Leo en el diario ABC
que “Iglesias y Zoido se enzarzan por la crítica de Podemos a las donaciones de Amancio Ortega”. Pablo Iglesias
entiende -y así lo ha dejado claro en Twitter-
que “una democracia digna no acepta limosnas de multimillonarios para dotar su
sistema sanitario, les hace pagar los impuestos que les corresponden y respetar
los derechos de los trabajadores”. Cosa distinta es conocer dónde se
distribuyen los recursos donados, en evitación de que puedan generarse graves
desigualdades entre regiones. Es decir, si Amancio Ortega decide regalar un
acelerador de radioterapia valorado en siete millones de euros (como hizo el
pasado marzo al Hospital Vall d’Hebron, de Barcelona), que lo regale. Le
quedamos agradecidos, pero que no indique dónde debe ser instalado. ¿Por qué no
puede instalarse ese mismo sofisticado aparato en el Hospital “Obispo Polanco”
de Teruel, o en el Hospital de Valdecilla, de Santander? Desde el momento que la “Fundación Amancio Ortega” decide dónde hay que instalarlo, no cabe
duda de que se producen agravios comparativos entre las distintas regiones. Por
ello, parece necesario que sea el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar
Social el que decida, siempre con criterios objetivos, en qué hospital y en qué
lugar de España se necesita instalar esa o cualquier otra donación privada que ayude a sanar al
enfermo y que el ciudadano siempre recibirá con los brazos abiertos. Que sepa
Pablo Iglesias que la donación de un acelerador de radioterapia a hospitales que
ayudan en el amejoramiento de los enfermos de cáncer nunca es la limosna de un
rico sino un “milagro”. Y yo, que creo en los milagros, me agarro a ellos cuando
veo a un niño con leucemia o a un joven derrotado en una cama de hospital. Como
dice el viejo refrán castellano: “Más vale tener que no desear”. En este caso
salud, la mayor riqueza. Por otro lado, me llena de estupor otra noticia
aparecida hoy en El Correo de Zamora
referida a la ciudad de Toro. Resulta que los candidatos de Podemos a ese
Ayuntamiento critican algunas líneas que marcan el programa electoral del PSOE;
entre ellas, la intención de procurar un Parador Nacional de Turismo en la
Ciudad de Doña Elvira. La candidata del partido morado, Loli Carreras (en la foto), por aquello de “manifiesta lo que propones, que yo
me opongo”, ha dicho que “no se puede
añadir competencia a una de por sí ya empobrecida rama hotelera”; y añadía: “Tratemos
de enriquecer nuestra ya existente oferta de hospedaje y ya vendrán tiempos en
que acometer proyectos que compitan con un sector fortalecido, y no al
contrario”. Para la tal Loli Carreras termino con otro viejo refrán: “Camarón
que se duerme se lo lleva la marea”. ¿Y ese partido político de ultraizquierda
pretende ser socio del futuro Gobierno de Sánchez?
Pues que Dios nos pille confesados.
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