miércoles, 30 de noviembre de 2011

Juicio al rey Baltasar


Está claro que no se puede ir a ver un espectáculo de tracas, mascletás y fuegos artificiales y, esa misma noche, acercarse al Juzgado de Guardia para presentar una denuncia contra el ayuntamiento local por haberle producido una cierta sordera la quema de pólvora a una espectadora. Es un riesgo permitido. Eso viene a cuento con una noticia publicada hoy en “El País”, donde se da cuenta de que “un juzgado de Huelva se declara incompetente para juzgar al rey Baltasar por lesiones”. Por lo que se desprende de la noticia, durante la cabalgata de Reyes de 2010 el rey mago de color lanzaba caramelos desde su carroza a los niños que permanecían boquiabiertos ante el singular acontecimiento. Y uno de aquellos caramelos, por mor de la mala suerte, fue a darle en un ojo a una mujer que presenciaba la cabalgata, dejándoselo a la virulé. El juez, en su auto, señala entre otras cosas, que “Baltasar es una persona extranjera, sobre la que no se tiene jurisdicción en España, y de la que él (el juez) se considera fiel seguidor”. El juicio quedó sobreseído. Lo que ya no sabemos es cómo quedó el ojo de la señora, es decir, si necesitó echarse durante unos días unas gotas de colirio o si necesitó de parche como Ana de Éboli, la princesa tuerta de La Alcarria. Ana de Mendoza instigó el asesinato de Juan de Escobedo y la señora onubense pretendió empapelar al rey mago Baltasar, cuyo nombre desconozco, pero que tal vez se trate de un inmigrante temporero que trabaja cuando puede recogiendo cerezas en Jerte. En cualquiera de los casos, nadie estira la pata ni se queda tuerto por recibir un golpe de caramelo, salvo que se trate de un “adoquín” de Calatayud. De haber sido así, hasta hubiese sido posible que la señora se quedase en el sitio y hasta cerrase los ojos, los tres.

martes, 29 de noviembre de 2011

José Bono


José Bono, cuando se refiere al PSC y a Chacón, dice una cosa mientras con la cabeza hace gestos de señalar lo contrario. Así, cuando cuenta que el PSOE no debe tener vergüenza de gritar “¡Viva España!” da la sensación de que el partido al que él pertenece no tiene vergüenza cuando pretende mandar a España un lugar de mal acomodo. Él y su partido político sabrán, digo yo que sabrán, en qué lugar han puesto a España en el concierto internacional durante sus años de mandato. Personalmente estoy convencido de que en los últimos ocho años han colocado al país patas arriba y en las más altas cimas de la miseria. Pero posiblemente José Bono, que estuvo esos ocho años y más rebozado en el merengue del disparate, piense otra cosa distinta a la mía. Todo es cuestión del cristal con que se mira. El “¡viva España!” queda muy acertado, por ejemplo, en el fragor de los actos patrióticos, como la izada de una bandera de considerables dimensiones en la madrileña Plaza de Colón entre cornetas, tambores, un rabo de autoridades civiles y militares, la presencia real, etcétera. También queda muy atinado gritar un sonoro ¡viva el Real Zaragoza! para animar al equipo maño cuando se está dentro del campo de La Romareda contemplando cómo gana al Barcelona por dos goles a cero, algo absolutamente impensable; y el “¡viva Sevilla y olé!”, cuando tomamos un fino “La Ina” en la “Caracolá de Lebrija” o en un tablado flamenco de la calle Sierpes. Pero si se nos ocurre ir por la calle gritando “¡viva España!” sin apocamiento alguno y ondeando banderas al viento, los transeúntes seguro que echarán a correr a casa alarmados para hacer las maletas e intentar llegar a la frontera de Francia, en la creencia de que ha habido un golpe de Estado. O sea, debemos ser patrióticos pero sin pasarnos. Ni se debe gritar “¡viva los novios!” en un entierro ni elevar la voz para clamar “voto a Chápiro” en medio de una procesión del Corpus. En España lo que hay que gritar es “¡fuera los corruptos!”, por ver si alguien, civil o militar, de derechas o de izquierdas, de la realeza o del sector lacayo, interno o mediopensionista, con título nobiliario o sin título que valga, se da por aludido, se avergüenza de ser un chorizo de tomo y lomo, devuelve lo trincado y desaparece entre la polvareda, como cuentan que ocurrió cuando perdimos a don Beltrán. España empezará a vivir, y se podrá gritar “¡viva España!” sin avergonzarnos, cuando a los mangantes se los trague el sumidero de la letrina.

lunes, 28 de noviembre de 2011

El miedo de los pobres


En un espléndido artículo en “El País”, “Los nuevos pobres”, Jordi Soler, donde compara la sociedad irlandesa con la española, viene a decir entre otras muchas cosas, dos de ellas que pueden servir para hacernos reflexionar: una, que “la crisis ha acabado con el espejismo, se ha llevado a la España de ficción, al país donde todos éramos ricos, y nos ha dejado instalados en la España de verdad”; y, dos, que “la clave de la España que viene está ahí, en el ciudadano común que ya no será el mismo, que ha pasado en unos cuantos meses de nuevo rico a nuevo pobre y que ya desde ahora, porque no le queda otro remedio, vigilará con lupa la gestión de sus diputados, de su alcalde y de su presidente, y estos funcionarios, con semejante vigilancia, no podrán conducirse como lo hacían antes, tendrán que irse con cuidado…”. Muchos ciudadanos estiman que esa mayoría absoluta concedida el pasado día 20 de noviembre al Partido Popular, aunque en sí sólo represente el 30 % del monto total de las opciones electorales, ha sido la consecuencia directa del miedo de los pobres. El próximo futuro no es nada alentador. Santiago Niño Becerra, el catedrático de Economía que en 2006 ya vaticinó la crisis, declaraba a “XLSemanal” ayer domingo que, ante una deuda de 300.000 millones, una tasa de desempleo del 21 por ciento y una tendencia del PIB en decrecimiento, “tal y como hemos vivido, no volveremos a vivir nunca más, (…) al Gobierno no le doy más de un año. Antes habrá de nuevo elecciones”. Esperar para ver.

sábado, 26 de noviembre de 2011

La voz de su amo



Las últimas recomendaciones de Aznar, según nos recuerda hoy Cristina L. Schlichting en “La Razón”, consisten en que Rajoy “haga lo que tiene que hacer”, es decir, “recortes brutales, flexibilizar el mercado laboral, recuperar el turismo y la construcción, restablecer el equilibrio financiero, reactivar el crédito y, si sigue los pasos indicados por el ex presidente, reconfigurar el sistema de pensiones hasta que las cuentas le cuadren incluso a Pepe Barea”. Esta señora, al referirse con familiaridad al señor Barea Tejeiro llamándole Pepe, da la sensación de que el economista estuviera sentado a mesa y mantel con ella todos los días. No lo creo. Esta señora resulta, además de repelente, bastante confianzuda. En cierta ocasión, cuando hacía un programa insufrible en la Cope por las tardes, escuché cómo en una entrevista a Paloma O’Shea arrancaba con el tuteo, pero al comprobar que la marquesa de O’Shea le respondía con un elegante y frío tratamiento de “usted” marcando distancias, la locutora se vio obligada a rectificar. Al tuteo se puede llegar con el tiempo y por el rodaje del apego, pero nunca de arranque ni de sopetón. Pues, bueno, hay determinadas cosas que Rajoy no debería hacer, otras que debería meditar antes de tomar decisiones y algunas que son ineludibles si quiere que España funcione. A mi entender, debería respetar el Pacto de Toledo (aprobado por el pleno del Congreso de los Diputados el 6 de abril de 1995) y no meterse en el jardín de la reactivación del ladrillo. La liberación del suelo fue un grave error del gobierno de Aznar, donde apareció una falsa e insostenible euforia económica que se extendió como una metástasis. A nadie se le escapa que con el pinchazo de la burbuja inmobiliaria en 2008 estalló la crisis financiera que ahora arrastramos. De aquellos polvos vienen estos lodos; es decir, más de cinco millones de parados, unos bancos que tienen asentados en sus libros unos bienes inmuebles sobrevalorados, unas cajas de ahorro que necesitan hacer fusiones frías para poder ser operativas; unos juzgados asfixiados por un alud diario de lanzamientos a morosos, etcétera. El turismo funciona bien y no hace falta que lo recupere, de acuerdo con los últimos datos. Los recortes brutales en el Estado del Bienestar sólo pueden conducir a algaradas callejeras, al aumento de la inseguridad ciudadana y al empobrecimiento de buena parte de la sociedad civil. José María Aznar, que “desde miradores como la John Hopkings University de Washington, tiene el panorama mundial en la punta de los dedos” -según Cristina L. Schlichting-, haría bien en no marear la perdiz y en dejarse de aconsejar a Mariano Rajoy, que en pocos días va a tener la responsabilidad del nuevo Gobierno. También tenía, supongo, el panorama mundial en la punta de los dedos cuando se hizo la foto de las Azores. Si quiere mandar, que se presente a las elecciones y las gane. ¡Ya vale, hombre, ya vale…!

viernes, 25 de noviembre de 2011

Sobre medallas y condecoraciones


El Rey de España acaba de conceder el Toisón de Oro a Nicolás Sarkozy, pese a ser de ascendencia húngara y judía, para que pueda lucirlo en las recepciones oficiales, bodas, bautizos, comuniones y demás eventos sencillos, no sabemos si cuando se viste de frac en calidad de presidente de la República Francesa o como copríncipe de Andorra. Personalmente entiendo que el Toisón le hubiese quedado mejor en el cuello a la que fue su rival, Ségolène Royal. Ahora, en absoluta reciprocidad, Sarkozy debería entregar al Rey de España lo que fuere menester, que la Gran Cruz de la Legión de Honor en su máxima categoría ya la ostenta. Los intercambios de collares y medallas entre jefes de Estado quedan bien en diplomacia. Por cierto, Sarkozy tuvo un padre que en eso de los intercambios fue un maestro. Quiero decir, en el intercambio de apellidos. Don Nicolás Sarkozy, padre del presidente actual, nacido en Budapest en 1928, ya disponía de título nobiliario, concedido nada menos que en 1628 a un antepasado suyo por el emperador Fernando II de Bohemia y Hungría, al haberse distinguido en la guerra contra los turcos. En eso le llevaba ventaja al rey Juan Carlos, cuya instauración monárquica se produjo en 1978, a la muerte de Franco. Pero, como decía, en 1948, tras muchas peripecias personales, don Nicolás llega a Marsella, cambia de nombre y afrancesa su apellido, Nagybócsai Sárközy Pál, por el de Paul Sarkozy de Nagy-Bocsa. A mi me da la sensación, y perdonen la posible falta de respeto hacia la Corona por considerarme republicano además de aragonés, de que el Toisón de Oro hubiese quedado también más lucido en el fino cuello de la exmodelo y cantante Carla Bruni, o de su anterior mujer, Cécilia Ciganer Albéniz, nieta del compositor Isaac Albéniz y prima de Alberto Ruiz- Gallardón. Por cierto, el padre de Cècilia se apellidaba Chouganov, pero se lo cambió por el de Ciganer para reflejar su origen étnico. “Ciganer” en moldavo, de donde procedía, significa gitano. En fin, eso de cambiarse de nombre es común entre las monjas de clausura; lo hizo Felipe González en el Congreso de Suresnes, cuando los afectos a Llopis le conocía como Isidoro; los masones y hasta el Obispo de Roma. Los más cursis, los nuevos ricos y los de “mucho visón y poco jamón” suelen añadir a su López, Pérez o García un convoy de apellidos rimbombantes, que esa es otra. Pero a lo que iba, lo malo de recibir el Toisón es que sólo es prestado y a la muerte del receptor, sus herederos deben devolverlo a la Corona de España sin excusa ni pretexto. A mí me parece una buena medida que el collar de marras, con el vellocino de la mitología griega y el carnero de Gedeón deba retornar tarde o temprano a las manos de la persona que lo concedió, o sea, al rey de España. Así se evitan situaciones comprometidas, como la de aquel ferroviario al que el ministro de turno le concedió la Medalla del Trabajo, en su categoría de Oro. Una vez en sus manos, al empleado de la Renfe no se le ocurrió cosa mejor que llevar la medalla a un joyero de Madrid para que se la tasase. Cuando el joyero le comunicó al laureado “productor” que la medalla en cuestión no era de oro sino de caca de vaca, éste pilló tal rebote que presentó una denuncia en el juzgado de guardia. El caso quedó sobreseído. Según la sentencia: “lo de oro era sólo un decir…”

jueves, 24 de noviembre de 2011

Rumiando el viento


Mariano Rajoy está convencido, y muchos españoles también, de que los votos del pasado 20 de diciembre a favor del Partido Popular fueron el antojo de la inmensa mayoría de los ciudadanos. Pero “Publico” nos recuerda que no fue así, o sea, que el partido ganador por mayoría absoluta sólo fue el resultado de la voluntad del 30 % de los votantes. Por lo tanto, un 70% no votó, votó en blanco o prefirió hacerlo a otra alternativa democrática, pero que el sistema D'Hondt, que es el intríngulis del sistema matemático para repartos proporcionales, determinó el resultado final. Y, ahora, el conjunto de los españoles a callar y a acatar las leyes que salgan del Parlamento. Cuatro años pueden llegar a ser excesivamente largos cuando el conjunto de los ciudadanos, como parece, va a perder progresivamente buena parte de los logros alcanzados a fuer de lucha para conseguir eso que se ha dado en llamar Estado del Bienestar. El que también está callado como un muerto es Iñaki Urdangarín. Ahora todo apunta a que también está implicado su hermano Miguel, que presuntamente facturó servicios profesionales al Instituto Nóos entre 2004 y 2005, y en 2006 recibió cobros de De Goes Center for Stakeholder Management SL., empresa que desvió fondos a Belice. Uf, demasiado enredo para el juez José Castro. El yerno del rey ya comunicó hace dos semanas en Washington a la agencia Efe que defenderá su honorabilidad y su inocencia. Esperemos que así sea. De momento es inocente, mientras no se demuestre lo contrario. Pero recuerdo a quien corresponda que no está el horno para bollos ni los tiempos como para quedarnos arrebatados viendo fotogramas de la película “Sissi emperatriz”, o las fotos palaciegas que proporciona la revista “Hola”. Las películas austriacas no molan por estos pagos, la crisis se nos come por los pies, existe millón y medio de parados que no cobran ningún tipo de subsidio y, además de todo ello, los ciudadanos empezamos a rumiar el viento y a estar hartos de tanta desfachatez y de tanto galán pulido atildado con banda de “paternina”.

miércoles, 23 de noviembre de 2011

Comunidades devastadas


Según parece, Mariano Rajoy se ha encontrado con las Comunidades Autónomas hechas unos zorros. Cospedal está hecha un lío con lo que está apareciendo en Castilla-La Mancha. Y así todo. No pasa día sin que afloren de los cajones institucionales facturas sin pagar y deudas hospitalarias a tutiplén. A este paso, Mariano Rajoy, una vez que las Cámaras lo aclamen presidente del Gobierno, debería sacar adelante una primera ley donde se cree la Dirección General para la Reconstrucción de Comunidades Autónomas Devastadas, fijándose en aquella otra de 1938, cuando se instauró el Servicio Nacional de Regiones Devastadas y Reparaciones, cuya misión no era cosa distinta que la reconstrucción en las zonas "liberadas" y que formó parte de la estructura del Ministerio de la Gobernación, donde curiosamente también se encontraba Correos. En aquellos años belicosos se encargó su dirección a José Moreno Torres, conde de Santa Marta de Babio, que posteriormente sería alcalde de Madrid entre 1946 y 1952, y ente los años 60 y 70 director general del monopolio estatal de Tabacalera. Pero habrá que tener sumo cuidado con el nombramiento para ese posible nuevo cargo, es decir, que no cueste más la salsa que los caracoles, no vaya a ocurrir que ese nuevo director general, en lugar de sanear las arcas autonómicas como sería el deseo de todos los ciudadanos, se lleve hasta los tapices de las catedrales para forrar tresillos. Que por estos pagos se comienza por aceptar unos trajes y nunca se sabe en qué puede terminar la cosa. De hecho ya hay constancia de que, cuando aparece en la puerta de casa un “Suzuki Swift”, nadie pregunta de dónde ha salido. Por eso, conviene que la nueva Dirección General para la Reconstrucción de las Comunidades Autónomas Devastadas no recaiga en persona alguna proveniente del “clan de Valladolid”, que tienen mucho peligro.

La cruda realidad


Una buena parte de los ciudadanos ha tomado nota, al fín, de que este país se mueve al borde de un cantil escabroso. Y con más temor de hincar el pico en el abismo que deseos de castigar a lo que entienden como pésimos gestores de la cosa pública, esos ciudadanos optaron por conceder su voto mayoritariamente a un partido de derechas que predicaba tener la fórmula magistral en su mano, como el charlatán que ofrece un crecepelo en el que no confía, para salir de la crisis. Pero la Bolsa sigue bajando y la deuda soberana ha entrado en un tobogán de famélicos. Pese a todo ello, el español, aún consciente de que lo peor está por llegar (reforma del mercado de trabajo, pérdida de derechos conseguidos a fuerza de lucha briosa, pérdida de becas, agujeros en la Sanidad, amenazas de que España pueda entrar en zona de rescate, presión de los mercados, falta de crédito, etcétera); y sabedor de la aparente ignorancia de Rajoy, cuando afirma que no sabe cómo está la economía española ni dice una sola palabra sobre cómo hay que acabar con el fraude fiscal, o de dónde piensa recortar sin subir los impuestos, ha hecho una apuesta al “todo o nada” y que salga el sol por Antequera. El Partido Popular tiene, porque así lo ha querido el pueblo soberano, mayoría absoluta en las dos Cámaras, pero también detenta un poder casi absoluto en Ayuntamientos, Diputaciones Provinciales y Comunidades Autónomas. España se ha pintado de azul. La entrada de Amaiur en el Parlamento y el posible error de Mariano Rajoy (que desea entrevistarse con todos los partidos políticos excepto con esos advenedizos vascos, aún a sabiendas de que es una coalición legal) en nada ayudará, supongo, a facilitar las cosas. Si a esto añadimos las previsibles movilizaciones obreras que se avecinan, encauzadas por unos sindicatos cabreados y a punto de la descomposición; el posible “regalo navideño” de la Alcaldía de Madrid a Ana Botella por todo el morro; y, cómo no, la alargada sombra de la presunta corrupción de un miembro de la Familia Real (si hacemos caso de que el juez sospecha que Urdangarín y su socio se quedaron con 5 millones de euros); el desencanto está servido. Como suele decir Rajoy: “vamos a ser serios”. Pero Iñaki Gabilondo sostiene que “al votar -como hicimos el pasado día 20- ya no estamos eligiendo al partido que designará un presidente, sino a un siervo que obedecerá las órdenes de un general que habla alemán”. Ahora sólo falta esperar a que, como dice Rosell, “Rajoy cuente la cruda realidad”. Esperemos que no lo haga por capítulos, como si se tratase del culebrón “Amar en tiempos revueltos”, ¡que ya vale la anguila!

martes, 22 de noviembre de 2011

Viejos


Me entero de que la Ley 4/88 de la Generalidad Valenciana regula el juego y las apuestas y los limita a locales previamente autorizados. Lo veo correcto. Lo que ya encuentro fuera de lugar es que unos policías irrumpan, al más puro estilo de Eliot Ness en el Chicago de la Ley Seca, en un local destinado a ancianos y levante acta por “descubrir” que unos “viejos ociosos” se juegan unos céntimos de euro a esa “lotería” a base de cartulinas, fichas y un saquito que nos compraban el día de Reyes nuestros padres para matar en familia las horas de tedio. En una Comunidad, la valenciana, donde la sombra del caso Gürtel (esa presunta red de corrupción política vinculada al Partido Popular) lo impregna todo, produce risa que los ciudadanos de una peña de la tercera edad de Sagunto se enfrenten a una multa de hasta 600.000 euros por apostar entre 10 y 20 céntimos a un bingo infantil y al juego de la baraja. La Consejería de Economía, Hacienda y Empleo, encargada ahora de tramitar el procedimiento, debe ignorar, según se desprende de esta sinrazón, que con el dinero que recaudan esos ochentones se paga el local, la oficina y el bar. Me desanima considerar que nos estamos cargando el Estado de Bienestar a fuer de poner palos en el eje de la noria de la vida. El anciano tiene los mismos temores que ese perro que se orina en la alfombra y teme el enfado de su dueño cuando lo descubra. Sin embargo, devolverá el previsible cachete con un lametón. Al viejo, por regla general, que intenta no molestar demasiado, le superan situaciones que no entiende. A este paso, día llegará no tardando mucho en el que habrá que mandar al Estado a la mierda.

lunes, 21 de noviembre de 2011

Ussía y la sinrazón


En su artículo de hoy en “La Razón”, Alfonso Ussía tiene un párrafo que es a todas luces de juzgado de guardia. No se puede afirmar lo que no se puede demostrar e Ildefonso Ussía Muñoz-Seca, hijo de los condes de los Gaitanes y sobrino del militar golpista Jaime Milans del Bosch Ussía no puede demostrar lo que sintetiza en pocas palabras en su artículo “Lupi and Dí”. Voy con el párrafo al que hago referencia: “En marzo de 2004 no se celebraron unas elecciones generales libres y soberanas, sino la confirmación de un golpe de Estado que fue consecuencia de una extrañísima y todavía no aclarada masacre terrorista. No se respetó el silencio reflexivo del día previo y Rubalcaba nos advirtió a los españoles que no éramos merecedores de un Gobierno que mentía. Manda narices. De aquel día surgió el desastre que hoy arrastramos”. Vamos a ver si somos serios. El Gobierno presidido por Aznar mintió, se empecinó en contar a los españoles vía televisión que el atentado terrorista de los trenes madrileños era cosa de ETA. Pero tanto Aznar como su ministro del Interior, Acebes, sabían de primera mano (disponían de las Fuerzas de Seguridad del Estado y de toda la información de los servicios del CESID) que los cerca de 200 muertos y los incontables heridos de aquella masacre en el amanecer de un 11 de marzo eran consecuencia directa de ataques de una célula de Al Qaeda. Y mientras los medios internacionales y algunos medios nacionales achacaban el atentado al terrorismo de origen islamista, Aznar, Acebes y el resto de aquel Gobierno, primaron la autoría de la banda terrorista vasca incluso cuando la investigación fue sumando pruebas en su contra. Y todo ello en vísperas de las elecciones legislativas del 14 de marzo de 2004, en las que el PP se jugaba la continuidad en un Gobierno que se presumía iba a dirigir Mariano Rajoy. Pero el PP perdió las elecciones y la causa no fue cosa distinta que aquel cúmulo de mentiras mantenidas frente a la evidencia, y que no perdonaron los ciudadanos a la hora de votar. En la sentencia del día 31 de octubre de 2007, se resolvía por los magistrados que ninguna prueba apuntaba hacia la organización terrorista vasca, tras un juicio largo y complejo donde “declararon 307 testigos y se practicaron pericias con más de cien peritos” (ver “No destruirán nuestra libertad”, Javier Gómez Bermúdez. Pág. 145. Ed. Planeta, 2010). ¿De qué golpe de Estado escribe Ussía? ¿Qué desastre arrastramos los españoles desde aquel día? Para este “plumilla” de la caverna, desde entonces, a los ciudadanos que dimos el triunfo a los socialistas del modo más democrático nos ha quedado el “estigma” de una especie de “pecado original” de difícil perdón por parte de los que llegan ahora, también del modo más democrático, con aplastante mayoría absoluta. En fín, sin ánimo revanchista, las Historia pondrá cada cosa en su sitio. Un área cristalino donde los hijos de nuestros hijos podrán leer sin fisuras que, en España, el último intento de golpe de Estado lo procuró un grupo de descerebrados nostálgicos del franquismo, entre los que figuraba un teniente general patriotero que sacó los tanques a la calle en Valencia la tarde-noche del 23 de febrero de 1981. Y que ese militar, ya fallecido, era su tío por parte de madre.

sábado, 19 de noviembre de 2011

PSOE, cautivo y desarmado


Un tal Javier Ferrer, vicepresidente de Confemetal, es decir, de la patronal del Metal, ha declarado a la agencia Efe el pasado día 17 de noviembre, por un lado, que hay que recuperar la figura del “aprendiz” y que éste cobre la mitad del salario mínimo interprofesional (641,4 euros al mes); por otro, que los salarios deben estar conformados de acuerdo con la productividad y que “en una situación como la actual subir los sueldos es suicida y costaría puestos de trabajo”. Ferrer, que parece haber aterrizado desde otro planeta, también planteaba la reducción de bajas laborales, que estima exageradamente en el 22 %, como alternativa al presunto copago de los medicamentos contemplado en los planes a desarrollar y todavía ocultos (en evitación de restar votos de pensionistas), en un previsible gobierno de Mariano Rajoy. Hombre, si el obrero no está enfermo tampoco necesitará medicinas. Al tal Ferrer sólo le ha faltado decir que en el supuesto de que un obrero deba acudir a un quirófano, lo haga en periodo vacacional. Ese tal Javier Ferrer lo que pretende es, además de desacreditar a la sanidad pública en beneficio de las mutuas privadas de accidentes, abaratar los costes de producción a fuerza de utilizar a los aprendices, a esos “chicos para todo” de la época del franquismo, con salarios de novela de Émile Zola o de Maxence van der Meersch. Es la única fórmula que se le ocurre a este insensato para bajar la preocupante cifra de paro juvenil. Según este pillastre, no hace falta que los chicos estudien formación profesional y estén cualificados para vivir con una cierta dignidad. Para barrer el taller, llevar el carretillo y subirse al andamio, con dos brazos y dos piernas van que chutan. Si están en nómina, se acabó el paro juvenil. Si trabajan gratis, mejor. Hay que darlo todo en “socorro” del empresario. Ya saben, mañana todos a votar para que España sea azul y para que vuele la gaviota. Seguro que disminuirá el paro con el nuevo Gobierno, si presta atención y pone en práctica las sugerencias de la CEOE, dando el plácet a una nueva “lista de Schindler” soñada por ciertos marrulleros.

jueves, 17 de noviembre de 2011

Café para todos


Va a resultar difícil que Pilar Urbano conmocione a los ciudadanos con su nuevo libro “El precio del trono”. Sí, ya sabemos que los libros hay que sacarlos al mercado en Navidad, que es cuando se compran para regalo. La antigua colaboradora de Encarna Sánchez, de ABC, de Telecinco con Carmen Tomás, (sí, esa que ahora desbarra en “El gato al agua”), la misma señora que en la actualidad colabora en El Mundo y en Época, cuenta, según leo en “República de las ideas.com”, que “el Rey se casó con Sofía sin enamoramiento”, que Felipe habló con ella la víspera de su boda, que Franco fue un examinador de Juan Carlos, que “Letizia tiene la misión de aproximar al príncipe al pueblo”, y que Juan Carlos “aprendió de Franco a escuchar, a mirar y a callar”. Pues muy bien. Hombre, Franco escuchaba poco, veía a su alrededor francmasones y callaba con silencios elocuentes. ¡Que se lo pregunte Urbano a quiénes fueron ministros! Cuando aparecía en casa de alguno de ellos un motorista a una hora intempestiva, malo. Pilar Urbano, esa mujer del Opus Dei, con la aparición de su libro “La reina muy cerca” (Planeta, 2008) plasmó en su libro unas supuestas declaraciones de la reina Sofía en contra de la eutanasia, el aborto y el matrimonio entre homosexuales que no se correspondían exactamente con lo que la Reina, al parecer, había manifestado. Bueno, de cualquier manera, las polémicas suscitadas y las montañas de volúmenes apilados a la entrada de los grandes almacenes ayudan lo suyo a vender ejemplares casi al peso, como si fuesen garbanzos de Fuentesaúco. Pero hay una cosa que habría que aclarar, lo de Letizia. Yo entiendo que fue como un forúnculo en el trasero del monarca y que, a toro pasado, conviene que se diga, en este caso por Urbano, que tiene una misión concreta al margen de dar hijos al Heredero. Nada menos que “aproximar al príncipe al pueblo”. Eso no se lo cree nadie en su sano juicio. A mi entender, el que más ha aproximado la Casa Real al pueblo ha sido Iñaki Urdangarín y no precisamente por sus excelsas virtudes sino por su cerco judicial, por mucho que “Hola” recoja su particular versión, es decir, el comunicado que decidió enviar el pasado viernes a la agencia Efe declarando su inocencia.

¿A quién beneficia?


Me entero de que unas religiosas de clausura, las monjas clarisas de Monzón, elaboran diversos tipos de dulces y que con determinados productos navideños ya “han dado el salto” al mercado nacional. El Corte Inglés, que no da puntada sin hilo, ya ha encargado 2.800 tabletas de turrón de chocolate con almendras para comercializarlo en todas sus tiendas. En principio, nada que objetar. De trata de un toma y daca. Seguro que si el producto es de buena calidad se venderá “como rosquillas”. En este sentido, la abadesa, sor Alegría, ha manifestado a los medios informativos que “todo lo recaudado irá destinado para mantener el monasterio”. Sí, todo apunta hacia un interés muy desinteresado. Pero hay algo que habría que analizar en este mercadeo. Me explico. Es un hecho cierto que el Estado español es el que mejor trata a la Iglesia Católica. Como nos recordaba Fernando González Urbaneja en un suelto (“Los acuerdos Iglesia-Estado”, 20 minutos.es, 14.11.2005), al afirmar que “el régimen de Franco salió del ostracismo internacional con ayuda del Vaticano. (…) Que Franco fuera generoso con la Iglesia católica era lógico, de agradecido; la jerarquía católica bendijo su régimen y le apoyó hasta los años finales, hasta que mostró grietas evidentes.(…) La Transición se hizo también con apoyo eclesial. El sermón de Tarancón comprometió a la Iglesia con el cambio de régimen y la democracia. De manera que la ratificación del Concordato, suscrita en enero de 1979 por Marcelino Oreja y el cardenal Villot tenía lógica y respondía a intereses recíprocos.(…) Los socialistas hicieron otro tanto durante la etapa de González. Pero las relaciones entre Iglesia y Estado empezaron a agrietarse, entre otras razones por la pérdida de influencia del clero y por el desarrollo de un estado laico, acorde con la Constitución. Con el PP –gobierno Aznar- la Iglesia recuperó maniobra y oportunidad para ganar posiciones”. Bueno, dejémoslo ahí. Pero, ¿adónde pretendo llegar aireando estos trapos? Pues, sencillamente, al apartado económico de aquellos lejanos Acuerdos firmados el 3 de enero de 1979, que sustituían a otros de 1953 negociados desde la acuciante necesidad de reconocimiento internacional de la España franquista. Como nos recordaba el profesor Santiago Castellá (profesor de Derecho Internacional Público y Relaciones Internacionales de la Universitat Rovira i Virgili de Tarragona), “en el terreno fiscal se excluye a la Iglesia de impuestos sobre la renta (IRPF) y sobre el consumo (IVA), de pagar contribuciones urbanas por sus edificios (incluidas las residencias de sacerdotes, locales de oficinas, seminarios, conventos, y edificios de culto), de pagar impuestos reales sobre la renta y el patrimonio, además de estar totalmente exenta del impuesto por donaciones y sucesiones (siendo deducibles del IRPF los bienes donados a la Iglesia)”. En consecuencia, en sus transacciones comerciales entre las monjitas de Monzón (vendedor) y El Corte Inglés (comprador) no puede aplicarse el IVA correspondiente en sus facturaciones donde, como se sabe, el que vende cobra y el que compra paga. Por tratarse, en este caso, de un negocio entre la Iglesia Católica y una sociedad anónima, deberemos hacernos la pregunta en latín: ¿quo prodis?

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Sirvientas diplomadas


Me entero de que una academia de Zaragoza imparte un curso de 310 horas para conseguir una diplomatura no oficial como “Empleada de Hogar”. Es decir, que aquella habanera de la Menegilda, de “La Gran Vía”, en la que se cantaba “¡Pobre chica, la que tiene que servir!” está ya lejos de la realidad. La zarzuela madrileña en un acto y cinco cuadros, con música de Federico Chueca y Joaquín Valverde y letra de Felipe Pérez González, nada tiene que ver con la actual obligación de la parte contratante de tener en nómica y con los seguros sociales actualizados a la parte contratada. Algo similar a lo que acontece en la película “Una noche en la ópera”, cuando Groucho Marx se dispone a fichar al tenor Ricardo Baroni (Zeppo) y se entrevista con su representante (Harpo), para discutir el contrato. De ahora en adelante, el amo de casa que requiera los servicios internos o mediopensionistas de una sirvienta rumana, ecuatoriana, o de la parte de Burriana, eso sí, diplomada, le hará pasar al salón con amabilidad y una sonrisa de oreja a oreja, le invitará a sentarse frente a la chimenea y, una vez acomodados, el amo de casa comenzará a dejar claros a la aspirante a sirvienta los puntos del contrato: “Haga el favor de poner atención en la primera cláusula, señora, porque es muy importante. Dice que… la parte contratante de la primera parte será considerada como la parte contratante de la primera parte… etcétera”. Y la sirvienta diplomada, aparentemente muy atenta a las indicaciones del amo de casa, estará pensando en otra cosa. Más o menos: “Cuando yo vine aquí, / lo primero que hacer o aprendí, / fue a fregar, a barrer, a guisar, / a planchar y a coser…/ pero que estas cosas, / no me hacían prosperar, / consulté con mi conciencia, / y al punto me dijo, / ¡aprende a sisar!...” Y el amo de casa, impertérrito, proseguirá leyendo: “Dice ahora… la parte contratante de la segunda parte será considerada como la parte contratante de la segunda parte”. Pero en ese punto del contrato, la diplomada aspirante al cargo de sirvienta contratada dará un respingo en el asiento y le señalará al amo de casa contratante: “Eso si que no me gusta nada. Nunca segundas partes fueron buenas. Escuche: ¿por qué no hacemos que la primera parte de la segunda parte contratante sea la segunda parte de la primera parte?”. Y, entonces, la parte contratante de la primera parte y de la segunda parte, sin saber qué responder a la sirvienta diplomada aspirante, se encogerá de hombros. Al final, la parte contratante terminará pagando a la parte contratada, diplomada o no, una cantidad exigua y con dinero negro. Hay crisis y eso son lentejas…

lunes, 14 de noviembre de 2011

Por la boca muere el pez


Hoy podría escribir sobre Sánchez-Dragó, que entrevistado por Josep Cuní en “8TV”, televisión de la familia Godó, ha manifestado que “las cárceles franquistas eran como colegios mayores”. Sólo le ha faltado decir que había servicio de ambigú y baile los domingos por la tarde amenizado por la Orquesta Platería. Dichas estas cosas, y otras que no cuento por no hacerle publicidad gratuita al hijo desleal de un periodista fusilado por el bando rebelde, uno duda si este hombre estará bien de la cabeza. “A mí me gustó ir a la cárcel. (…) Me convirtió en un héroe. Salía a la calle y ligaba. Sentía que estábamos haciendo la historia de España”. Definitivamente tengo la sensación de que este tipo es un cretino. ¿Qué diría de él su padre, Fernando Sánchez Monreal, redactor-jefe del diario “La Voz”? Fue encarcelado 16 meses por pertenecer al PCE, aunque luego dijera que era anarquista. En la actualidad presume de ser un conservador convencido y ha hecho apología de antisemitismo (ver su ensayo “Gárgoris y Habidis”); presume de haber mantenido relaciones con dos jóvenes de 13 años durante una de sus estancias en Japón (ver “Dos los cría…” publicado al alimón con Albert Boadella); ha hecho durísimas críticas a las ONG, llamándoles a sus miembros “pijos, caraduras, gilipollas, gorrones…”; ha atacado al Movimiento 15-M desde el diario “El Mundo” (ver el artículo “El circo de Sol”), comparando ese movimiento con Hitler, Franco y Mussolini (¿); y recomendó el consumo de drogas enteogénicas “como remedio para alcanzar el éxtasis”. Lo único respetable que ha dicho, por lo que tiene de democrático, es que espera el triunfo por mayoría absoluta del Partido Popular. En fin, es un ciudadano con el que yo no estaría dispuesto a tomar café.

Esto no es un juego de garrafina


A Mariano Rajoy se le ha encendido la bombilla en la plaza de toros de Valencia. Y ha dicho: “Amigas y amigos, creo que vamos a ganar las elecciones”. Y se ha quedado tan ancho. Este señor, que pretende gobernarnos, que va a gobernarnos, debería saber a una semana de los comicios generales que no acaba de descubrir el Mediterráneo. Que ni es profeta ni mira su destino en los posos del café. Ya dice que no piensa gobernar con tecnócratas sino con políticos. Hombre, aquí ya no sirve otro Plan de Estabilización como el del 59 con los “Lópeces”, las camisas blancas y la bendición “urbi et orbe” del Opus Dei. Lo de ahora está más globalizado y tiene peor catadura. Fue más sencillo que Arburúa suprimiese las cartillas de racionamiento en 1952 que arreglar en 2011 el agujero negro de la banca. Ni el estraperlo ni el piojo verde tienen nada que ver con las valoraciones de inmuebles que constan en los libros de los bancos, estimados a precio anterior a la burbuja del ladrillo. Ni, tampoco, se le puede engañar a la señora Merkel con el tema del wólfram. Esas cosas pertenecen a otras guerras del abuelo Cebolleta. ¿Qué piensa hacer Rajoy con su amigo Rato? ¿Será capaz de dejarle que se hunda dentro del acorazado Bankia después del torpedo recibido por José Luis Olivas? Ah, pero, ahora que recuerdo, también está en su Consejo de Administración José Manuel Fernández Norniella, expresidente de las Cámaras de Comercio y antiguo presidente de Ebro, gracias a Juan Antonio Lucas, que descabalgó a Guasch, el hombre de De la Rosa. Ese fue el principio del fin. Ya saben, lo de siempre. Primero fusiones de azucareras, de las tres grandes, para pillar dinero del Estado; y, más tarde, amortización de parte de los ingenios y venta del resto útil a British Sugar para quitarse el muerto de las contingentaciones ordenadas desde Europa. Mejor dedicarse al arroz y dejarse de pamplinas. Ahora cuenta Rajoy que cree que va a ganar las elecciones. Y acierta en su pronóstico. Ya veremos luego…Cuatro años pueden llegar a ser muy largos. Todo un calvario.

sábado, 12 de noviembre de 2011

Suegras


Leo en "Heraldo de Aragón" que un muchacho de 22 años residente en la calle Cereros de Zaragoza ha sido denunciado por su suegra por haberla insultado y amenazado. Yo siempre he estado en contra de los malos tratos no sólo a las personas sino también a los animales. Pero me produce desconsuelo que el muchacho denunciado, C.D.S.H., haya cometido el tremendo error de casarse tan joven. El error es doble. Por un lado, el hecho de formar familia hace añicos la idea de poder vivir una juventud de amigos y juergas, verbigracia, al estilo con que Alejandro Pérez Lujín nos describe “La casa de la Troya”; por otro, se suele dar por hecho que a la suegra que le toca en suerte al “nuevo y responsable esposo”, relativamente joven también, le queda todavía mucho carrete para malmeter y sacar de quicio al santo Job. El contigo pan y cebolla está bien hasta que aparece la úlcera de estómago y esa suegra con galones de sargento que toca el timbre una mañana para quedarse definitivamente en el constituido nuevo nido. Ahí comienzan las desgracias. Según “Frikipedia”, “suele pertenecer a ese tipo de suegra ‘madeinspanish’ oriunda de España y que de momento no es viable su exportación”. Un amigo mío, Basilio Copons Garrafé, discutió con su suegra por no haberle planchado a tiempo su camisa favorita, la que siempre se ponía cuando acudía a la reunión con un grupo de poetas en el Café Sarasate. Y optó por lo más sensato, o sea, salir de casa dando un portazo. Las suegras no suelen ser malas, pero buenas tampoco. Ya en la calle, Basilio Copons Garrafé pasó por la plaza de Sas, entró en “La Española” y adquirió media docena de carquiñoles. Al hincarles el diente con la muela mala, notó un dolor difícil de soportar. Comenzó a sangrar, se acercó hasta “Bodegas Almau”, pidió una copa de anís Manolete y se enjuagó la boca con cada sorbo antes de tragarlo. Más tarde regresó a casa, se encerró en su alcoba y estudió fórmulas para acabar con esa maldita mujer y que pareciese un simple accidente. Descartó tirarla por la ventana cuando limpiase cristales, administrarle un veneno en pequeñas dosis con cada desayuno, o quemarla con aceite hirviendo, volcando la sartén cuando friese empanadillas. Los accidentes caseros, cuando son provocados con alevosía en la persona de una suegra, suelen producir dolor de contrición, que lleva aparejado el propósito de enmienda por la sencilla razón de que suegra sólo hay una. Basilio Copons Garrafé, para la sección de sucesos de la prensa local B.C.G., decidió finalmente triturar los carquiñoles por el otro lado de la mandíbula, cuyas muelas estaban algo más saneadas. Más tarde tomó papel y lápiz y esbozó un soneto con estrambote que decidió titular “Al túmulo de mi suegra”, por una asociación de ideas con el cervantino “Al túmulo de Felipe II” en Sevilla”. Comenzó así: “Voto a Dios que me espanta esta mi suegra/ y que diera un doblón por destriparla, / porque ¿a quién no sorprende si se alegra, / viendo al yerno sufrir por no matarla?”. Después, cuando sólo llevaba hilvanado el boceto del primer cuarteto, se quedó dormido sobre la colcha de cretona.

viernes, 11 de noviembre de 2011

De desafortunados, nada.


El diario ABC de Madrid se rasga las vestiduras cuando describe “los nombres -a su juicio- más desafortunados del mundo”. Entre los referidos nombra los siguientes: Bastardo (localidad italiana); Kagar (pueblo alemán perteneciente al municipio de Rheinsberg); Vagina, (topónimo de una localidad rusa situada en Óblast de Tiumén); Salsipuedes (en la provincia argentina de Córdoba); Condom (ciudad en el departamento francés de Gers); Fucking (pueblo austríaco casi fronterizo a Alemania); y, Guarromán (en la provincia de Jaén, procedente del árabe Wadir-rumman, que significa río de los granados). Y yo me pregunto, ¿por qué razón son desafortunados? Al diario de Vocento puedo proporcionarle una relación de nombres y apellidos de personas reales aparecidos en la revista “Muy Interesante” para que tome nota: Antonio Bragueta Suelta; Sandalio Botín Descalzo; Susana Braga Palomino; Perfecto Ladrón Honrado; Maria del Mar Barco del Río, Rosario del Cura Sacristán; Alfonso Seisdedos Piesplanos; Natividad Belén Santamaría; Agustín Cabeza Compostizo; Román Calavera Calva; Alberto Comino Grande; Pascual Conejo Enamorado; Jesús Están Camino; Eva Fina Segura; Margarita Flores del Campo; Isolina Gato Sardina; José Luis Lamata Feliz; Amparo Loro Raro; Miguel Marco Gol; Ana Mier de Cilla; Rosa Pechoabierto y del Cacho; Evaristo Piernabierta Zas; Presentación de Piernas Largas; José de la Polla Grande; Ramona Ponte Alegre; Ana Púlpito Salido; Emiliano Salido del Pozo; José Sin Mayordomo; Pedro Trabajo Cumplido; Abundio Verdugo de Dios; Miren Aniano Desnudo; Francisco José Folla Doblado; María Concepción Culo Bonito; y, Fernando Coco Cuadrado. Supongo que todas esas personas estarán muy orgullosas de sus apellidos. Por cierto, la ciudad francesa de Condom se hermanó con la ciudad zamorana de Toro hace ya unos años, siendo alcalde don Ignacio Ortiz de Latierro y Busto. Casi todos los años se reúnen los ciudadanos de ambos municipios en grata armonía y pasan unas jornadas muy alegres. Algo semejante hacen los toresanos desde que se hermanaron con los vecinos de la ciudad alemana de Grünberg. A más, a más, que dicen los catalanes, la peña “Los que faltaban”, de Calatayud, en la Plaza de Toros, durante las fiestas de San Roque, se colocan en la "Meseta de Toriles" y son el centro de atención de todos por las juergas que preparan. No faltan los bidones de cerveza y las hinchadas de condones por parte de Ciborro, que se hizo famoso en todas España cuando salió en Crónicas Marcianas hinchando un condón con la nariz.

jueves, 10 de noviembre de 2011

En nuestra propia salsa


Existen ciudades, como Zaragoza o Valladolid, en las que siempre se vistió con una cierta elegancia. Pero eso fue antes de inventarse el “prêt- à- porter”. Sin embargo, de un tiempo a esta parte, la vulgaridad se ha hecho dueña de casi todos los espacios públicos. De la americana, camisa, corbata y pantalón con raya y pinzas se pasó a la ropa de mercadillo. O sea, al pantalón “pirata”, a las camisetas con anuncios raros, a las chancletas y a unos inauditos bolsos en bandolera de loneta. Ahora les da igual a determinados ciudadanos entrar en un bar por ver un partido de fútbol, o ir de oyentes a una conferencia en el paraninfo de la Universidad, vestidos como si fuesen extras de una película de Torrente. Son los tiempos. La crisis obliga a comprar ropa absurda con logos de marcas trucados. Pero la cosa va a cambiar. Resulta que una marca de ropa deportiva muy conocida se lanza al coso del mercado con un chándal de lujo que hará furor, nada menos que un traje de torero, con lentejuelas, puntillas, borlas y cristales. La chaqueta y la taleguilla en grana y azabache, con tirantes incorporados. Lo malo es el precio, que ronda los 950 euros de vellón. ¡Lástima! El precio se me antoja excesivo para un pensionista, un parado, un mileurista o un “nini”, que son quiénes mejor portan el chándal en los parques o viendo pasar la vida en la terraza de un bar con olor a fritanga. Personalmente hubiera preferido que los chándales de torero hubieran sido más asequibles, para que los turistas, cuando llegasen a España para tomar el sol, beber sangría y recibir asistencia médica gratuita, que para eso llegan a la costa, nos hubiesen visto en nuestra propia salsa, o sea, como sacados de un cuadro de Goya o de un tenebrista retrato de Gutiérrez Solana. La multinacional de ropa deportiva aludida está empeñada en que por estos pagos todos nos convirtamos en figurantes de toreros de salón, al estilo de Morante de la Puebla. Es la nostalgia de la España cañí que vuelve por sus fueros, ahora en chándal de torero y con la música de fondo de Miguel Poveda y Diego Carrasco en su “Alfileres de colores”, esa que reza: “Cuando el vuelo tu capote/ pinta veros ni caltrotes/ del toro en el relumbré,/ parece la Maestranza/ una academia de danza/ o un cortijo de Jerez./ Y cuando con la aguja de toro/ va pintando grana y oro/ como insertando un clavel, / y en tus brazos soñadores/ hay alfileres de colores/olé, olé, olé,/ no se quieren coser”. Más o menos. Verán como dentro de poco tiempo esos chándales “made in China” se venderán en los mercadillos callejeros a módicos precios. E iremos así vestidos a las tabernas y de visita a casa de los suegros cuando nos den de comer. Quizás eso nos salve.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Tobogán de desahuciados


Lo que te digo, Rodrigo, que si le largan de una vez Zetapé, Berlusconi y Papandreu ya vamos adelantando. La prima de riesgo en Italia (más de 510 puntos) es como para que los italianos tomen el primer barco y se marchen a las antípodas a capar gamusinos con alicate. Lo de Grecia es como para tocar el cable de la luz con pértiga. ¿Quién con dos dedos de frente va a poder confiar en el aspirante Papadimos, después de haber sido asesor de Papandreu? Eso ya no lo arreglan ni los Mamachichos. El caso de Zapatero es distinto. El día que se pire de La Moncloa se irá a León a mirar a las nubes, a leer "Los desahuciados del mundo y de la gloria" de Torres Villarroel, a comer cecina en el Barrio Húmedo y a ser miembro vitalicio del Consejo de Estado, que tiene sus orígenes en los tiempos de los Reyes Católicos, y que por fortuna para los ciudadanos sólo es un órgano consultivo del Poder Ejecutivo sin mando sobre tropa, donde éste podrá coincidir con María Teresa Fernández de la Vega y con Mafo, otro que tal baila, en los cónclaves para procurar la armonía del sistema. Joder, que bien me ha salido esto último. A veces tengo una inspiración desbordante. Ahora el juez Castro, el instructor del “caso Palma Arena”, sostiene (¿se acuerdan de “Sostiene Pereira”, de Antonio Tabucchi?) que el duque de Palma y un tal Diego Torres “utilizaron presuntamente varias sociedades para apoderarse de fondos públicos (2,3 millones de euros de vellón) que recibía el Instituto Nóos, del cual los dos fueron presidentes”, si hacemos caso a lo contado por “El periódico de Cataluña” y por el periódico que dirige Pedro.J. Es de suponer que al Rey no le habrá hecho ninguna gracia tal presunción. Contaba Peñafiel ayer, en su columna de “República de las ideas.com”, que don Juan Carlos “se encuentra en plena forma física” y que “aprovechando el puente de Todos los Santos se fue a cazar a la finca La Encomienda, en Santa Cruz de Mudela (Ciudad Real)”. Recuerda Jaime Peñafiel que “era una de las primeras cacerías del caudillo a las que asistía Manuel Fraga, por entonces recién nombrado ministro de Información y Turismo. Como todo cazador primerizo, no le faltaba un detalle en su atuendo cinegético. Quienes recuerdan aquel día dicen que parecía el maniquí reclamo de un establecimiento de artículos de caza y pesca. Por no faltarle no le faltaba ni la pluma en el tirolés. Y pone en boca de Fraga que “aquel día -refiriéndose al sábado, 1 de febrero de 1961- tuve la desgracia de darle un plomazo en salva sea la parte a la marquesa de Villaverde. Una perdiz baja, que pasó entre los dos, dio lugar al monumental error”. Es curioso, el artículo “En el culo a la hija de Franco” ha sido borrado. Hoy ya no está. ¿Motivo? Lo ignoro. La causa habría, en cualquier caso, que preguntársela a Carolina G. Cortines, aunque intuyo que habrá constancia de alguna llamada telefónica a su despacho desde el fondo de la caverna.

lunes, 7 de noviembre de 2011

De Gil Robles a Mariano Rajoy


Cuenta Ian Gibson que han pasado 75 años desde que Gil Robles anunciase en una enorme pancarta, que cubría toda la fachada occidental de la Puerta del Sol, “dadme la mayoría absoluta y os daré una España grande”.Y, en efecto, la CEDA triunfó en los comicios de 1933. Ahora otro grupo político de la derecha, el Partido Popular, parece que arrollará en las urnas con una mayoría absoluta aplastante el próximo día 20 de noviembre. Como nos recuerda Gibson, “se presenta a los comicios, de nuevo, un partido que aglutina como una piña a toda la derecha, incluida su facción más fascistoide, y con la Iglesia al lado pidiendo el voto”. José María Gil Robles y Quiñones de León ya forma parte de la historia. Mariano Rajoy Brey parece que aglutina, según los últimos datos del CIS, todas las esperanzas de unos ciudadanos desesperados que no ven el final del túnel. El caso de la Iglesia Católica es distinto. Siempre optaron, entonces y ahora, por ponerse al lado del partido político que afianzase sus intereses. Su “reino” sí es de este mundo. Los ciudadanos indecisos, que son legión, son buena parte de los que quedan cuando llenaban la Plaza de Oriente vitoreando a Franco en su peor momento de la dictadura; los ciudadanos indecisos son los que dieron la mayoría absoluta a Felipe González en 1982; los ciudadanos indecisos son los que dieron la mayoría absoluta a José María Aznar en 2000; los ciudadanos indecisos son, también, los hijos de los anteriores, muy preparados por sus estudios aunque sin perspectivas de trabajo a la vista. Y éstos no se conforman con que Rajoy les prometa una España grande, como hizo Gil Robles en 1933. A lo único que ansían es a tener un trabajo digno para sentirse ciudadanos libres. La grandeza de un Estado de Derecho no está en función de sus límites geográficos, sino en el talante de sus gobernantes a la hora exigir mayores impuestos a quiénes más beneficios económicos generan con sus negocios y en manejar con acierto las prioridades sociales de los gobernados.

domingo, 6 de noviembre de 2011

Chany se agobia sin motivo


Por lo que cuenta el amigo Chany Sebastián en “La opinión de Zamora”, todavía existen lugares en España olvidados por la Administración General del Estado a la hora de ejecutar obras elementales de infraestructura. Como sabe Chany, en 1909, un tal Blanco Belmonte, acompañado de un fotógrafo de nombre Venancio, viajó por una zona abrupta y olvidada con miras a la publicación de un reportaje que más tarde titularía “Por la España desconocida: La Alberca, Las Hurdes, Las Batuecas y Peña de Francia”. Aquel libro cayó en manos de don Miguel de Unamuno hasta el punto de animarse a hacer una visita a esos parajes en 1913. Años después, en 1922, el Ministerio de la Gobernación creó una comisión de estudio de Las Hurdes, de la que formó parte, entre otros, don Gregorio Marañón. Y aquel mismo año, el rey Alfonso XIII visitó Las Hurdes con gran cobertura de reporteros. Repitió el viaje en 1930, tratando de mejorar en la medida de lo posible su desgastada imagen tras la guerra de Marruecos y el final de la dictadura de Miguel Primo de Rivera, que él había apoyado desde el principio. Y Luis Buñuel aprovecharía aquel vaivén monárquico al cogollo de la España profunda para hacer, después de conocida la tesis doctoral de Legendre, su documental “Tierra sin pan”, donde aparecen personas como sacadas de un cuadro de Gutiérrez Solana. Chany nos cuenta hoy en su columna que no es lo mismo predicar que dar trigo, es decir, que “Aliste, Tábara y Alba han tenido que escribir su historia a base de incongruencias e injusticias unas veces a causa de su aislamiento geográfico y otras originadas por actuaciones o políticas (sic) que rozan lo absurdo y el más puro de los esperpentos”. Si les digo la verdad, produce agobio leer a Chany últimamente. “En telefonía móvil la cosa es para morirse de risa, -sigue contando Chany-, no tienes cobertura, eso sí, como te acerques a quince kilómetros de La Raya las llamadas te entran vía Portugal, con lo cual paga el que te llama y paga quien recibe, (…) el servicio ordinario de correos sigue siendo imprescindible en la zona oeste provincial para hacer llegar a los que allí viven desde la cita con el especialista en los centros hospitalarios de Zamora a la invitación a una boda o la factura de telefonía y luz”. A Chany le preocupa la correspondencia y la llegada del cartero. Pero, hombre, Chany, no te agobies: mira, las citaciones de especialidades de la Seguridad Social acostumbran a dar aviso al paciente para dentro de no se sabe cuántos meses más tarde; la invitación a una boda que no se recibe es un gran alivio para el bolsillo, se evita uno tener que hacer regalo. Y a la factura de Telefónica le pueden dar por el saco. Si la televisión no se ve, eso que gana el cuerpo, y si el teléfono móvil no tiene cobertura, con eso se ahorra un sinfín de llamadas impertinentes. No le des vueltas a la cabeza, Chany, así estáis en la gloria.

En vía muerta


El reportaje aparecido hoy en El País, "¿Adónde fueron los amos del ladrillo?", produce escalofríos. El documento firmado por Luis Gómez nos habla de sus protagonistas: Luis Portillo, Fernando Martín, Román Sanahuja, Rafael Santamaría, Francisco Hernando, Luis Nozaleda, Enrique Bañuelos, etcétera. Un ramillete de impresentables que han llevado a los españoles a la ruina. Uno manojo de ídolos con pies de barro, de banqueros ambiciosos, de algún político no muy transparente y de la lucha común de todos ellos por repartirse el poder del imperio del cemento hasta el estallido de la burbuja inmobiliaria. El 24 de abril de 2007 se desplomaba Astroc, la compañía de Bañuelos, un 37,23%. Era el principio del fin de la burbuja. Miguel Ángel Fernández Ordóñez, gobernador del Banco de España, impertérrito ante la que se avecinaba, continuó templando gaitas en su torre de marfil y mirándose el ombligo. “Se limitó a explicar a los medios -según comenta hoy El País- que se trataba de simples correcciones del mercado y que la desaceleración del sector inmobiliario sería suave y gradual". Sí, tan suave y tan gradual que cuatro años más tarde ha dejado a España al borde del despeñadero, con cinco millones de parados, unos bancos y cajas a los que el Estado debe ayudar para evitar su colapso financiero y una deuda soberana que se nos come por los pies. José Luis Suárez, profesor del IESE, resume esta espiral de locura en pocas frases: "El problema es que la suma del crecimiento del crédito junto al incremento del precio de la vivienda hizo solvente a mucha gente. Se cometieron dos errores. Uno, crecer demasiado. En 2006, el crédito de la banca al sector de la construcción e inmobiliario creció más del 40%. Otro error fue que no se tuvo en cuenta la vulnerabilidad de muchas empresas por el excesivo endeudamiento. Y finalmente se gestionó mal la crisis. El crédito concedido al sector sumaba cerca de 430.000 millones de euros y después de cuatro años esa exposición sigue estando en 415.000. A nivel macroeconómico no se ha hecho nada. Hay que tener en cuenta que la deuda soberana en los bancos españoles está en unos 220.000 millones de euros. El problema es que el sector no puede pagar porque solo los intereses anuales deben ser algo más de 20.000 millones y no se genera cash flow para pagarlos". En los negocios ya se sabe, unas veces se gana y otras se pierde. Hacerse rico y arruinarse forma parte de la “ruleta rusa” especulativa. Pero, a mi entender, el gobernador del Banco de España, un tal Mafo, que se pasa el día pidiendo reformas laborales en detrimento del trabajador como importante medida para salir de la crisis, debería haber dimitido hace mucho tiempo por incompetencia manifiesta. Y el presidente del Congreso en funciones, José Bono, que siendo presidente de Castilla-La Mancha compartió relaciones y actividad con Rafael Santamaría y con Francisco Hernando, alias El Pocero, haría bien en dejar claro por higiene democrática en qué consistieron tales relaciones. Doy por hecho, como no podría ser de otra manera, de que todo ciudadano es inocente mientras no se demuestre lo contrario y que cualquier indicio, de existir, no constituye por sí mismo causa alguna de condena. Sin embargo, parece poco ético el abandono de la política activa en el supuesto de abrigar sombras de dudas.

viernes, 4 de noviembre de 2011

Nuevos frentes de noticias


Bueno, pues nada, ya está confeccionado el último sondeo del CIS a dos semanas de los comicios en España. Una diferencia de 75 escaños a favor del PP quiere decir una cosa: ese no va a ser el triunfo del PP sino la debacle del PSOE. Y dando ya por hecho de que Rajoy será el próximo presidente del Gobierno con amplia mayoría absoluta, al PSOE sólo le interesa reducir el descalabro en la medida de lo posible. Se abren nuevos tiempos para un país que está con un pie en la recesión. Hasta la isla de El Hierro se cabrea y amenaza con tirarse un pedo eruptivo brutal, una especie de escopetazo de los que nunca entraron en los cálculos de don Manuel Martí en su “Defensa del pedo” ((primera edición. Administración de la Biblioteca Humorística, 25, Imperial, 23, Sevilla, 1901). Ya ha dicho Rajoy que “va a meter la tijera” en todo, como los censores del franquismo, excepto en sanidad, pensiones y educación. Yo no me lo creo. Mariano Rajoy es capaz de meter la tijera hasta en los fotogramas de la película “Marcelino, pan y vino” llegado el caso. De hecho, nació en tierras de afiladores y paragüeros. El tobogán de Papandreu, el ruido de sables en los cuarteles griegos, los recortes en Portugal y la posible confrontación Israel-Irán abren nuevos frentes de noticias. No hay luz al final del túnel. Benjamín Netanyahu haría bien en tomar tila y dejarse de bravuconadas y deseos de ataques preventivos contra Mahmud Ahmadineyad, que no se achica con los fuegos de artificio y tienen mirada de caimán. El mundo huele a pólvora y a miseria. Los españoles deberíamos consultarle a Manuel Pimentel, el único hombre sensato.

jueves, 3 de noviembre de 2011

¿Y la huella ecológica, qué?


Hace ya unos cuantos años, Isaac Asimov se permitió mensurar el peso de todo el Universo, es decir, desde el peso de una mosca hasta el peso de una galaxia. La lectura de “El peso del Universo” me pareció fantástica. Hoy, sin ir más lejos, a dos escritores les ha dado por hacer ciertas consideraciones con respecto a los 7.000 millones de seres humanos habitantes del planeta Tierra. Y lo han hecho en el mismo medio, La Gaceta. Así, tanto Ramón Pí como José Javier Esparza minimizan el conjunto de la población mundial que tanto alarma a los catastrofistas hasta reducirlo a espacios “de corto recorrido”. De nada sirven para ambos periodistas las viejas teorías de Malthus, aquel clérigo anglicano del siglo XVIII. Ramón Pí cuenta a sus lectores que “los siete mil millones de seres humanos existentes en el mundo cabríamos en un cuadrado de 84 kilómetros de lado sin tocarse, a metro cuadrado por persona”. José Javier Esparza lo enfoca de otra manera (y no precisamente por el hecho de que lleve un parche en el ojo) para llegar al mismo punto de partida que su colega de medio, y pone otro ejemplo: “Si a cada uno de los 7.000 millones de seres humanos que habitan hoy la Tierra le diéramos una casa con amplio jardín y los pusiéramos a vivir juntos -pongamos 1.000 metros cuadrados a cada uno-, toda la población del mundo cabría en Australia, con el resto del planeta vacío”. Visto así, no parece que debamos preocuparnos demasiado por el aumento demográfico. No cabe duda de que ambos periodistas del búnker se mueven por los ambientes pijos de Madrid y no se enteran de lo que acontece en Las Baranquillas, la Cañada Real, Las Mimbreras, o el Pozo del Tío Raimundo. Yo conozco pisos en Zaragoza de 50 metros cuadrados donde conviven treinta inmigrantes subsaharianos y, a pesar de la incomodidad que ello supone, por nada del mundo desearían volver a sus lugares de origen. Tanto Ramón Pí como Esparza desconocen el concepto de huella ecológica, es decir, el terreno que se necesita para producir energía, nutrientes, gestión de residuos, etcétera. Estoy seguro de que si hiciéramos caso a Esparza y nos desplazásemos todos los seres humanos a nuestro jardín de Australia, pronto aparecerían unos “listos” que enviarían a unos “tontos” a otros lugares del resto del mundo ya deshabitado aunque míticos, a un nuevo El Dorado, para que trabajasen para ellos a cambio de una vida miserable. Y volveríamos a las mismas; o sea, yo a La Moraleja y tú a un poblado chabolista. La cuestión no es cuántos viven en la Tierra sino cómo se reparte la riqueza.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Demetrio Fernández


El obispo de Córdoba es todo un friki. Se permite contestar a Pérez Rubalcaba cuando éste anunció que en su programa llevaba la intención de suprimir algunos privilegios –referidos a la exención del IBI- que la actual legislación hipotecaria concede a la Iglesia Católica. Eso, a mi entender no es posible salvo una derogación del Concordato. En los términos del Concordato entre España y la Santa Sede, firmado por Fernando María Castiella y Doménico Tardini el 27 de octubre de 1953, así se reconoce en su artículo XX. De la misma manera, en el Instrumento de Ratificación del Acuerdo entre el Estado español y la Santa Sede sobre asuntos económicos, firmado en la Ciudad del Vaticano el 3 de enero de 1979 entre Marcelino Oreja Aguirre y el cardenal Giovanni Villot (BOE número 300, de 15 de diciembre de 1979, páginas 28782 a 28783) se pone de manifiesto en el artículo II. 5. del apartado “Asuntos Económicos” que “la Iglesia Católica declara su propósito de lograr por sí misma los recursos suficientes para la atención de sus necesidades. Cuando fuera conseguido este propósito, ambas partes se pondrán de acuerdo para sustituir los sistemas de colaboración financiera expresada en los párrafos anteriores de este artículo…etcétera”. Hasta el momento, de eso, nada, la Iglesia Católica sigue chupando de la teta del Estado y, además de ello, cada vez que le interesa a la Conferencia Episcopal, hace política y crea opiniones distorsionadas desde los púlpitos siempre en beneficio de sus fines, es decir, de ese “su dios” que no es otro distinto que el acopio de dinero y de bienes fungibles perteneciente a todos los ciudadanos, tanto creyentes como no creyentes. Asimismo, en el artículo I del Concordato se señala, en su apartado A, la exención total y permanente de Contribución Territorial y Urbana sobre sus inmuebles; en su apartado B, la exención total y permanente de los impuestos reales o de producto sobre la Renta y sobre el Patrimonio; en el apartado C, exención total sobre los impuestos sobre las Sucesiones y Donaciones y Transmisiones Patrimoniales; y en el apartado D, exenciones de las contribuciones especiales y de la tasa de equivalencia. Tampoco estarán sujetas a impuestos sobre la renta, o sobre el gasto, o sobre el consumo, según consta en su artículo III, las publicaciones, la actividad de la enseñanza en colegios, seminarios y universidades de la Iglesia ni la adquisición de objetos destinados al culto. (BOE nº 300, págs. 28783 y siguientes). La lista de exenciones a la Iglesia Católica es mucho más extensa y prefiero no aburrir con datos. En suma, quedan claras dos cosas: una, Pérez Rubalcaba sabe que a la Iglesia Católica no se le puede obligar a pagar el IBI mientras los acuerdos Iglesia-Estado sigan en vigor. Por tanto, llevar tal propuesta en su programa electoral, que no es más que una declaración de intenciones, es pura demagogia; y, dos, el obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, cuando afirma que “la Iglesia no tiene privilegios” miente como un truhán.

martes, 1 de noviembre de 2011

Cristóbal Montoro


A mi entender, están muy equivocados aquellos que piensan que Rajoy no tiene un definido programa de gobierno. Lo que sucede es que se mueve entre la indefinición para que muchos ciudadanos no puedan cambiar su decisión de voto. Rajoy es consciente de que existen muchos desesperados dentro de la clase media baja y a éstos, a los desesperados que esperan un cambio, no se les puede contar que van a aplicar una política neoliberal en el sentido más brutal de la palabra, es decir, los postulados de la escuela neoclásica en política económica, con recorte de derechos laborales, privatización de empresas públicas, privatización de ganancias y socialización de pérdidas empresariales, protección a la sanidad y la educación privadas frente a la sanidad y a la educación pública, etcétera. En suma, desmantelamiento del Estado de Bienestar en beneficio de la clase privilegiada. Pero hay algo que no cuadra. El PP, por un lado, entiende que no existe movilidad en los puestos de trabajo, como consecuencia de que una inmensa mayoría de ciudadanos dispone de vivienda en propiedad en la ciudad donde ha tenido o tiene trabajo y, en consecuencia, le resulta dificultoso “mover la casa” Por otro, ese mismo partido pretende relanzar la política del ladrillo. ¿Alguien lo entiende? Digo más, el PP pretende (de acuerdo con la tesis de Cristóbal Montoro, encargado de coordinar el programa económico el PP) bajar los impuestos, en la creencia de que, de esa manera, aumentarán los ingresos del Estado por disponer el ciudadano de más liquidez para el consumo. Pero Montoro, catedrático de Hacienda Pública, tiene luces y sombras. Las luces: durante su etapa como ministro con José María Aznar el PIB creció, la deuda pública bajó y se crearon dos millones de empleos. Las sombras: dirigió la economía durante el ciclo de las privatizaciones y pilotó el modelo de crecimiento económico basado en el ladrillo. Ahora el ciudadano Montoro se presenta como cabeza de lista por Sevilla, una vez despejada la incógnita de Soledad Becerril. Lo que ya no sabemos es si los sevillanos tendrán memoria y le recordarán de cuando dijo que “los andaluces son unos vagos”. Y eso que él es nacido en Jaén. Bueno, quizás si España fuese una democracia con listas abiertas no se lo permitirían, pero tratándose de una oligarquía de partidos la cosa cambia. El número uno en una lista cerrada del PP sale diputado de cualquier forma, aunque afirme que el Real Betis Balompié es un equipo de fútbol de Mansilla de las Mulas.

Las tasas del difunto


Se quejan las floristas zaragozanas de que las incineraciones superan a los entierros. Eso de morirse ya no es lo que era. Decía Julio Camba: “Se ve que, hoy como ayer, aquí nadie llega en vida a parte ninguna, y que, para obtener el respeto y la consideración de sus conciudadanos, lo primero que tiene que hacer el español es morirse. Cuando nosotros queremos honrar verdaderamente a alguien, vamos y lo enterramos”. Resulta que días pasados el Ayuntamiento de Zaragoza se ha dedicado a poner pegatinas en los nichos de los vivos morosos para recordarles, cuando les lleven flores a los que ya no están, que hay que pagar las tasas municipales por alquiler de nicho o, de lo contrario, se les acabará eso de llevar ramitos de violetas al camposanto. En la pegatina se avisa de que los difuntos, o lo que quede de ellos, irán a la fosa común sin más contemplaciones, o sea, a esa fosa de las Marianas, pero en terrenos administrados por Belloch. Decía san Pablo que “más vale casarse que quemarse”, refiriéndose a aquellos que están encendidos de pasión y les devora la lujuria. Yo afirmo que más vale quemar al difunto antes que estar obligado a tener que pagar unas tasas municipales de órdago por alquiler de pudridero año tras año. Algunos incautos ciudadanos dan por hecho de que poseen sepultura en propiedad, ignorando que no es así, que es una auténtica falacia. Los nichos en los que pone “es propiedad”, sólo tienen validez por cuarenta y nueve años, es decir, el tiempo suficiente como para que ningún heredero se acuerde de alguien al que no serían capaces de reconocer en una fotografía. En Zaragoza ya se ha resuelto hasta el problema de las cenizas. Este año se ha inaugurado en el cementerio de Torrero el llamado “jardín de las cenizas”, para que los familiares del difunto puedan aventarlas. Pero con esa solución es evidente que disminuyen los ingresos del Municipio. En este sentido, los responsables municipales movidos por su afán recaudatorio ya han confirmado que muy pronto también se podrán enterrar las cenizas dentro de una cajita, junto a una planta y una placa conmemorativa. Y esta segunda opción tendrá un coste inicial de 22 euros para un periodo de cinco años, más una tarifa aún por determinar por mantenimiento. Ya decía Gracián en “El criticón” a modo de falso consuelo que “lo que no va en lágrimas va en suspiros”. El Ayuntamiento de Zaragoza es consciente de que lo que se pierde por un lado se gana por otro. Hay que hacer frente a las obras de la construcción del tranvía, un capricho más del alcalde Belloch, que ya se asemeja a aquella epopeya de la “Union Pacific” que llevó al cine Cecil B. DeMille en 1939.