Hace poco, los comerciantes
zaragozanos rechazaban la peatonalización de la calle Don Jaime I, vulgo
San Gil, por razones que desconozco. Ahora, poniéndose la venda antes de la
herida, los comerciantes de la calle Conde de Aranda (antes del General Franco)
no desean que la supuesta “línea 2”
del tranvía, de llevarse a cabo, pase por delante de sus negocios. A mi
entender, unos y otros temen que durante el levantamiento de sus calles sus
negocios dejen de generar ingresos. Es lo que se llama lucro cesante. No sé,
para mí que el lucro cesante les llegó a casi todos los comerciantes con el
incremento de las grandes superficies y se agravó con la crisis económica y la
recesión, hubiese o no obras. No pasa día sin que observe un nuevo local vacío
por “cese en el negocio”. Por otro lado, ya se conocen las cifras del coste de
la “línea 1”,
entre Valdespartera y el Parque de Goya, que supera la friolera de 194 millones
más IVA, sin incluir el material rodante. Pero el precio de las cosas siempre
es relativo si se comparan con otras. El tranvía, al menos, es usado por los
ciudadanos aunque me consta, y así está publicado, que todos los días alrededor
de 1.000 viajeros no pagan el servicio. Es más sangrante el caso del Pabellón
Puente, de 270 metros
de longitud, diseñado por la arquitecto británica-iraquí Zaha
Hadid, que conecta la margen derecha del Ebro con el antiguo recinto de la Exposición
Internacional de 2008. Su planta tiene forma de gladiolo y no
sirve absolutamente para nada. Su coste inicial fue de 25 millones de euros y
acabó sobrepasando los 35; o la
Torre del Agua, de 76 metros de altura equivalente a 23 pisos, del
arquitecto Enrique de Teresa. Costó 53’5 millones de euros y al ser hueco su interior, tampoco parece que sea
de utilidad pública; o el Pabellón del Agua que sólo sirve en la actualidad
para llevar a cabo bodas civiles. Pero lo peor es que aquí todo está sin
terminar de pagar. Y así todo.
viernes, 28 de febrero de 2014
jueves, 27 de febrero de 2014
Jueves Lardero
Hoy en media España se celebra la
fiesta campestre de Jueves Lardero. La matanza del cerdo, lo que en Aragón se
conoce como matacía, sucedió a mediados de enero, por San Antón. Recuerden
aquello de que “por San Antón, el que no mata gorrino no come morcillón”. Pues
bien, ha pasado casi mes y medio desde aquel otro festejo, el del ritual de la
matacía, y ahora toca tomar la longaniza
curada en los altillos de las casas a fuer de frío y trocearla en “palmos”, tal
como se practica en la Comarca
de Calatayud. Ya provistos del hatillo con las viandas lo que manda la
tradición es salir de marcha campestre, si el tiempo lo permite, a cualquier
punto de los pintorescos alrededores. Y así, ya
acampados, comiendo pan con longaniza y bebiendo buen vino recio de garnacha en bota, se intenta pasar una tarde festiva en
buen ambiente de compañerismo hasta la puesta de sol. El Jueves Lardero, jueves
anterior al Miércoles de Ceniza, es hoy día una reminiscencia de aquella otra
fiesta que hacían los “cristianos
viejos”; que, frente a “marranos” y mudéjares de la vecindad, no tenían empacho
alguno en comer carne de cerdo. Pero, eso sí, había que hacerlo antes de la
llegada de la Cuaresma,
que era tiempo penitencial de ayuno y abstinencia. Llevaría tiempo explicar
cómo se celebra el Jueves Lardero en las diferentes regiones de España. Por esa
razón, me limito a señalar las costumbres
en la Vega
del Jalón. De hecho, existe un pueblo en La Rioja llamado Lardero, donde se acostumbra a
tomar “chorizo, pan y huevo” y “bollos preñaos” con vino caliente. Lardero
deriva del latín “lardarius” (tocinero) y de ello presumía Lardero en época
romana, conocido ya entonces por sus tocinos y salazones. Pero bien,
centrándonos en Calatayud y su comarca, existe otra fiesta campestre en
Calatayud que también merece ser señalada. Me refiero al Domingo de Lázaro, o
de las “culecas” (barbarismo de “cluecas”), que se celebra el domingo anterior
al Domingo de Ramos. Esa tradición viene de la única comida del día, como ayuno
voluntario, antes de la Semana
de Pasión, o sea, la semana anterior a Semana Santa. Parece ser que los
bilbilitanos se reunían cerca de un lazareto existente en el siglo XVIII y que
de forma caritativa compartían con los leprosos una especie de hogaza que
llevaba incrustado en el centro de la masa uno o dos huevos duros de gallina.
Con el tiempo, aquella hogaza de pan se transformó en una masa dulce a modo de
coca. En el pueblo cercano de Terrer, la “clueca” es costumbre degustarla
acompañada de una taza de chocolate durante la merienda del Domingo de
Resurrección. Cada pueblo de España tiene sus propias costumbres, que por nada
del mundo deberían perderse.
miércoles, 26 de febrero de 2014
Concha Ramírez Naranjo
Ahora que acaba de cumplirse
el 75 aniversario de la muerte de don Antonio Machado en Colliure, descubro en
El Correo de Andalucía a la que quizás sea hoy la última alumna viva de quien
fuese su profesor de francés en el Instituto Calderón de la Barca, de Madrid. Concha
Ramírez Naranjo, que tal es su nombre, nació en Melilla en 1923 y con 12 años
tuvo de compañero de pupitre a Eduardo Haro Tecglen. A sus noventa años su
aspecto físico es formidable y su memoria prodigiosa. Era hija del coronel al
servicio de la República
Ángel Ramírez Rull y de Concepción Naranjo Arjona, ambos de Sevilla. José Gómez
Palas, autor de la entrevista, cuenta en El Correo de Andalucía que “Concha
corrió el mismo destino que su maestro, con el que coincidió primero en
Valencia y luego en La
Junquera antes de cruzar la frontera hacia el doloroso
exilio: el de Machado con destino a Colliure, donde murió al mes de pisar suelo
francés; el de su alumna con parada final en Burdeos, donde permaneció casi
cuatro décadas (1939-1979)”. Hoy vive en Dos Hermanas y “y mantiene vivos los recuerdos de aquel profesor con cara de buena
persona y buenos modales que, según sus palabras, aparentaba tener más edad. No
era un profesor, era un amigo para los alumnos. Estábamos
entusiasmados”.
domingo, 23 de febrero de 2014
El caso es protestar
Leo hoy en Heraldo de Aragón una
curiosa noticia: “La Junta
de El Rabal pedirá que se reubique la antena de telefonía de la calle de Sobrarbe”.
El motivo, al parecer, es que hay quejas por parte del colegio próximo “Cándido
Domingo” por las posibles radiaciones. Pero lo más curioso es que la foto que
presentan como prueba de la existencia de esa “antena de telefonía” (estación
base) no es cosa distinta a una vulgar antena de televisión existente en el
tejado de un hotel. Yo vivo en sus proximidades y me he acercado a comprobarlo.
Es más, en ese periódico se cuenta que “la antena nunca llegó a funcionar”. Pues,
menos mal. Para lo que hay que ver en televisión, es preferible leer algo de
fuste o acercarse hasta el Ebro por ver el agua correr. Entre maestros de
escuela histéricos y asociaciones de padres de alumnos que confunden las
radiaciones electromagnéticas y los campos de radiofrecuencia con el tocino, o
con la velocidad, vamos apañados. Cuándo se van a enterar de que en su
domicilio particular disponen de microondas, de televisión, y que en su bolsillo casi todos
los ciudadanos portan un teléfono celular que, cada vez que lo utilizan se lo llevan a la oreja, o sea, cerca del cerebro y que, cuando pueden, se torran
al sol en la piscina o en la azotea del ático. Pero a eso, miren ustedes por dónde,
ni los docentes ni la asociación de padres de alumnos les dan mucha importancia. El caso es
protestar por lo que sea. Ya de paso, me gustaría saber por qué al barrio de
Arrabal de toda la vida le dicen ahora El Rabal. Una cosa es el barrio de
Arrabal y otra cosa es el distrito de El Rabal, que abarca los barrios de
Arrabal, Cogullada, Jesús, La
Jota, Picarral y Vadorrey. A las cosas hay que llamarlas por
su nombre.
viernes, 21 de febrero de 2014
Fuegos de artificio
Leo a María Fabra en El País, que
hace referencia a una doctrina jurídica llamada “ignorancia deliberada”. Y
cuenta que un magistrado del Supremo, en relación con las respuestas de la
infanta el pasado día 8 de febrero, la define así: “Quien se pone en situación
de ignorancia deliberada, sin querer saber aquello que puede y debe saberse, y
sin embargo se beneficia de la situación, está asumiendo y aceptando todas las
consecuencias del ilícito negocio en el que voluntariamente participa”. La
infanta respondió con evasivas 579 veces sobre su papel al frente de Aizoon y sobre el papel de su marido en el
instituto Nóos. Ayer decía yo que había demasiada amnesia, demasiados lapsos de
memoria en alguien, como es el caso de Cristina de Borbón, que ocupa la séptima
posición a la Jefatura
del Estado. De cualquier manera, mucho
se está hablando y escribiendo sobre la imputación de la hija menor del Rey y
las pasadas declaraciones ante el juez Castro. No hay que ser profeta para
vaticinar que todo este fuego de artificio no servirá para gran cosa. Al final,
y me apuesto doble contra sencillo, la infanta quedará libre de toda sospecha y
sobre su marido, Iñaki Urdangarín,
caería todo el peso de la
Ley en el supuesto, que todavía está por demostrarse, de que
fuese responsable de ilícitos negocios y evasiones al Fisco. Y, aún en el
supuesto de que así fuera, tampoco pasaría nada. Ya se encargará, lo den por
seguro, el “Club de los Viernes” de concederle el indulto para dejar la fiesta
en paz. Hay que soltar cuanto antes la patata caliente, que más que una patata
ya parece un boniato. La bandera tricolor asoma en todas la manifestaciones de
ciudadanos hartos; el bipartidismo hace aguas; la “malafollá” del paro
persistente se ha enquistado y no lleva camino de arreglarse por mucho que
Báñez se encomiende a la Blanca Paloma;
los brotes verdes solo los ven los Guindos Boys y el tipo de la corbata roja
que no sabemos de qué se ríe, el resto de la camarilla pepera cree que los ve
crecer mirando fijamente el erial, pero ninguno del pesebre advierte más allá de sus napias; el cabreo del
ciudadano común arrecia como una ciclogénesis explosiva en riesgo naranja; y el
pusilánime Rajoy detenta un gran desasosiego por la “Quinta Columna” de Vox,
que le pasará por la derecha sin poner los intermitentes, que al hombre del
saco.
¡Toma, moreno!
Señala la prensa que Roca está
“intranquilo” después de haber salido a la luz la trascripción de las
declaraciones de Cristina de Borbón. Y yo estoy con sueño, después de
haberme leído esa trascripción hasta la
una de la madrugada. ¿Por qué está intranquilo Roca? Pero si la infanta, y aquí
tengo los papeles a la vista, sólo dijo: “no sé”, “no me consta”, “no me
acuerdo”, “yo tenía confianza en mi marido”, “fuimos de viaje pero no sé quién
lo pagó”... O sea, que leer esa trascripción es como escuchar el “Bolero” de
Ravel, pero con más acompañamiento de clamor y murga, que dijera Camilo José
Cela en “Toreo de salón”. Aquí los que estamos intranquilos somos los españoles
del común, que sin comerlo ni beberlo nos estamos convirtiendo en el “punching
ball”, como diría el llorado Pedro Rodríguez, tragando todos los sapos de esa “First Class” desmemoriada y desdeñosa
que no supo nada sobre los negocios de su consorte, pese a tener éste la oficina de sus negocios en su casa de Pedralbes. Y luego nos viene Rajoy
con aquello de la “herencia recibida”, como si todos los ciudadanos hubiésemos
defraudado a Hacienda al grito de “maricón el último”. “Si las preguntas no se
podían responder de otra manera -ha dicho Roca-, se responden como se tienen
que responder”. Roma locuta est, causa finita. La infanta respondió con 550
evasivas sobre su papel al frente de la sociedad de la que es copropietaria
junto a su marido de las 1.063 que le formularon el juez y las acusaciones, es
decir, el magistrado le interpeló en 806 ocasiones; la Abogacía del Estado, 136; y el Ministerio
Público, 121. La infanta respondió con evasivas 579 veces sobre su papel al
frente de Aizoon y sobre el papel de su
marido en el instituto Nóos. Demasiada
amnesia, demasiados lapsos de memoria en alguien, como es su caso, que ocupa la
séptima posición a la
Jefatura del Estado. Ya se sabe que la proteína RbAp48 se
pierde con los años, pero no es el caso de la infanta, de naturaleza despierta.
Pues bien, si un ciudadano del común hiciese arreglos en su casa, sabría de antemano
con qué presupuesto contó para hacer frente a tales arreglos. Pero,
curiosamente, entre los datos arrojados por la Agencia Tributaria
se encuentran los 698.824 euros (importe
total de la reforma del Palacete de Pedralbes y otros gastos particulares) que
los Urdangarín-Borbón abonaron con dinero de Aizoon. Sin embargo, la infanta,
por las respuestas en su declaraciones ante el juez Castro (y así se desprende
de la trascripción) no sabía con qué dinero se pagaron dichas reformas. En
cierta ocasión le escuché contar a un hombre muy rico (sé su nombre, pero no lo
digo) que lo bueno de tener dinero era el hecho de poder llegar a fin de mes sin preocupaciones.
Hombre, claro. Juan Rosell, presidente de la CEOE, ha manifestado a los medios que “pese a que
los datos macroeconómicos están siendo positivos, todavía no se divisa en el
horizonte un escenario con subidas salariales”. Sólo le ha faltado recitar:
“Volverán las oscuras golondrinas…”. En fin, que entre todos la mataron y ella
sola se murió.
jueves, 20 de febrero de 2014
La hamburguesa de Hemingway
Ernest Hemingway fue un hombre
que guardaba todo tipo de papelitos. Por eso hemos sabido ahora cuál era su
hamburguesa preferida. La tenía apuntada a máquina en un papel amarillento. Se
trata de la “Papa’s Favorite Wild West Hamburger”. Y esta receta ha salido de
entre los 2.500 documentos personales recién descubiertos en su finca Vigía, a
las afueras de La Habana. En
su confección se necesitaban 1
libra de carne de vacuno molida baja en grasa; 2 dientes
de ajo picado; 2 cebollitas verdes picadas; perejil; 1 cucharadita de “indian
relish” (que luego diré en qué consiste); dos cucharadas de alcaparras; 1
cucharadita de Sage Islands (salvia, de la familia de la menta, de sabor
caliente y picante, casi balsámico); ½ cucharadita de Spice Islands Beau
Monde Seasoning (ya veremos de qué se
trata); media cucharadita de pimienta picante
de Spice Islands; sal y pimienta; 1 huevo batido en una taza con un
tenedor; 1/3 de taza de vino tinto o blanco seco; y, finalmente, una cucharada
de aceite.
--El “indian relish” se hace de
la siguiente manera: en una cacerola
mediana y a fuego mediano, se
mezclan pimientos rojos, cebolla,
vinagre de vino blanco, azúcar y las hojuelas de pimiento rojo triturado.
Ya en ebullición, se reduce a fuego lento y
se le da vueltas ocasionalmente hasta que espese. Revolviendo ocasionalmente
durante 30 minutos. Mas tarde se refrigera durante 4 horas como mínimo.
--El “Spice Islands Beau Monde de Seasoning" no es
otra cosa que una mezcla de apio, cebolla, sal con un toque dulce.
(Tanto el “Indian relish”, como el “Sage islands”
o el “Spice islands Beau Monde Seasoning” sobre los que hace referencia
Hemingway, venían todos ellos en frascos que se adquirían en tiendas de La Habana con esos productos,
entonces elaborados por Mt. Orive y por algún otro fabricante, como ahora
sucede con ketchup o la salsa boloñesa que utilizamos en los espaguetis).
Una hamburguesa, la que le gustaba saborear a
Hemingway, nada tiene que ver, sobre
todo en tamaño y sabor, con ese triste espectro culinario que nos ofrecen en
España esas cadenas franquiciadas de “fast food” por todos conocidas.
miércoles, 19 de febrero de 2014
Manguis y raqueros
La primera línea del tranvía que
hizo Belloch en Zaragoza dicen que es un éxito de explotación. Pero ahora
descubrimos, según reconoce Carmen Dueso, concejala de Servicios Públicos, que
una parte importante de los viajeros nunca paga su billete. O sea, que unos
1.000 ciudadanos se montan, esperan a que arranque y se bajan en su destino final
con cargo al maestro armero, pese a que la compañía Urbanos de Zaragoza cuenta
con 6 inspectores y 12 cámaras de seguridad que observan todo lo que ocurre
dentro y fuera como si se tratase de las zonas protegidas del CNI. Pasa lo
mismo en las grandes superficies. Por mucho control que exista siempre hay
alguien que entra para dar una vuelta y sale a la media hora con tres latas de
escabeche, dos botellas de güisqui y dos bandejas de filetes de ternera
colocadas bajo la gabardina a modo de hombreras. Y no pasa nada. Y si pasa,
¿qué pasa? Este es un país de manguis a todos los niveles sociales. La gente
del común es consciente de que la vida está muy achuchada, que el sueldo sólo
llega hasta el final de la primera quincena y que, si te pillan y el valor de
lo hurtado es inferior a 400 euros, no pasa nada. Para que el valor de lo
trincado sea de varios millones de euros, y tampoco pase nada, hay que ser político,
pero no al estilo de Martín Villa que, como hoy recuerda Antonio Burgos en su
“El Recuadro” de Abc de Sevilla, ya iba en coche oficial a los 28 años cuando
era jefe nacional del SEU. Martín Villa, que yo sepa, sólo trincaba poltronas
oficiales o sillones de despacho de empresas del INI una vez privatizadas y
coches del PMM para sus desplazamientos. Para que el valor de lo trincado sea,
como digo, de varios millones, hay que ser político, mejor aún extesorero de un
partido; o estar presuntamente relacionado con ellos a modo de “correa” de
transmisión de favores (ver el rol de
los 175 implicados del caso Gürtel por
si una vez leída la relación les suena alguna de sus caras); o saber hacer
chanchullos con los ERE, (caso de Andalucía), o presuntamente trincar desde un
sindicato, como presuntamente ha hecho UGT
(también en Andalucía); o, por último, ser hijo (político, claro) del
Rey y estar imputado por presuntos excesos financieros. Montar de gorra en el
tranvía zaragozano o trincar dos latas de escabeche de Vigo o tres latas de
mejillones de Albo son cosas de raqueros. Ni siquiera son delitos, ya digo,
sino faltas. La cleptomanía sólo es un trastorno en control de impulsos
relacionado con objetos de poco valor. Además, los cleptómanos raqueros suelen
tener sentimiento de culpa, cosa que no sucede con los grandes manguis, esos
sinvergüenzas de cuello blanco, algunos también muy raqueros, que están
convencidos de que España es su cortijo. Lo peor de todo es que casi siempre
suelen irse de rositas.
martes, 18 de febrero de 2014
Tirar de la manta
El pasado domingo, en “El regreso
sefardita”, comentaba algo sobre otro artículo de Manuel Vicent (“La llave”)
aparecido ese mismo día en El País. Hacía referencia Vicent a la expulsión de
los judíos en 1492 de aquellos individuos que no desearon ser bautizados. Vicent,
ameno como siempre, refería en su artículo un bazar de Estambul donde conoció a un sefardí que guardaba como
un tesoro la llave de la casa de Toledo desde sus antepasados y, también, que
éste había hecho varios viajes a España donde, en cierta ocasión, encontró en
la almoneda de un gitano de Plasencia una cerradura herrumbrosa que abría esa
llave. La razón por la que vuelvo a aquel artículo de Vicent está relacionada
con una noticia que aparece, hoy martes, en El Periódico de Aragón: “Los
moriscos piden los mismos derechos que tendrán los sefardís”. Pues bien, Lo
primero que habría que decirle al redactor de la noticia es que el plural de
sefardí (que deriva del hebreo “sefard”, topónimo bíblico que la tradición
identificó con la Península Ibérica)
es sefardíes. Los judíos conversos fueron despectivamente conocidos como
marranos, de la misma manera que los musulmanes que se convirtieron al
cristianismo fueron conocidos como moriscos, quienes dejaron buena parte de
España sembrada de edificios de estilo mudéjar, sobre todo en Teruel. Pese a su
conversión, los moriscos siguieron hablando en árabe y manteniendo las tradiciones culturales del Islam, hasta que
una orden de Felipe III obligó a su expulsión definitiva. Así, entre 1609 y 1613
tuvieron que marchar a la diáspora alrededor de 300.000 “cristianos nuevos”.
Por otro lado, se sabe que tras el edicto de expulsión de los judíos, los
marranos (también “cristianos nuevos”) se vieron obligados a cambiar, además de
religión, de tradiciones, costumbres y apellidos. Los “cristianos viejos”, con
el recelo de los incultos, exigieron “limpieza de sangre” hasta el punto de que
hubo que escribirse los nombres de esos marranos en unos grandes lienzos (mantas)
que de inmediato colgaron de iglesias y catedrales. Así, la “manta” de Tudela
(colgada en 1610 en la capilla del Cristo del Perdón, permaneció allí hasta
mediados del s.XIX) es un ejemplo de ello y fue famosa al llevar inscrita más
de doscientos “mantudos”. La expresión “tirar de la manta” proviene de aquella
sinrazón y significaba, ayer y siempre, “descubrir lo que había interés en mantener
secreto”, entonces referido al deseo de que las generaciones futuras supieran
la verdad sobre la “pureza de sangre” de los “cristianos viejos”. Pero todo
estuvo rodeado de una gran hipocresía. Por algo reza el refrán: “Dime de qué
presumes y te diré de qué careces”.
lunes, 17 de febrero de 2014
Fernández Díaz copia a Virgilio
El ministro de Interior, Jorge
Fernández Díaz, siempre me sorprende con alguna “chorrada”. La última, referida
a la Guardia Civil.
Ha asegurado que sus funciones son “un pronóstico feliz para el afligido en
tierra y en mar, en Ceuta, en Melilla y en toda España”. Le ha faltado decir
“por aire”. ¿O es que la Guardia Civil
no realiza rescates de montañeros, o no controla la seguridad de carreteras
mediante helicópteros? Pues sí, mire, por aire también. Lo que no entiendo es
lo de “pronóstico feliz”. Los pronósticos felices los hace, por ejemplo, el
médico cuando señala al paciente que su enfermedad, en principio aparentemente
seria, remite con unos ibuprofeno en
desayuno, comida y cena. La Guardia Civil
no está para hacer pronósticos sino para perseguir al delincuente y ponerlo en
manos de la Ley. También,
para ayudar, como así lo hace, a todo aquel ciudadano que necesite de su
asistencia en caso de calamidad. Pero la Guardia Civil no está para
hacer pronósticos. Para eso sobra con los pronósticos del “hombre del tiempo” en los telediarios. Esos
sí que hacen pronósticos. Y, además, aciertan. El director general de la Guardia Civil, que
tiene rango de subsecretario y que depende del secretario de Estado de
Seguridad, tiene entre otras funciones la de dirigir, impulsar y coordinar el
servicio de sus unidades. Arsenio Fernández de Mesa Díaz del Rio, que ahora amenaza
a algunos periodistas y a todo aquel que “critique” la actuación de la Benemérita en los
últimos sucesos de Ceuta, es el mismo personaje que siendo delegado del
Gobierno en Galicia (2002 a
2004) comentó que el petróleo del “Prestige” no iban a tocar las costas
gallegas y que el líquido derramado, sobre el que ignoraba la cantidad de
toneladas que albergaba en sus depósitos,
se quedarían en el fondo del mar en forma de adoquines. Y por si alguien lo
duda, le diré que ese señor está en posesión de la
Gran Cruz del Mérito Naval. Pues bien,
partiendo de la base que la Guardia Civil
hace en todo momento lo que sus superiores le ordenan, queda automáticamente
exonerada de responsabilidad en el uso de pelotas de goma o de balas de fogueo
en los sucesos de Ceuta. Por tanto, de existir alguna responsabilidad, que no
lo sé, siempre sería de sus mandos. Y cuando digo de sus mandos elevo el alza
de mi pluma hasta Jorge Fernández Díaz, responsable de Interior. Pero aquí
sabido es que nadie está dispuesto a dimitir de su cargo cuando se pone en
entredicho el proceder de su gestión. Pasa con Mato, con Wert, con Ruiz
Gallardón, con Báñez… “Si quieres saber cómo es Paquillo dale un carguillo”. Ya
lo dijo Virgilio: “¡Feliz el que ha llegado a conocer las causas de las
cosas!”.
domingo, 16 de febrero de 2014
El regreso sefardita
En su artículo “La llave”, publicad
hoy en El País, Manuel Vicent hace referencia a la expulsión de los judíos
llevada a cabo por los Reyes Católicos el 31 de marzo de 1492 mediante el
Edicto de Granada. Se puso a los judíos entre la
espada y la pared: o se bautizaban o
debían abandonar el territorio. Catorce años antes se había instaurado la Inquisición en el
Reino de Castilla y nueve antes en el Reino de Aragón, con el fin de perseguir
a los judeoconversos tachados de “marranos”; es decir, aquellos hebreos que se
bautizaban para continuar viviendo en nuestro territorio pero que seguían
clandestinamente conservando sus costumbres anteriores y su antigua religión. Dice Vicent: “Al ser aventados a un exilio
apátrida los judíos se llevaron la ciencia y el comercio. Aquí quedaron los
cristianos viejos con el tocino, la hidalguía, el jubón raído y la hoguera”. Pero,
curiosamente, aquel rancio Edicto de Granada no sería oficialmente derogado hasta 1970, el año del famoso “juicio
de Burgos”. Sólo un año antes Franco, por su avanzada edad, se había visto
obligado a designar un sucesor “a título de rey”. Ya en 1391 las juderías de
Castilla y de Aragón habían sido masacradas. En Sevilla, en 1378, se mandó
derribar las sinagogas y requisar los libros de oraciones. En Castilla, en 1412
se ordenó que los judíos se dejen barba y llevasen un distintivo rojo cosido a
la ropa para poder ser reconocidos (para poder “seguirles la pista”, diría yo);
y en Aragón se declaró ilícita la posesión del talmud (libro que recoge las discusiones sobre leyes judías, tradiciones, costumbres,
historias y leyendas) y se limitó el
número de sinagogas por aljama, es decir, por cada comunidad judía que
autogestionaba la recaudación de los diversos impuestos que la Corona imponía sobre ellos.
“En el bazar de Estambul –sigue relatando Manuel Vicent en su artículo- un
sefardita comerciante de ámbar me contó que sus antepasados vivían en Toledo y
él había realizado varios viajes a España con la llave de una puerta que solo
estaba en sus sueños. La puerta ya no existía, pero pensó que, tal vez, la
cerradura pudiera andar perdida en manos de algún chamarilero. Después de
recorrer cientos de anticuarios por toda España un día se produjo el milagro.
Entre los cachivaches de una almoneda, que regentaba un gitano de Plasencia, el
sefardita encontró una cerradura herrumbrosa del siglo XV en la que su
llave encajaba y funcionaba perfectamente”. Bien está lo que bien acaba.
sábado, 15 de febrero de 2014
Las rebajas de Belloch
Las nuevas ordenanzas municipales
del Ayuntamiento de Zaragoza, que preside Juan Alberto Belloch, contemplan
novedades. El Ayuntamiento de la Inmortal
Ciudad, que debe tal título a que sus vecinos resisten lo que
les echen, incluido el aumento constante de las tasas municipales, ruidos
insoportables, basura fuera de los
contenedores y un constante olor a mierda, ya parece El Corte Ingles:
“Aproveche las rebajas de la temporada
de primavera”. Esos grandes almacenes, digo, fundados por el asturiano Ramón
Areces, aquel empleado de El Encato, de La Habana, que compartió a partir de los años veinte
del siglo pasado quehaceres con mi abuelo Aquilino, también asturiano, y que
vendieron cortes de telas para trajes a todos los poderosos desde que Alfredo
Zallas Alfonso fuera presidente democrático, y durante los posteriores mandatos
de Gerardo Machado Morales, del general Alberto Herrera Franchi, de Carlos
Manuel Céspedes Quesada (nombrado a dedo por el anterior), de Ramón Grau San
Martín y de Carlos Hervia de los Reyes. Pues bien, a lo que iba, ahora resulta
que los desempleados zaragozanos podrán cambiar algunas multas de actos
incívicos por charlas de dos horas. Lo que ya no sé es qué demonios se
explicará en tales charlas y quiénes serán los encargados de impartirlas.
También ignoro si, una vez recibidas las charlas, se les hará entrega a los ya
exincívicos ciudadanos de un diploma similar al que años atrás se entregaba a
todo aquel que hubiese hecho cursillos de Cristiandad con aprovechamiento. O
sea, te pilla la Policía Local
meando en la trasera de La Seo
mientras unos japoneses hacen fotos, o sacando la litrona en un banco de la Plaza del Justicia, o no
recogiendo los excrementos de tu perro en el Paseo de Calanda, o haciendo grafitis
en los laterales del tranvía (aprovechando que se ha quedado más parado que el
caballito de bronce, que recuerda a Ángel Cordero, justo en un cruce donde
interrumpe el tráfico de tres calles), o colocando un cartel que diga, por
ejemplo, “Manitas se ofrece para trabajos en domicilios. No se cobra salida”, y
es entonces cuando te aplican la sanción ipso facto, o bien aparecen dos
tipos vestidos al estilo de los mormones, o sea, en camisa de manga corta y
corbata, y toman nota de tus datos personales para que asistas a las charlas
programadas. Así, por cada dos horas de
charlas sobre no sabemos qué se perdonarán 50 euros del total de la sanción
impuesta. También podrán evitar la
correspondiente multa aquellos individuos que se encuentren bajo la acción protectora
de los servicios sociales municipales, que es como un paquete separado de la
protectora de animales, igual que ahora existe un desglose entre Adif y Renfe
Operadora en los asuntos ferroviarios. De igual modo, el Ayuntamiento, que está
seco como la mojama por falta de cast-flow, ofrece importantes descuentos por
pronto pago, es decir, un 50% del
importe de la sanción si el pago se hace efectivo antes del inicio del proceso
sancionador y una reducción del 20% de la multa si el abono se efectúa antes de
la resolución. Ya digo, como en las ofertas de El Corte Inglés en época de
rebajas. Sólo falta que el Ayuntamiento ofrezca la fórmula del “dos por uno”,
como el Pryca: “Cometa dos infracciones y sólo pague una. Y una chochona de
regalo” ¿Que qué es la chochona? La muñeca que Manolo Fernández (q.e.p.d) llevaba en su Tómbola del Cubo. Ea,
me voy de paseo a ver si me encuentro a Belloch por la calle, por la calle de
la amargura, que es por la que transitamos.
viernes, 14 de febrero de 2014
Cánones y Obstetricia
El obispo auxiliar de Madrid,
Juan Antonio Martínez Camino, ha manifestado en Valencia que “si se realiza un
aborto, todos los que han colaborado directamente y cuya colaboración ha sido
necesaria para que se lleve a cabo el aborto, tienen pena de excomunión 'ipso
facto', porque la Iglesia
quiere defender a los débiles, no porque esté en contra de las mujeres”, y
preguntado sobre las víctimas de una violación, Martínez Camino ha afirmado que
“cuando una mujer ha sido objeto de un crimen tremendo, hay que apoyarla y hay
que ayudarla todo lo que se pueda, pero ser objeto de una injusticia no
justifica cometer otra”. Si no interpreto mal sus palabras, viene a decir que
la mujer violada debe hacerse cargo de “lo que venga” aunque ese “regalito” sea
el vivo retrato del violador. No estoy de acuerdo con ese obispo. El 8 de
octubre de 1983, Rosa Montero, en su artículo “Repetición”, publicado en El
País, señalaba: “Los antiabortistas confunden la vida celular con la vida
humana, la potencialidad de desarrollo del embrión con el hecho en sí de ser
persona. Defienden escandalizadamente la vida de una brizna de materia, de un
feto de apenas un centímetro, y desdeñan las muchas y distintas muertes que con
su postura pueden acarrear en la vida de las madres. No entiendo cómo pueden
ser tan crueles”. (…) Un poco más adelante, Rosa Montero hace referencia a las
monjas misioneras violadas en África y que recibieron dispensa papal para que
pudiesen tomar pastillas abortivas. Ya
en la Edad Media
se distinguía entre excomunión mayor y excomunión menor. Con la primera de
ellas, al pecador se separaba de la Iglesia; con la segunda,
se le excluía de recibir los sacramentos. El Código de Derecho Canónico de 1917
distinguía entre excomunión automática (‘latae sententiae’), en las
que se incurría por la misma realización del acto penalizado, y las
excomuniones por sentencia (‘ferendae
sententiae’), que sólo eran operativas al pronunciarlas la
autoridad competente. El Código de Derecho Canónico de 1917 quedó modificado en
el Código de 1983, donde no se daba definición de la excomunión. Es curioso,
por otro lado lo fácil que resulta ser excomulgado y lo dificultoso, por no
decir imposible, que resulta apostatar y ser dado de baja en el libro-registro de bautizados en las
parroquias de la Iglesia Católica.
Aquí algo falla. España, pese a los tijeretazos en las libertades por parte del
ministro Ruiz Gallardón, sigue siendo un Estado de Derecho y me parece que
Martínez Camino confunde el culo con las témporas y los cánones con la Obstetricia.
jueves, 13 de febrero de 2014
La tragedia de Tarajal
Fernández Díaz, el actual
ministro de Interior, dice que se utilizaron bolas de goma “disuasorias” en
Ceuta por miembros de la Guardia Civil.
Pero también señala que “ningún emigrante pasó las líneas fronterizas” y que
todas las muertes se produjeron en aguas marroquíes. Las palabras del ministro
traen el recuerdo para algunos ciudadanos, no en mi caso, de la película “Río
Bravo” contada por Alfonso Sánchez. Es decir, en Ceuta hay unos subsaharianos
dispuestos a cruzar las líneas españolas desde Marruecos.Y para ello, unos
subsaharianos se enfrentan a las concertinas en su intento frustrado de saltar
al otro lado de la valla; y otros, los menos, pretenden hacerlo por la playa
del Tarajal, donde el agua llega como mucho a la rodilla de un tutsi o al
ombligo de un hutu, para que nos podamos hacer idea, en el intento de salvar una pequeña verja que
penetra en el mar como de unos doce metros, echándolo largo. Y en ese trayecto
se ahogan una quincena de ellos.
Fernández Díaz ha dicho hoy en la
Comisión de Interior del Congreso que “los agentes de la Guardia Civil
comenzaron a disparar pelotas de goma desde la playa y hacia al mar, pero
guardando una distancia de, al menos, 25 metros de los inmigrantes, con el fin de que
los disparos no dieran directamente a las personas” y, también, que “la ‘inusitada actitud violenta’
de estos inmigrantes obligó a la Guardia Civil a usar el material antidisturbios.
Pues bien, conociendo a la Guardia Civil,
estoy convencido que en todo momento se trató a los 23 subsaharianos que habían
conseguido llegar a Ceuta con absoluto respeto. Pero lo afirmo, no por que crea
en las palabras del peor ministro del Interior que ha tenido la democracia si
exceptuamos a Corcuera, sino por ser consciente del bienhacer tantas veces
demostrado por el Benemérito Cuerpo. Lo de la película “Río Bravo” es distinto.
En un bando, se encuentra una cuadrilla de pistoleros dispuestos a todo por
sacar a un asesino de prisión. En el
otro bando, tan sólo se encuentra el sheriff y sus dos ayudantes: uno, un
borracho, y el otro, un viejo lisiado. En el caso de Ceuta, por un lado hay
unos pobres desgraciados manejados por
las mafias que intentan llegar a Europa
al precio que sea. Por el otro, unas Fuerzas del Orden que, en el cumplimiento
de su deber, intentan impedirlo del modo menos agresivo. Así de simple.
miércoles, 12 de febrero de 2014
Gorrones de la Historia
Julián Casanova publica hoy en El
País “El castigo en las posguerras (1939-1945)” y, entre otras cosas, hace
referencia al día 9 de febrero de 1939, cuando Franco firmó en Burgos la Ley de Responsabilidades
Políticas, donde se afirmaba que los republicanos eran los responsables de la
guerra y tenían que pagar por ello. “En ella –cuenta Casanova- se declaraba ‘la
responsabilidad política de las personas, tanto jurídicas como físicas’, que,
con efectos retroactivos, desde el 1 de octubre de 1934, ‘contribuyeron a crear
o agravar la subversión de todo orden de que se hizo víctima a España’ y que a
partir del 18 de julio de 1936 se hubieron opuesto al ‘Movimiento Nacional con
actos concretos o con pasividad grave’. Todos los partidos y ‘agrupaciones
políticas y sociales’ que habían integrado el Frente Popular, sus ‘aliados, las
organizaciones separatistas’, quedaban ‘fuera de la Ley’ y sufrirían ‘la pérdida
absoluta de los derechos de toda clase y la pérdida total de todos sus bienes’,
que pasarían ‘íntegramente’ a ser propiedad del Estado”. Por asociación de
ideas, los españoles estamos ahora atravesando la peor crisis económica desde
el fin de la guerra. Hemos salido de la recesión pero no de la crisis. Existen
casi seis millones de desempleados y se están perdiendo con el Gobierno
presidido por Mariano Rajoy gran parte de los derechos conquistados por los
trabajadores con lucha y sangre. Se nos obliga a efectuar un repago en los
medicamentos de la Seguridad Social,
se congelan convenios colectivos y sueldos de los funcionarios, se multan a
determinados manifestantes en la calle por parte de los gobiernos civiles, se
intenta privatizar la Sanidad,
el sistema educativo es un caos, han subido todos los impuestos de forma
escandalosa, se han rescatado unas cajas de ahorro, gobernadas por políticos y
sindicalistas, mediante dinero europeo avalado por el FROB y que no piensan
devolver. El caso de Blesa en Cajamadrid es de libro. El Gobierno central y las
Comunidades Autónomas no disminuyen el gasto corriente y la deuda soberana
había crecido en el tercer trimestre de 1913 en 11.448 millones de euros,
situándose en 954.863 millones, equivalente al 93’40 % del PIB. Ante este
difícil panorama, muchos españoles nos preguntamos si acaso tendremos que pagar,
como así parece, todos los despilfarros ajenos producidos por pésimos gestores,
o sea, los golpistas que hicieron una guerra civil, la ganaron y culparon más
tarde a aquellos que habían estado a favor del Gobierno legítimo. Y como era de
esperar, cargaron sobre sus lomos toda la responsabilidad, no ya desde el
principio de la guerra sino que aplicaron tales responsabilidades con carácter
retroactivo desde 1931 con represalias de abrigo. Ahora nos toca al común de
los ciudadanos cargar con los errores de una Casa Real desprestigiada, de unos
gobernantes nefastos, de unos banqueros avariciosos, de unos especuladores sin
freno y de una Conferencia Episcopal presidida por Rouco Varela que se ha
colocado de perfil a la hora de valorar el enorme sacrificio de muchos
sacerdotes y monjas luchadores a cambio de nada y ante el dolor de una legión
de nietos y padres obligados a malvivir a costa de la miserable pensión de los
abuelos. Esos sórdidos personajillos nunca pagan sus errores. Son lo yo he dado
en llamar los gorrones de la
Historia. El resultado está a la vista y no puede ser más turbador.
martes, 11 de febrero de 2014
El último, que apague la luz
¡Válgame la Virgen de la Estrella! Está bien tener
memoria histórica, para que determinadas situaciones indeseables no vuelvan a
repetirse. Pero en Abc de Sevilla leo un blog de Romualdo Maestre haciendo
referencia a una exposición de pintura en el Instituto de Enseñanza Secundaria
“Las Encinas”, de Valencina de la
Concepción (Sevilla), donde aparecen quince cuadros de Antonio Garrido de lo más
variopinto desde el pasado 4 de febrero. Unas pinturas que, posteriormente,
irán destinadas al Museo Internacional de Arte Moderno en la Ville de Sète (Francia). En ese pueblo sevillano, regido por el
socialista Antonio Manuel Suárez Sánchez, y que se llamó Valencina del Arcor
hasta 1948, han confundido la Guerra Civil
con la astracanada, o con la
Romería de Torrijos, donde cada segundo domingo de octubre
acuden gentes de todos los pueblos vecinos: Salteras, Gines, Santiponce, Camas,
La Algaba,
Olivares, Abaida, Castilleja de la
Cuesta, Castilleja de Guzmán… Pero si bien todos los cuadros
presentes son grotescos y de un dudoso gusto a la hora de concebir el arte, concretamente
uno de ellos es especialmente burdo. Se mezclan churras con merinas y en él aparece hasta un personaje fallecido muchos
años antes, o sea, el cardenal Marcelo Spínola, fundador en 1889 de “El Correo
de Andalucía”, fallecido en Sevilla en
1906. Pues bien, en el cuadro aparece arriba, a la izquierda, un pelotón
compuesto por miembros de la Guardia Civil y de
Falange fusilando a unos republicanos en una tapia próxima al arco de La Macarena; en el centro de
la imagen, una camioneta “Ford” conducida por un torero y que transporta a un
grupo de ciudadanos maniatados y escoltados por la Benemérita y que van a
recibir el “paseo”. En la puerta de la camioneta pone “Pepe el Algabeño. Toros
y tiros”. Y detrás de la furgoneta, Queipo de Llano en un altillo y con una
botella en la mano dispuesto a arengar por radio (como acostumbraba a hacerlo
desde la primera planta de un edificio en la sevillana Plaza del Duque) y entre
la trasera de la camioneta y el general Queipo, un soldado de Regulares con
otra botella, otro soldado de la
Legión que descansa un brazo en su hombro, y detrás el
cardenal Spínola con gesto de dar la bendición. Y a la derecha, en la parte de
abajo, avanza una procesión de Semana Santa ajena a los fusilamientos. Todo muy
naif. ¡Lo que se van a reír en Sète con esta exposición! Tenía entendido que el
“plan Wert” estaba dividido en cinco grandes bloques, que a su vez se
convertían en dos líneas estratégicas: primero, el uso de la cultura como
mecanismo para promover la “marca España”; y segundo, promover un uso eficiente
y racional de los recursos culturales. Si esto forma parte de la “marca
España”, vámonos. El último que apague
la luz.
lunes, 10 de febrero de 2014
Ver para creer
El manejo de los dedos, en
mecanografía o en música, tiene su importancia. Yo música no sé, no tengo piano
ni arpa y en el ordenador me manejo con dos o tres dedos de cada mano. ¡Qué le
vamos a hacer! Ahora leo el motivo por el que se escurre hacia abajo la
hamburguesa, el ketchup, el pepinillo y la mostaza cuando pretendemos hincarle
el diente. La solución ha llegado de la mano de unos científicos japoneses. El
secreto estriba, según leo hoy en Abc, en “sujetar la hamburguesa sin apretarla
demasiado con los dedos pulgar y meñique en la parte inferior, y con los otros
tres abiertos en la parte superior”. El error llega cuando se colocan los dedos
pulgares en la parte inferior del pan y los otros cuatro dedos en la parte
superior. Ahí es cuando “llega la tragedia”: la hamburguesa baja al plato, se
cae al suelo o nos mancha la corbata. Menos mal que siempre hay genios, en este
caso un perito en mecánica de fluidos,
un ingeniero y un odontólogo, dispuestos a hacernos la vida más fácil. De la
misma manera, ahora espero que todo ciudadano aprenda la mejor manera de
introducir un supositoro por el ano de forma correcta. Yo durante mucho tiempo
creí que, teniendo en cuenta su forma de torpedo, debía introducirse por su
parte más puntiaguda, como de igual modo lo entendió su diseñador en el siglo
XIX, un tal Henry S. Wellcome. Le pareció a él, y me parecía a mí, que era de
sentido común. Pero una farmacéutica
conocida me ha comentado que es mejor hacerlo por la base plana, ya que los
esfínteres del recto en contacto con la parte afilada empujan al interior hasta
la parte más profunda, facilitando la absorción de su principio activo. No sé
qué diría hoy al respecto el señor Wellcome. Cualquiera sabe… Ahora resulta que la ministra Báñez considera “un fracaso” un ajuste
salarial a largo plazo. ¡Pero si la reforma laboral la ha hecho ella! Un farmacéutico
de La Rioja
establecido en Bilbao, el doctor Salustiano de Orive, descubrió en 1870 en su
laboratorio de la calle Ascao, el “Licor
del Polo de Orive”, que más tarde se quedó en “Licor del Polo” y, en 1920, el “Jarabe
Orive”, contra la tos. El “Licor del Polo” (hoy producido por Henkel) debe su
nombre a un compañero suyo de carrera, Apolinar Espinosa, apodado “Polo”, que
había empleado algunas sustancias que se utilizaban en el Polo Norte para
combatir el escorbuto. Una hija de Salustiano de Orive se casó con José Espinosa,
hijo de “Polo”, y tuvieron un hijo, Alfredo Espinosa de Orive, que llegó a ser
consejero de Sanidad del Gobierno Vasco por Unión Republicana y fusilado
durante la Guerra Civil.
Pues bien, poco antes de morir, don Salustiano de Orive, notorio activista
anticlerical, dejó bien claro que, por no creer, no creía en su jarabe para la
tos ni en los beneficios para la higiene de la boca del dentífrico por él
inventado. Así que no sé a qué carta quedarme.
domingo, 9 de febrero de 2014
No hay corrupto sin corruptor
Cuenta Joseph Ramoneda en El País
que “la nula voluntad de afrontar la cuestión de la corrupción por parte de las
instituciones solo tiene una explicación: conseguir que la ciudadanía la acepte
como un dato de la realidad, aunque la desconfianza se haga crónica. Normalizar
la corrupción para que deje de ser noticia”. Estamos apañados. Lo sucedido ayer
con Cristina de Borbón es de libro. Se le ha dado más importancia a la
prohibición de que entrasen móviles y a que no se fotografiase la sala de
vistas (la Policía
revisó hasta el interior de los bolígrafos); a cómo debía bajar la infanta la
rampa, si en coche o caminado; a si pasaría o no el arco de seguridad,
etcétera, que al meollo de la cuestión, al que sólo esta señora ha respondido
con evasivas al estilo de “no sé”, “no recuerdo”, “me fiaba de mi marido”…, de
acuerdo con lo recomendado por la defensa. No pasa nada, todo imputado tiene
derecho a mentir. Dice, y dice bien Ramoneda, que “si todos son iguales (ante la Ley), los que salen ganando
son los grandes corruptos”. (…) “No hay corrupto sin corruptor. Si nadie
pagara, el corrupto dejaría de pedir”. A una de las preguntas del juez Castro,
contestó la infanta: “Tengo diez tarjetas de crédito y a veces me confundo”.
¡Que mal suena eso en un país con seis millones de desempleados y casi tres
millones de pobres! A Dinio García, el cubano que pidió en matrimonio a
Marujita Díaz, le confundía la noche. A la infanta, según se desprende de esa
contestación al juez, le confunde el manejo de la
Visa Oro. Cae la noche del sábado de un
frío febrero y en las discotecas de Palma suena un popurrí de salsas, merengues
y reggaetones, y el esperpento toma cuerpo en forma de luces de neón. El PP se
desploma en intención de voto, la
Monarquía se hunde en las encuestas y Felipe González
presenta en sociedad (en la sociedad del Ibex 35, quiero decir) a Susana Díaz,
al estilo de la arnichesca Florita Trevélez. Joder, qué mal rollo…
sábado, 8 de febrero de 2014
Ahogados en la desventura
Escrito en la prensa del Grupo Z:
“La infanta Cristina ha entrado a pie tras bajar la rampa en coche”. Total,
once pasos. Hombre, no lo iba a hacer en parihuelas, o en silla gestatoria,
¡estaría bueno! El abogado de la hija del Rey, Jesús Silva, ese hombre que
sonríe de forma estúpida cuando habla con la prensa, ha comentado “que acude
bien preparada” ante su encuentro con el juez Castro. A ver, no se trata de
opositar a Notarías sino de demostrar que nada tiene que ver con los oscuros
manejos de Urdangarín, su marido, en Caso Nóos ni con la empresa patrimonial
Aizoon (donde se desviaron fondos de las arcas valencianas y baleares) y de la
que utilizaba la “Visa Oro” en compra de ropa infantil de lujo, flores, peajes
en autopistas y excursiones. Y el fiscal Pedro Horrach, inexplicablemente, mantiene
antes de que ésta haya declarado que la duquesa no ha cometido delito “porque
la cuota defraudada es penalmente irrelevante”. Como dicen los de mi tierra, ¡qué
trazas de melonar! ¿Que es para ese fiscal un fraude relevante? En el caso Nóos
se han detectado posibles delitos de malversación de fondos públicos, cohecho,
estafa, blanqueo de capitales y fraude fiscal. “Un lamentable espectáculo –como
señala hoy Pablo Sebastián en “República.com”- adornado de toda clase de
intrigas y presiones políticas emanadas de los más altos palacios del Estado, la Moncloa, desde donde el
presidente Rajoy ha declarado que la
Infanta es ‘inocente’ y La Zarzuela, desde donde el
Jefe de la Casa
del Rey Rafael Spottorno calificó el proceso judicial de ‘martirio”. Rajoy,
cuya pésima gestión al frente del Ejecutivo está haciendo buena la política
llevada a cabo por el infausto Zapatero, debería haber sido más prudente y no
decir, como dijo, que la infanta es “inocente” antes del pronunciamiento de la Justicia. Ser imputado no
equivale a ser procesado y Rajoy debería saberlo. Pero este hombre está, según
se desprende, más cerca de Babia que de la coherencia Los abogados de la
infanta confían en el sobreseimiento de la causa, bien ahora, en primera
instancia, o más tarde mediante recurso ante la Audiencia Provincial
de Palma. Pero ya conocen la maldición gitana: “pleitos tengas y los ganes”. Es
una lástima que los españoles no hiciesen caso a Juan Prim, en su discurso de
“los tres jamases” pronunciado en la tribuna de oradores de las Cortes Constituyentes
de la Primera
República: “No debe aplicarse la palabra jamás, pero es tal
la convicción que tengo de que la dinastía borbónica se ha hecho imposible para
España, que no vacilo en decir que no volverá jamás, jamás, jamás”. “Para
rellenar esa negativa tajante (José María Pemán, “Interregno”, Abc de Madrid, 30/04/66, p.3) se ensayó todo:
se rebuscaron reyes por Europa, se trajo a un italiano, se ensayó la República unitaria, la
federal, la Dictadura
de Serrano… Hasta que, al fin, los nueve votos que Cánovas tenía en las
Constituyentes, se fueron engordando [él, monárquico, lo escribe de paciencia y
lógica] hasta producir la adhesión masiva y entusiasta que rodeó la vuelta de
Alfonso XII”. Ahí comenzaron nuestros males. Fue, por decirlo de alguna manera,
como la reaparición agresiva de un catarro mal curado que terminó en fatal neumonía
tras el destronamiento de Isabel II, en septiembre de 1868. El posterior
reinado de Alfonso XIII fue una calamidad y lo que sobrevino después de su
marcha por Cartagena es por todos bien conocido: la
II República, una cruel guerra civil, la
tremenda represión de los rebeldes ganadores y la dictadura de un generalito
que duró casi cuarenta años. Y a ese generalito de apellido Franco se le debe
la reinstauración de los Borbones en España, y vuelta a empezar. Los españoles
no aprendemos de la Historia. A
Spottorno le preguntaría: ¿Para quién es el martirio? Sin duda para los
españoles, incapaces de poder actuar frente a la corrupción de partidos y
sindicatos, con un Gobierno que ha incumplido todas sus promesas electorales,
con una Banca rescatada y sin intención alguna de devolver el dinero prestado
por el FROB, con una industria hundida, con una clase media empobrecida y en la
que están ahogados en la desventura casi seis millones de ciudadanos.
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