lunes, 30 de abril de 2012

El domador de gaviotas

Dice Carlos Carnicero en su bitácora, y dice bien, que “añadir cada día una nueva improvisación en forma de recortes y subidas de impuestos no tiene venta posible en la opinión pública. Si no hay más protestas es porque el miedo se ha apoderado del aire que respiramos”. Este domador de gaviotas no es que tenga un problema de comunicación con los ciudadanos. El problema es él, todo su gabinete y un ramillete de periodistas que ejercen de lameculos permanentes por aquello de que hay que estar con el poder, por si cayese algún premio en la pedrea de los desaciertos. Eso ya pasaba con la dictadura y sucede ahora, cuando Rajoy, con el rodillo de la mayoría absoluta en sus manos se ha convertido en el siervo más servil al servicio de Merkel. No pasa un viernes sin que este iluminado, aupado en las urnas sin prever sus consecuencias, ataque frontalmente al Estado de bienestar con medidas que producen escalofríos. Ahora pretende controlar la televisión pública para hacer de ella su mejor medio de propaganda para repetir una y otra vez sus propias mentiras por ver si consigue que la sociedad se las crea. Hasta Manuel Martín Ferrand se asombra de la situación de inconsciencia en la que estamos sumidos los ciudadanos: “Sería bueno, y provechoso, –cuenta- averiguar por qué estamos tan cansados los españoles. Dejando aparte los cinco millones seiscientos mil parados que registra la Encuesta de Población Activa, entregados al ocio forzoso, los demás integramos la Nación de menos productividad de toda la Unión Europea. A pesar de ello vamos de fiesta en fiesta, de puente en puente, incluso de acueducto en acueducto como si esto fuera Jauja. No se ven jamones colgando de los árboles y los precios de los productos del consumo básico tienden a crecer más deprisa de lo que decaen los ingresos reales del ciudadano medio. ¿Estaremos atrapados en un delirio colectivo?”. Posiblemente sí. Día llegará, a este paso, en el que hasta los escasos puestos de trabajo se repartirán dependiendo de la lealtad a la gaviota y de los certificados de buena conducta que expidan los párrocos en sus señoríos. Se empieza tomando el control de la economía, de los medios de comunicación y de las actividades culturales, privatizando colegios y hospitales, moldeando a un pueblo empobrecido hasta convertirlo en herramienta flexible de los poderosos, etc., y se termina justificando lo injustificable. Los delirios colectivos en democracia suelen terminar mal, muy mal.

domingo, 29 de abril de 2012

Domingo

No importa si mancháis los zapatos domingueros con las gotas de rocío. Jugad, malditos, hasta que el tiempo os alcance y destruya. Pasa silbando un mercancías, mientras la banda municipal interpreta “Bandoneón rabalero”. Se está bien así, en silla de tijera, a la sombra de un tamarindo y contemplando las vergüenzas a la señora de enfrente, quien se airea a discreción con las rodillas puestas a las tres menos cuarto. --Niño, déjame pasar. Desde la azotea de un edificio muy alto, fríos publicistas comienzan a tirar botellines de “Licor estomacal” en paracaídas de papel. Un señor, en pijama azul ducados, saca medio cuerpo por la ventana de uno de los pisos superiores y se hace con casi toda la propaganda, con la ayuda de un bastón curvado. --¡Este niño es un caso! Acaba de darle con el palo a un señor de bisoñé. El músico que toca el bombardino está a punto de una congestión. Semeja a un cocinero de cartón-piedra anunciador de un restaurante. Sopla, marcando el ritmo, como si roncara por el asma. El recaudador de contribuciones, mientras tanto, regala caramelos a los niños. Hasta sus manos ha llegado uno de aquellos botellines de un licor que parece “Emulsión Scott”, que ha bebido de un solo trago glorioso. Luego ha recitado unos versos de Schiller a su esposa, que viste harapos de oro. Silba otro mercancías, que vomita vapor justo cuando la banda interpreta “Dime que me quieres”. Al recaudador de contribuciones se le atipla la voz y sus ojos destilan lágrimas de cocodrilo por los efluvios etílicos. Cerca de éste, una cría hemoptísica, sentada junto a sus padres, tararea una coplilla infantil, mientras mira las nubes que pasan. Los domingos, ¡ay, los domingos!, el parque se llena de concierto. Del cielo siguen cayendo botellines y paracaídas de papel. El señor del pijama vuelve por sus fueros, bastón en mano y a medio vestir. La mañana se acerca inexorablemente hacia el mediodía. Un empleado de ferrocarriles me da con el codo en el hígado para que observe al ventajista de la ventana. --Es peligroso asomarse al exterior. Se me antoja que esas mismas palabras las he leído en algún sitio. Tampoco me importa demasiado. --¡Injusticias así no pasaban con Franco, caray! --¡Caray, qué! --No, caray, nada. --¡Ah! Me quedo pensativo, mientras la torre de la Catedral lanza una docena de toques de campana para quien no tenga reloj.

viernes, 27 de abril de 2012

Las vaquitas son ajenas

Ahora cuentan que en España no se creará empleo hasta 2014. La cifra habla por sí sola: 5.639.500 ciudadanos a verlas venir, o sea, un 24’44 de la población activa. Y ¿qué hace Rajoy? Subir impuestos, obligar a pagar parte de las medicinas a los jubilados y llegar a ser por méritos propios el ridículo rapavelas de Merkel. El hombre que decía tener la solución a nuestros males en sus manos y que, para cambiar el rumbo de las cosas, sólo era necesario que desapareciese de la escena política Rodríguez Zapatero, está demostrando ser, a pocos meses de su investidura, el hazmerreír de sus colegas europeos. Como dice Arturo González respecto a los políticos, “creíamos que ya no estaban en política para forrarse, como dijo aquél, [aquél es Zaplana, ahora enchufado en Telefónica] pero vemos sin asombro que el exministro Acebes cobra de Iberdrola, al tiempo que nos suben la electricidad, o que la exvicepresidenta Salgado trinque también ahora de Abertis, la gestora de autopistas, además de Endesa y sin dejar de percibir el muy jugoso 80% de su sueldo de ex, y todo ello mientras en Barcelona, por ejemplo, se presentan más de mil aspirantes para conseguir unos de los 150 empleos que ofrece un centro comercial, debiendo tener conocimientos de venta y saber inglés o francés, y como mérito puntuable ruso, chino, japonés o árabe por un salario mísero. La gente lo ve con normalidad. (…) Nos tienen encerrados en el campo de concentración de la realidad de España”. Uno, aunque es de natural tranquilo, ya empieza a estar hasta los mismísimos huevos de tanto borboneo pasota (“me he equivocado y no volverá a ocurrir”) y de ese iluminado reformista con hechuras de cobrador del frac, incapaz de dejar las cosas como estaban antes de que éste llegase al poder mintiendo y metiendo miedo, es decir, sin que las cosas empeoren todos los viernes, después de cada Consejo de Ministros.

miércoles, 25 de abril de 2012

La vieja "Underwood"

Nicanor Parra ha cedido su máquina de escribir. Una vieja “Underwood”, que en su rodillo contiene un papel con un poema. Yo también dispongo de una vieja máquina de escribir de esa misma marca a la que calculo 90 años, más o menos la edad actual de don Nicanor. La “jubilé” un día, hace ya años, y permanece a la vista en el cuarto de estar junto a una radio que rara vez escucho. Esa vieja máquina, la mía, estuvo desde principios de los 60 en el botiquín de una azucarera al servicio de mi padre, médico de empresa. Se la habían hecho llegar desde la delegación en Zaragoza de “La Compañía de Alcoholes”. Según parece, había pertenecido a don Benito Lewin. Al desaparecer la azucarera, tanto mi padre como la máquina de escribir volvieron a Zaragoza. Pero, para entonces, ya tampoco existía la delegación de la calle de Mariano Ponzano. El Grupo Ebro, había vendido el antiguo inmueble y alquilado otro espacio, en la sexta planta de un edificio de cristal y acero en el número 100 del Coso. Y a ese lugar fueron mi padre y la máquina de escribir. Años más tarde, desaparecería la delegación para siempre. Mi padre, todavía en activo, trasladó los papeles de trabajo y la máquina de escribir a su domicilio particular. A partir de aquel día, toda su labor consistía en hacer una visita semanal a la azucarera de Luceni, todavía en activo, y a una factoría de ácido cítrico en Cortes, en Navarra. En la actualidad no existe ninguna de ellas. Y el día de la jubilación de mi padre, un empleado del Grupo Ebro llegado desde no sé dónde apareció por su casa para hacerse cargo de todos los papeles relacionados con el servicio médico. Aquel empleado le dijo a mi padre que la máquina de escribir podía quedársela si así lo deseaba. Y mi padre se la quedó. Ya fallecido mi padre, en vista de que no se hacía uso de la vieja “Underwood” y de que permanecía arrinconada (“…silenciosa y cubierta de polvo, veíase el arpa”), decidí pedírsela a mi madre. Me la regalo y la llevé a casa. La limpié con la ayuda de un pincel y un trapo húmedo, le puse cinta nueva y me dediqué a pasar a limpio unos trabajos literarios que tenía desparramados en carpetas. También la utilicé para escribir cartas, artículos de prensa y determinados relatos que enviaría a diversos concursos literarios de provincias, casi siempre con escasa fortuna. Pasado el tiempo adquirí un ordenador para procesar los textos y la vieja “Underwood” llena de holguras, que son los achaques que experimenta toda máquina a la que se le ha dado mucho tute, pasó al lugar que ahora ocupa, sobre una mesita también casi centenaria y junto a una radio que casi no escucho.

viernes, 20 de abril de 2012

Paga y calla

Nada, que no puede ser tanto derroche. Los pensionistas se creen con derecho a todo. Van al médico y piden un menú de píldoras de todos los colores: contra la hipertensión arterial, contra incontención de orina, contra los gases tras las comidas…, y eso no hay Estado que lo resista. Rajoy, con muy buen criterio de estadista doctorado en Bogotá ha tenido que cortar por lo sano ante semejante desmadre de recetas. Su antecesor, Aznar, llevaba consigo un cuaderno azul donde lo apuntaba todo. A Rajoy, en cambio, le han colocado allende los mares un cartapacio en la cabeza con una borla para que no se le dispersen las ideas. Una vez se enfadó conmigo un guardia civil después de habernos tomado un café con una nube de leche en un bar del barrio. Cuando se marchaba, noté que se le olvidaba algo. En la silla contigua se había dejado el tricornio. Le llamé la atención para que lo recogiera y no le gustó la forma en que lo hice: “Oye, Paco, que te dejas aquí la máquina de escribir”. Y más tarde, Roldán, para evitar chascarrillos, cambió el tricornio por la teresiana un poco antes de que ingresara en la prisión de Brieva (Ávila) por llevarse lo que no era suyo. Lo de ponerle el nombre de teresiana a aquella gorra de visera fue como una premonición abulense y fatídica. Aquí los únicos que acostumbran a ir de gorra son los políticos de toda condición. Saben que sus facturas las pagará el maestro armero, que engloba al resto de los españoles a los que ahora nos quieren “meter el pino en la tripa” como un día dijera el rey a los periodistas. Pero, como decía, Rajoy ha regresado a España triunfal, como los toreros de postín cuando regresan de hacer las Américas, para no perderse el Consejo de Ministros de hoy, donde, además de lo referente a la salud y al copago farmacéutico, se va a tratar el tema de las tasas académicas. Me parece que ya sólo queda que este Gobierno suba el precio de las agujas en escabeche, de los nicanores de Boñar y de las yemas de Pastrana. Pero no desesperen. Todo se andará.

jueves, 19 de abril de 2012

Rajoy y la banda de "paternina"


A Rajoy, en México, le han puesto la banda de “paternina” (o la Orden del Águila Azteca) sobre el traje oscuro de enterrador de esperanzas. “Aquí no se viene a bailar el mambo -parece haber dicho a los de la guayabera- sino a arreglar el entuerto de Repsol en Argentina de la mejor forma posible”. Y el gachupín Rajoy, ya con la banda de “paternina” sobre el pecho, parecía el primero de la clase en un colegio de curas. Solo le faltaba ese ridículo gorro romboidal de graduado con unas borlitas para espantar tábanos. Pero, mientras, en España, la ministra de Sanidad, o como leches se llame ahora, rejoneaba a la respetable legión de jubilados con el anuncio del pago por receta. “Se tiran muchos medicamentos a la basura”, ha señalado sin despeinarse y sin cuantificar el ahorro que supondrá dicha medida. Día llegará, a no tardar, en el que los enfermos hospitalizados deberán pagar el desayuno, la comida y la cena del tiempo que dure su internamiento. Hasta puede que Ana Mato justifique la medida alegando que, como los enfermos se encuentran inapetentes, se suelen comer los menús sus parientes o amigos cada vez que los visitan a eso del mediodía, cuando intuyen que hay movimiento de carros por los pasillos con olor a caldo de gallina. Ya veremos si Rajoy no regresa con un gorro de charro mexicano, hablando con jerga chamaca y animado por la Banda del Empastre, algo parecido a lo que ya hiciese Aznar en 2002, cuando regresó a este país después de haber pasado unos días en Texas y sufrir la mutación de una neurona.

miércoles, 18 de abril de 2012

Anson y Sostres, o cuál de los dos


Curioso. Para Luis María Ansón, (y así lo ha expresado hoy en “El Imparcial.es”) Salvador Sostres es el paradigma del bien hacer columnístico. Todo, porque Sostres, en un artículo titulado “¿Quién tiene que disculparse?”, en “El Mundo”, insufla ánimos al rey en uno de los momentos más delicados de su trayectoria como jefe del Estado. Pero soplar ánimos a un monarca en horas bajas, tanto para su real persona como para toda la Nación que sufre la arremetida de una crisis económica en la que no se toca fondo, no debe tener la contrapartida de buscar chivos expiatorios confundiendo orzuelos con defectos del paisaje. Así, arremete contra el socialista Tomás Gómez de forma grosera por el hecho de haber expresado su libre opinión en lo que hace referencia a las “frivolidades” conocidas, y recalco lo de conocidas, del titular de la Corona. Toda la prensa europea ha criticado, y muy severamente, determinados desajustes frívolos de la Casa Real en momentos tan graves para España: el vergonzoso “caso Urdangarín”; el tiro en el pie de su nieto, menor de edad, manejando una escopeta sin la habilitación correspondiente para ello; la caza de elefantes en el sur de África, la frialdad aparente de la reina durante su primera visita hospitalaria de sólo un cuarto de hora… Más abajo, en su artículo, el “iluminado” Sostres arremeterá contra el conjunto del PSC. Pero tras su ataque contra Gómez, Sostres comenta: “Don Juan Carlos está en su perfecto derecho de irse a cazar donde le plazca sin tener que pedir permisos de ninguna clase, primero porque sólo el servicio da explicaciones y segundo porque entre sus obligaciones como Monarca no está la de hacer pública su agenda privada. Por mucho revuelo mediático que su viaje y su percance causen, ni ha infringido ninguna ley ni ha faltado a ninguno de sus deberes ni su actividad ha perjudicado en modo alguno a ninguno de sus súbditos”. ¿Súbditos, dice? ¿De quién somos los españoles súbditos? Yo, particularmente, no me considero súbdito de nadie. El resto de los españoles, tampoco. Es más, que a mí me coste, el único que juró de forma solemne los Principios Fundamentales del Movimiento de la dictadura de Franco fue el entonces príncipe de España. No le quedaba otra, claro. Pero vamos a hablar del “servicio”, como él dice, algo que a este excolaborador de “Crónicas Marcianas” le tiene bastante obsesionado. En 2005, Sostres publicó en el diario “Avui” un artículo titulado “Hablar español es de pobres”, donde decía textualmente que “en Barcelona queda muy hortera hablar en español, yo solo lo hablo con la criada y con algunos empleados. Es de pobres y de horteras, de analfabetos y de gente de poco nivel hablar un idioma que hace un ruido tan espantoso para pronunciar la jota”. Curioso resulta que Anson, académico de la Española, considere que este erudito a la violeta y colaborador del periódico que dirige Pedro J.Ramírez (otro aspirante aunque frustrado a la Real Academia Española) “ha puesto las cosas en su sitio”. En otra ocasión, el 10 de noviembre de 2010, en el programa de debate de Telemadrid, “Alto y Claro”, dirigido por Isabel San Sebastián, Sostres bromeó sobre un desfile de lencería. A partir de ese punto, el tertuliano empezó a comparar a las mujeres maduras con las jóvenes. Según sus palabras, las chicas de 17, 18 y 19 años “aún no huelen a ácido úrico, están limpias, tienen un olor a santidad”. Mejor no seguir. Siento vergüenza ajena.

lunes, 16 de abril de 2012

Las "malas compañías"


Vaya, vaya, lo que va saliendo. Ahora resulta que el rey está rodeado de malas compañías, según cuenta Ussía hoy en “La Razón”. Y, sin decir expresamente su nombre, Ussía hace referencia a “alguien que tiene nombre de calle en Madrid”. Blanco y en botella. Esa “mala compañía” del rey, según Ussía, es Alberto Alcocer Torra, que tiene mucho dinero pero no dispone de calle en Madrid, al menos de momento. Y digo “al menos de momento” porque todo se andará. Con Botella en la Alcaldía de Madrid podría tener una calle dedicada hasta Javier Horcajo. La ostenta su abuelo, Alberto Alcocer Ribacoba, que fue alcalde en dos ocasiones: de 1923 a 1924, durante la dictadura de Primo de Rivera; y de 1939 a 1946, durante el franquismo, además de Secretario General del Banco de España. Resulta grotesco cuando Ussía, después de dar un vergonzoso masaje de jaboncillo al jefe del Estado escribiendo esas cosas tan delicadas de que “un Rey de verdad, se muere Rey”, como si estuviera refiriéndose al torero, que deber morir en la arena, o al actor, que debe morir en el escenario si aspiran alcanzar la gloria, hace referencia a los cuentos de don Saturnino Calleja, o sea, dejando claro que [su artículo] “lo escribe el hijo de un padre que vivió siempre al lado del Rey que no iba a serlo, y por ello, liberado de toda suerte de intereses y privilegios”.¡Ja, ja, ja! Rey no llegó a serlo nunca, aunque no precisamente por falta de ganas; pero privilegios me consta que sí los tuvo, y muchos. Tardíos, pero los tuvo. Y digo “no precisamente por falta de ganas” porque se reservó el título de conde de Barcelona hasta su muerte en Pamplona; porque hasta el 14 de mayo de 1977 no hizo renuncia expresa oficial de sus derechos dinásticos en favor de su hijo Juan Carlos, puesto a dedo por el dictador Franco como sucesor a título de rey (que, aunque de hecho ya lo fuera desde el 22 de noviembre de 1975, no lo fue de derecho hasta el 6 de diciembre de 1968, tras ser aceptada la Constitución Española en su totalidad y donde se incluía de rondón la aceptación de la Monarquía Parlamentaria como forma de Estado); porque se le reservó un lugar privilegiado en el Panteón de Reyes de El Escorial con el nombre de Juan III, sin haber sido nunca rey; porque los españoles jamás, al menos que yo sepa, le tomaron en cuenta que intentase unirse a los sublevados contra el Gobierno legal de la Segunda República haciéndose pasar (con un mono azul con el símbolo de la falange y una boina roja que le regalaron) por “Juan López”, trabajador del Hotel “La Perla”, de Pamplona; porque fue nombrado almirante honorario en 1978; porque el Gobierno le ascendió el 4 de diciembre de 1988 a capitán general de la Armada Española; y, finalmente, porque a su muerte tuvo honores de rey de España. Ussía, el hijo de un padre que vivió siempre al lado de un eterno aspirante al Trono de España y que murió sin cumplir sus deseos, debería pensar lo que escribe antes de enviarlo a la prensa en la que colabora. En este país estamos sobrados de prosaicos cortesanos y de vergonzosos plebeyos.

domingo, 15 de abril de 2012

El ciudadano merece respeto


Vamos a ver si nos centramos un poco. Según los esquemas que la prensa presentaba ayer sobre la cadera del rey, a mi modesto entender lo que el rey se ha roto en Botsuana no es la cadera sino la epífisis superior del fémur. Digo más, ha podido suceder que se le hubiese roto al caerse o que se haya venido al suelo como consecuencia de habérsele roto. Se dan las dos circunstancias y resulta indiferente cuál posibilidad entre ambas haya sido la cierta. Lo importante, en cualquiera de los casos, es el deseo de una pronta recuperación. Pero, partiendo de la base de que la privacidad de todo ciudadano debe ser respetada por el resto, nada hay que objetar sobre los viajes privados del rey. Lo que sucede es que el rey no es un ciudadano cualquiera. Tanto es así que, por un lado, el senador Anasagasti, señalando lo que a su entender ha sido “un viaje privado financiado con dinero público”, como, por otro, las guasas de ayer en Twitter a propósito del rey, Bostwana, Casa Real y la República (era 14 de abril) convirtiendo el incidente en el “Trending Topic” mundial, en nada ayuda al amejoramiento de la imagen de España en el resto del mundo. Al ciudadano de a pie le preocupa la salud del rey, supongo; pero también le intranquiliza desconocer el coste total del viaje del monarca a ese país africano para matar elefantes (matar un elefante en Botsuana cuenta 30.000 euros); y desconocer, también, si tal coste, que se presume importante, ha corrido por cuenta de la Casa Real o por cuenta de los contribuyentes, asfixiados por los impuestos. Alguien capaz de hacerlo debería explicarlo, aunque sólo fuese por tranquilizar los lacerados ánimos de un conjunto ciudadano harto de tanta falta de consideración y respeto.

sábado, 14 de abril de 2012

Matar elefantes


Hoy no es un día cualquiera. Tal día como hoy, en 1912, el “Titanic” se hundía en el Atlántico Norte durante su viaje inaugural. Tal día como hoy, en 1931, se proclamaba en España la II República. El hundimiento del mayor y más lujoso vapor de pasajeros de la época a los cuatro días de zarpar de Southampton con destino a Nueva York constituyó una tragedia de la que todavía se tiene un recuerdo imborrable. El final de la II República por un golpe de Estado dirigido por el general Mola contra el gobierno legítimo y que derivó en una trágica guerra civil, supuso el hundimiento, también, de la democracia para el conjunto de los españoles. Hoy, 14 de abril de 2012, los españoles nos enteramos por la prensa del accidente de cadera sufrido tras una caída por el rey Juan Carlos cuando se disponía a cazar elefantes en la República de Botswana, uno de los países más pobres de África. O sea, mientras España se encuentra con un pie en el abismo y al borde del rescate; cuando miles de ciudadanos están perdiendo sus viviendas al no poder hacer frente a sus hipotecas; cuando millón y medio de familias ya no saben qué hacer con sus vidas al no disponer de ningún ingreso entre sus miembros; cuando una juventud excelentemente preparada no sabe si algún día podrá trabajar con dignidad; cuando el Ibex 35 pierde un 4% y cierra su peor semana (niveles de marzo de 2009); cuando la prima de riesgo supera los 420 puntos; cuando el presidente del Gobierno está perdiendo la aguja de marear con una borrachera de reformas que no hace cosa distinta que empeorar la situación de España cada día que transcurre; cuando no pasa día sin que se sepa algo nuevo sobre “caso Urdangarín”; cuando el nieto mayor del rey se encuentra hospitalizado por herida de arma de fuego, al manejar una escopeta del calibre 36 sin tener la edad reglamentaria para su manejo ni el permiso de armas correspondiente; mientras el rey dijera días pasados en Barcelona que “le quitaba el sueño” el paro juvenil durante la ceremonia de la Fundación “La Caixa” (quedándose aparentemente dormido en el mismo acto); cuando la reina se encuentra en Grecia para celebrar la pascua; cuando las relaciones diplomáticas entre España y la República Argentina no pasan por su mejor momento a cuenta del problema existente entre YPF y Repsol; mientras todas esas cosas, digo, acontecen en nuestro país, el rey se dedica a la caza de elefantes en el culo del mundo. Yo, ignorante de mí, suponía que los safaris del siglo XXI sólo se concebían como safaris fotográficos. Pero no es así, se continúan matando proboscideos por el capricho de matar, a pesar de haberse reducido mucho su número como consecuencia de la caza indiscriminada para conseguir el marfil de sus colmillos y a la pérdida de su hábitat natural en favor de pastos para el ganado. Cada día entiendo menos las cosas que suceden por estos pagos. Eduardo Mendoza, con motivo de la presentación de su último libro, “El enredo de la bolsa y la vida”, ha señalado: “No debemos olvidar que España es un país pobre y cutre”. No lo sé, pero algo sí tengo claro: nunca podré tener simpatía hacia alguien que mata elefantes.

jueves, 12 de abril de 2012

La escopeta nacional


Mientras la prensa de la bragueta se ocupa de Telma Ortiz y su posible relación con un hijo de Jaime Ignacio del Burgo, asunto que sólo leen por encima cuatro cotillas de baja estofa en la sala de espera de la consulta del urólogo, la otra prensa, la considerada como más rigurosa, lleva dos días “analizando” la posible causa del accidente del nieto mayor del rey. Ussía, en “La Razón”, intenta justificar lo injustificable. Escribe: “El mejor cazador que ha habido en España, el conde de Teba, Carlos Mitjans y Fitz-James Stuart, bajó al suelo ante el Rey Alfonso XIII más de cien zorzales en un día recién cumplidos los ocho años. Y Alfonso XIII le regaló una escopeta”. Por cierto, ahora da la sensación de que hubiese un acuerdo tácito en los medios informativos para llamar Felipe, como a su tío, a un niño al que siempre se le había llamado Froilán, como al patrón de Lugo. No sabemos si dentro de unos años la prensa le llamará Juan, como a su bisabuelo, o Todos los Santos que es nombre de amplio espectro, como la amoxicilina. También la prensa, en este caso “Libertad digital”, da cuenta a los lectores de que “Iñaki Urdangarín y su socio Diego Torres vaciaron durante 2011, en plena investigación del caso Nóos, dos cuentas en Luxemburgo en las que supuestamente habían escondido un millón de euros de dinero público” y que “el juez Castro ha solicitado el bloqueo inmediato de todas las cuentas”. A buenas horas, mangas verdes.

martes, 10 de abril de 2012

Armas de juego


Nos enteramos hoy de que el nieto mayor del rey ha sufrido un accidente de escopeta en la finca soriana de Garejo en Garay, propiedad de la familia Marichalar, con resultado de herida en el pie derecho. La pregunta que nos hacemos muchos españoles es la siguiente: ¿disponía el hijo mayor de la infanta Elena, con sólo trece años de edad, de la correspondiente licencia de armas? Las escopetas las carga el diablo. Y las pistolas también. Las armas de fuego nunca deben ser armas de juego, porque se empieza jugando y se termina llorando.Quizás sea inoportuno, aunque necesario, tener que recordar ahora lo que sucedió en Estoril un 22 de marzo de 1956 durante unas vacaciones de Semana Santa, cuando Juan Carlos de Borbón mató por accidente a su hermano Alfonso con un revólver “Long Automatic Star” de calibre 22 de un tiro en la cabeza. Tampoco se entiende qué pintaba aquel revólver en casa de Juan de Borbón. Curiosamente, Jaime de Borbón y Battenberg, duque de Segovia y hermano mayor del conde de Barcelona, que había renunciado a los derechos dinásticos en 1933 y que en 1949 declaró nula su renuncia, aprovechó de forma miserable el accidente con resultado de muerte de Alfonso de Borbón para solicitar que se llevase a cabo una investigación judicial. Como señalaba “El País” aquel viernes, 16 de octubre de 1992: “treinta y seis años después de su muerte, el cadáver del infante Alfonso ha sido exhumado en Portugal y trasladado a Madrid para recibir sepultura en El Escorial. El pasado miércoles, sus restos mortales fueron desenterrados en el cementerio de Cascais (Portugal) en presencia del jefe de la Casa del Conde de Barcelona, el duque de Alburquerque, y del embajador español en Lisboa José Joaquín Puig de la Bellacasa, para a continuación ser trasladados por carretera hasta Madrid. La noche del jueves al viernes el féretro se guardó en el madrileño palacio de El Pardo”. Pero, en el caso que nos ocupa ahora, comenta “El País” que “debido a que estaba apuntando hacia abajo y al ser muy corto el recorrido, los perdigones no han llegado a salir del cartucho”. Me va a perdonar Mábel Galaz, autora de esta información; pero, cuando se dispara un arma de fuego, la percusión sobre el estopín hace que la carga de proyección (la pólvora) produzca la fuerza necesaria como para lanzar al espacio el proyectil o, en este caso, los perdigones. Es como si la redactora Galaz nos dijera que la señora X sólo estaba un poquito embarazada. En fin, se ve que no hizo la mili. En resumidas cuentas, la vida de Froilán Marichalar está fuera de peligro, de lo cual me alegro; y la noticia ha trascendido a la prensa por tratarse de un accidente “menor” del nieto del rey. Fue peor, ya lo creo, cuando Fraga, invitado a una cacería en una finca de Santa Cruz de Mudela, lanzó un disparo hacia una perdiz y acabó alojando los perdigones en la retambufa de Carmen Franco. Pero esa es otra historia.

lunes, 9 de abril de 2012

Bueno, fueron a misa. ¡Y qué!


A mí, personalmente, no me parece una noticia de portada en los periódicos que el rey y parte de su familia hayan asistido a la misa de Pascua en la catedral de Palma de Mallorca. Es como si la prensa contase, por ejemplo, que ya parece que asoma la primavera. Los actos privados de la Familia Real, como en este caso, el hecho de contar que los reyes y su familia hayan asistido a una misa en día de precepto en un Estado no confesional, es pura tautología. Es como si nos contasen cada día qué hace el rey después de almorzar, si mira el telediario, echa una cabezada en el sillón o se monta en la moto para dar una vuelta por los montes de El Pardo. Tampoco veo “normal” que, como señala la prensa, “el obispo de Mallorca, Jesús Murgui, portando la mitra y el báculo y acompañado de los miembros del cabildo catedralicio y acólitos, les ha recibido a todos ellos a las puertas de la catedral y les ha ido saludando uno a uno”. Lo “normal”, a mi entender, hubiese sido que el rey y su familia hubieran llegado a la catedral de Palma, se hubieran sentado en uno de los bancos que hay frente al altar y hubieran oído misa como ciudadanos corrientes que se sienten católicos, puesto que, como parece, llegaron conduciendo sus respectivos coches y sin ningún tipo de protocolo adicional. Que el obispo de la diócesis, báculo en mano, acompañado del cabildo, saliese a recibirles, es síntoma evidente de cómo anda el aceite de nuestro candil. Los españoles no saldremos de nuestro marasmo mientras seamos cortesanos, hagamos genuflexiones de vergonzosa plebeyez al saludar a la realeza y no acabemos de entender de una maldita vez que la soberanía reside en el pueblo.

domingo, 8 de abril de 2012

Mutis por el foro


Ahora resulta que una normativa europea, que regula la venta ambulante, prohíbe entre otras cosas que los comerciantes levanten la voz en los puestos de los mercadillos callejeros. ¿Se acabará prohibiendo también subir el tono de voz en las tabernas cuando se converse de fútbol? Es una pena que ya no podamos contar con don Antonio Mingote para que forje una genial viñeta al respeto. De ahora en adelante, el vendedor de zapatos, de quincalla o de ropa, o de todas esas cosas a la vez, normalmente de etnia gitana, deberá acercarse al ciudadano que observa los artículos expuestos y con voz apagada susurrarle cerca del oído: “¿Puedo ayudar al caballero?”, como si estuviese en la planta de “Emidio Tucci” de “El Corte Inglés”. Y el caballero, que antes de asomar por el mercadillo habrá tenido que dejar el caballo amarrado a una señal de tráfico, le contestará con una suave sonrisa: “Muchas gracias. De momento, sólo estaba mirando”. Y el comerciante, que tiene la costumbre de comer caliente, se alejará unos metros sin perderle de vista, hasta que el caballero decida si adquiere o no una corbata verde de poliamida con una vaca pastando en Sangrices, o una palmatoria de latón con el escudo de Gerona troquelado, o una navajilla de Albacete con cachas de cuerno caprino, o un cedé que contiene la película “Las nieves del Kilimanjaro”, o la “Antología Poética” de Leopoldo Lugones en “Colección Austral”. El caballero, que ha decidido abrir el libro de Lugones por su página 81: “Y al tórrido maní cuyo estuchito/ como una oruga en el mantillo engorda…”, se emociona con la lectura de Lugones y con un breve gesto silente llama la atención del vendedor, que resulta llamarse Paco y dice ser sobrino-nieto de Carmen Amaya. Paco le cuenta al caballero que el libro está muy bien de precio y que el autor parece bueno pero que a él no le gusta leer porque se le cansa la vista con la primera letra. El caballero toma el libro, paga después de haber regateado el precio y se marcha despacio, sin armar mucha bulla al pisar en la polvorienta explanada donde cae un sol de justicia. “Las directivas son las directivas directivas” –cavila el caballero- mientras un tren de mercancías rompe el silencio rayando el paisaje. “O es menudo comercio en las esquinas/ donde los mercachifles lo pregonan, / al oloroso calorcillo de una / pequeña y popular locomotora”. Europa nos ha decepcionado. Ya tampoco nos dejan levantar la voz. Decía Antonio Gala que “la decepción no proviene de que la vida sea sucia y fea, sino de que nos habían engañado; sino de que los mayores no ven la vida limpia y bella jamás”. Los anglosajones, a mi entender, tampoco.

sábado, 7 de abril de 2012

Espejo biselado


El Sábado Santo es un día insoportable. Las tiendas están abiertas, pero los empleados atienden de mala gana. Les han obligado a abrir las circunstancias y eso se lleva mal. España ha entrado en recesión y hay que huir de las cosas frágiles. Lo del paro parece que todavía no se arregla y las milongas de Rajoy y de De Guindos solo le gustan a la Merkel, que es como la Lilí Marlén del último cabaret en el que ya se anuncia un próximo cierre por derribo. Hay que darse prisa en tomar el último trago. Mañana, Dios dirá. En España habrá que probar a hacer otro Plan de Estabilización, como el del 59 y, también, organizar exposiciones itinerantes con el brazo de santa Teresa por los pueblos, como se hacía en los tiempos del nacional-catolicismo. Nuestro país necesita brazos para salir del marasmo. Hacer itinerantes únicamente a los inspectores del Fisco se me antoja como una medida inquietante. Luego pasa lo que pasa. Se encuentra, por ejemplo, un agricultor escardando cebollinos, limpiando viñas o aventando trigo y, en un abrir y cerrar de ojos, se topa con un señor de gabardina. Lo normal, le da un telele y se queda con la boca torcida para los restos, aunque luego resulte que el tipo de la gabardina fuese un afinador de pianos que pretendía saber dónde estaba la casa del boticario. Pero, a lo que iba. Egisto ha subido al trono de Argos tras liquidar a Atreo y las harpías con cuerpo de buitre, cara de vieja, uñas torcidas y pechos caídos causan en la población hambre y asustan a aquellos que se cruzan en su camino. Rajoy, su equipo de gobierno y el corifeo de “su mayoría absoluta”, esa comparsa reformista que baila al son de los mercados, cabriolean cada viernes “Paquito chocolatero” por mor de la afición. Y en el bisel del mismo espejo asoma la fría sonrisa de un Sarkozy que se la juega frente a su rival François Hollande, poniendo a España y a Grecia como ejemplos de lo que no se debe hacer.

viernes, 6 de abril de 2012

Procesiones


Zaragoza, 12 de la mañana de Viernes Santo. Iglesia de San Cayetano. Una procesión de blanco y capirote verde, la cofradía de Las Siete Palabras, se dispone a hacer su salida por la trocha de costumbre. El cielo pinta negro. Se abren los portalones de la iglesia con frontal barroco y asoman los primeros cofrades con clamor de trompetería, tambores, incensarios y faroles, abriéndose en dos columnas paralelas. Caen las primeras gotas de lluvia. No parece importar demasiado. En la puerta aparece la peana portando un cristo crucificado hecho en madera de abedul. Sale silente. Detrás, las damas de negro, con rosarios plateados entre las manos, zapatos de medio tacón y peineta española. Avanzan unos metros. Detrás, un cura revestido, los “mandamases” de la cofradía y una autoridad pública desconocida para el común de los ciudadanos, pero que alza la barbilla más galán que Mingo. Comienza a caer granizo. Se para la procesión y los cofrades hacen retroceder la peana hasta que entra de nuevo en la iglesia. Se cierran las puertas. La televisión autonómica enfoca todo lo que acontece en la plaza del Justicia. Se abren también los paraguas, la gente se refugia bajo los aleros y las damas de negro se refugian, unas en la iglesia y, otras, en el vestíbulo del Colegio Notarial. Al poco cesa el granizo. Los “mandamases” de la cofradía intentan ponerse de acuerdo en el interior de la iglesia sobre si debe o no salir nuevamente la procesión. Hay cámaras en el interior para que pueda observar el televidente qué sucede a puerta cerrada. Las explicaciones en “off” corren a cargo de María José Cabrera. Un viandante con aspecto de vivir a pupilaje lee con avidez “La Gaceta” refugiado en la entrada de un portal. “La Gaceta” cuenta en titulares que “la Legión desfila en 30 procesiones después del veto laicista de Chacón”. Y en la misma página, que “el Ayuntamiento de Villava coloca la bandera de España, pero enrollada”. No para de llover. Ahora lo hace con mansedumbre. Después de mucho cavilar se ponen de acuerdo y la procesión vuelve a salir pero con la intención de hacer un recorrido más breve. Y la televisión vuelve a enfocar los exteriores, donde las dos filas de cofrades aporrean el tambor y dan escolta a siete faroles con las siete frases atribuidas al Nazareno en la cruz. Se ofrece un primer plano del cofrade que porta el primero de ellos, con la leyenda “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”. Sigue lloviendo y la talla policromada lleva camino de echarse a perder. El cielo pinta cien grises y la procesión marcha por la calzada de la calle Manifestación entre ardorosas elegías metafísicas.

jueves, 5 de abril de 2012

Sostiene Marcello


Hoy el perrillo Marcello está “sembrao” en “República.com”. Sí, en efecto, parece como si Antonio Mingote hubiese dejado dos viudas de papel a la greña: el ABC (“no verdadero”) que tricota “punto bobo”, todo a la derecha; y La Razón, que conserva el veneno de Anson en frasco pequeño y que hace “punto de arroz”, donde, si se pierde el camino de por dónde seguir, se puede encontrar fácilmente siguiendo la trama. Marcello afirma que “las necrológicas y los sucesos son géneros del periodismo de muy difícil elaboración”. Ahora, cuando acaba de fallecer en Lisboa Antonio Tabucchi, me viene al recuerdo su novela “Sostiene Pereira”, en la que el periodista Pereira toma a prueba a Monteiro Rossi y le propone escribir unas necrológicas de personajes célebres todavía vivos con la idea de que sean publicadas tras sus respectivos fallecimientos. Pues bien, para mí que muchos de los artículos publicados en ambos periódicos “de la grapa y de hisopo” ya estaban confeccionados mucho antes de la muerte del dibujante. Con 93 años de edad y un cáncer hepático en el cuerpo daba tiempo suficiente como para buscar al Monteiro Rossi de turno para lucimiento ajeno. El resultado final ha sido el previsible, el sospechado por Marcello; es decir, “una empalagosa colección de artículos de presidente, ilustres ministros, alcaldes, jefes autonómicos y prebostes de Madrid y de todo el país, a los que han convocado los dos diarios para hacer un tostón de periódico respectivo y un elogio colectivo, por lo que estos articulistas de ocasión habrán puesto a trabajar a todos ‘los negros’ escribas que circulaban por Madrid”. Sostiene Marcello que “el negro de Catalina Luca de Tena, todo hay que decirlo, era el mejor y abría el diario ABC para que nadie le quitara el muerto”. Se ha muerto el Marqués de Daroca, dejando un hueco en la RAE, un socavón en el ABC y una dolina en El Retiro. A los trece años dibujó un “Roenueces” y lo envió al suplemento infantil “Gente menuda”. Ahora, ochenta años más tarde, Mingote se ha muerto sin hacer ruido, como un señor, y ha dejado por estos pagos, haciéndose la higa y criando malos pensamientos, a todo un rol de mangantes con vueltita en la pernera del pantalón y peinados a raya. Menuda gente…

miércoles, 4 de abril de 2012

El país de la paradoja


Este es un país paradójico. Por un lado, el rey Juan Carlos, como señala el diario El País, “hace un viaje relámpago a Kuwait para pedir petróleo para España (…) para sortear los embargos de crudo que prevé imponer a partir de julio Irán”. El rey, nuestro mejor embajador, forzado tal vez por las circunstancias económicas de España y “obligado” por el pusilánime Rajoy a que haga de “agente comercial” por el bien de España, se ha prestado una vez más a poner el esparadrapo antes de que aparezca la herida. Por otro lado, el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, se plantea la posibilidad de aumentar la velocidad en las autopistas, actualmente en los 120 kilómetros por hora, sin calibrar las consecuencias, es decir, el consiguiente incremento de combustible por parte del ciudadano, el impacto ambiental por la quema agresiva de carburantes y el acrecentamiento de la siniestralidad que tal medida produciría. Aquí alguien con capacidad cerebral bastante debería aclarar a los ciudadanos de a pie por dónde marcha la rocambolesca política reformista de Rajoy, que por un lado aumenta el IRPF a los trabajadores y por otro quita impuestos a los defraudadores (en su mayoría, empresarios de pymes de chicha y nabo que disponen de contabilidades bis, que defraudan en la facturación casi a diario y que no pagan la parte correspondiente por las horas extraordinarias de los trabajadores, porque las pagan a precio de mierda y en negro) con la aplicación de una vergonzosa amnistía fiscal, cómo no, por una recomendación, otra más, de la CEOE. Así será difícil poder levantar cabeza por más que al rey se le pretenda utilizar desde el Gobierno como vendedor de biblias de puerta a puerta.

lunes, 2 de abril de 2012

Cirios y capirotes


Veamos: una cosa es la procesión de Viernes Santo y otra muy distinta los traslados de imágenes, acompañadas con toda la parafernalia de trompetas y tambores. Durante una semana entera, Zaragoza, la ciudad en la que resido, es un caos de circulación con el añadido de las obras del tranvía del alcalde Belloch, que más parece la construcción del Transiberiano que otra cosa. La ciudad, como digo, está hecha unos zorros y si hacemos caso a las cofradías, este año se van a recortar los adornos florales y las luces en los pasos. Según leo en Heraldo de Aragón, “se van a incorporar luces de led en lugar de baterías”, e incluso “los cofrades aguantarán un año más con el hábito y, en lugar de cambiarlo, les harán arreglos”. Hombre, a mi entender, el hábito no es prenda que se deba cambiar todos los años sino que suele resistir varias generaciones. El presidente de la Junta de Cofradías, Juan Murillo, está en todo. Según ha comentado a ese periódico, hasta “se trabaja en un plan de contingencia meteorológica para el caso de que aparezca la lluvia en el transcurso de las procesiones”. Ese plan consiste en que, por si lloviese, se tiene pensado dejar abiertas de par en par todas las puertas de las iglesias situadas en cada recorrido procesional para que puedan servir de “burladero de cuadrillas”, es decir, proteger las peanas con los pasos de la lluvia. Juan Murillo podría aplicar otra técnica más simple, o sea, tapar las imágenes con plásticos y continuar el recorrido. Sigue contando el periódico de los Yarza que “el presupuesto total –de las procesiones-está entre los 60.000 y los 70.000 euros” y se lamenta de que “a las puertas de la Semana Santa, todavía muchas instituciones no habían confirmado su aportación habitual”. Caro, una cosa es llenar las calles de capirotes, cirios, tambores y damas con peineta y otra distinta pretender recibir socorros del Gobierno autónomo y de los ayuntamientos con cargo al contribuyente, que ya no sabe cómo apretarse más el cinturón. En un Estado aconfesional debieran ser las cofradías quienes soportasen los gastos de sus desfiles procesionales. Al menos, a mí así me lo parece.

Botella, Rouco y el espejo de Oesed


Josep Ramoneda se pregunta hoy en El País, “¿Qué credibilidad tiene un Gobierno que ha ocultado tres meses los Presupuestos del Estado por puro interés electoral?”. Los ganadores con mayoría absoluta en los últimos comicios generales están encantados de haberse conocido. Cargan contra los trabajadores, haciéndoles perder todos sus derechos, mientras amnistían a los defraudadores al Fisco. Mientras tanto, Ana Botella se ha marchado a Roma con Rouco Varela y otros miembros del “comité organizador”, para mostrar su “agradecimiento” a Ratzinger por la última olimpiada de la fe, esa J.M.J. a mayor gloria de los “kikos” que costó tanto dinero al contribuyente. El caso es gastar en viajes y salir en papel couché. Al “despliegue de un preocupante autoritarismo posdemocrático” -como señala Ramoneda- se une, a mi entender, otro preocupante despliegue, el del aparente fervorín católico de los amos del cotarro, de aquellos que hoy están en poder de la cuerda de trenzado y que se miran un día sí y otro también en ese “espejo de Oesed”, el espejo de la primera novela de “Harry Potter”, que no refleja la imagen de quien lo contempla, sino sus deseos más profundos. La cuestión es creerse sus propias mentiras con tal de tener adormecido a ese monstruo con forma de cuélebre de siete colas que en román paladino se llama nacional-catolicismo, que vuelve por sus fueros con la fuerza que le ha proporcionado la toma de “polvos Pinós” en un Estado de meapilas, donde los mitrados, hisopo en mano, se reconocen como imprescindibles en el sostén político de un pusilánime Rajoy, que está perdiendo la aguja de marear con su puzzle de reformas a tutiplén y su profusión de brindis al sol cuando sólo lleva cien días de mandato.

domingo, 1 de abril de 2012

Forajidos violentos


Vamos, que leyendo el suelto de hoy de Ussía en “La Razón”, el Gobierno está obligado a dedicar en los nuevos Presupuestos una partida importante para constituir una Dirección General de Regiones Devastadas, más aún si tenemos en cuenta ese segundo aviso que Toxo y Méndez pretenden dar al Ejecutivo el próximo Primero de Mayo. Según Ussía, Willy Toledo se está conviertiendo en un problema nacional de difícil manejo, como la sequía, las mafias del Este o el paro galopante. Sólo es necesario darse una vuelta por Madrid para darse cuenta de los estragos que este actor ha producido en el mobiliario urbano, en los escaparates de bares y tiendas y en las estaciones de ferrocarril y metro. Lo que no acabo de entender es cómo el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, o la delegada del Gobierno, Cristina Cifuentes Cuencas, sabedores de que en la capital de España se encontraba Willy dispuesto a no dejar piedra sobre piedra, no tuvieran la precaución de cubrir con arena los días anteriores a la huelga la fuente de Cibeles, como se hizo con excelente criterio durante la Guerra Civil frente a los bombardeos de los insurgentes. Willy Toledo, Alberto San Juan, Juan Diego Botto, Marisa Paredes, los Bardem y el resto de los “actores de la ceja”, esos “forajidos violentos”, peor que una plaga de langosta. Viven, al menos así lo entiende Ussía, de chupar la sangre a los contribuyentes a base de subvenciones. La solución posible a tan singular problema, a mi entender, podría consistir en fumigar desde el aire “La Bardemcilla” de Chueca una tarde en la que se encontrasen todos esos “forajidos” dentro con profusión de agua bendita, antes de que pueda producirse un contagio impredecible al resto de la población civil, a eso que Ussía, López Schlichting, Jiménez Losantos, Antonio Jiménez, Carmen Tomás, Agapito Maestre, Alfonso Rojo, Isabel Durán, Carlos Dávila y Miguel Ángel Rodríguez denominan como “hombres de bien”, o sea.