jueves, 31 de diciembre de 2009

PAPÁ, VEN EN TREN

Luego dicen de la seguridad en los aviones, que si hay que registrar a los viajeros para que no puedan portar un cortaúñas, que si hay que verlos al desnudo por rayos X, que si eso de volar tiene mucho riesgo añadido, bla,bla,bla... Claro que tiene riesgo. Más aún desde que Gerardo Díaz Ferrán vende pasajes sin disponer de aviones. En este país lo insólito está adquiriendo rango de corriente. Resulta que hace seis meses, tal y cómo acabo de leer en Público, “el encargado del economato de la cárcel de Zuera (Zaragoza) consideró interesante aquel embutido para los presos. Se trataba –sigue diciendo ese diario—de dos barritas de fuet, envueltas en plástico, al módico precio de 2,50 euros. Adquirió 200 unidades”. Hasta aquí todo correcto. Pero, al seguir leyendo la noticia, compruebo estupefacto que en el envoltorio ponía que se dentro había un cuchillo de regalo. Menos mal que sólo se habían vendidos tres lotes y que un preso dio la voz de alarma. En ese sentido, supongo que algo hubiese tenido que decir Mercedes Gallizo, actual responsable de Instituciones Penitenciarias. En fin, uno ya no sabe en qué mundo se encuentra. Lo mejor será que termine cuanto antes 2009 para que, según los obispos, se deje de perseguir a las familias católicas; para que se liberen los cooperantes secuestrados en Mauritania; para que el ex presidente balear vaya a la cárcel por sus irregularidades; para que se sosieguen los vecinos de Tortosa después de la trifulca; y, también para que, cuando se nos acerque un señor vestido con un blusón gris de dril intentando vendernos la burra, sepamos de inmediato que se trata de Mafo, el gobernador del Banco de España. Feliz 2010, si nos dejan.

martes, 29 de diciembre de 2009

MIRADOR CON ESCOTILLAS

Un observatorio zaragozano formado por no sabemos qué sabios, señala que “los zaragozanos visitan poco sus museos y apenas van a conciertos de música clásica”. Pero vamos a ver: en Zaragoza disponemos de un Museo Provincial que cobra 6 euros por hacer una visita a un recinto donde se “vende” como algo excepcional unas litografías de Goya (“los disparates”) con una historia rocambolesca. Durante la II República, a instancias de Fernando de los Ríos, siendo embajador en Francia, se editó una colección litográfica de estampas goyescas, de las que se hicieron treinta y tantas copias. La finalidad no era otra que la de poder obsequiar con un juego completo a cada persona de prestigio internacional que visitara España. Me consta que sólo se hicieron entrega de cinco o seis juegos. La Guerra Civil cortó de raíz el obsequio de Estado. Terminada la guerra, no se supo el destino de aquellas joyas litográficas. Supongo que pasarían a manos de particulares ramplones. El caso es que una de aquellas copias llegó hasta Zaragoza y es la que hoy se conserva en el Museo Provincial. En el apartado de “Bellas Artes” poco hay que destacar, salvo el retrato de Goya a Fernando VII pintado en 1814 y otro retrato al duque de San Carlos. Y poco más a añadir: unas piezas de terracota del Paleolítico, otras de los árabes y una muestra de trajes populares aragoneses de hace cien años. El mismo observatorio zaragozano formado por la flor y nata de pitiminí tampoco comenta lo que cobran por visitar La Seo, cuya restauración salió del bolsillo de todos los aragoneses; y también por visitar el “Pablo Gargallo”, el “Pablo Serrano”, el Foro Romano, el Teatro Romano, las Termas Públicas”, el museo Paleontológico...
El tema de la música clásica tiene su intríngulis. En Zaragoza se hizo un Auditorio en 1994, siendo alcalde Antonio González Triviño y que, según el entonces concejal de Urbanismo, “no iba a costar un duro a los zaragozanos”.¡Y nos costó 45 millones de euros! Las dos mil butacas siempre están ocupadas por los mismos, o sea, por aquellos que se “retratan” en taquilla y por el resto, es decir, periodistas de temas locales a los que se les ha regalado la entrada, y concejales y familiares, que van de regaliz. Algo parecido a lo que sucede en el Teatro Principal y en el Teatro del Mercado. Y semejante, también, a lo que sucedió durante la Exposición Internacional de 2008, siendo alcalde Belloch, donde a cada concejal se le entregaron más de trescientas entradas de pase gratuito. Una Expo, por cierto, de poca aceptación internacional y de la que todavía se adeudan a proveedores más de cincuenta millones de euros. Aquí el único observatorio que ha funcionado ha sido el de mirar al cielo por ver las nubes que pasan. Y un importante observador, Mariano Castillo Ocsiero con su “calendario zaragozano”, donde asegura que en invierno hará frío y en verano, calor.

domingo, 27 de diciembre de 2009

ALIMENTAR EL MISTERIO

Señala Manuel Vicent hoy en El País que “si en lugar de agonizar en la cruz, el Nazareno hubiera sido condenado a doce años y un día, no habría existido la Iglesia”. Los dioses y los ídolos, también los de barro, se alimentan con el misterio, el sufrimiento, o su muerte en plena juventud. James Dean, de vivir hoy, sería posiblemente un señor grueso, casi calvo y de escaso atractivo. Tampoco podremos nunca saber, por su temprana muerte, cuál hubiese sido el destino último de Gustavo Adolfo Bécquer, de Carlos Gardel, o de Federico García Lorca, cuyo mito se acrecienta ahora, al no aparecer trazas de esqueleto en el supuesto lugar de su enterramiento. Todo un misterio. Y el misterio abriga la superstición. Y hay superstición porque existen los supersticiosos. Y los supersticiosos alimentan las leyendas urbanas, la astrología, la aversión al número 13, la seudo ciencia, etcétera. Existe un tipo de personas que son felices con la Navidad, cuando nace el Mesías y las calles se llenan de luces, villancicos y folclore. Otras, prefieren la Semana Santa, con saetas desde los balcones, peinetas, tambores, incienso, cera de velas, y pasos churriguerescos que apenas pasan por las angostas calles con escenas de pasión y muerte. A buen Cristo, mucha luz; a mal Cristo, mucha sangre. Recuerdo cuando José Antonio Garmendia, refiriéndose a los actos procesionales sevillanos, decía aquello de “que bien de mal lo estoy pasando”. En fin, por amar, amamos hasta los brotes de canibalismo sacramental. De eso sabía mucho Caro Baroja.

sábado, 26 de diciembre de 2009

MEJOR NO HACER MUDANZA

Solo faltaría, Dios no lo quiera, que apareciese sobre la cabeza de todos los españoles el barrunto de una estafa piramidal del tamaño de Keops. Se comenta la necesidad de fusionar cajas de ahorro, esas empresas sin accionistas al servicio de los poderes públicos locales; está en el aire el valor necesario (ese valor que a los reclutas se nos suponía) para alcanzar un acuerdo Gobierno-Patronal-Sindicatos sobre la cacareada reforma laboral que ayude a salir de la recesión; la Alianza de Civilizaciones hace reír a los vecinos de Marruecos, el Rey reclama sentido de Estado en el último mensaje de Pascua; y el panorama que se presenta ante nuestros ojos no es precisamente como para echar cohetes. ¿Y si apareciese el barrunto de tormenta de una estafa piramidal mientras España preside Europa? ¡Qué vergüenza! Algunos economistas de prestigio dirían el consabido “se veía venir”. Si, claro, como vieron venir Sofico, Rumasa o el Foro Filatélico, solo por citar algo con sustancia. Cuando alguien propone unos intereses que se salen de lo normal sobre el capital invertido, lo más sensato será no participar en la inversión. Acuérdense de Lehman Brothers. Ni los bancos españoles sabían en realidad lo que estaban ofreciendo al cliente. Ni los clientes sabían lo que adquirían. Existía como una tácita confianza mutua entre el bancario de pro y cliente distinguido sobre la compra de un castillo de naipes. Pero, claro, la causa de la causa es causa de la causa misma. Lo dijo san Ignacio de Loyola: “en tiempo de tribulación, no hacer mudanza”. Es importante ponerse las pilas, pero también es primordial conocer con quién se juega uno los cuartos, se apellide Botín, García o Pérez Díaz, más conocido como Pepe el del Popular.

viernes, 25 de diciembre de 2009

UN DISCURSO COJO

Estuvo acertado el discurso del Jefe del Estado en Nochebuena en su preocupación de la lucha contra el paro. Pero quedó cojo. A mi entender le faltó el necesario coraje torero para “mojarse” a favor de la activista Aminatou Haidar y su huelga de hambre en defensa de los derechos del pueblo saharaui. Doy por hecho que al Rey le hacen los discursos. También doy por hecho que los redactan desde el Gobierno, donde añaden, quitan y ponen de acuerdo con las circunstancias de cada momento. Y lo que parece claro aquí y ahora es que no conviene molestar a Mohamed VI. ¿Se acuerdan de Piniés en las Naciones Unidas? “El Gobierno español cumplirá al pie de la letra el artículo 73 de la Carta de la ONU y defenderá los intereses de los administrados”. Luego la ida y vuelta de José Solís a Rabat y su regreso a Madrid con “algo”; la estampida de Gómez de Salazar ante la “guerra santa” de la Marcha Verde; la enfermedad de Franco... ¡A la mierda los sueños de autodeterminación! Treinta y cuatro años más tarde, al menos algunos españoles entre los que yo me encuentro, esperábamos que el Rey hubiese tenido ante la pantalla de la televisión unas frases de simpatía hacia Aminatou Haidar. Nada de nada. Sólo hubo frases de nailon, como las medias sin costura. Y a pesar de ello, de nuestro desdén y de nuestra irresponsabilidad manifiesta, nos siguen queriendo los saharauis. No comprenden lo que les hemos hecho desde el temor, de la misma manera que un perro jamás comprende por qué le pega el amo. Cuanto más le pega, más le lame. Los saharauis eran españoles, de pleno derecho. Tan españoles como los marineros del Alakrana. A mi entender, bien hubieran merecido unas palabras de reconocimiento del Jefe del Estado. A pesar del tiempo transcurrido desde la Dictadura. A pesar de la distancia. A pesar de los pesares. Por eso quedó cojo el discurso real de este año. También el del año pasado, y el del otro...

sábado, 19 de diciembre de 2009

MEAR FUERA DEL TIESTO

Ahora comprendo la ayuda recibida en el Hemiciclo por parte del PNV al PSOE para sacar adelante la modificación de la Ley sobre el Aborto. Sólo hay que leer el BOE de fecha 31 de octubre. En ese ejemplar, viene reflejada la aprobación de 7.000.000 euros para la puesta en marcha de la Basque Culinary Center Fundazioa que, de forma textual “tiene como objetivo ser un referente internacional en la formación, investigación, innovación y la transparencia de conocimientos y tecnología de diferentes áreas de las ciencias gastronómicas”. Y ya tiene socios fundadores: la Cooperativa Mondragón Unibertsitatea y los cocineros Pedro Subijana, Andoni Luis Adruiz, Juan María Arzak, Martín Berasategui, Eneko Atxa, Hilario Albelaiz y Karlos Arguiñano.
A la señora Garmendia, responsable del Ministerio de Ciencia e Innovación, se le ha ido el tarro. O sea, ha recortado subvenciones destinadas a las Universidades del Estado, a becas de post-grado y a laboratorios de investigación, para dar un dinero tan necesitado (con la excusa del I+D+I, que a este paso justificará no tardando mucho hasta la subvención de una boda gitana por el rito del puchero) a un grupo de cocineros endiosados y que nadan en la abundancia. Quienes acuden a sus elegantes restaurantes no son precisamente trabajadores. El otro día, en Copenhague, dijo Zapatero que “el planeta Tierra pertenece al viento”. Y se quedó tan fresco. Pero lo que no dijo es que el dinero de los Presupuestos Generales del Estado pertenece a todos los españoles y que la obligación del Gobierno es aplicarlo de forma equitativa en función de las necesidades y con un orden lógico de prioridades. Ya hubo otra ministra, Magdalena Álvarez, quien dijo que “el dinero público no era de nadie”. Desde luego, utilizar el dinero público para priorizar el “club de gourmet” se me antoja como frívolo y fuera de lugar. El Tesoro Público, por otro lado, no debe constituirse en moneda de cambio para la solapada compra de votos en el Congreso de los Diputados. Se criticaba a Romero Robledo por aquello de que un voto valía un duro. La ministra Garmendia, la ministra que más fortuna personal declaró en su día, no tiene ningún derecho a empobrecer las Universidades a costa de los manteles blancos. Posiblemente, para la ministra, la nueva gastronomía será una ciencia digna de ser protegida. Pero para los españoles es todo un arte el hecho de poder llegar a fin de mes. No se puede arruinar un pueblo a costa de un Estado. Tampoco se debe mear fuera del tiesto.

sábado, 12 de diciembre de 2009

REDONDO O CUADRADO

Veo bien que los sindicatos mayoritarios hayan salido a la calle para protestar por la situación de paro creada en España. Lo que sucede es que, a mi modesto entender, lo han hecho tarde y se han equivocado de diana. No es la Patronal la causante directa del desastre en el que se encuentra sumido el conjunto de los trabajadores en España, sino la avaricia de los bancos. Y en España, además, de las cajas de ahorros, esas empresas atípicas que, como no tiene accionistas que pongan el capital necesario, ha de recurrir a financiarse con sus propios beneficios. Y esas cosas del bolsillo, cuando se ponen en manos de políticos autonómicos que ni están ni se les espera, produce vértigo. Caja de Madrid, la Caja del obispo sureño, la Caja de Hernández Moltó... Uf, demasiado para Gálvez.
Otra cosa es que la Patronal pretenda ahora, por aquello de que a la diosa Fortuna hay que tomarla por los pelos, aprovechar una “coyuntura” que entienden favorable a sus intereses particulares para modificar el Estatuto de los Trabajadores a su conveniencia y sin pasar por el Congreso de los Diputados. O sea, Patronal, Sindicatos y Gobierno sentados en una mesa y tomando un café. Eso es sencillamente un desafuero. Me consta que hay pequeños empresarios que están facturando la mitad que antes de la crisis por la falta de pedidos y que mantienen en sus nóminas a media docena trabajadores haciendo un tremendo esfuerzo por sobrevivir. La esperanza es lo último que se pierde. Pero también hay instaladas en nuestro territorio grandes empresas multinacionales que se pasan por el arco del triunfo cualquier intento de avenencia por parte de los trabajadores. En alguna de esas empresas, y me estoy refiriendo como botón de muestra a General Motors , donde, además de recortes de plantilla tremendos, pretenden que los que quedan “vivos” al menos de momento, se conviertan en accionistas de un negocio en ruina. Vamos, que además de puta es necesario poner la cama para poder vender utilitarios a precios competitivos.
En su artículo de hoy en ABC, Manuel Martín Ferrand, bajo el título “Esperpento sindical”, señalaba lo siguiente: “Supongo que liderar sindicatos –en referencia a Cándido Méndez y a Fernández Toxo—escasamente representativos y enchufados a la ubre del Presupuesto debe de ser una tarea imposible que exige grandes dosis de imaginación y oportunismo. Hacerlo, además, en actitud de guardaespaldas de un Gobierno errático y confuso requiere la desvergüenza precisa para, sin inmutarse, llamarle redondo a lo cuadrado”.
Ahí queda eso.

viernes, 4 de diciembre de 2009

EL LIBRO DE INSTRUCCIONES

Hemos perdido el Libro de Instrucciones de la Vida. Este puede ser, sin duda, el leit motiv sobre la crisis de valores para emperifollar una homilía con fundamento. Hemos olvidado que, donde no hay ética, no hay estética y que donde no existen valores cristianos, la casa es una ruina. La Comunidad Europea nos insta a que desaparezcan los crucifijos de las escuelas y la COPE le echa la culpa a Rodríguez Zapatero. Aquí, en España, durante cuarenta años tuvimos el crucifijo escolar colgado en la pared entre las fotos de los dos ladrones: la de quién provocó el golpe de Estado y la del ideólogo del fascismo. Y al entrar en clase, todos en pie, recuerdo que no se cantaba precisamente “Cantemos al Amor de los amores, cantemos al Señor...”, sino el Cara al sol y el Oriamendi, que equivalía a poner una vela al “espíritu del 18 de Julio” y otra al monarca que no teníamos, pese al paripé de referéndum en 1947 que estuvo desde ese año en vigor. A Don Juan había que tenerlo alejado a una distancia prudencial, pero fuera de nuestras fronteras. Estoril era el lugar idóneo para el permanente olvido. Los triunfadores de aquella Guerra Civil hasta se olvidaron de derogar en el BOE la Constitución de 1931. No queda más remedio que volver a los usos y costumbres de siempre: misa dominical, comulgar los primeros viernes de mes y los siete domingos de san José, el santo rosario en familia y las charlas del padre Laburu en Cuaresma, si queremos encontrar de nuevo ese Libro de Instrucciones tan necesario. Rezar a san Antonio para que aparezca, resulta insuficiente tal y como van las cosas. San Antonio sirve para encontrar un dedal, unas tijeras, o ese papel que nos falta para hacer una gestión en el Catastro, pero cuando se trata del Libro de Instrucciones de la Vida es necesario acudir a la jurisdicción de más altos y severos organismos, del Cielo naturalmente.

martes, 1 de diciembre de 2009

EMPEZAMOS DICIEMBRE

El maquinista de una locomotora del Ave Barcelona-Madrid iba por su vía tan ricamente esta mañana, y llegando a Ariza, el último pueblo de Aragón en esa línea, le ha adelantado en su “vuelo” a un pajarraco de enormes dimensiones. Se ha estampado contra el cristal y lo ha cuarteado. El maquinista en cuestión no sabía lo que le pasaba. Para él, que había matado definitivamente el águila de san Juan incrustado en la bandera que airearon los fachas en el altar mayor de los Jerónimos durante el último aniversario de la muerte de Franco. Tuvo ciertos remordimientos. Se había cargado el último símbolo de los nostálgicos. Al bicho en cuestión lo había mandado de semejante empentón cerca de Santa María de Huerta. Los viajeros, cuando paró el convoy, se preguntaban qué podía haber sucedido. Tampoco podían asomarse por la ventana. Renfe las había hecho herméticas para ahorrarse tener que colocar en los vagones la etiqueta “Es peligroso asomarse al exterior”, que un erudito viajero había denostado en cada trayecto que hacía en el correo de Andalucía, cuando iba por atún y a ver al duque, porque, según él, contenía un peligroso pleonasmo. Los compañeros de departamento no sabían qué era eso del pleonasmo, que les sonaba como a pulmonía, pero enseguida cerraban la ventanilla si llevaban hijos en esa edad en la que se puede mentir al revisor, o sea, cuando el que picaba los billetes les indicaba a los padres que el niño tenía que pagar medio billete y éstos, los padres, le aclaraban sin rubor que sólo tenía cinco años. El erudito personaje se extrañaba con el pleonasmo y el revisor con la supuesta edad del chaval que ya apuntaba sombra de bigote. El maquinista, esta mañana, creía haber acabado con las reminiscencias del franquismo cuando sólo había matado un buitre protegido. Las golondrinas, a veces...