viernes, 26 de diciembre de 2025

Tirar del carro

 

La estampa, o la foto, de Felipe VI en el centro del Salón de Columnas del Palacio Real de Madrid semejaba la de un cicerone enseñando a un puñado de turistas el lugar que fuese comedor de gala y lugar de exposición del cadáver de Mercedes de Orleans, consorte de Alfonso XII hasta el 26 de junio de 1878 y de Francisco Franco en noviembre de 1975.  Pero el hombre de pie y bien trajeado no era un cicerone sino el jefe del Estado, que aprovechaba en su discurso de felicitación de Navidad para poner el acento en el deterioro de la convivencia nacida de la Transición, de la inquietante crisis de la confianza en la democracia y de la forma en la que deberemos afrontar el futuro. Era, como digo, un aviso a navegantes que había perdido la aguja de marear. Un discurso lacónico que debería hacer reflexionar a los políticos. Ya se sabe lo que dijo Gracián en su Oráculo manual y arte de la prudencia’ (Huesca, 1647): “Lo bueno, si breve, dos veces bueno”. La brevedad es lisonjera y gana por lo cortés lo que pierde por lo menguado. Aquel ‘Oráculo’ se lo dedicó Gracián al Conde-duque de Olivares, segundo valido de Felipe IV, pintado por Velázquez y al que Gregorio Marañón le hizo un ‘traje a medida’ con su destierro a Toro, en su magnífico ensayo de 1936  dedicado a Azorín. No cabe duda de que hay un cambio de ciclo, no sabemos si para bien o para mal. El resentimiento aflora como la mala hierba y las dos mitades de ciudadanos que conforman el conjunto del Estado se repelen como los polos invertidos de dos imanes. Y el Hemiciclo es el espejo donde los representantes de unos y de otros se miran y se insultan como leones enjaulados. Esas dos mitades, como digo, están simbolizadas en los otros leones, Daoiz y Velarde, con cañones de la batalla de Wad-Ras fundidos en la Real Fábrica de Artillería de Sevilla en el año 1865,  transformados por  Ponciano Ponzano e inaugurados en 1851. Para otros, las dos efigies serían Hipómenes y Atalanta, personajes de la mitología griega que tiran del carro de Cibeles, condenados a no poder volver a mirarse.

 

jueves, 25 de diciembre de 2025

A burro muerto...


 

 

Me entero por la prensa de que a los expresidentes de Aragón Santiago Lanzuela y Emilio Eiroa se les ha concedido la Gran Cruz de Carlos III a título póstumo en el último Consejo de Ministros.  Esa Real Orden reconoce desde 1847 a aquellas personas destacadas por sus buenas acciones en beneficio de España y la Corona. A burro muerto, cebada al rabo, según  contaba el Marqués de Santillana en su obra “Refranes que dicen las viejas tras el fuego” haciendo hincapié en el acertado reflejo de la sabiduría popular.  También se encuentra ese refrán en una fábula de Samaniego, donde se hace referencia a un inoportuno médico cuando le explica a un enfermo que se moría, pero que si hubiese acudido antes a él, podría ser que ya estuviese sano. A lo que el moribundo respondió: “Señor Galeno, su consejo alabo. / Al asno muerto, la cebada al rabo”. El rey estuvo lacónico en su discurso de Nochebuena. No hizo referencia al contubernio judeo- masónico del que nos avisaba Franco cada 31 de diciembre. El rey, de pie en el Salón de Columnas, impartió el “Urbi et Orbi”, habló de la “bronca política” y del consecuente “hastío, desencanto y desafección ciudadana”, bla, bla, bla… Y se despidió en castellano, euskera, catalán y gallego. Pasó por alto el bable, el aranés, el panocho murciano, la fabla aragonesa, el romaní y el llionés, todos ellos en camino de extinción, como la abutarda, el avetoro, el sisón, la garcilla y el pico dorsiblanco. Y luego, los españoles nos pusimos a cenar en familia, no faltó ni el pijotieso del ‘cuñaó’ arengando sobre lo mal repartido que está el mundo, ni el cagadogmas del novio de la hija que aseguraba que Herodes murió cuatro años antes de que naciese Cristo. Y entonces, ¿lo de los inocentes?  Eso ya…, sí claro, claro…  Por la noche llegaron las pesadillas con el hombre del saco y hoy he amanecido con acidez de estómago por culpa del turrón, la copa de anís, o yo qué sé. Uno ya no anda para guateques. Es lo que tiene perder la rutina a cierta edad. Amanezco con flojera. Voy a tomarme un ‘Alka-Seltzer’ antes de pisar la dudosa luz del día.

 

martes, 23 de diciembre de 2025

¡Qué amargura!

 

 

El plumilla Pérez-Maura dice hoy en su artículo de El Debate: “Yo creo que debe haber una prioridad política en España hoy. La de desalojar a Sánchez. Creo que eso está por encima de todo”. Y continúa: “Como bien explicaba el pasado domingo en El Debate el expresidente José María Aznar, en este momento Vox es un partido aliado del PSOE que es quien fomenta su crecimiento para impedir la alternativa que representa el PP. Se pasan la vida entera diciendo que el PP y Vox son lo mismo y Vox no deja de repetir que el PP es socialismo puro”. Aznar, a mi entender, debería dedicarse a no meter cizaña. Políticamente está acabado y su palabra no vale un ochavo. Fue el que dijo, y mantuvo cuando ya se sabía el origen, que la explosión de los trenes de cercanías el 11 de marzo de 2004 en Madrid había sido obra de ETA. Por si ello fuese poco, durante su mandato se produjo la mayor corrupción política en España por miembros de su partido. Como digo, haría bien en ser discreto. En boca cerrada no entran moscas, y el silencio excusa muchas necedades. Ese diario de ultraderecha se pasa el día diciendo chorradas. La última: “El truco para evitar que Hacienda se quede parte del premio de la Lotería Nacional”, como si evadir al Fisco fuese un logro de 'listos', pero luego se quejan de que las carreteras estén parcheadas, de que los trenes se retrasen, de que la Seguridad Social funciona mal, de que la enseñanza pública es un  desastre... Cuentan al lector, como digo, que el truco es relativamente sencillo: “el jugador paga una pequeña cantidad adicional al comprar su décimo a cambio de una garantía de indemnización. Si ese décimo resulta premiado con el ‘gordo’, el segundo o el tercer premio, Hacienda retendrá inevitablemente su parte correspondiente, pero la compañía aseguradora abonará al ganador una cantidad exacta equivalente a los impuestos pagados”. Y se han quedado tan frescos. Es fácil de entender que Hacienda siempre recibirá su parte. Pero ni al que asó la manteca se le ocurriría hacer un seguro para un supuesto premio donde solo los primeros 40.000 euros están exentos de pago (20%) siendo conocedor de que la esperanza matemática de que le pueda tocar es de 1 entre 100.000, es decir, de un 0,001 por ciento. Es, para entenderlo, como llenar una bolsa con dos kilos y 700 gramos de lentejas en los que hay una sola semilla que hemos pintado de azul, meter a ciegas la mano, y sacarla. Y aquí es necesaria una aclaración: el dinero que pagaría la aseguradora sería una ganancia patrimonial del que lo recibe. Eso significa que tendría que declararlo en el IRPF al año siguiente. Todas sus ocurrencias son como los grandes inventos del TBO. Lo normal de aquel que adquiere un décimo de lotería y paga un seguro por ‘si acaso’ le llega la suerte es que se quede como el gallo de Morón, sin plumas y cacareando. De aquí puede extraerse una moraleja: “Al que nunca juega a la lotería siempre le toca el reintegro”.  

 

lunes, 22 de diciembre de 2025

¡Ya está bien!

 

 

La insensatez de la alcaldesa de Zaragoza, Natalia Chueca, puede llegar a límites estratosféricos. Si ya la construcción de la Nueva Romareda, bautizada con nombre de banco, me parece un perfecto desatino para un equipo colista de Segunda División, el tema de la noria se las trae. Leo en la prensa aragonesa que estará montada para la festividad de la Epifanía, o sea, la víspera de que los niños deban ir a los colegios. Eso me recuerda cuando a los chavales se les entregaba los juguetes de Reyes la víspera de tener que ir al colegio. ¿Cuándo los disfrutaban? En el caso de la noria, se dice que “no estará montada antes por problemas ajenos a los intereses del Consistorio”. Según la prensa local de fuentes municipales, “el retraso se debe a la falta de personal con experiencia en el montaje de este tipo de estructuras que se han puesto muy de moda en Navidad,  pues son muchas las ciudades que han instalado la suya, lo que hace que los montadores tengan que repartirse entre distintos puntos de la geografía española”. Esa excusa no me sirve. También son muchos los puntos de las ciudades donde se colocan luces navideñas y esas sí llegan, a precios desmesurados, como es el caso de la andaluza empresa “Ximénez”, pero llegan, aunque con un adelanto exagerado. Porque, vamos a ver, en pleno enero, con un frío que pela y la noche oscura como la boca del lobo, ¿piensa la alcaldesa que van a ir los niños con sus padres a montarse en una noria situada en Ranillas?  Los niños, por regla general, deben hacer los deberes y sus padres llegan a casa muy cansados por haber madrugado para ir a los tajos. La alcaldesa debería poner los pies en el suelo y ser consciente de que, como decía el torero Rafael Guerra, “Guerrita”: “Lo que no puede ser, no puede ser, y además es imposible”, aunque antes que ‘Guerrita’ la pronunció el político, diplomático y obispo cojo francés Charles Maurice de Talleyrand. La ciudad de Zaragoza no está para despilfarros ni ocurrencias peregrinas de esa señora. Si quiere hacer algo útil, que piense en los barrios.