sábado, 14 de septiembre de 2019

Viejos periódicos



Como la prensa tiene poco que contar, si exceptuamos el desastre de la gota fría con un sexto fallecido en Orihuela, el rotundo “no” de Sánchez a Iglesias sobre un posible pacto de legislatura envenenado, y el descubrimiento de que “los amantes de Módena”, hace 1.600 años, eran dos hombres, opto por leer la prensa de hace 59 años. De hecho, tengo ante mis ojos un ejemplar de “La vanguardia” (entonces se llamaba “La vanguardia española”) correspondiente al sábado 2 de abril de 1960, donde a la derecha de la portada aparecen unos paisajes bucólicos y a la izquierda una foto de Gregorio Marañón pensativo, fallecido en la tarde del  27 de marzo anterior de una trombosis cerebral. El motivo de aparecer Marañón en aquella portada  era porque entre sus papeles inéditos habían aparecido unos versos suyos dedicados a Cataluña,  escritos por él en 1954. Llevaban el título de “Hoja de álbum”. Decían:
¡Qué cerca estoy de ti… sin saber cómo,
oh, tierra catalana!
La de las costas de las calas verdes,
la de los pueblos de las casas blancas,
la de los montes de olorosos pinos,
la de las vegas de las tierras grasas,
la que ha sabido hacer rumor bucólico
del trepidar fecundo de las fábricas,
la de los hombres graves y corteses,
que saben ser de ayer y de mañana.
¡Qué cerca estoy de ti…sin saber cómo,
oh tierra catalana!
 Aquel triste 27 de marzo, el ministro Castiella asistía a una misa solemne oficiada por el cardenal Spellman en la catedral de San Patricio de Nueva York.  Por la noche le fue ofrecida una cena en su honor por el representante de los Estados Unidos en las Naciones Unidas, Cabot Lodge, en el hotel Waldorf Astoria. Al tiempo, Kruschev se dirigía al Arco de Triunfo, en su visita a París. Qué lejos quedan ya aquellas noticias. El papel de prensa ha virado al color sepia. La oda de Marañón a Cataluña parece como el apacible canto de sirena varada en un arenal, bajo el cielo azulenco de Cadaqués. Aquel año (1960) dejaba la dirección de “La vanguardia española” el cartagenero Luis de Galinsoga, impuesto por Franco, por no entroncar con la realidad catalana. Antes había dirigido el ABC de Sevilla durante la Guerra Civil. Galinsoga fue destituido en un Consejo de Ministros celebrado en El Pardo el 21 de enero de 1960 y sustituido por el conservador  Manuel Aznar (abuelo de José María Aznar), fallecido en Madrid diez días antes que el generalísimo. Hay ocasiones en las que al muerto se le escapa el aire por los pliegues de la mortaja y hay que ponerle una pesada losa encima para que se le corte la respiración. Hasta es posible que leer prensa a la que se le ha aplicado censura previa sea poco recomendable. No están los tiempos como para templar gaitas.


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