sábado, 31 de julio de 2010

Cantos de sirena

Hasta el diario “Público”, fiel servidor del PSOE, se manifiesta en desacuerdo con las últimas medidas del Gobierno. Hoy, sin ir más lejos, Juan Carlos Escudier, en su artículo “El paro que no cesa” comenta: “Resulta difícil de explicar que en un país que camina hacia los cinco millones de parados y en el que la creación de empleo no da para tanta gente que busca trabajo se esté tramitando una reforma laboral que tiene al despido como su principal obsesión, hasta el punto de que será subvencionado. Entenderlo es imposible para el 20,09% de la población activa que está desempleada y es casi un insulto para los 1,3 millones de hogares que tienen a todos sus miembros mano sobre mano, según la Encuesta de Población Activa del segundo trimestre”. Ahora queda en el aire la reforma de pensiones, como guinda del pastel. La Patronal, presidida por un desvergonzado, está de enhorabuena. Ahora sólo queda esperar a que determinados empresarios desaprensivos despidan a tutiplen nada más que atisben unas flojas expectativas de negocio para los años venideros. Será como ponerse la venda antes de que se produzca la herida. Los trabajadores, por desgracia, se han convertido en algo de usar y tirar, como las servilletas de papel. O lo más parecido a los “espaldas mojadas” en los Estados Unidos a este lado del Atlántico. En España no existe el río Bravo, pero los discursos huecos de ZP, que ahora pide apoyos para “definir” a nuestro país durante los próximos 20 años, se me antojan como los últimos cantos de sirena de un político incapaz no sólo de gobernar, sino también de controlar a sus barones, que se bate en retirada con prisas de mal pagador. A ver qué pasa con los Presupuestos, que esa es otra.

viernes, 30 de julio de 2010

Mentiroso compulsivo

A Rodríguez Zapatero le ha salido un Gómez en el culo. Peor para él. La traición histórica del PSOE a los españoles es de libro. El año pasado, en abril de 2009, este sansirolé de la cosa pública decía: “No haré ninguna reforma de calado que no tenga el acuerdo de la patronal y de los sindicatos: no recortaré nunca los derechos de los trabajadores como fórmula para salir de la crisis”. Este sietemesino de la política debería tener memoria, al menos esa memoria que demanda para los hechos de guerra. Se ha pasado por el arco del triunfo sus palabras de hace año y pico y pretende ahora hacernos comulgar con ruedas de molino. Lo ocurrido ayer jueves en el Congreso de los Diputados es la puntilla para este desecho de tienta. Zapatero ya no engaña a nadie. Es un mentiroso compulsivo digno de mi mayor desprecio.

jueves, 29 de julio de 2010

¡Se acabó la miseria!

Hoy lo que me está pidiendo el cuerpo es comentar el viaje de cinco días a Dubái de Alberto Belloch y un “selecto” séquito compuesto por treinta personas, incluidas algunas esposas y varios periodistas, en octubre de 2008, con motivo de preparar el proyecto de Expo Paisajes 2014. El ayuntamiento justificó en su día las correspondientes facturas de alcalde, concejales y periodistas, por un montante de 80.000 euros. Otra parte del gasto, la de los empresarios acompañantes, corrió a cargo de la Cámara de Comercio. Quedaba en el aire la factura presentada por el consejero municipal Jerónimo Blasco y la de sus dos rodrigones extraoficiales. Sin entrar en detalles sobre el global de la cantidad gastada, a día de hoy, finales de julio de 2010, todavía colea una factura de 26.000 euros. Sin duda, este desvergonzado consejero municipal tiró de chequera hasta aburrirse en la creencia de que los gastos derivados de su gira turística correrían a cargo de “maestro armero”. Esos tremendos expendios pendientes fueron presentados inicialmente a la sociedad Expoagua (sociedad residual de Expo 2008 que todavía tiene una deuda de 58 millones de euros de aquel evento con diversos proveedores) y posteriormente rechazados. Como pudieron, los responsables de Expoagua se “quitaron el muerto” de encima. El actual consejero de Cultura y Grandes Proyectos del Ayuntamiento y los dos técnicos citados (Francisco Javier Monclús, arquitecto, y Carlos Ávila, paisajista y trabajador de Expoagua) gastaron esa apreciable suma en cinco noches en el lujoso Hotel Grand Hyatty, a razón de 2.208 euros por persona (estancia y manutención) sin contar el importe de trenes y vuelos, cuya cifra se elevó 5.356 euros. La Cámara de Comercio adelantó el dinero de estos tres insensatos y, al parecer, nadie les ha abonado todavía la vieja factura. Al final será el Ayuntamiento de Zaragoza el que deba hacerse cargo de la misma. Estos “nuevos ricos” van de socialistas por la vida con el dinero de todos los zaragozanos. ¡Qué desvergüenza!

miércoles, 28 de julio de 2010

Por algo había que empezar

Finalmente se ha decidido hoy por parte del Parlamento catalán que se supriman las corridas de toros a partir de 2012. Eso de las corridas de toros en La Monumental, que ni siquiera es plaza de primera categoría, se va a acabar. Sólo queda bien determinada faena de aliño cuando es de salón, como en el Congreso de los Diputados por parte de Durá Lleida; o en los escenarios de El Liceo cuando se pone en cartel la ópera Carmen, de Bizet. Ahora, tras el bajonazo, el cacheteo, el desgreño y el descabello en el último Debate sobre el Estado de la Nación, lo que hay que procurar es que desaparezca en Cataluña el pasodoble, la peineta y la mantilla, los huevos a la flamenca, el gazpacho andaluz, el botijo y la sangría, que no sé si es española o no, pero por si acaso. Y en los pueblos nada de toros embolados ni toros de fuego. Hay que bailar la sardana, comer monchetas y pa amb tòmaquet. El burro catalán ya sustituyó en su día al toro de Osborne, que por algo había que empezar. La rotulación, en catalán; los doblajes de películas, en catalán; y la dieta mediterránea deberá llamarse desde ahora dieta catalana. Y no se permitirán otros instrumentos musicales que no sean la tenora, el tible, el flabiol, y el fliscorno. Cataluña es nación, que así reza en el preámbulo del Estatut. Y si no ha sido admitido tal concepto por el Tribunal Constitucional, lo que hay que procurar es cambiar la Constitución Española, que muerto el perro se acabó la rabia. Ahora que recuerdo, también los canarios prohibieron en 1991 las corridas de toros porque, según sus detractores, hería la sensibilidad de los isleños la fiesta cruenta. Esa norma, contemplada en la ley 8/1991 de 30 de abril, señalaba que su objetivo era "la protección de los animales domésticos". Pero el toro bravo no lo era. También se prohibían las peleas de perros y se imponían restricciones a las de gallos, "que forman parte de la cultura canaria”. Pero a mí me consta que tales restricciones en las peleas de gallos no existen en la actualidad. Yo me inclinaría a pensar que las corridas de toros nunca tuvieron éxito en Canarias por una simple cuestión de lejanía con respecto a la Península. El caso catalán es distinto. Joan Puigcercós ha dado en el meollo de la cuestión, cuando ha asegurado que “la prohibición de las corridas de toros en Cataluña refleja la existencia de una sociedad diferenciada”. Ya nos lo imaginábamos. Al presidente de ERC le parecerá, tal vez, un paso importante tal supresión para alcanzar que Cataluña sea con respecto a España algún día un Estado libre asociado. La misma pretensión de Ibarretxe, corregida, aumentada y con ventanas a la calle.

domingo, 25 de julio de 2010

Toreo de salón

La encomienda del Rey al apóstol Santiago haciendo votos para poder salir de la crisis me recuerda el dicho de “fíate de la Virgen y no corras”. Las peticiones de don Juan Carlos a Santiago, las rogativas y las procesiones con el santo devoto bailado sobre una peana ante una pertinaz sequía, o los viajes hasta Lourdes con los enfermos desahuciados queda bien dentro del ámbito de la fe, pero esa virtud teologal por sí sola no sirve para acabar con el paro ni con la corrupción ni con el terrorismo ni con la avaricia de los bancos. Yo me inclinaría más, si es que me esquinase hacia algún lado, por otras probidades como son las virtudes cardinales; es decir: prudencia, justicia, fortaleza y templanza. España es un Estado aconfesional y todas aquellas manifestaciones pías de cara a la galería por parte de la Jefatura del Estado se me antojan como lo más parecido al toreo de salón. Una cosa es que esa costumbre se mantenga por la Corona desde 1643 y que el Rey lo ponga en práctica cada Año Jubilar, y otra muy distinta que el Jefe del Estado lo haga en nombre del país, es decir, en nombre del conjunto de los españoles. De la costumbre de Felipe IV para acá han transcurrido 367 años. Ya no cuenta España, afortunadamente para los ciudadanos, con el valido conde-duque de Olivares ni con su sobrino Luís Méndez de Haro ni con el duque de Medina de las Torres. Las usanzas reales, en la actualidad, deben quedar ajustadas al ámbito de la vida privada de quien ostenta la Corona. Pero en el nombre de los españoles no debiera encomendarse el Rey a ningún santo de su supuesta devoción. La crisis económica terminará en España cuando las circunstancias lo permitan, gobierne la derecha o gobierne la izquierda. Los venerables, beatos y santos quedan bien donde están, o sea, inscritos en el Libro de los Santos. Nada más. Encomendarse a Santiago en nombre del país es hablar por no callar. Y hay silencios que son elocuentes.

sábado, 24 de julio de 2010

Estoy hecho un lío

Me estoy haciendo un lío. Ya no sé si la tele se ve en el salón de la casa gracias a los Reyes Católicos o si la Reconquista la terminaron los rayos catódicos con la toma de Henares de Mohernando. Si la guerra de la Independencia la ganó Viriato, o si Belén Esteban es Premio Nobel de Literatura. Hace unos días me propuse ver las noticias y no sé qué botón toqué. Nunca termino de entender cómo se utiliza el mando a distancia. Siempre temo que al pulsar el botón verde, donde dice “play”, pueda poner en marcha la lavadora o la vitrocerámica. El caso es que apareció en escena Pío Moa llamando “gilipollas” a Encinas por recordarle el martillazo mortal que supuestamente dio a un policía cuando éste era miembro del GRAPO. Anoche, en la “cadena alegre” me topé de bruces con “Sálvame de luxe”, donde Jorge Javier Vázquez no hacía otra cosa que entrar y salir del plató para consolar a Nana, que en realidad se llama Paca, y que es hermana Chonchi, que en realidad se llama Concha, que fue mujer de Pajares pero que ahora se lleva muy bien con Mustafá. Cambié a la “cadena triste”. Ponían un programa llamado DEC, donde ofrecían imágenes que reflejaban la tensa relación que mantienen Belén Esteban y su marido Fran. En medio del lío, aparecía una tal Rocío Contreras, que destapó la supuesta relación entre su hermana Arantxa con Fran, el marido de la Esteban. Apagué el televisor y me fui a dormir. A la mañana siguiente, o sea, hoy sábado, leo en el diario ABC un comentario de Ussía: “Científicos naturalistas de la Universidad de Graznygorod han determinado, después de siete años de trabajos e investigaciones, que el berberecho es el animal más tonto que habita en la tierra. Los finalistas han sido la almeja y la lombriz dorada del Canadá”. Sí, definitivamente creo que me estoy haciendo un lío.

viernes, 23 de julio de 2010

¿De quién es el dinero público?

Marcelino Iglesias hace mutis por el foro ante los recortes que el Ministerio de Fomento piensa llevar a cabo en Aragón. Sabe que no va a continuar presidiendo la Diputación General, pertenece a la Ejecutiva Federal del PSOE y su desdén es hasta cierto punto “comprensible”. No sé si se habrán fijado, por otro lado, la aparente insensibilidad que están demostrando los empresarios que tenían contratos de obra civil firmados, ante los recortes que se les vienen encima, con obras paralizadas y abundante número de personas a punto de ser despedidos. A mí me parecía chocante que no hicieran públicos alardes de indignación. Hasta que he dado con el quiz. Esos empresarios con contratos firmados no sufren lo más mínimo. La obra se paraliza, los trabajadores se marchan a las filas del INEM; y los empresarios, más galanes que Mingo, saben que aunque no se ejecuten las obras, recibirán el veinte por ciento de las cantidades presupuestadas. Un maná que les caerá del cielo y a vivir, que son dos días. Ese veinte por ciento de cada una de las obras paralizadas en Castilla y León, Aragón, Cantabria y Cataluña (se rescinden 32 contratos, 18 de ellos definitivamente, y se aplazan otros 199), significa una suma tremenda de dinero que ha de salir de las arcas del Estado. En este sentido, Marcelino Iglesias ha comentado a los medios que Aragón está pasando un momento “delicado”. Otro aragonés, el secretario de Estado de Planificación e Infraestructuras del Ministerio de Fomento, Víctor Morlán, han explicado que se trata de “un paréntesis” y que Fomento ha aplicado “criterios objetivables”. Y ha abrochado su intervención aclarando que “hay obras que casi no están comenzadas”. Lo que no ha dicho Morlán es que habrá que pagar a los empresarios el porcentaje señalado sin arriesgar nada. O sea, los “criterios objetivables” deben de ser los mismos que los criterios utilizados por la ministra de Cultura, Carmen Calvo Poyato, cuando le espetó al senador Juan Van-Halen que “el dinero público no es de nadie”.

jueves, 22 de julio de 2010

Gordos

Un diputado alemán señalaba días pasados a un periodista del diario Bild que los gordos deberían pagar más impuestos para compensar los gastos sanitarios. Este respetable caballero, Marco Wanderwitz, del Partido Cristiano-Demócrata, tendrá sin duda estadísticas para demostrar con datos en la mano que los ciudadanos de hechura pícnica utilizan más camas de hospital que los de constitución magra. A mi entender, hubiese sido más simple que Wanderwitz evidenciara con argumentos de peso (y nunca mejor dicho) que los gordos deberían ingresar más gabelas al Fisco por el simple fundamento de ocupar más espacio en cines, en aviones y en salas de espera. No es que este argumento sea muy ortodoxo, pero en rigor se ajusta más a derecho. De la mis manera, deberíamos pagar más cuando pasáramos por la taquilla de un museo para contemplar cuadros de Fernando Botero. El gobierno presidido por Rodríguez Zapatero, atento a ese peregrino concepto alemán, intenta moderar el consumo de “bollicaos” en los institutos. Nada de grasas saturadas ni de chucherías que aportan calorías pero ningún nutriente. Trinidad Jiménez ya ha comentado a los medios que es mejor consumir bocadillos a la hora del recreo. Lo que no ha explicado al detalle, al menos yo no lo he escuchado, es cómo deberá ser el tamaño de los mismos. Tampoco sé si deberán contener en su interior jamón serrano, tortilla de patata, o bonito del norte. Supongo que el Gobierno dispondrá de suficiente memoria histórica sobre los sabores de los tentempiés, sus resabios y las preferencias por los españoles. Bocadillos y autobuses pagados a pie de explanada fueron prácticas habituales durante los cuarenta años que duró el franquismo. Aquellos fueron viajes organizados donde la finalidad no era otra que la de escuchar discursos contra el contubernio judeo-masónico, aplaudir con entusiasmo y regresar al pueblo para contar a los ancianos el resultado de una excursión novelada muy parecida a la aventura equinoccial de Lope de Aguirre.

miércoles, 21 de julio de 2010

Balborraz

La primera vez que visité Zamora, no me atreví a bajar por la calle Balborraz. Era pleno invierno y temí desnucarme en un resbalón. De noche, menos aún. La iluminación era escasa, el frío viento cortaba la cara e intuía que penetrar por aquel lugar sería equivalente a atravesar la puerta de esas casas imantadas que existen en algunos parques de atracciones. Sin embargo pude observar estupefacto cómo subían y bajaban incluso a paso ligero personas septuagenarias sin ayuda de bastón. Balborraz se me antojó como una calle sorprendente, rompe huesos y llena de hechizo. No sabía dónde terminaba ni deseaba correr la aventura de averiguarlo. Posiblemente bajaría en cantil hasta el río Duero. Comprobarlo resultaba tan simple como mirar un plano. Zamora es una ciudad mágica, con diecinueve edificios modernistas y un cimborrio, el de su catedral, lleno de escamas. Cada Lunes Santo, una procesión silenciosa compuesta por cofrades con hábitos de estambre blancos y teas encendidas baja la calle Balborraz acompañando a la talla del Cristo de la Buena Muerte. En los próximos días, la calle de Balborraz se convertirá en el eje central de multitud de actos lúdicos. Vamos, que lo que yo entendí como calle de difícil tránsito en mi primera visita a Zamora, ha resultado ser pasados los años un lugar de encuentro para la actividad creativa. Doy palabra de volver a Zamora y bajar la calle Balborraz en invierno, con el suelo helado y sin ayuda de lazarillo. Si salgo ileso, prometo celebrarlo con un vaso de vino de Toro ante la estatua de Viriato.

lunes, 19 de julio de 2010

Ni está ni se le espera

Ahora, cuando la Fiscalía del Supremo decide archivar todas las investigaciones sobre el “caso Bono”, éste comunica a la prensa que se separa de Ana Rodríguez. Zapatero también se distancia de la UGT de Rodiezmo. Este año no irá a la fiesta minera. Sobre la separación de José Bono y Ana Rodríguez se escribirá en las revistas del corazón y se hablara largo y tendido en los programas televisivos de la bragueta. Zapatero, en cambio, pasará a ser el Ausente. Como los actores de reparto en las funciones de teatro, teme que allí le abucheen y le lancen tomates los sindicalistas. Me viene al recuerdo ahora, no sé por qué, un chat de Oshidori, de hace mucho tiempo, que contaba: “Cuando mozo, solía acudir junto a las puertas del Teatro Principal -creo que estaba allí el Banco Ibérico- con el fin de conseguir una entrada de "cla" para asistir a la representación de la obra de turno. Allí, un andoba con puro (o sólo era "farias", que no distinguía yo entonces) nos vendía la entrada de gallinero a mitad de precio con la única obligación de aplaudir a la indicación de un propio que ocupaba una localidad estratégica. Zapatero se ha quedado sin la “cla” y está perdiendo terreno político a chorros. Los socialistas catalanes se encuentran ahora en la tesitura de elegir entre apoyar el texto del PSOE o el del Gobierno tripartito. La “posible solución parlamentaria conjunta” contra el acuerdo adoptado por el Tribunal Constitucional respecto al Estatut, no termina de convencer a sus apoyos de gobierno. A Artur Mas le gustaría que, de no poderse conservar en el preámbulo la palabra nación para Cataluña, se cambiase la Constitución. El presidente Zapatero tiene a la vuelta de la esquina; o sea, este otoño, la amenaza de huelga general y la sombra negra de los Presupuestos para 2011, dos pablorromeros astifinos de muy difícil manejo. Es ahí donde le duele. No se puede tapar la boca a quienes se sienten nación ni a la legión de parados que demandan empleo ni a los jubilados que ven cómo se achica su poder adquisitivo. Los créditos morosos ya superan los 100.000 millones y el PSOE, ante el desbordamiento del caudal de sus problemas, propone a IU ampliar el cobro de los 426 euros a los parados de larga duración por otros seis meses. ¿Cuántas prórrogas quedan por delante? El Gobierno puede cambiar todas las leyes que desee. Tiene el BOE en sus manos. Pero el ciudadano se cansa de esperar soluciones a sus problemas. Y el llamado “bloque de progreso” ni está ni se le espera.

domingo, 18 de julio de 2010

De la guerra a Baden-Baden

Lo que nos faltaba, ver en las fotos de prensa a Moratinos en Kabul vistiendo un “longui” como los de “Las mil y una noches” y un “chapan” pardo. Ahora que en Europa se mira mal que las mujeres porten burka, llega nuestro flamante ministro de Asuntos Exteriores a Afganistán y se coloca turbante y capa marrón para contentar a Hamid Karzai. Ya sólo hubiese faltado en ese encuentro que Moratinos le hubiese obsequiado al presidente de ese país con la discografía completa de Emilio el Moro. O sea, las cantinelas “Mi suegra me la robaron”, el “Fandango de Cantimpalo”, “Desde San Roque a Bilbao”, “Mi ovejita Lucera”, etcétera, para que fueran transmitidas a los insurgentes en desayuno, comida y cena. De ese modo, tal vez se supliría con música su deseo de no escatimar esfuerzos políticos, militares y financieros. Sobre todo financieros, que el cash flow hispano está más lánguido que la hoja de culantrillo. En ocasiones, los temas de difícil solución se resuelven en los salones, después de una “jirga” y bailando la pachanga, o el bugí. Los carnavales de Kabul se me antojan como los de Cádiz, pero sin la presencia de Enrique García Rosado, más conocido como Kike Remolino, sin cabalgatas como aquellas de antaño que José León de Carranza había visto en Niza, sin pestiñada popular , sin el güiro o pito de caña y sin las chirigotas. Es decir, con la vestimenta puesta en su sitio pero sin el cachondeo cañí. Moratinos, no lo duden, está haciendo más por España que el Instituto Cervantes. Sólo echo en falta un gran cuerpo de baile y una tanda de cuplés enchampelados como Dios manda.

La chapuza como norma

En su artículo de hoy en el diario ABC, “Pensar y picar piedra”, Manuel Martín Ferrand señala lo siguiente: “Después de convertir la reforma financiera en una chapuza encubridora de muchos abusos y demasiados desmanes en buena parte de las Cajas de Ahorro que configuran la mitad del sector y de reducir la reforma laboral a una rebaja del precio de los despidos, el presidente quiere, ‘cuanto antes’ y sin que se note su distancia del Pacto de Toledo, abordar la reforma del sistema de pensiones”. Vamos, que el llamado “estado del bienestar” lo va a seguir siendo pero sólo para unos pocos. España, por desgracia, tal y como aseguraba días pasados el presidente de las pymes aragonesas, Aurelio López de Hita, ha confundido el “estado de bienestar” con el “estado de malgastar”. La fragilidad en el sector financiero no ha sido resuelta todavía, las dificultades para la exportación y el consumo interno de nuestros productos continúan presentes, los déficits públicos son elevadísimos, los pisos no se venden, los bancos no prestan, las pequeñas empresas echan la persiana y los alzamientos judiciales a particulares, que discurren en progresión geométrica con el avance del tiempo, ponen de manifiesto el desgobierno del Ejecutivo. El Instituto de Crédito Oficial, anunciado en su día como el caudillo salvador, ha demostrado ser lo más parecido a esa taberna de mi barrio, donde en su interior aclara un cartel: “Para fiarle a usted ha de tener 79 años y venir con su padre”. Para colmo, Jordi Sevilla se ha despachado con la siguiente perla cultivada: “Es normal que un abogado del Estado sea funcionario, pero no que lo sea el que le lleva el café”. Me voy a dormir. El último, que apague la luz.

sábado, 17 de julio de 2010

Sostiene Evaristo

Hoy en Diario de Teruel leo un artículo que me ha hecho reflexionar. Evaristo Torres, en su artículo “Gacetilleros”, hace referencia a ese joven periodista que debe escribir la crónica diaria en un lugar donde nunca pasa nada. Sin saber por qué, me ha venido a la cabeza la novela “Sostiene Pereira”, de Antonio Tabucchi. Cuenta Evaristo: “Esa chica o chico, que soñaba con descubrir grandes chanchullos internacionales, tramas de corrupción mafiosa, mangoneos de empresarios y banqueros, sucias maniobras en los sindicatos y bajezas de los políticos, ahora resignado al comprobar que su trabajo diario consiste en cubrir actos en los que no se pueden hacer preguntas, inauguraciones de caminos, canales y huertos, festivales de joteros de la tercera edad, campeonatos infantiles de bádminton o concursos de bocadillos gigantes”. Tiene razón. Pero le sucede lo mismo al joven médico que soñaba con trabajar en un gran hospital y que, dadas las actuales circunstancias, debe hacer suplencias de verano en pueblos medio abandonados; o al licenciado en Química, que había soñado en sus años de Facultad con poder trabajar en un sofisticado laboratorio, y descubre que sólo hace campañas remolacheras en fábricas de azúcar del Sur, “amarrado” a un polarímetro durante toda la jornada; etcétera. Los “gacetilleros”, o “plumillas” suelen ser licenciados que cubren las ausencias por vacaciones de aquellos que están en plantilla, o estudiantes de los últimos cursos contratados merced a una beca. Y a esos “plumillas” les suele tocar bailar con la más fea la pieza más larga. Se les exige esfuerzo y bien hacer en su función redactora. Además, se les asigna para que acudan a actos “infumables” para poder extraer más tarde un cronicón sobre, pongamos por caso, la visita de un consejero autonómico a una plantación de cebollinos ecológicos. Lo del cebollino ecológico resulta ser el tema de menor importancia. En nada se distingue el cebollino turolense del ciboulette, del puerro-junco, de la cebolleta, o del ajo pardo. Lo que de verdad importa es que ese día haya aparecido por un lugar en donde nunca pasa nada, el delegado del Gobierno, el consejero de Agricultura, un director general de no sabemos que ramo, dos diputados, el cura, el alcalde, los concejales, el presidente de la Comarca, su primo, dos amigos de su primo y tres furgones de la Guardia Civil. Otro compañero, posiblemente becario, deberá encargarse de hacer unas cuantas fotos del campo de cebollinos, del delegado, de su cohorte y, también, del cura revestido hisopando agua bendita a la rosa de los vientos. El acto objeto de la visita dura a lo sumo media hora. Es ahí donde termina aparentemente el trabajo del “plumilla”. Lo que viene después es para él un auténtico vía crucis: volver a la redacción, secarse el sudor y ponerse frente a una obsoleta pantalla de ordenador para ver la manera de poder adornar un acto de por sí absurdo. Y si no hay manera de poder rellenan el espacio requerido por el redactor-jefe, se incrusta otra foto con la torre de la iglesia y se agranda la entradilla, los mosaicos y el sangrado.

jueves, 15 de julio de 2010

El desdén con el desdén

Que me perdone Agustín Moreto por haberme apropiado del título. Se acabaron los Mundiales de fútbol con el triunfo de España. Lo que ya no sabemos es cómo terminará el pulpo adivino. También finalizaron los sanfermines y el Debate sobre el Estado de la Nación. Ya se han apagado, al menos por un tiempo, las adivinanzas, los encierros taurinos y las vuvuzelas sopladas en el interior del Hemiciclo de la Carrera de San Jerónimo. Ignoro si el ganador del último feroz combate dialéctico ha sido Rodríguez Zapatero o Mariano Rajoy. Sí es cierto que el jefe de la Oposición, en clara actitud de desprecio a los representantes de los españoles, no se ha dignado asistir a la segunda sesión del Congreso. En mi opinión, Rajoy es un tipo perezoso al que le importa un rábano cómo marcha el país; que sólo pretende ocupar la Moncloa sin dar un palo al agua y, lo peor de todo, sin exponer un programa político alternativo ante la Cámara. ¿Será que no lo tiene? El agorero Tertsch, en el interior de las páginas del diario ABC, señalaba hoy lo siguiente: “la economía se hunde, los socios europeos nos huyen y temen, nadie se fía de nosotros, nuestras instituciones se combaten entre sí y afloran las hostilidades por doquier”. Hermann Tertsch es, posiblemente, el bombero encargado de lanzar gasolina por la manguera para apagar el incendio. Columnistas así, máxime cuando se trata de un primo carnal de Ana de Palacios, actual vicepresidenta del Banco Mundial, sólo ayudan a escorar por la línea de estribor la intención de voto de ciertos ciudadanos pusilánimes, de escasa cultura democrática y sin las ideas claras, que todavía esperan al Mesías salvador. Echarle la culpa de la tremenda crisis económica únicamente al equipo de Rodríguez Zapatero supone no entender nada de nada sobre lo que acontece en un mundo donde campan a sus anchas los tiburones financieros. ¿Será Rajoy el nuevo Mesías prometido? Yo no lo creo. A estas alturas de la vida sé que la fe consiste, como decía Nietzsche, en “no creer en lo que vemos”. Y hasta ahora sólo se escucha el ruido monocorde de las endiabladas vuvuzelas demandando un adelanto electoral. Rajoy ya debería saber que lo que la Naturaleza no da, Salamanca no presta.

domingo, 4 de julio de 2010

Los viernes, milagro

Vean si no es un portento. Viernes, 11 de la mañana. Tormenta sobre Zaragoza con abundante aparato eléctrico. Un hombre, aspando con los brazos, recorre la calle de Sobrarbe gritando: “¡viva el faradio”. Como muchos ciudadanos disfrutaban su segundo día de vacaciones nadie le hizo demasiado caso. “¡Qué pronto empiezan algunos a beber!”, comentaban varios parroquianos cuando salían de oír misa en Altabás, mientras esperaban en la puerta de la iglesia a que cesase aquel impetuoso aguacero. En medio del Puente de Piedra un autobús de la línea 35 permanecía parado y sin luces de posición. En su interior, los usuarios pretendían salir de aquel maldito cacharro con olor a socarrina intentando forzar las puertas de acceso. El impacto de un rayo de mil demonios había hecho su efecto sobre el techo del vehículo y había dejado k.o. todo el circuito eléctrico. Daniel Reyes, el conductor ecuatoriano, intentó acelerar el auto creyendo que el puente se estaba cayendo por culpa de un artefacto explosivo. Pero el autobús no respondía. Según parece, el conductor miraba en ambas direcciones preso de terror en un intento de conocer por dónde se había abierto la brecha. Mientras, los pasajeros abrían las puertas de forma manual, aunque no se atrevían a poner el pie sobre el suelo por la intensa lluvia. Todos estaban a salvo por un principio físico conocido como la “jaula de Faraday”. Los zaragozanos más devotos ya están considerando poner un retrato de don Michael, aquel hijo de un herrero de Londres, junto a las bombas del Pilar. A otros por menos los hacen santos.

viernes, 2 de julio de 2010

Manolo el del bombo

Manolo el del bombo tuvo que abandonar el Mundial de Fútbol. Cuentan que tiene un principio de neumonía. No me extraña, con tanto viento de vuvucelas. El invierno de Sudáfrica, el relente de la noche dándole caña al bombo y ese ruido infernal en los estadios, son capaces de producir hasta una erisipela. A Manolo lo que le cunde es darle a la badana en ciudades cálidas, como las españolas, durante un Real Madrid-Barcelona, o a lo largo de los noventa minutos que dura un derby, pongamos por caso Sevilla-Betis, aunque el Real Betis Balompié se encuentre ahora pasando un largo purgatorio en la Segunda División. También Nessi está fuera de juego, de entrenamientos quiero decir, por un resfriado. “La Pulga” vale medio Mundial. El hombre del bombo, en cambio, está a mitad de camino entre el “¡que viva España!”, de Manolo Escobar, y el baúl de la Piquer. El bombo no es un baúl precisamente, pero ocupa un espacio parecido en las bodegas de los barcos y de los aviones. Es semejante a esos bombos procesionales de Calanda que tanto gustaban a Luis Buñuel, el autor de “Las Hurdes, tierra sin pan”. Los españoles, divididos como en el siglo XVIII en castizos e ilustrados, deberíamos utilizar más la vuvucela en los mítines políticos de las plazas de toros, cargados de frases-papilla y promesas que no cumplirán. Va haciendo falta otro Campomanes. El temido incremento del IVA, que entró en vigor ayer, es como aquella “gripe A” que se nos presentó por parte del la OMS como el Sacamantecas de nuestra infancia. Ya ha dicho Luis Ocaña que no cree que “el redondeo vaya a ser un problema importante”. Hombre, para mí más que para él. De eso no cabe la menor duda. Para evitar el IVA debería existir una vacuna de aplicación a la población de riesgo, es decir, a los mileuristas irredentos. En fin, se nos ha marchado Manolo de los Mundiales de Fútbol y ha dejado a “la roja” sin música de fondo. Quedan las vuvucelas, pero eso son instrumentos de aire. Al final, Johannesburgo se va a parecer al barrio de Lavapiés , si “la roja”, por la ausencia de Manolo, pierde contra Paraguay y se nos vira al lila.