Leo en Heraldo de Aragón que Ibercaja Banco dará su nombre al nuevo estadio de fútbol de La Romareda. A cambio, esa entidad bancaria dará 10 millones de euros al Ayuntamiento a lo largo de la próxima década (hasta 2035), y esa aportación podría incrementarse hasta los dos millones anuales si el Real Zaragoza consiguiera ascender a Primera División, algo que hoy por hoy parece una entelequia. Pero aquí suceden dos cosas que no sé si están previstas en el contrato firmado: una de ellas es que en una década Ibercaja Banco podría sr absorbido por otra sociedad en el caso de salir a bolsa, donde ya ha hecho varios intentos fallidos. La otra, que dado el rumbo negativo del equipo de futbol, lo más probable parece que podría bajar a Segunda B en las próximas temporadas. En cualquiera de los casos, hay que tocar madera frente a los antojos insensatos de la alcaldesa Chueca. Esa cifra podría equivaler al 13% del coste total de la obra. Ya solo falta saber si Ibercaja Banco desgravará en sus impuestos la cantidad aportada en concepto de “obra social”, que aquí nadie da puntada sin hilo. Ya tenemos la cuatro patas del banco: el Club, el Gobierno de Aragón, el Ayuntamiento de Zaragoza y un banco que cobra abultadas comisiones a los clientes, muchos captados con la absorción de CAI, hasta por darle los buenos días al empleado del mostrador. De Azcón y de Chueca podemos esperar lo más imprevisible aunque nada bueno. El uno y la otra están atados de pies y manos por las bridas caprichosas de la ultraderecha, o sea, de VOX, socio de gobierno en ambas instituciones. Azcón no sabe por dónde le sopla el aire, como ha quedado demostrado en el mal funcionamiento de Educación y Sanidad entre otros servicios públicos transferidos, y Chueca se ha empecinado en administrar Zaragoza como si la Ciudad si fuese una empresaria de Ibex, ora a China, ora a Miami, y mañana puede que a Burundi para fichar a hutus y tutsis para la cantera blanquiazul de sus entretelas. En resumidas cuentas, la entrada de Ibercaja Banco en el equipo de fútbol de Segunda División se me antoja como una cacicada más de las que ya nos tiene acostumbrados la derechona nostálgica y esperpéntica que espera la resurrección de Franco montado en el carro de fuego de Elías. Esperar para ver. Tiempo le pido al tiempo, que tiempo el tiempo nos dará.
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