jueves, 23 de mayo de 2019

El polo del caimán



La noticia de que la marca Lacoste cambia su logo de cocodrilo por el de especies en peligro de extinción va a romper los esquemas de muchos pijos de puerta de bar con copa de balón de gin-tonic en mano, polo con banderita española rodeando el borde de la solapa, pantalón color garbanzo de pitillo muy por encima de los tobillos, chaqueta tan estrecha que pareciese que la guardaran de la primera comunión y mocasines de corte ancho. Este verano, esa pintoresca  tribu deberá adquirir los polos de piqué con figuras de diferentes animales en peligro de extinción: la marsopa del Golfo de California, la tortuga Batagur de Birmania, el lepilemur del Norte, el rinoceronte de la Sonda, el gibón de Cao-vit, el loro Kakapo, el cóndor de California, el saola, el tigre de Sumatra y el ciclón de la isla de Anegada.  Pero lo van a tener más fácil los sub-saharianos  manteros del “barato-barato”.  Cualquier animal que incrusten como logo en el pecho de los polos que venden en las calles añadirá glamur y se venderá como rosquillas. Esos Lacoste outlet con logo falsificado tendrán de ventaja para los vendedores ocasionales  que tampoco el cliente de “medio pelo” preguntará de qué animal se trata, por evitar ser tomado por inculto, es un suponer.  Hasta ahora, los polos de Lacoste falsos solían tener la boca más abierta aún y el escamoso rabo como más elevado, de tal manera que más que un cocodrilo del Nilo parece un caimán cubano, que no es menos perturbador. La compañía fundada en 1933 por el tenista Jean René Lacoste, alias  Crocodile (1904-1996), ganador de 7 torneos de Grand Slam, fabricó la conocida prenda para ser utilizada en ese juego inglés del mismo nombre que tanto gustaba a Alfonso XIII. Disponía de dos botones en las solapas para evitar que se movieran durante la cabalgadura y utilizó como emblema de la marca un caimán gigi verde. El juego de polo dejó de ser olímpico en 1936.

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