Por lo visto hay quien se inventa
títulos académicos y títulos nobiliarios, como es el caso de Noelia Núñez o de la Marquesa de Parabere, que se llamaba María Mestayer de Echagüe, gastrónoma
afamada que escribió estupendos recetarios sin haber pisado nunca un fogón.
Noelia Núñez, dicha sea la verdad, decía haber impartido clases de Ciencias
Políticas en una universidad privada, la Universidad
Francisco Marroquín, cuyos títulos solo estaban reconocidos en Guatemala.
Para más inri, esa universidad privada ha emitido un comunicado en el que niega
las funciones docentes de esa diputada y
aclara que solo es cierto que “fue invitada en agosto de 2022 al campus de Guatemala,
para compartir su experiencia personal en la política”. Se pasó de rosca. El caso de María
Mestayer, falsa marquesa de Parabere, es distinto. Al ser hija del diplomático
francés Eugenio Mestayer Demelier y de María Jacquet la Salle, hija de un
banquero bilbaíno parece normal que hubiese comido pan de muchos hornos. Con
sus padres viajó por Europa y visitó los mejores restaurantes, entre ellos el
de Auguste Escoffier, creador de la ‘alta
cocina’, al que se le atribuye la
creación del ‘melocotón Melba’ en
1893, en honor de la soprano australiana Nellie
Melba y el ‘tournedó Rossini’, en
memoria de ese compositor italiano. Le unió una gran amista con el cocinero Teodoro Bardají cuando éste era jefe de
cocina de los duques del Infantado,
parientes de su marido. Comenzó su ‘carrera culinaria’ impartiendo cursillos de
cocina y repostería en Bilbao a las mujeres de Acción Católica en la vecina
parroquia de San Vicente de Abando, en el colegio de El Sagrado Corazón y en
organizaciones de fomento de la educación femenina como el ‘Emakume Abertzale Batza’, asociación de
mujeres del PNV. También colaboró en la prensa con el seudónimo de Maritxu hasta 1929. A partir de
entonces fue cuando comenzó a utilizar el falso título nobiliario, que
ostentaba un primo de su marido, Joaquín
Aguirre Echagüe, quizás por afinidad con Madeleine
Marie de Parabère, amante de Felipe
II de Orleans. Pero a Noelia Núñez se le atribuye, si acaso, su defensa a
ultranza de Díaz Ayuso y de su impresentable
pareja en los debates televisivos donde participa. A una mala, les aseguro que prefiero una falsa
marquesa que editó magníficos libros de cocina a una inventora de galardones académicos
que nunca obtuvo. Podía haber expuesto Noelia Núñez en su currículo que era
cursillista de Cristiandad, Hija de María, o diplomada en Corte y Confección y patrones
de París. Pero no. Y claro, al no calibrar que la mentira tiene las patas muy
cortas, se pasó de frenada, también de rosca, y en lugar de parar en Fuenlabrada terminó
derrapando y chocando contra un mojón kilométrico en Los Negrales, en Collado Villalba, cerca de Alpedrete. Esas cosas
suceden cuando, además de aflorar la falta de vergüenza, se toma al ciudadano
por bobo.