Hoy, 25 de agosto, hubiese cumplido 100 años Juanita Reina, fallecida el día de san José de 1999 y enterrada en el sevillano Cementerio de san Fernando, a tiro de piedra de la venta de los Gatos, en el barrio de San Jerónimo, sobre la que Gustavo Adolfo Bécquer construyó una leyenda que rezuma amargura. Dice Francisco Correal hoy en Diario de Sevilla: “Sus restos fueron llevados a hombros, como los de un torero, desde la Basílica de la Macarena hasta el cementerio. La estatua que la recuerda está muy cerca del conjunto fúnebre de Mariano Benlliure que preside el de Joselito 'el Gallo' en el mismo conjunto escultórico donde reposan los restos de su hermano Rafael, su cuñado Ignacio Sánchez Mejías y los de Gabriela Ortega. Aquel mismo día falleció Agustín Goytisolo. Por cierto, la censura le prohibió una canción: “¡Yo soy esa!”. Y una de sus películas, “La novia de Juan Lucero” (1959), filmada en parte en una finca de Ángel Peralta, estuvo dirigida por Santos Alcocer, nacido en Zaragoza en 1907. Durante la Guerra Civil, Alcocer fue acusado de espionaje y trasladado a Barcelona, donde estuvo preso en el barco “Villa de Madrid”, construido por Frd. Krupp Germania wf. A.G. en Kiel para la Compañía Transmediterránea en 1931 y achatarrado en Villanueva y Geltrú en 1979. Hacía la singladura entre Cádiz y Canarias hasta el 18 de julio de 1936, fecha en la que se ordenó al capitán del barco, Francisco Mugartegui mediante telegrama que zarpara del puerto de Santa Cruz de Tenerife al puerto de Barcelona. Arribó a ese puerto a las 14 horas del día 23 de julio, quedando confiscado y puesto a disposición de las autoridades. Sirvió de enlace rápido con Marsella, conduciendo contingentes de voluntarios de las Brigadas Internacionales y material de guerra para el bando republicano, y durante su permanencia en el puerto de Barcelona, fue usado como buque-prisión. Hasta que a principios de 1939, mientras las fuerzas terrestres rebeldes progresaban desde varios frentes hacia Barcelona, los aviones rebeldes bombardeaban sin interrupción el puerto y sus instalaciones. El “Villa de Madrid” se encontraba atracado por el costado de babor en el muelle de España, y con la proa apuntando al interior de la dársena del Comercio, cuando en uno de esos ataques aéreos recibió varios impactos de bombas sobre su cubierta, destrozando las dos bodegas de proa y una de popa. También en su costado exterior recibió metralla que le ocasionó varias vías de agua. Poco a poco fue escorando a estribor a causa de la entrada de agua hasta clavarse en el fango a diez metros de profundidad. Termina la contienda fue reparado con un coste final de 190.000 pesetas. El día 2 de agosto de 1940, ya operativo, emprendía viaje con rumbo a Buenos Aires. Aquella compañía alemana había construido pocos años antes el “Infanta Beatriz”, más tarde rebautizado como “Ciudad de Sevilla”, que hacía el trayecto semanal desde Barcelona y el archipiélago canario. Poco después del comienzo de la guerra, el falangista Santos Alcocer fue condenado a muerte por el Tribunal Central de Espionaje y Alta Traición. Pasó más tarde a la Cárcel Modelo de la barcelonesa calle Provenza y se salvó de ser “paseado” casi de milagro. En Aragón hubo por aquellos años grises tres directores de cine hoy casi desconocidos. Los tres falangistas: el zaragozano Santos Alcocer (1907) , uno de los protagonistas de la posterior película de David Trueba “Soldados de Salamina”), Jesús Pascual Aguilar, nacido en Alcorisa (Teruel) en 1912, y el turolense de Bronchales, Clemente Pamplona (1917), fundador del diario Lucha, hoy con cabecera de Diario de Teruel.