 1947 y se le recuerda por haber sido protagonista de una polémica por su intervención
el 20 de enero de 2006 en
el programa El Club de la televisión pública
catalana TV3, en la que, respondiendo a una pregunta del
presentador Albert Om sobre su actitud respecto a la unidad de España, señaló: “A mí,
la unidad de España me suda la polla por delante y por detrás, que se metan a
España en el puto culo, a ver si les explota dentro y les quedan los huevos
colgando del campanario”. Posteriormente, como consecuencia del revuelo
organizado por sus malsonantes palabras, que hoy estarían tipificadas como un
delito de odio, se vio obligado a rectificar: “Yo
insulté a la España que mató a Lorca.
Respeto a la España democrática y constitucional. Esta España me merece todos
mis respetos y, además, pertenezco a ella”. En fin, nunca he comprendido la
razón de desvestir a un santo para vestir a otro. A mi entender, Ada Colau
debería recapacitar. España tiene memoria histórica, afortunadamente.
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