jueves, 29 de febrero de 2024

La niña de la lata

 





Leo en El Correo de Zamora que  ha muerto“la niña de la lata”. Verán: la noche del  9 de enero de 1959 reventó la presa de Vega de Tera,  arrasó el pueblo de Ribadelago y se llevó por delante a 144 de sus 532 habitantes. Los cinco minutos que el puente sobre el río Tera actuó de tapón son los que tuvieron las familias para ponerse a salvo. La Audiencia de Zamora juzgó a los directivos de Hidroeléctrica Moncabril, propietarios de la presa, y les condenó a un año de cárcel por imprudencia temeraria, por lo que ninguno entró en prisión. Los ingenieros fueron indultados. Hidroeléctrica Moncabril, S.A. fue fundada en Madrid en junio de 1946. Contaba con los saltos de Moncalvo y Cabril, que daban nombre a la sociedad, en la provincia de Zamora. Su capital inicial fue de 25 millones de pesetas, y su primer presidente Javier Martín-Artajo, exdiputado de la CEDA y hermano de Alberto, entonces ministro de Asuntos Exteriores. La empresa fue absorbida por Unión Eléctrica Madrileña en 1969 y más tarde se fusionaría con Unión Fenosa. En 2009, esa empresa pasaría a manos de Gas Natural por absorción. Como curiosidad, Franco creó en 1955 el título nobiliario de marquesado de Fenosa para ser concedido a su amigo Pedro Barrié de la Maza, para “premiar su inteligente laboriosidad, su constante iniciativa creadora de riqueza, desarrollada principalmente en la región gallega, y por su generosidad, impregnada de sentimiento cristiano”. Fue uno de los principales financieros del Frente Nacional (con 500.000 pesetas de la época) que apoyó al bando rebelde durante la Guerra Civil Española.  Fuerzas Eléctricas del Noroeste (Fenosa) se constituyó como sociedad en 1943 a partir de la fusión de Fábrica de Gas y Electricidad del propio Barrié y la Electra Popular Coruñesa, cuyo propietario, el diputado republicano José Miñones, había sido asesinado en 1936 por los sublevados. Siendo titular de ese condado José María Arias Mosquera, expresidente del Banco Pastor, exvicepresidente del Banco Popular Español y presidente de la Fundación Barrié, fue suprimido por la Ley de Memoria Democrática en octubre de 2022. Murió el año pasado. Perdonen que al hacer referencia a “la niña de la lata” me haya salido por el cerro de Bámbola, por las trochas de Huérmeda. En resumidas cuentas, la niña de nueve años cuya foto dio la vuelta al mundo se llamaba Magdalena Fernández Rodríguez y era superviviente del desastre de Ribadelago. Falleció a los 74 años en Piedras Blancas (Asturias) el pasado 27 de febrero y ha sido enterrada en Avedillo de Sanabria, como era su deseo. Contaban los familiares que “le dieron la lata para hacer la foto y luego se la quitaron”. ¿Cabe algo más triste? Se casó con el guardiacivil, Fidel Chimeno Ferrero y tuvo tres hijos, Javier, Rubén y María. Nada más. Así termina el cuento de hoy, un día adicional en el calendario por una cuestión de ajustes.

 

miércoles, 28 de febrero de 2024

Los mejores embajadores, después de Ullastres

 


Está claro que los que no vemos los programas-basura de televisión, por ejemplo “Operación triunfo”,  no sabemos quiénes son Naiara Moreno y Juanjo Bona, aunque la folclórica alcaldesa de Zaragoza ya ha dicho que “sois los mejores embajadores que hemos podido tener en nuestra ciudad y nuestra tierra”, después de Alberto Ullastres, claro, aquel hombre con aspecto de enterrador que en nombre de Franco aporreaba a las puertas de Europa al grito de “Dios aumente la caridad” y nunca se le abrían. Y Azcón, para no ser menos que la folclórica alcaldesa, les ha regalado a esos nuevos embajadores de esta sedienta tierra una réplica de la primera jota de la que se tiene noticia: “De esplendor se doran los ayres”, que no es una jota sino un villancico escrito por el maestro de capilla del Pilar José Ruiz Samaniego en 1666 y publicado en el nº 6 de "Anales de la Escuela Oficial de Jota Aragonesa" (Zaragoza, 1947)  por los  talleres editoriales "El Noticiero". La versión de esa obra se dio a conocer en la Fiesta de Exaltación del Folclore Aragonés, en la noche del 12 de Octubre de 1946, interpretado el Orfeón Donostiarra y la Orquesta Sinfónica de Zaragoza. Se descubrió ese villancico revisando papeles polvorientos Gregorio Arciniega en 1946. Así son los versos de ese villancico: “De esplendor se doran los aires / y el cristal del Ebro se argenta, / que a media noche un sol / su curso empieza. / Las luces se avecinan / se ahuyentan las tinieblas, / el prado ostenta flores, /el cielo esconde estrellas”. Según Javier Barreiro, un tal Gaspar Sanz en sus "Instrucciones sobre la guitarra española", publicadas en la Zaragoza de 1674, señala abundantes composiciones populares. Pero lo importante es que ya tenemos pregoneros para las fiestas pilaristas: Naiara y Juanjo. Día llegará, a no tardar, que el pregonero de las fiestas de Zaragoza sea el primo del cuñado de un amigo de la señora Chueca. No es muy conocido, ¡pero es tan gracioso…!

 

martes, 27 de febrero de 2024

Comer de cuchara

 


No hay día que pase sin que se celebre un concurso culinario para saber quién hace la mejor tortilla de patata, las mejores papas bravas o las empanadillas más sabrosas. Lo que no sabía es que existe un concurso de Ollas Ferroviarias que ya va por su cuarta edición. Siendo yo más joven solía ver a ferroviarios ataviados con tabardos de cuero y portando unas cestas de mimbre cuadradas donde llevaban la comida para los largos trayectos. Hoy, leyendo Diario de Valderrueda del 16 de febrero descubro por Lidia Fernández González que Sahagún celebraba su IV Concurso de Ollas Ferroviarias con seiscientos euros de premio. Para tal menester estaba previsto encender los fogones el pasado domingo, 25 de febrero. Los ingredientes necesarios para poder concursar constaban de alubias, chorizo y puerro. Posteriormente he leído que se presentaron a concurso 68 potajes. La olla ferroviaria, también llamada putxera, es un plato típico que surgió vinculado al ferrocarril de La Robla. También recibe ese nombre un aparato de cocina que consiste en un doble recipiente: en el exterior, una especie de estufa alimentada con brasas, con una apertura por el frente para poder añadir más carbón. Por la parte de arriba se introduce una cacerola grande que encaja en el borde superior de la olla, quedando dentro de ella y con su parte baja cercana a las brasas. Fue utilizada por el personal de estaciones y trenes desde la década de los años 30 hasta 1990. Lleva razón la alcaldesa de Sahagún, Paula Conde, al asegurar que esa es una buena manera de conservar las tradiciones, exaltar el producto de la tierra y dar a conocer el municipio. Más aún si estamos en invierno y se ofrece un contundente plato de cuchara. De eso saben mucho los leoneses. En las viejas locomotoras de vapor, maquinistas y fogoneros aprovechaban las brasas de briquetas de la caldera para cocinar esos potajes entre silbidos, hollín y traqueteos.

 

Perder el oremus

 


La peregrina idea de pretender cobrar la entrada a la plaza de España de Sevilla para todos aquellos que no sean sevillanos de nación por parte del alcalde José Luis Sanz se me antoja una excentricidad sin precedentes. Al final nos cobrarán hasta por respirar,  por sentarnos en un banco público o por mirar a las musarañas. Todo es empezar. Hace tiempo que los funcionarios del Cielo  cobran por entrar a las catedrales. Eso sí, cuando aparecen goteras pretenden, y hasta lo consiguen, que se arreglen con dinero público. Los casos de la Seo de Zaragoza, de la colegiata de Santa María de Calatayud o de la catedral de Tarazona demuestran lo que aquí afirmo. José Luis Sanz, que fuese alcalde de Tomares (el municipio con la renta per cápita más alta de toda Andalucía) y exsenador por el Partido Popular, ya puestos, podría también cobrar por cruzar la calle Sierpes, la Campana, Puente y Pellón o  por mirar por la parte de afuera los palacetes del paseo de la Palmera, que al igual que la estructura semicircular de plaza de España, es de las pocas cosas que quedan de la Exposición Iberoamericana de 1929, sin olvidar el hotel Alfonso XIII en los Jardines de Cristina. Por cierto, el paseo de la Palmera data de 1910. Su nombre se cambió por el de avenida de la Reina Victoria en 1920; en 1931 pasó a llamarse avenida de Mayo, y durante el franquismo (hasta 1980) avenida de la Victoria. En resumidas cuentas, entiendo que no se puede cobrar  entrada por permanecer en un espacio público o con servidumbre de paso. Ni estamos en la Edad Media ni hay que poner murallas a la ciudad para colocar en cada postigo de acceso un recaudador de tributos. El alcalde Sanz creo que ha perdido el norte o se está pasando de listo. Dicho sea de paso: la Plaza de España pertenece a Patrimonio del Estado, adscrito al Ministerio de Hacienda.