El 18 de agosto de 1936 fue el asesinato en barranco
de Viznar (Granada) de Federico García
Lorca, un maestro de Pulianas cojo de nombre Dióscoro Galindo y los banderilleros: Francisco Galadí y Joaquín
Arcollas. Lo que muchos lectores posiblemente desconozcan es que aquel
mismo día, en las tapias del cementerio de Córdoba era fusilado y enterrado en
una fosa común un joven fiscal, de nombre Gregorio
Azaña Cuevas, hijo de Gregorio Azaña
Díaz y de Amparo Cuevas. Su
padre había fallecido en Zaragoza en 1934 siendo presidente de la Audiencia
Provincial. El joven fiscal había nacido en Alcalá de Henares en 1909. En la tarde del 18 de julio se encontraba en
el Gobierno Civil aconsejando al gobernador civil Antonio Rodríguez de León para que no entregara el mando a los
sublevados. Ocupado dicho Gobierno por las fuerza disidentes fue detenido bajo
el mando del recién nombrado Jefe de Orden Público Luis Zurdo Martín. Su muerte fue consecuencia de mala suerte, pues
la víspera se encontraba en Alcalá de Henares de vacaciones y fue telefoneado
para que regresase a Córdoba en razón de su cargo. Su padre, Gregorio Azaña
Díaz, se había casado dos veces. En 1910 consiguió aprobar oposiciones a
Judicatura y su primer trabajo como juez instructor fue en Alhama de Granada.
Allí falleció su mujer, Amparo. Posteriormente estuvo destinado en Baza,
Almería, Alcoy, Valencia y, finalmente, en Zaragoza, donde siendo presidente de la Audiencia Provincial,
como decía, falleció el 24 de noviembre de 1934. Sus restos mortales fueron
trasladados a Alcalá de Henares. Se dio la circunstancia de que su hermano
Manuel no pudo asistir a su entierro por encontrarse privado de libertad a
bordo del destructor “Sánchez Barcaíztegui”,
atracado en el puerto de Barcelona,
acusado sin ningún fundamento de haber sido instigador de los sucesos de
Asturias. (Ver causa 81/1934). Lo cierto es que Manuel Azaña se había reunido
el día de su detención en el Hotel Colón de Barcelona con 30 dirigentes de Esquerra
Republicana. A decir verdad, Manuel se negó a ser conducido esposado para
asistir al entierro de su hermano. El 3 de enero de 1934 se había casado en el
Pilar una hija de Gregorio, Ana Azaña
Cuevas con el ingeniero agrónomo Antonio
Martínez Díaz. A aquella boda asistió su tío Manuel y el banquete se
celebró en el céntrico Gran Hotel. Como dato curioso, en el diario ABC (edición de la mañana, domingo, 25/11/34,
página 47) aparece una breve reseña sobre su fallecimiento de apenas diez líneas
en la segunda columna.
martes, 30 de julio de 2019
Tres paisajes
Desde los andenes de la estación de ferrocarril de
Terrer (Zaragoza), ahora convertida en apeadero, me impresionaba observar de
niño la Sierra de Vicor, que se veía de color azul. Algo que contrastaba con
los pinares de la Sierra de Pardos, en el eje Noroeste-Sureste, que
transformaba su paisaje en color verde por la densa vegetación de pinos y
carrascales; y con la Sierra de Armantes, al sur del Moncayo, formada por capas de yesos lacustres de
aspecto lunar y de 11 kilómetros de longitud, donde destacaban el pico Los
Castillos, el pico Maño Maño y el Cerro de la Cruz. Parecía increíble que en
tan poco espacio geográfico se pudieran contemplar tres paisajes tan próximos y
tan distintos. La impresionante Sierra de Vicor, que cuenta con el Pico de la
Nevera, aunque su máxima altura es el Pico del Rayo en el término de Inogés, cuenta
desde los Acuerdos entre España y los Estados Unidos en los años 50 con un Escuadrón
de Vigilancia Aérea. Termina en llanura y deriva en dos pequeñas formaciones:
Sierra del Espigar y Sierra Modorra. Y en el valle, el río Jalón, nacido
en
la Fuente Vieja, al pie de un cerro aislado dentro del término municipal de Medinaceli,
discurre sin prisa hasta encontrarse en Calatayud con el río Jiloca, nacido en
los Ojos de Cella, que desde ahí marcha ya como una sola arteria hasta su
desembocadura en el Ebro, en Torres de Berrellén; la vieja carretera radial N-II
que partiendo de la madrileña Puerta del Sol muere en La Junquera; y el trazado
decimonónico de vía única y sin electrificar para la circulación de los convoyes
en dirección a Madrid o en dirección a Zaragoza desde mayo de 1863. Hoy el
trazado de la carretera, ahora convertida en la autovía A-2, es distinto.
También, las viejas vías decimonónicas del MZA se han desdoblado y
electrificado, Y en paralelo circulan trenes de alta velocidad sobre un ancho
de vía estándar. Aunque parezca una paradoja, hoy en España existen seis anchos
de vía: el ancho español (1.672 mm) usado en la línea 1 del metro de Bacelona; el
ancho ibérico (1.668 mm) equivalente a seis pies castellanos; el ancho
internacional (1.435 mm); el ancho madrileño (1.445 mm) del metro de Madrid; la
vía estrecha (1.000 mm) de la antigua FEVE; y la vía de 914 mm, equivalente a
una yarda inglesa, que utiliza el ferrocarril y el tranvía de Sóller, en
Mallorca. Todo cambia, menos el paisaje. Si vas a Calatayud puedes preguntar por la Dolores sin que se enfade mi amigo Antonio Sánchez Portero y, de paso, comprobar que sigue intacta la misma orografía:
la que vio el Cid Campeador en su
camino hacia la conquista de Valencia en 1094 y la que vieron mis ojos de niño fascinado.
Esto es, una sierra azul, una sierra verde y una sierra ocre, tirando a color
maleta. Tres buenas patas para el trípode de una máquina fotográfica donde
puede poner el ojo con acierto uno de los mejores fotógrafos que ha dado
Aragón: José Verón Gormaz, leal
amigo y virtuoso maestro.
lunes, 29 de julio de 2019
Maura
domingo, 28 de julio de 2019
Abandono
Los lugares abandonados producen unas veces nostalgia
de un pasado que no volverá; otras, una rara sensación de escalofrío. Hay pueblos
desiertos en los que se respira una cierta zozobra y sitios que recuerdan
tiempos de mayor esplendor: entre ellos el sanatorio de Cesuras (La Coruña), un
edificio modernista para tuberculosos cuyas obras se paralizaron en 1930 sin
haber llegado a funcionar. Fue construido por el arquitecto Rafael González Villar en 1927; la estación de Canfranc, inaugurada en 1928 por
Alfonso XIII y que hace pocos años
se quiso adecuar para hotel, pero las obras siguen paradas; el viejo y
fantasmal pueblo de Belchite, arrasado durante la Guerra Civil; el palacio de El Canto del Pico, en
Torrelodones, de estilo eclecticista
construido en 1920 y regalado a Franco
por José María del Palacio Abárzuza.
En su predio falleció Antonio Maura el 13 de diciembre de 1925
al caerse de unas escaleras como consecuencia de un derrame cerebral; las viejas azucareras, desparramadas por todo el
territorio; el monasterio de san Pedro de Arlanza (Burgos), ubicado en Ortigüela,
cerca de Covarrubias y que funcionó desde el año 912 hasta la Desamortización
de 1835; etcétera. Si bien fueron abandonados sanatorios, fábricas, monasterios
y pueblos enteros, también fueron abandonados barcos mercantes. Sirva como
ejemplo el barco “Américan star”, que
comenzó a navegar en 1939 como “S.S.
América”, tras ser amadrinado por Eleanor Roosevelt y entregado a sus
propietarios el 2 de agosto de 1940. Tuvo un coste de 18 millones de dólares. Durante
la Segunda Guerra Mundial fue
militarizado con el nombre de “U.S.S.Westpoint”
y sirvió para el traslado de tropas y en la década de los 80 se transformó en
crucero de lujo, para más tarde convertirse en cárcel flotante. Había sido devuelto
a United States Lines en 1946, que hubo
de gastarse otros 6 millones de dólares para su acondicionamiento. Más tarde
pasó a otros propietarios, teniendo nombres como “S.S. Australis”, “S.S. Italis”, “S.S. Noga” y “S.S.
Alferdoss”, respectivamente. En la
actualidad permanece encallado en las playas de Garcey (Fuerteventura). En 1978
fue vendido a la neoyorquina Ventura
Cruises por 5 millones de dólares, el barco recobró el nombre de “S.S.
America” y fue destinado a cruceros cortos por Nueva Inglaterra, pero la
informalidad demostrada, las reclamaciones de sus clientes, la mala gestión y
una inspección de sanidad condujeron en pocos días al embargo y la subasta,
siendo readquirido por Chandris el 28 de agosto del mismo año
por un precio inferior al de su peso en chatarra y conducido a El Pireo. Cambió
de mano en 1993 por la compañía Chaophraya por 2 millones de dólares. El 15 de enero de 1994, con las
hélices desmontadas y propulsado por el remolcador ucraniano “Neftegaz
67”, el barco se dirigía con la intención de hacer escala en el
Puerto de La Luz y de Las Palmas, pero una tremenda tormenta dejó el barco a la
deriva. El barco terminó en partirse en dos con el fuerte oleaje. Y allí se
quedó, como se queda varada una caracola en la arena.
sábado, 27 de julio de 2019
La bicha
Ya hemos dado en Aragón con la bicha, un quelonio de tremendo mordisco
procedente de Norteamérica que nadie sabe de qué forma llegó a las aguas del
Ebro. Primero fue el siluro, un pez horroroso y de enormes proporciones que
puede vivir durante 70 años, que nada por el Danubio. Se sabe que unos alemanes los soltaron en el
pantano de Mequinenza en 1974 y que, desde entonces, ha diezmado a los peces
nativos, como el barbo, la carpa, la trucha y la madrilla. Más tarde aparecieron
las argentinas cotorras de Kramer, que llegaron a España de forma legal en 1986
para ser vendidas como mascotas. La agresiva avispa asiática llegó a Europa en
un cargamento de jarrones chinos. Ahora, el cangrejo azul se ha hecho dueño del
Delta del Ebro. Pero son muchas las especies invasoras: la rana toro, el
cangrejo rojo, el mosquito tigre, el galápago de Florida, el mejillón cebra… Y
se produce una lucha desigual donde lo autóctono es el perdedor. Algo parecido
sucede con las plantas invasoras: ailanto, camalote, caña, azolla, plumero,
etcétera. Por si ello fuera poco, vuelven a aparecer en España numerosos casos de
sífilis y de tuberculosis, sobre todo por la promiscuidad sexual y por la falta
de control sanitario de inmigrantes, dejando claro que no estoy en contra de la
inmigración ni con lo que uno pueda querer hacer con su cuerpo. Ni soy xenófobo
ni pretendo impartir lecciones de moral puritana y mojigata. Pero una cosa es
la xenofobia o la moral de sacristía y otra cosa muy distinta es la profilaxis
y el uso el condón. A nadie se le escapa que para la Iglesia Católica, si el
acto sexual se realiza fuera del matrimonio es un pecado (adulterio, en caso de
personas casadas; fornicación, en el de las solteras). Y si se realiza
haciéndolo artificialmente infecundo, también. Como digo, hay que tener cuidado
con la bicha, que sabe disfrazarse hasta detrás de una fina y elegante hoja de
culantrillo.
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