lunes, 23 de julio de 2018

A verlas venir



Ignacio Camacho, en su artículo de ABC, “Del portazo al desplome”, afirma que “Rajoy no vio venir a Casado. Lo desdeñó como antes a otros fenómenos emergentes: a Podemos, a Cs, a Pedro Sánchez hasta un minuto antes de su golpe de mano”. (…) “Quizá lo que más irrite a los tardomarianistas es que su fracaso representa una vendetta indirecta del Congreso de Valencia de 2008, cuando Rajoy se decidió a liquidar al aznarismo. El triunfador ha recuperado los conceptos de Aznar y de Aguirre, los valores orillados del liberalismo de la mayoría social, y se ha impuesto moldeándolos con su propio estilo, directo, elocuente, emotivo”. Esperemos para ver. La derecha se ha escorado a estribor y lleva camino de recuperar los casi tres millones de votos perdidos y trasvasados a Cs. Ya en enero pasado, FAES anunciaba que “ni el PSOE ni el PP han perdido los votos que han perdido por ser el PSOE y el PP, sino, más bien, por dejar de serlo sin dar explicación alguna de ello y ambos han dejado a la intemperie a una parte muy significativa de su electorado, lo que han sabido aprovechar los partidos emergentes”. Lo cierto es que el panorama político actual, con Casado en la Presidencia del PP y Sánchez en la Presidencia del Gobierno va a mover las encuestas de forma salvaje. Se volverá al bipartidismo (como en el viejo Pacto de El Pardo: rey, cortes, constitución y turno) y los partidos emergentes formarán parte de esas nuevas encuestas de forma residual. Hasta el rabo todo es toro y el baile de los gráficos y de los parámetros de ponderaciones estadísticas no ha hecho más que empezar. Quedan dos años por delante hasta las elecciones generales; y, antes de ello, el ensayo de las municipales, autonómicas y europeas. Ahí veremos por dónde van los tiros, o si la cabra tira hacia los Picos de Urbión o hacia la Sierra de Armantes.

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