A mi entender, algo debería hacerse desde los
organismos competentes del Estado ante el expolio cometido por la Iglesia
Católica mediante inmatriculaciones de edificios, iglesias, catedrales,
ermitas, plazas y cementerios hasta ahora de dominio público como consecuencia
de una obsoleta ley hipotecaria de 1946, modificada en 1998 con el Gobierno
presidido por Aznar, sin prestar la
debida documentación acreditativa por parte de los obispos. Sólo entre 1998 y 2005 los obispados de las diferentes
diócesis registraron más de 30.000 fincas, entre ellas la Mezquita de Córdoba y
la catedral de La Seo, que producen cuantiosos beneficios anuales por la venta
de entradas para poder ser visitadas. Sólo conozco un caso de reversión: Sam
Juan de los Panetes, en Zaragoza, declarada monumento histórico-artístico en
1933, a instancias de Zaragoza en Común, siendo alcalde Pedro Santisteve. Fue inmatriculada por el Arzobispado en 1989,
siendo su titular Manuel Ureña Pastor,
nombrado arzobispo a instancias del cardenal Rouco Varela, y relevado de sus funciones años más tarde por
ocultar un acoso (y la correspondiente indemnización de 105.000 euros a un
diácono despedido por motivos secretos relacionados con un escándalo sexual y
al que Ureña había decidido no ordenar sacerdote). Al tratarse, como digo, la
iglesia de San Juan de los Panetes un bien de titularidad de la Administración
General del Estado, una sentencia determinó que se recuperase y se inscribiese
a nombre del Ministerio de Cultura. De no ponerse freno a ese sindiós, a no
tardar mucho, los jerarcas de la Iglesia Católica serán los amos del cotarro,
los nuevos señores feudales. Menos mal que de momento los obispos no ejercen el
ius primae noctis. De hecho, la primera referencia que
se tiene del derecho de pernada en la Edad Media, apareció en la abadía de
Mont-Saint-Michel en 1247. Es una composición en verso, donde
sus autores, los monjes de la abadía, la elaboraron como una herramienta
política, con el objetivo de atraer a sus tierras campesinos provenientes de
los territorios de otros señores feudales: les decían que ellos eran más justos
y que, por tanto, les resultaría más provechoso trasladarse a sus dominios. “Fíate
de la virgen y no corras” fue una frase graciosa atribuida a las fuerzas
isabelinas durante la Primera Guerra Carlista, cuando las tropas favorables al
pretendiente Carlos María Isidro
nombraron “Generalísima de los ejércitos
carlistas” a la Virgen de los
Dolores, a la que le rezaban con devoción antes de entrar en combate. Pero,
debido a ese inusitado y enfermizo fervorín, las tropas tardaron en avanzar y
tomar posiciones sobre los contrarios durante la batalla de Mendigorría. El
resultado fue catastrófico para los carlistas. Pues eso mismo digo yo ahora
ante el expolio de las inmatriculaciones manejadas por los obispos: “Fíate de
la virgen y no corras…”
viernes, 29 de noviembre de 2019
jueves, 28 de noviembre de 2019
Si no se identifica, al pilón
No cabe duda de que la gente de
los pueblos pequeños y de las aldeas de la España vaciada (que suena como
cuando a una mujer le extirpan la matriz) está bastante alarmada desde que ve y
escucha los telediarios de La Cinco que
son como la nueva versión de La Linterna.
No me refiero a ese programa nocturno de la COPE
que gobierna Ángel Expósito, tampoco
a los romances de ciego ni a la literatura de cordel, sino a aquella revista de
incendios, asesinatos, robos y estafas que precedió a El Caso y que salió por primera vez de las rotativas en 1936. En un
excelente ensayo de Rosa María Rodríguez
Cancela (“La prensa de sucesos en el
periodismo español”, Universidad de Sevilla) su autora cuenta que “el
reportero de sucesos de principios del siglo XX ejercía su profesión con no
pocas dificultades: mal pagado, mala imagen y desprestigiado, inaccesibilidad a
las fuentes policiales, etcétera. Pero sí tenía una ventaja y era la de
disponer de más independencia y no depender exclusivamente de la fuente
institucional o policial. El reporterismo de sucesos tenía además un mérito
extraordinario, al requerir de mayor esfuerzo para conseguir esclarecer a los
lectores los motivos de un asesinato. La información política buscaba al
periodista, mientras que la información criminal tenía que ser investigada por
el periodista”. No cabe duda de que el franquismo censuraba toda la información
pero, según Justino Sinova (“La censura
de prensa durante el franquismo”, Espasa Calpe, Madrid, 1989) “la finalidad
que se trataba de ofrecer sobre las noticias de sucesos era moralizante, al
tratar de transmitir a la sociedad el mantenimiento del orden público y la
moralidad”. Como decía al principio, la gente de las aldeas remotas pretende
que en sus calles se instalen cámaras de videovigilancia en núcleos de menos de
250 habitantes. Así, el diario Heraldo de
Aragón señala hoy en sus páginas el ejemplo la comarca de Ribagorza,
“la más
extensa del Pirineo, con 34 municipios y 192 núcleos de población repartidos en
2.380 kilómetros cuadrados, que solo cuenta actualmente con un agente de la Policía
Local, el que tiene
el Ayuntamiento de Benasque”. Y añade que “para paliar la falta de vigilancia,
ya que la Guardia Civil no puede llegar a atender todo el ámbito rural, algunos
alcaldes han solicitado la instalación de cámaras de videovigilancia, pero su
pretensión se topa una y otra vez con la normativa, ya que solo los municipios con
cuerpo de Policía Local capaz de custodiar las imágenes pueden
contar con estos dispositivos”. Sólo queda una drástica solución: cuando un
forastero con la nariz torcida o una cicatriz en la cara aparezca, rué por sus
quebradas callejuelas esquivando cascarrias y no se identifique debidamente ante
el cura ecónomo, el juez de paz, o los ancianos que toman el sol junto a una
tomatera, al pilón de cabeza. Así escarmentará.
miércoles, 27 de noviembre de 2019
Aguinaldo
Ya veremos en qué queda todo este lío de los
aguinaldos, esas cajas con botellas y turrón que las empresas tenían por
costumbre regalar a los empleados en época navideña. Ahora resulta que aquellas
empresas que los han entregado durante varios años consecutivos no pueden dejar
de hacerlo de forma unilateral. Se ha sentado un sorprendente precedente: la repetición
de actos continuados adquiere fuerza de ley. (Derecho consuetudinario). Daniel Ulloa Millares sostiene que “si
el empleador repite un mismo acto (por ejemplo, dar una gratificación
extraordinaria) por dos años o más, no significa la creación de una costumbre,
sino que para verificar la creación de una verdadera costumbre como fuente del derecho, debe
analizarse el cumplimiento de los elementos que la constituyen, a saber: el
elemento geográfico, el objetivo (reiteración de la conducta) y el subjetivo
(conciencia de obligatoriedad)”. Esa obligatoriedad de seguir entregando el “aguinaldo”
a los empleados cuando así se ha hecho durante varios años consecutivos, aunque
no figure en convenio colectivo, lo acaba de avalar tanto la Audiencia
Nacional como el Tribunal Supremo. Ya
verán ustedes cuando el cartero, el barrendero y el portero (serenos ya no
quedan) vengan con sus fueros por haber llamado al timbre cada fin de año desde los tiempos del piojo verde para
desearnos una feliz Navidad, con la entrega de una cartulina; y, a cambio de
esos buenos deseos, hayan recibido una propina o una botella de anís del Mono. No sé si tales visitas ya
habrán sentado jurisprudencia. Por si las moscas, mejor no abrir la puerta.
martes, 26 de noviembre de 2019
Romper los valores de Occidente
Arsenio
Escolar se pregunta en Eldiario.es
“si el éxito de Teruel Existe
provocará un efecto llamada en otras provincias despobladas, discriminadas en
las grandes inversiones públicas y en cuya población se está generando la
sensación de haber quedado relegadas e incluso abandonadas en las principales
decisiones institucionales sobre grandes infraestructuras, servicios públicos,
cobertura de las redes digitales o despliegue o repliegue de las redes
bancarias, de gasolineras o de casas cuartel de la Guardia Civil”. No cabe duda
de que los votos que ha recibido esa plataforma hasta conseguir un diputado se
han restado a otras formaciones políticas más asentadas. No hay “enemigo”
pequeño. Por otro lado, Aznar
acaba de hacer un alegato contra el multiculturalismo por la llegada de
emigrantes. Para él “rompen los valores de Occidente”, como si se tratase de
una vitrina. Vamos, que las tesis de ese expresidente del Gobierno se parecen
mucho a las tesis de Vox. Y eso lo ha manifestado hoy en una mesa redonda sobre
el futuro de Europa organizada por la Universidad
Francisco de Vitoria, a la que también ha acudido Sarkozy, expresidente de la República Francesa. A Aznar habría que
recordarle que gracias a la llegada de emigrantes se realizan trabajos en España
que los españoles no desean; y que él fue el impulsor de la llegada masiva de
sudamericanos para trabajar en el ladrillo tras la ley de la liberación del
suelo en 1998 por él impulsada y que alimentó la burbuja inmobiliaria con todas
sus consecuencias. Para refrescarle la memoria, “se construyeron miles de casas
que ahora no se pueden pagar y permanecen vacías en stock sin ver la luz al
final del túnel. Un valor que se creía de futuro y que ha llevado a la ruina a
miles de familias y empresas” (Miriam
Calavia Rogel, 5 Días, 8 nov.
2011). Un dato a recordar: sólo en 2015 la burbuja inmobiliaria se saldó con
más de 700.000 embargos. Y para redondear ese cúmulo de despropósitos, su
mujer, Ana Botella, siendo alcaldesa
de Madrid puso a la venta 18 promociones inmobiliarias (1.800 viviendas)
sociales de la Empresa Municipal de la Vivienda
al fondo-buitre Blackstone por 128.500.000 euros, muy por debajo del mercado. Y lo
más triste, siempre hay algo más triste, fue que muchos inquilinos de estas
viviendas tenían derecho a opción de compra, pero al venderlas el Ayuntamiento
de Madrid en bloque se les impidió ejercerlo. Hubo una querella que finalmente
fue archivada por la Sala de Enjuiciamientos del Tribunal de Cuentas, revocando
la sentencia condenatoria, absolviendo a Botella y al resto de los condenados,
en una resolución adoptada por dos votos contra uno de los tres miembros que
formaban la sala. Los dos miembros que votaron a favor de la absolución fueron Margarita Mariscal de Gante (exministra
de Justicia en el Gobierno de Aznar) y José
Manuel Suárez Robledano. ¡Bingo! Ambos fueron posteriormente nombrados consejeros
del Tribunal de Cuentas a propuesta del PP. ¿Aquí, quién rompe los valores de
Occidente? Son muchos los personajes que han muerto de risa: Calcante, en el siglo XII a.C.; Zeuxis, en el año 398 a.C.; Crisipo, en el siglo III a.C.; Martín el Humano, en 1410, etcétera. Hoy,
escuchando a Aznar en su intento de "aderezar los valores de Occidente" con unas
fórmulas mágicas de su invención que tampoco clarifican, me entra la misma risa que le produjo
a Crisipo ver a un burro comer higos. Tal vez a ese aderezo culinario (como extraído del "Libro de Cocina" de la Sección Femenina) le falte perejil y le sobre soberbia. Malo es tratar de convertir a España en un palenque donde cada uno debe bajar armado de todas las armas que penetran en las tripas. La frase no es mía sino de Mariano de Rementería y Fica ("El hombre fino", Madrid, 1837). Lo mejor que podría hacer Aznar es dejar de decir tonterías.
martes, 19 de noviembre de 2019
Muérase, pero poquito
Leo en la prensa local aragonesa que “morirse en
Zaragoza a los 100 años tiene premio”. El premio consiste en que la funeraria El Paraíso,
fundada por el hostelero Juan Pablo Acedo, le hace el entierro gratis. Me ha
venido a la cabeza un cartel que existía en una tasca de Sevilla donde podía
leerse: “Para fiarle a usted ha que tener 79 años y venir con su padre”. Pese a
que esa funeraria, El Paraiso, está
de rebajas, ni por esas. Está visto que la gente no quiere morirse. Cualquier
día esa mengua la deberá hacer la Seguridad Social, en vista de que aquí no se
muere nadie y que la caja de las pensiones hace aguas. Julio Camba, que sabía mucho de estas cosas, dejó escrito en su
artículo “Sobre los muertos” que “En
la calle de Alcalá, un simple muerto de segunda o de tercera tiene mucha más
importancia que los vivos de mayor categoría. Los transeúntes se descubren solemnemente
a su paso, los tranvías se detienen y se interrumpe toda la circulación.
Mientras otras capitales ocultan cuidadosamente a sus muertos –y no menos por
respeto que por egoísmo--, Madrid exhibe los suyos a golpe de bombo y platillos.
Unos hombres de levita y chistera, que, tanto por esta obsoleta indumentaria
como por la gravedad de su continente, parecen hombres-anuncio, van detrás del
furgón, bien a pie o bien utilizando unos vehículos de museo, donde florecen
todas las variedades del barroco. Y con esta
réclame intensiva, con este sistema
de publicidad tan bien montado, ¿cómo no va a aumentar la mortalidad en Madrid?”.
Claro, Camba se murió el 28 de febrero de 1962 en la clínica Covesa dicen que como consecuencia de
una embolia, pese a que yo sigo manteniendo la tesis de que falleció harto de vivir a cuerpo de rey desde 1949 en
la habitación 383 del Hotel Palace por
cuenta del banquero Juan March;
aunque, como escribiera Miguel-Anxo
Murado (La voz de Galicia, 29/10/17), “ahora vaga por esa habitación su
fantasma, que se aparece a las camareras para quejarse de lo incómodo que es el
otro mundo”.
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