viernes, 19 de abril de 2019

Cine de barrio


Ayer, en mi chat “Fantasías recurrentes” comentaba el asomo de Aznar, Botella, Zoido y Barreda a un balcón sevillano para ver pasar en procesión a la Virgen de la Caridad, de la Hermandad de El Baratillo, ceñida con un fajín de Franco; y comentaba, también, un precedente parecido cuando se procesionaba  a la Macarena con el fajín de Queipo de Llano. Pues bien, hoy deseo hacer referencia a un artículo de Sergio Villalba Jiménez, en El Correo de Andalucía titulado “Fe y fajines”,  donde  su autor comenta que  “Este año la malagueña Congregación de Mena pidió por carta a los líderes del Partido Popular, Ciudadanos y Vox que no asistieran al traslado del Cristo de la Buena Muerte para que el acto no se convirtiera en asunto electoral”. (…) “Consciente de tradiciones y patronazgos religiosos en el ámbito castrense (Inmaculada Concepción, Virgen del Carmen, Virgen de Loreto, santa Bárbara, etc.), creo que es tiempo de ir relegando estas manifestaciones a la esfera personal o a los espacios patrimoniales museísticos, de manera que no haya vinculación expresa de una entidad pública a cualquier doctrina religiosa”. (…) “No sé si se opinaría lo mismo si viésemos en otros países e imágenes religiosas, por ejemplo la Cruz de Hierro de Primera Clase conseguida por Adolf Hitler o bien una estalinista Estrella de Oro de Héroe de la Unión Soviética, por citar dos tiranías”. El artículo es extenso,  pero aquí lo dejo. A los políticos de la derecha, en periodo electoral, claro, les entra un raro fervorín y un extraño misticismo estos días. Sin ir más lejos, hoy Viernes Santo aparecía en la procesión del Santo Entierro de Zaragoza Pablo Casado, dice que en “visita privada”, acompañado de  Eloy Suárez y Luis María Beamonte. Salía del interior de la iglesia de san Cayetano (que es el lugar de donde salen todas las procesiones, entraba en el Colegio Notarial y más tarde se colocaba en un lugar muy visible de una calle cercana y céntrica para estrechar manos de personas anónimas que le saludaban.  Como dice en su artículo Sergio Villalba, “parece que se está normalizando las ganas del enfrentamiento ideológico sin tapujos y que al señor Abascal le funciona la acusación de “derechita cobarde”, para que lo injustificable se produzca y empiece una suerte de nueva cruzada con ostentación de palmarés y medallero al más ultra: lo veremos el 28 de abril”. Aquí ya sólo falta crear la figura de otro monseñor Guerra Campos, volver a editar El Alcázar y sacar el palio de paseo por las catedrales (con gusano dentro), para que la fiesta no decaiga.  

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