martes, 21 de mayo de 2019

Sonata de primavera



Válgame san Cojoncio el susto que me he llevado viendo a Valle Inclán presidiendo la Mesa de Edad en el Congreso de los Diputados. Yo lo imaginaba en el Pasadizo de San Ginés comiendo churros con Alejandro Sawa y mirándose en los espejos que deforman las figuras; pero no, él está sentado en el sillón de Ana Pastor, serio y circunspecto. Me he vuelto a sosegar después de tomarme una infusión de tila, encomendarme a san Gennaro, cuya pequeña estatuilla tengo junto a unos libros de Austral, y leer el ABC con devoción franciscana.  Él, ahí sentado presidiendo el Hemiciclo tampoco es el espectro del corregidor  de Calatrava, Gonzalo de Ulloa, en la Hostería del Laurel. Se trata de Agustín Javier Zamarrón, médico y diputado del PSOE por Burgos. La cosa se pone en marcha. Esto no hay quien lo pare. Y el buzón de mi casa se llena de correspondencia de aspirantes a cargos de concejales, de diputados a las Cortes de Aragón y al Parlamento Europeo.  Todos me tutean como si me conocieran de toda la vida, como si nos hubiésemos sentado en el mismo pupitre de “Apellániz” de la escuela de Primeria, y piden mi voto como el acólito de la parroquia cuando pasa el cepillo a la feligresía mientras dice en tono monocorde y sin mirar a nadie: “Dios aumente la caridad”. En la radio de mi cuarto de escribir, que cada vez se parece más a una celda frailuna, suena “A vucchella” de Tosti, aria napolitana que me eleva el espíritu: “Sí, comm’a un sciorillo /tu tiene na vucchella /un poco pocorillo appassuliatella. /Meh, dammillo…”. En la calle sopla el cierzo, ese ventolín molesto que todo lo arrebata. Ahora la radio cuenta que El Prado busca salidas de emergencia para “Las Meninas” y otras 249 obras pictóricas. Maritxell Batet, ya presidenta de la Cámara Baja con el apoyo de Podemos y PNV, deberá hacer algo similar a lo que proyecta el Museo en la Carrera de San Jerónimo.  La XIII Legislatura arranca briosa y bueno será procurar que, como sucedía con las viejas “lambrettas”,  la bujía chispeante del deseo de cambio no haga la “perla” en pleno descampado.  

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