miércoles, 22 de octubre de 2025

Con las cosas de comer no se juega

ENVASES DE COMIDA PARA LLEVAR EN SEVILLA

 

Leo con cierta prevención que un ingeniero aragonés, Jorge Higón, acaba de diseñar un envase de productos frescos para la "Corporación Alimentaria Guissona" que no va al cubo de basura. Lleva incorporado un chip (como los perros de compañía) y se puede utilizar hasta 50 veces. En teoría, el ‘invento’, que parece estar ideado para los establecimientos "BonÁrea" por el doctor Franz de Copenhague (que formaba parte de la plantilla de celebridades que aparecían en el TBO)  parece de una importancia relativa. Imagine el lector que cada semana se adquieren diversos productos que van dentro esos envases. Al cabo de un trimestre no habrá sitio en la cocina donde poder  guardarlos. Pero guardarlos ¿para qué? A este paso, si Dios no lo remedia, en poco tiempo todas las amas de casa habrán adquirido un patrón de conducta compulsiva similar al conocido “síndrome de Diógenes” , por la acumulación progresiva de envases de esas características. Al final, en mi opinión, optarán por tirarlos todos a la basura y liberar espacio. Porque, ya puestos, también se pueden conservar  los cascos de botellas vacíos para volver ser reutilizados, los tarros de vidrio de la mermelada, las cajas de cartón, y todo lo que ustedes entiendan que puede tener un segundo aprovechamiento útil. Aquí, el único trastorno que puede alterar nuestro comportamiento psíquico es el derivado de la importante subida de tasas municipales de ‘agua y basuras’ establecida en Zaragoza por la folclórica alcaldesa Chueca, que terminará esquilmando nuestro exiguo salario por mor de sus ‘ocurrencias’ estrafalarias. Al ingeniero aragonés, señor Higón, le recomendaría que idease, a poder ser, envases que se autodestruyeran a los 5 minutos de haber extraído de ellos su contenido, porque  guardar ‘zarrios’, como si los envases de plástico (PET) fuesen fiambreras de uso perpetuo, carece de todo sentido. Habría que conocer, antes de nada si tales envases tienen buenas propiedades anti-bacterianas y cuál es el polímero utilizado en su fabricación.  Algunos envases necesitan  mayor durabilidad y otros, más resistencia. Se sabe que hay sustancias capaces de migrar desde el plástico hacia los alimentos, y el benceno y el estreno pueden provocar enfermedades muy serias (da igual que sean de leche, agua, embutidos, etcétera) por el uso y exposición prolongada. Al final, todo termina en el cubo de la basura. Como le espetó Eugenio d'Ors a un camarero que derramó una botella de champán al intentar descorcharla con un método novedoso: “Oiga, pollo, los experimentos con gaseosa”. Con las cosas de comer no se juega.

 

martes, 21 de octubre de 2025

Mejor dejar quieta la hora

Relojes monumentales

 

Estos días la prensa está pesadísima con el cambio de horario, que deberá producirse en la madrugada del próximo domingo, 26 de octubre. Será en ese momento cuando los españoles recuperemos la ‘hora de invierno’ aunque estemos en otoño. Pero, ya puestos, nuestro país debería ajustar el huso horario de una vez, ser coherentes y alinearnos con Portugal y Reino Unido, de acuerdo con nuestra posición geográfica  y el meridiano de Greenwich, que pasa por Caspe, como recomienda la Sociedad Española del Sueño, por sus beneficios para la salud, el rendimiento de los trabajadores y el de los estudiantes. Ir, como vamos, con dos horas con el Sol es a todas luces una anomalía que desde 1940 (por las buenas relaciones de Franco con Hitler) conservemos a estas alturas del siglo XXI la hora oficial de Alemania. Tal vez por  esos desajustes por estos pagos comemos tarde y sin prisas cuando los turistas ya están pensando en la sobria cena, y nos vamos a dormir cuando ellos ponen la tostadora en marcha. Somos así y no llevamos camino de cambiar. Sucede que los pequeños empresarios, que se suelen hacer cargo de las subcontratas de las contratas que otros empresarios de más fachenda firman con los ayuntamientos, aseguran  con razón que en los tajos de las subcontratas se rinde poco. Hombre, no sabría decirle. Uno ya está acostumbrado a ver en su calle o en las calles aledañas a una cuadrilla de operarios colocando vallas y observando a otro, más pringado que ellos, cómo penetra en el interior de una alcantarilla de nueve a diez, que es la hora de abrir la fiambrera. Todos desaparecen, también el pringado, que suele ser de Angola o de  Cabo Verde, hasta una hora más tarde, que es cuando regresan para colocar varias baldosas e ir recogiendo los bártulos en una furgoneta blanca, porque todas las furgonetas suelen ser blancas, hasta el día siguiente, por laborar en jornada continua, tener que rellenar el parte de trabajo, estar su centro de operaciones para fichar en un reloj-control en La Almunia de Doña Godina, lavarse y desprenderse del mono verde, porque los monos de trabajos de los subcontratados suelen ser verdes aunque no indecorosos. Y como siempre tienen la costumbre esos operaros de comenzar los viernes a colocar las dos o tres losetas y mirar en el interior de la cloaca de la que salen asquerosos eructos de sulfuro de hidrógeno, hay que volver más tarde a colocar la tapa de hierro fundido y esperar dos días a que sequen las baldosas, allí dejan las vallas amarillas, porque suelen ser amarillas, y unas cintas para dificultar la circulación de peatones, que es de lo que se trata. En resumidas cuentas, en España se rinde poco quizás porque comemos a deshora y nos acostamos tarde. Dicen que España es un país envejecido. Como la gente se va a la cama cuando termina el programa de Jorge Javier Vázquez, o sea, a las tantas de a madrugada, pasa lo que pasa, es decir, que no queda tiempo para priapismos ibéricos y secretos de alcoba.  Por todo ello, como digo, es necesario cambiar los husos horarios en Europa para que cambiemos los usos y costumbres los antes fogosos y ahora amansados ciudadanos. No se pueden tener dos husos horarios diferentes: el natural y el del Gobierno. Los equinoccios y los solsticios solo deberían servir para que la marinería de la Armada cambie de uniforme, azul o blanco, y los ordenanzas y chóferes de los ministerios, de azul o gris. Ustedes comprenderán que un cambio de horario cada medio año parece poco eficaz en un país como el nuestro, con escasas chimeneas de fábricas y profusos relojes de campanarios.  

 

lunes, 20 de octubre de 2025

Ni aldeuca ni aldehuca

Wikiloc | Ruta San Sebastián de Garabandal (parking)- Los Pinos

 

Ayer leí un artículo de Jorge Fernández Díaz en La Razón referido a San Sebastián de Garabandal (Cantabria) y las supuestas apariciones marianas a inicios de la década de 1960, que la Iglesia católica no termina de autenticar como ciertas pero que ha convertido la aldea en un punto de peregrinaje. Pues bien, me chocó que Fernández la definiese como “aldehuca” de Cantabria. He consultado libros de Pereda, de Concha Espina, de Gutiérrez Calderón  e incluso de un famoso abogado y escritor costumbrista montañés que por razones que desconozco permanece en el más absoluto olvido, y que a mi entender tiene obras literarias (novela, cuento, teatro, poesía y artículos) en diversos medios con la Montaña como telón de fondo en casi todas sus obras. Me refiero a Francisco Cubría, sobre el que espero contar cosas interesantes. Mi curiosidad me llevó anoche a consultar todos los diccionarios que tengo en casa, incluso el “Casares” por ver si en alguno de esos libros de consulta  aparecían las palabras “aldehuca” y “aldeuca”, sabido que en Santander y su provincia, lo que ahora se llama Comunidad de Cantabria, se utilizan los sufijos “uco” y “uca” en el lenguaje coloquial, también ocurre en León, del mismo modo que en vascuence todo termina en “ak”, o en Aragón, en “ico” o ‘ica”. Al final, después de hacer muchas indagaciones, descubrí que la RAE no tiene en su Diccionario ninguna de ambas acepciones montañesas. Pero mis dudas sobre el diminutivo de aldea no se disiparon. De haber existido una u otra, personalmente hubiese preferido “aldeuca” que “aldehuca”. Me costa que en español, con muy pocas excepciones, se coloca la letra hache delante de los diptongos /ua/, /ue/, /ui/, tanto a principio de palabra como de sílaba. Pero no sé por qué “aldeuca” se me antoja como más entrañable que “aldehuca” . En el “Casares” pude comprobar que vienen las palabras “aldea”, ”aldehuela”, “aldeorrio”, e incluso el despectivo “aldeorro”. Tanto es así que conozco un pueblo llamado Aldehuela de Liestos (provincia de Zaragoza) en la comarca denominada Campo de Daroca. Y con ese nombre consta en el “Madoz” (1845, pp. 514-515). De hecho, existen en España otros 12 municipios con ese nombre, y uno de ellos con el artículo determinado femenino singular “la” por delante, como es el caso de La Aldehuela, que es un despoblado cercano al cerro de San Quílez, en el término municipal de Balconchán, también en la provincia de Zaragoza, que fue quemado por la burricie durante una refriega contra los castellanos en la Edad Media. Ya sabe el lector: se puede decir tierruca, casuca, etc, pero nunca “aldeuca” ni “aldehuca”, por no existir registro hasta el momento. Lo mismo que le sucede al famoso “flamenquín”, uno de los platos más típicos de la gastronomía cordobesa, que se les sigue atragantando a los académicos de la Lengua que pareciese que carecieran de lengua (ese órgano sexual que utilizaban los antiguos para hablar) y no se entiende que tal indiviso símbolo gastronómico reconocido y admirado en todo el que lo degusta se les haya atragantado a esos próceres patrios por razones que desconozco. Son muy raritos con todo lo suyo, que resulta que es nuestro. Menéndez Pidal, en sus ensayos “El dialecto leonés” (1906) y “Pasiegos  y vaqueiros” (1954) analiza algunos fenómenos característicos de las zonas citadas. Tampoco hay que olvidar a Adriano García-Lomas, principal estudioso del habla de Cantabria del siglo pasado y autor de "Estudio del dialecto popular montañés. Fonética, etimologías y glosario de voces" y "El lenguaje popular de la Cantabria montañesa. Fonética, recopilación de voces, refranes y modismos" (1949); ni a Ralph Penny, que  se interesó más tarde, entre 1970 y 1978, por la forma de hablar de la Vega del Pas y la zona de Tudanca; ni a Alberto Castillo Chagartegui, que en el curso académico 2019-2020 hizo un trabajo de fin de carrera sobre el habla de Santoña, en una investigación dirigida por la Universidad de Salamanca bajo la tutoría de Rosario Lorente Pinto.

 

domingo, 19 de octubre de 2025

¡Anda la órdiga!

 En tierra de ciegos el tuerto es rey • iNMSOL

 

Órdiga es una expresión antigua que se utilizaba mucho en Navarra para expresar asombro por algo. Mal comienzo para Emilio Larraz, entrenador del Real Zaragoza en su debut de ayer y con el resultado final de 0-5  contra la Cultural Leonesa (penúltimo en la Liga) y nueve jugadores blanquiazules sobre el campo provisional de fútbol con nombre de entidad bancaria. Con romper la pantalla del VAR, como hizo un jugador local, de nombre Paul Akouokou, no se arreglan las cosas para el colista equipo de Segunda División. Collado pudo anotar el sexto, pero Insúa sacó el balón de entre los palos en el minuto 89. Larraz ha señalado a los medios que “esto no es el final”. Es, como indicaba Mafalda en una viñeta “el empezose del acabose”. Hoy, en El Periódico de Aragón, Ricardo Barceló  señala que “Zaragoza tiene sobre la mesa el futuro de la Nueva Romareda [ya bautizado como Ibercaja Estadio], un campo de altísimas prestaciones que no está concebido para albergar partidos de Primera RFEF”. Y recuerda a los lectores de ese medio de papel que “el equipo aragonés lleva 13 temporadas en Segunda División,  con 22 entrenadores distintos”. No cabe duda de que ayer los leoneses tiraban con balín. Emilio Larraz dice que esto no es el final, como digo, y se da ánimos ante lo que parece inevitable por un trayectoria nefasta. Es como lo de “tente”, en la canción sobre “Sanbisente” que se danza aunque esté lloviendo un manso chirimiri y que tanto encandila a los de Baracaldo, donde “tente” significa mantenerse firme: “Sanbisente tente, tente, / que Retuerto ya cayó / y el Regato está temblando / del susto que resibió”. Son peculiaridades fonéticas que debería conocer la folclórica alcaldesa de este pueblón llamado Zaragoza, que lució en las fiestas pilaristas vestido de mudar de finales del siglo XIX con mantón de Manila, que se vendía en Manila pero se hacía en China para tapar y conservar frescas las hojas de tabaco y el rapé contenido en pequeñas latas de "La Compañía de Tabacos de Filipinas" que llegaba en bergantines y goletas a Sevilla. La también folclórica Macaria Arteagabeitia solía contar que sus hermanas mayores a finales de aquel siglo hablaban con la <s> y solían cantar aquello de “Alindingo, alindango/ las seresas se cogen del árbol…”. Ya veremos en qué queda el final de la opereta chusquera en la que nos han metido Azcón y Chueca sin galga para frenar el carro de los desaciertos. En el país de los ciegos... Me viene a la cabeza el viejo chiste de aquel invidente que conducía una moto “Guzzi picaraza” llevando de paquete a un tartamudo para que le indicase a qué lado debía torcer el manillar ante la proximidad de las curvas. Pero el ciego, desoyendo las indicaciones del tartaja,  tiró recto por la puente, que esta seco. El previsto final lo dejo para otro día, aunque el lector se ya lo puede imaginar.

 

sábado, 18 de octubre de 2025

Gladiadores de salón

 

Señala Guillermo Zapata en un artículo de prensa que “lo que vivimos no es exactamente una derechización social, sino una derechización de la derecha española con un importante dominio de la opinión pública. Eso es lo que explica que en los últimos dos meses, a la que ha habido una cierta movilización progresista en torno a Palestina, o en otros momentos en torno a la vivienda, los líderes del Partido Popular se hayan visto arrinconados en temas que no son aquellos en los que se sienten cómodos. Algo similar está pasando con el debate sobre al aborto”, algo que ya creíamos superado.  “La subida de Vox -sigue comentando Zapata- está muchísimo más relacionada con una importante crisis en el Partido Popular que por ninguna otra cosa. Feijóo se creyó unas encuestas que tenían más de opinión publicada que de ciencia demoscópica y su plan se fue al garete”. A mi entender, lo que le sucede al PP es que no tiene un programa político definido capaz de que  concebir ilusión en al votante, frente a la experiencia (que siempre es un grado)  que beneficia al PSOE, con 130 años de historia a sus espaldas y que “ha comido pan de muchos hornos”. Como bien entiende Zapata, VOX tomó en su día la “decisión inteligente” de salirse en un momento dado de la co-dirección todos los gobiernos autonómicos que controlaba la derecha. Su lema era “que se quemen ellos”.  Y acertaron de pleno. No tuvieron responsabilidad sobre las consecuencias de la DANA de Valencia, de  los incendios de este verano en media España, de la mala praxis sanitaria en Andalucía, ni tampoco de los 30 escándalos de la derecha todavía pendientes de juicio. Toda una letanía de amaño de adjudicaciones públicas, cobro de sobornos, planes urbanísticos ilegales, tráfico de influencias, financiación irregular,  omisión de socorro, homicidios imprudentes, uso de fondos reservados para operaciones parapoliciales, etcétera. Los adalides patrios no existen,  los caudillos de España por la gracia de Dios, tampoco; y el líder lusitano Viriato, aquel tipo que semejaba un héroe homérico, muerto el año 139 a.C. no sirve de referencia para reflejarse. Hoy los ‘barones’ del PP controlan 11 de las 17 ‘lusitanias’ existentes y poseen mayoría absoluta en el Senado, donde se buscan emboscadas a Sánchez por terrenos abruptos, que es la peor manera de llegar a lograr la captura del botín perseguido, o sea, el Poder que perdieron con la moción de censura contra Rajoy, primero;  y con la falta de los votos necesarios para que quien había ganado  los comicios pudiese alzarse con el santo y con la peana, después. Algo que no ha podido ser asimilado democráticamente por el sustituto del defenestrado  Casado, en el que el  PP ha puesto todas sus complacencias. Pero la casa sigue estando sin barrer y los ciudadanos, simples observadores de las luchas intestinas en este coliseo carpetovetónico, sienten un raro aturdimiento entre el vuelo de las grullas y el mareo de la perdiz.

 

viernes, 17 de octubre de 2025

La culpa, al maestro armero

 

Hoy, José Carmona cuenta en el diario Público los errores de José María Figaredo, diputado de Vox, el pasado miércoles en la sesión de control al Gobierno. Cuando no se sabe algo, es mejor permanecer callado que hacer el ridículo. Las preguntas de los diputados a los responsables del Gobierno deberían llevarse preparadas de antemano. Pues bien, ese diputado sacó a relucir a Galileo Galilei, al que quisieron llevar a la hoguera por afirmar que la Tierra era redonda, en contra de la creencia generalizada en 1633 de que era plana. Pero se trabucó y confundió el terraplanismo con la teoría heliocéntrica. Lo que mantenía Galileo era que la Tierra giraba en torno al sol y no al revés. Las teorías del terraplanismo son  anteriores al siglo VI a.C. Pero lo que buscaba Figaredo en aquella controversia no era cosa distinta a hocicar un enfrentamiento verbal con el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico y sus políticas de adaptación climática. Ese diputado, por lo que se desprende, buscaba sostener  a diferido la “tesis” de un primo de Mariano Rajoy, José Javier Brey Abalo, catedrático de Física Teórica de la Universidad de Sevilla, que restaba importancia al cambio climático con el siguiente argumento: "He traído aquí a 10 de los más importantes científicos del mundo y ninguno me ha garantizado el tiempo que hará mañana en Sevilla. ¿Cómo alguien puede decir lo que va a pasar en el mundo dentro del 300 años?". Por aquellos días, creo que era por 2008, Aznar también hacia sentía un cierto desprecio a los que él denominaba como “abanderados  del apocalipsis climático que pretendían ahogar la democracia con su ecologismo”. El miércoles pasado, antes de ayer, Figaredo adoptó el mismo criterio: "Nos dicen que cada vez hay más riadas, que cada vez hay más incendios, no pongan el aire acondicionado, que va a cambiar el clima..., cuando todo es mentira”. Vamos, que lo acontecido en Valencia hace casi un año, el apagón y los incendios de difícil control de este verano son para ese sansirolé  ‘culpa de maestro armero’, cargo que se remonta a 1703, año en el que Felipe V creó esa figura artesanal cuando empezó a usarse el fusil sustituyendo a las picas como arma. Es probable que los fusileros acudieran a ese experto para quejarse por deficiencias de las armas. Con el tiempo se acabó convirtiendo en una costumbre que ante cualquier reclamación o reproche de cualquier índole se aplicara la expresión de “¡a reclamar, al maestro armero!”, dejando entrever un tono de “¿y a mí que me cuentas? No es mi responsabilidad”.  Este es un país donde nunca  hay responsables ni dimisiones por ineficacia manifiesta. Le echan la culpa de los desastres patrios al maestro armero, como se la podrían echar a la estatua de Viriato, que está en Zamora.