jueves, 14 de junio de 2018

¿Fin del culebrón?



En un artículo en Público, “El insecto que jugaba a balonmano”,  Juan Carlos Escudier analiza la sentencia del Tribunal Supremo sobre Urdangarín, y critica las palabras de la ministra Dolores Delgado cuando dijo que “la justicia es igual para todos”. Un cuento –según Escudier—que no se lo creen ni los niños. Y sigue señalando ese articulista que “Urdangarin ha sido el tonto útil de esta causa porque, en realidad, lo que se juzgaba no eran sus mordidas a las diferentes administraciones con las que pagaba la reforma de su palacete de Pedralbes y su colección de pisos, sino la manera de actuar de una familia que durante décadas se ha abrigado con un manto de impunidad que sólo nos ha permitido ver a última hora los dedos de sus pies”. (…) “Si Urdangarin usó su matrimonio con la infanta como un ‘trampolín’, era su suegro el que estaba abajo con la manguera rellenando la piscina, el mismo al que no se pudo citar por su condición de inviolable y que, como reconocía el juez Castro, hubiera debido comparecer como imputado y no como simple testigo”. (…) “La infanta, muy afectada, sigue sin explicarse por qué su marido ha de ir a la cárcel por hacer lo que siempre había visto en casa. Vuelve a hacerse la tonta como en el juicio. Urdangarin es la cabeza de turco de la familia, el dique de contención, el chivo expiatorio, un insecto musculoso que jugaba a balonmano”.  En resumidas cuentas, aquí no pasa nada. Ya verá el lector cuánto tiempo permanece Urdangarín en el talego. Supongo que se hará un paripé  y colorín, colorado. En abril de 2016  Pilar de Borbón, hermana del Emérito, reconoció haber tenido una sociedad “offshore” (Delantera Financiera) en Panamá entre  1974 y2014. ¡Veinte años! De hecho, figuraba en Los Papeles de Panamá, esa  gigantesca lista extraída del despacho de abogados panameños Mossack-Fonseca. Y, curiosamente, aquella disolución societaria se produjo sólo cinco días después de la proclamación de Felipe de Borbón como rey, en junio de 2014. Y conocido su caso, uno más entre los muchos que se fueron conociendo a cuentagotas, la Casa Real se puso de perfil y un portavoz de la Zarzuela aclaró que Pilar de Borbón (Cannes, 1936) no era miembro de la Familia Real ni de la familia directa del rey. Vale, así es si así os parece, pero seguía entonces y sigue ahora siendo infanta de España sin ser hija de rey, que nunca lo fue su padre, sino por deseo expreso de su hermano, plasmado en el Real Decreto 1368/1987, de 6 de noviembre. Tiene tratamiento de Alteza Real y es, además, duquesa de Badajoz por Decreto 758/1967, de 13 de abril. ¿Qué dijo entonces la Agencia Tributaria?  No lo recuerdo.  Y no quiero terminar sin contar una anécdota curiosa. Su padre, Juan de Borbón, intentó por todos los medios casar a Pilar con Balduino, rey de los belgas, y a ese país se trasladó con Fabiola de Mora y Aragón, que iba en calidad de acompañante. Y miren ustedes por dónde, Balduino se prendó de la acompañante, se ennovió y casó con ella. De hecho, yo solía ver en bicicleta por el malecón de Zarauz a la pareja en tiempo de estío (donde también veraneaba un hermano de Fabiola, Gonzalo, marqués de Casa Riera) hasta que por evidentes razones de seguridad optaron por veranear  en Motril.

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