jueves, 8 de noviembre de 2018

Estupor




Una noticia aparecida en la prensa me llena de estupor. En la reciente historia de España fueron cinco los presidentes de Gobierno asesinados: Juan Prim, en la madrileña calle del Turco en 1870; Antonio Cánovas, en el balneario de Santa Águeda (Mondragón) en 1897; José Canalejas, junto a la librería San Martín, en la Puerta del Sol, en 1912; Eduardo Dato, cerca de la Puerta de Alcalá, en 1921; y Luis Carrero, en la madrileña calle de Claudio Coello, en 1973.  Lo intentaron con Antonio Maura, que fue apuñalado con un cuchillo de cocina por Joaquín Miguel Artal frente a la iglesia e la Merced, en Barcelona, cuando rodaba en coche descubierto el 12 de abril de 1904.  Un año antes, en abril de 1903, había sido elegido presidente del Consejo de Ministros (entonces se llamaba de ese modo a los presidentes de Gobierno) Francisco Silvela. Pero en diciembre de ese año dimitió. Le sustituyó Maura, que dimitió en diciembre de 1904. Le sustituyó Marcelo de Azcárraga, que apenas duró un mes en el cargo. Así, en enero de 1905 le sustituyó  Raimundo Fernández Villaverde, que convocó elecciones generales ocho meses más tarde. Ahora la sorpresa la ha dado un vecino de Tarrasa, Manuel M.S., detenido por los Mossos d’Escuadra. Se trata de un vigilante de seguridad que conservaba en su domicilio todo un arsenal de armas cortas y largas. Pretendía vengarse de Pedro Sánchez por su deseo de exhumar a Franco en Cuelgamuros.

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