sábado, 20 de abril de 2019

I tot aixó, ¿qui ho paga?



Lo leído hoy sábado en la prensa me deja estupefacto. Dice la nota de Heraldo de Aragón: “Una iniciativa de Suma con Ciudadanos anima a la gente a registrarse en una plataforma de ese partido a cambio de muchos premios y sorpresas”. Pero, ¿cuál es la sorpresa? ¿La “chochona”, como en las tómbolas de la Caridad? De momento sólo sé que una de esas sorpresas consiste en ir de cañas no sabemos por dónde ni en qué lugar con Inés Arrimadas. Y ahora llega otra pregunta, parecida a la que hizo Josep Pla a los tipos que le acompañaban en helicóptero en una vista nocturna de Nueva York: “I tot  aixó, ¿qui ho paga?”. Aquí la pregunta sería: ¿La consumición la paga Arrimadas, Rivera, su partido, o el maestro armero? Si les digo la verdad, yo no iría de cañas con Inés Arrimadas. No sabría de qué hablar con esa resabidilla con cara de saberse los misterios del santo rosario; y, además de ello, no me gusta ir con una mujer de ”pagafantas”. Inés Arrimadas me parece una mujer cansina, de voz monocorde y de una belleza incompatible con mis gustos carpetovetónicos. Es como una versión moderna de Inés de Castro, que reinó después de morir. Mejor no, de ninguna manera saldría con ella. No me sentiría cómodo con alguien que afirma que “los socialistas quieren romper España” y que tiene un presidente de su partido, el tal Rivera, que parece un vendedor de calzoncillos “Cañamares” al por mayor y al detall. Imaginen por un momento que en la barra del bar apareciese Cayetana Álvarez de Toledo hablando en francés, o con acento argentino, y sacara, como el sinvergüenza que se desabrocha la gabardina y enseña sus partes pudendas a las colegialas, su esquema de la evolución del paro en azul y rojo, en un intento de demostrar tanto al camarero como a nosotros que con la burbuja del ladrillo creada por Aznar hubo menos desempleo y nos salieron los sudamericanos, como los piojos, por las costuras de la ropa. No, definitivamente no iría de cañas con Inés Arrimadas. Sería como hacer unos ejercicios espirituales en Loyola.

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