Compruebo con pena cómo anda el aceite del candil de aquellos que desean que se marche Sánchez para poder llenar el vacío y acaparar el poder que tanto ansían. Así, leo en El Correo de Zamora que “durante toda la primera jornada del XXI Congreso Nacional del PP, las camisetas con mensajes entre lo político, lo provocador y lo chabacano que se vestían en la misma antesala de donde tenía lugar las intervenciones han sido un reclamo para numerosos simpatizantes, muchos de ellos jóvenes, otros no tanto, que las compraban a un precio de 10 euros la unidad”. También se ha podido ver a Isabel Díaz Ayuso, y al secretario general del PP de la Comunidad de Madrid, Alfonso Serrano, a su llegada a ese Congreso comiendo fresones para demostrar a los presentes que “les gusta la fruta”, al tiempo que muchos asistentes a esos actos lucían camisetas con el lema: ”Son las cinco y no he comido”. Una provocación propia de matones de bolera que nada tenía que ver con lo que se esperaba; o sea, una seria alternativa ante un gobierno desgastado. Pero para disponer de un programa riguroso y sin fisuras antes es necesario llevar en la mochila del aspirante un programa político alternativo creíble, del que sin duda carecen. La actual derecha no es solo que sea cobarde, como así lo entiende Vox, sino a todas luces estúpida. Los chascarrillos y el menosprecio al contrario, si acaso, quedan perdonables en ágapes de bodas, bautizos y comuniones horteras y con aparatoso rendibú, o en las burdas e insoportables comedias de Muñoz Seca, pero de ninguna manera en congresos donde se supone que se proyecta una alternativa clara y cristalina al actual Ejecutivo. Dos nos libre de esos descerebrados y su particular “catecismo Ripalda” con saludos a la romana y olor a naftalina, alcanfor. Cuanto más mitinean Charlotito y su nenito Miguel Tellado, más la cagan. Decía Séneca que “es difícil tener como amigos a todos. Basta con no tenerlos como enemigos”. Les deseo que tengan un buen fin de semana.
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