En una “tribuna”
de El País, ”El discurso episcopal de Casado”, la teóloga Margarita María Pintos de Cea-Naharro señalaba ayer que “frente a la memoria
histórica que exige rehabilitar a las víctimas de la Guerra Civil y del
franquismo, el nuevo presidente del PP prefiere practicar la amnesia e insultar
a la gente de izquierdas llamándola ‘carca’,
porque pasa todo el día pensando ‘en la
guerra del abuelo’ y ‘en la fosa de
no sé quién’. ¡Qué falseamiento de la historia llamar ‘guerra del abuelo’
al golpe militar de Franco contra la
República! ¡Qué falta de piedad para con los asesinados vilmente y arrojados a
fosas comunes, a quienes despectivamente califica de ‘no sé quién’! ¡Qué
actitud más miserable hacia las familias que buscan a sus seres queridos
arrebatados violentamente!”. Así es. Pablo
Casado (por la Iglesia) es el heredero directo de un partido político,
Alianza Popular (refundado en 1989 y transformado en Partido Popular) creado por Manuel Fraga Iribarne, Cruz Martínez
Esteruelas, Federico Silva Muñoz, Licinio
de la Fuente, Laureano López Rodó,
Enrique Thomas de Carranza y Gonzalo Fernández de la Mora, partiendo
de siete asociaciones conservadoras con sede inicial en la calle Silva, 23, en
Madrid. Es normal, por lo tanto, que al nuevo presidente de ese partido
político se le note el pelo de la dehesa, como acontecía en la comedia en cinco
actos de Manuel Bretón de los Herreros,
representada por primera vez en el madrileño Teatro del Príncipe en 1840, donde ahora, como entonces, se quieren
mantener las costumbres, formas y maneras del franquismo. A Casado (por la
Iglesia) le parece “sectaria” la Ley de
Memoria Histórica cuando dice que ”no hay que abrir costuras y volver a
enfrentar a las dos Españas”; se pone al lado del prior benedictino falangista Santiago Cantera en referencia a la
exhumación de los restos de Franco en Cuelgamuros y considera que “no gastaría
un duro en desenterrarlo”; utiliza la expresión “ideología de género” para referirse a la “teoría de género”, que no define al individuo por su sexo sino por
su sexualidad (homosexual, heterosexual y bisexual), en coincidencia con los
planteamientos del más rancio conservadurismo católico; está en contra de la
eutanasia y acorta los plazos del aborto, como ya pretendió sin éxito siendo
ministro de Justicia Alberto
Ruiz-Gallardón; se declara católico practicante, etcétera. Posiblemente,
Pablo Casado (por la Iglesia), aspirante a poder gobernar un día España, esté
en la creencia de que el individuo nace “neutro”,
como en la Gramática, y como así lo
entendía el gran rabino de Francia Gilles
Bernheim. A mi entender, Pablo
Casado (por la Iglesia) confunde el Género Humano con los caracoles de jardín.
Algo parecido a lo que le sucede al obispo de Alcalá de Henares, un tal Juan Antonio Reig Plá, que oferta un
servicio de “Sexólicos Anónimos” para
“ayudar” a liberarse de la lujuria y alcanzar la sobriedad sexual. A mi
entender, a Pablo Casado (por la Iglesia) le falta un hervor, en agua bendita, claro.
martes, 31 de julio de 2018
lunes, 30 de julio de 2018
Cuidado con hacer el primo
Hasta 1998, la ley no permitía a las instituciones
de la Iglesia Católica inscribir sus edificios de culto. A partir de entonces,
ya pueden hacerlo; acogiéndose a este derecho, numerosas diócesis han
solicitado la inmatriculación de iglesias, ermitas y edificios que consideran
de su propiedad. ¿A cuento de qué digo eso? Leo un correo electrónico del PSOE
del municipio de Terrer (Zaragoza) de 496 habitantes, según el Instituto
Nacional de Estadística en 2016, donde se ha presentado una moción el pasado
viernes y donde se muestra la intención de llevar a cabo un convenio con la
Parroquia para determinadas actuaciones, entre ellas la construcción de un
órgano en el interior de la iglesia parroquial de la Asunción con un coste de
95.085 euros, un plazo de ejecución de 10 meses y fabricado por Carlos M. Álvarez Ramírez, Organeros S.L.
en Villel (Teruel). Ignoro si, de llevarse a cabo el ambicioso proyecto, se cuenta de inicio con ayudas de la
Diputación Provincial o se recurrirá a suscripción popular. Ignoro, de la misma
manera, si esa iglesia parroquial está inmatriculada a nombre de la
Archidiócesis de Zaragoza o de la Diócesis de Tarazona. Porque, de ser así, el
órgano instalado no sería nunca propiedad del pueblo sino de la Iglesia. El grupo
socialista de Terrer se ampara en lo dispuesto en el artículo 42.2n de la Ley
7/1999 de 9 de abril de Administración Local de Aragón, y con el alcance que determina
la Ley de Turismo de Aragón, donde se pretende resaltar el valor histórico-artístico
de esa parroquia del siglo XVIII, a mi criterio sin especial interés salvo un
tramo de la torre con dos cuerpos diferenciados; el de escaleras y el de
campanas. La torre, en parte mudéjar, está inclinada y termina en un chapitel
de color azul. El órgano proyectado sería de estilo barroco, con caja neoclásica
fabricada en madera de pino, cañutería, teclado de 51 notas, fuelle y ventilador.
El cubano Carlos Manuel Álvarez Ramírez
goza de excelente reputación. A él se debe, entre otros muchos trabajos, la
reforma del órgano de la madrileña Iglesia
de San Ginés, y en Zaragoza la restauración del órgano de la parroquia de San Gil Abad. Me parece
interesante esa iniciativa socialista. Choca que no esté acompañada en su proyecto
por el Partido Popular, al que pertenece el alcalde. Luego, de llevarse a cabo
esa iniciativa socialista, habría que buscar a un “maese Pérez” que interpretase con aseo piezas de Antonio de Cabezón, Antonio Soler, Bach, Messiaen, Frescobaldi o Händel en las visitas turísticas guiadas. La idea es aceptable,
pero antes hay que asegurarse de no hacer el primo. No hay nada peor que la
sumisión consentida.
domingo, 29 de julio de 2018
Motor gripado
sábado, 28 de julio de 2018
Lástima que fuera en manga corta
En la prensa de hoy leo con atención un artículo de José María de Loma en “La Opinión de Zamora”. En “Un señor con memoria”, De Loma hace
referencia a un tipo elegante (camisa azul y pantalón gris) que se acerca a una
librería en busca de una biografía sobre Juan
Negrín. En el catálogo de la tienda
existen dos volúmenes de diferentes autores pero lo cierto es que están
agotados. El empleado le indica al elegante cliente que los pedirá al almacén
para que se los entreguen de inmediato. Y le pide un número de teléfono para
poder ponerse en contacto. El cliente no
tiene inconveniente en darle su número de teléfono fijo. “No, un móvil-- dice
el empleado--. Con un móvil le llega rápido la notificación de que el libro
está aquí”. Parece absurdo. Aquel cliente de aspecto distinguido se palpa el
bolsillo, comprueba que lleva su móvil pero se niega a darle el número. Yo
tampoco se lo doy a un desconocido. El móvil es para emergencias, para ser
utilizado por el titular cuando le venga en gana, pero no para que te den la
lata tipos con los que no tienes ningún deseo de dialogar. Aquel que es conocedor de tu número de móvil
te controla, te llama a horas intempestivas cada vez que se aburre… Es como si
le hubieses entregado una llave de casa. José María de Loma, en un momento de
su escritura recuerda que, a su criterio, el mejor libro sobre Juan Negrín es
uno de Enrique Moradiellos (Negrín. Ediciones Península. 2015) Pero
se lo guarda para sus adentros. Aquel señor “de más de ochenta años, en
perfecto estado de revista, elegante camisa azul, pantalón gris, sombrero y un
abanico en la mano (lástima que fuera de manga corta) le dice al mozo del
mostrador que él suele pasar todos los días por esa calle y que entrará en la
tienda mañana o pasado por ver si ya disponen de la biografía solicitada.
Descubro que a De Loma le sucede lo que a mí. No le gustan las camisas de manga
corta salvo cuando juegas al tenis. Si hace calor, te aguantas.
jueves, 26 de julio de 2018
La esperada "segunda venida"
Dice Pérez-Maura,
a propósito de la posible exhumación del cadáver de Franco, que “los restos mortales de
cualquiera son propiedad de su familia según la jurisprudencia de nuestro
Tribunal Supremo y esos descendientes son los que tienen que disponer qué se
hace con ellos”. Y añade que “España firmó en 1979 un convenio con la Santa
Sede –que es un Estado soberano– que recoge la inviolabilidad de los lugares
sagrados. Y a nadie puede sorprender que la familia se niegue a aceptar que el
Gobierno pueda hacer un uso político del cadáver”. Se le olvidó decir a
Pérez-Maura que el Estado de la Ciudad del Vaticano fue una merced de Benito Mussolini con los Pactos de Letrán en 1929; que, en rigor, es la Santa Sede, y no el
Estado del Vaticano, la que mantiene relaciones diplomáticas con los demás
países del mundo; y que es el Estado Vaticano el que da el soporte temporal y
soberano (sustrato territorial) para la actividad de la Santa Sede. Todo
aclarado. Vale, está bien. Pues si no se pueden sacar esos restos mortales de
Franco sin permiso de la familia, que se dejen donde están por los siglos de
los siglos. Ayer, 25 de julio, se cumplieron 80 años justos del comienzo de la Batalla del Ebro. Ya casi no quedan
testigos vivos de aquella escabechina. Sólo, si acaso, algunos ancianos, muy
pocos, pertenecientes a la “quinta del
biberón”. El tiempo pasa y la Guerra Civil pronto será un recuerdo casi tan
vetusto como la Batalla de Lepanto.
Ya no importa demasiado dónde está lo que queda de aquel golpista gallego con baraka. Según Pérez-Maura, sacar los
restos de Franco de Cuelgamuros sin el consentimiento de sus descendientes
constituiría un delito de prevaricación. Y termina diciendo: “Confieso que nada
me parecería más divertido que ver a la familia Franco derrotando al Gobierno Sánchez en los tribunales”.
Pérez-Maura, que no ha leído “El Quijote”,
dice aquello de “cosas veredes, amigo
Sancho…”. ¿Dónde lo pone? “Cosas
veredes…” como origen literario de esa expresión, se remonta al Cantar
de mío Cid, cuando Rodrígo Díaz de
Vivar le dice a Alfonso VI
“Muchos males han venido por los reyes
que se ausentan…”, y el rey contesta: “Cosas
tenedes, Cid, que farán fablar las piedras”. Pérez-Maura viene a decir en
su artículo de ABC, “Prevaricación, ese
delito”, que el cardenal Osoro le ha dicho a él, personalmente, que
no permitirá que se saque el cuerpo de Franco sin el permiso de su familia. Y
el prior, Santiago Cantera, ídem del
lienzo. “Con la Iglesia hemos dado,
Sancho”, como dijo Don Quijote a
su escudero una noche, mientras ambos buscaban a ciegas el palacio de Dulcinea y se encontraron con la
iglesia de El Toboso. Bueno, aquí hemos dado con la Iglesia, la familia del
momificado general y una caterva de nostálgicos que esperan la Segunda Venida de Franco para poner en
orden a la Humanidad y corregir a las naciones con vara de hierro, como quedó
escrito en Apocalipsis 19.11-13. Ese día, espero estar presente en Collado-Villalba
para no perderme detalle, a cierta distancia, de lo que acontece en ese hoyo de Guadarrama.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)