Me da en la nariz que el problema que tiene el Partido Popular, si es que desea llegar al poder alguna vez, es Alberto Núñez Feijóo. Amenaza con una moción de censura al Gobierno si consigue los votos necesarios de PNV, Junts, Podemos y ERC para echar a Sánchez. Pero eso es una quimera, como lo es pretender llegar a la Luna mediante un cohete casero fabricado por el mago don Pirulo. No basta con alentar manifestaciones tumultuarias en las calles de Madrid denunciando semana tras semana con mayor intensidad la supuesta corrupción sanchista y la galopante descomposición del Gobierno. A mi entender, cuando un aspirante a gobernar se presenta como alternativa, debería tener claro, al menos, un programa de gobierno consistente. Solo el uso del insulto constante, el calumniar por si algo queda, o mirar constantemente y de reojo a Díaz Ayuso en cada mitin, por ver si a ésta le cambia el rictus de su cara, no constituye los cimientos necesarios para la construcción de un alternativa de gobierno seria. A Núñez Feijóo se le aparece cada noche a los pies de su cama el espectro de Pablo Casado defenestrado y eso le angustia al gallego sobremanera. Piensa entre fríos sudores que él puede ser el siguiente morlaco acalambrado devuelto al corral entre pitidos del respetable, gritos en la grada de sol y la, para él insoportable, risa de hiena de Santiago Abascal, sabedor de que su partido político le está comiendo terreno en las últimas encuestas. Luis María Anson, que no es precisamente el miliciano mandamás de la checa del convento de las Salesas, señala hoy en su artículo de La Razón que, de llevarse a cabo una supuesta moción de censura contra el Gobierno que preside Sánchez, sería necesario estudiar otras propuestas: “Serán muchos los españoles que atenderán a su llamamiento en las calles madrileñas el próximo domingo y que le respaldarían también si convocara una moción de censura, renunciando a presidirla, para que, con un presidente independiente [en referencia a Nicolás Redondo Terreros, o a “un juez independiente”] se convirtiera en el camino para la convocatoria de elecciones generales anticipadas”. No sé, no sé…, o mejor todavía, santa Rita de Casia, patrona de las causas imposibles y de los casos desesperados.
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