La gente es que es muy mala,
oiga. Como hay media España haciendo de figurantes en “los lunes al sol”, el personal cesante le da
vueltas a la cabeza e intenta captar el porqué de que el duque consorte de
Palma, más galán que Mingo, haya dejado temporalmente Telefónica sólo un mes
después de que Alierta se le hubiese renovado contrato. Y ahora dicen los
periódicos que vuelve a instalarse en Barcelona y que piensa trasladarse a un
piso más modesto que el palacete de Pedralbes. Vivir en Barcelona es más
práctico y queda más cerca de Andorra que el “Guasintón” americano; sólo está a
dos hora de viaje si se hace el trayecto en el viejo coche de la infanta,
un utilitario de color verde que usan
ahora en sus desplazamientos catalanes por no ventilar signos externos de
riqueza, ¡qué horror!, que eso es cosa de raqueros nuevos ricos. Pero, ya digo,
la gente es muy mala (como dice Ruiz Mateos respecto a la juez que le ha tocado
en suerte: “Mala, mala, mala. Casi muero en el calabocillo. Si san Josemaría
viviera hoy…”), anda con la mosca detrás de la oreja y no sabe en qué quedará
lo de la paga de diciembre si hay rescate de España. Tampoco entiende, la
gente, quiero decir, qué es eso del “banco malo”. Juan José Millás lo tiene
bastante diáfano: “Es una institución pública a la que se van a desviar los
activos tóxicos de los bancos, para dejarlos saneados a cuenta del
contribuyente. Quiere decirse que el banco malo es fundamentalmente malo para
usted y para mí, que vamos a pagar las juergas que se han corrido los banqueros
con sus jubilaciones, prejubilaciones y orgías financieras en general. Además,
como el Gobierno es coherente, pondrá al frente del banco malo a gestores
horrorosos, quizá al mismo Rato, uno de los responsables de su nacimiento. No
nos extrañaría que convocaran oposiciones inversas para seleccionar a lo peor
de cada casa. Las ganarían los más torpes, quizá los más corruptos”. Y a mí,
ciudadano de a pie en el acantilado, se me ocurre pensar que el futuro “banco
malo”, que bien podría denominarse con un nombre rimbombante, verbigracia,
Banco de Murciar, que es jerga germánica que puede gustar a Merkel, podría
tener en la “sección de Cartera” a los más expertos cofrades de la pala, chirlerines y calafates. Y en la “sección de
Riesgos”, a los más duchos en el arte de
garrafiñar y andar al camino. Ayer el rey se reunía con el Consejo Empresarial,
o sea, con los amos del Ibex 35, en el edificio de Telefónica, para buscar una
salida a la crisis y, como cuenta hoy El
País, “la conveniencia o no de solicitar [por el
Gobierno] un segundo rescate ‘blando’ a los socios de la eurozona”. Ni caso. Aquí
no hay rescates blandos, que esto no es un colchón “Flex”. ¡Pero si ya se está
negociando a espaldas del Congreso! La reunión de ayer del Consejo Empresarial
carece de valor y no sirve ni siquiera para la confección de un editorial de
fuste mientras los “dueños de España” intenten esclavizar a los trabajadores en
activo que les consiguen enormes plusvalías y, de paso, sigan en la postura de
mantener un vergonzoso desdén hacia los más de cinco millones de parados. España
está hecha una criba y a los españoles nos tiene el Gobierno a media ración y a
punto del finiquito. Sólo nos falta que esa olla de grillos que es el Consejo
Empresarial nos aplique en plan paternal, por desembravecer a la famélica
legión y por hacer buenos oficios, uno a uno y por orden, una lavativa en el
antifonario. Quien pilla, pilla.
jueves, 30 de agosto de 2012
miércoles, 29 de agosto de 2012
Desasosiego
Este hombre, Juan Carlos
Rodríguez Ibarra, siempre me sorprende con sus observaciones. Pero lo de hoy me
produce un cierto estupor. En su artículo de “El País” compara a Mariano Rajoy con Jason
Voorhees (Ibarra escribe Vorhees), el asesino caracterizado por usar una máscara de hockey
y su largo machete en la película “Viernes, 13”, pero ahora armado con la motosierra de
Leatherface en “La matanza de Texas”. ¡Cógeme esa mosca por el rabo! La verdad,
volver de vacaciones está resultando muy cuesta arriba. Cuenta Rodríguez Ibarra
que “Mariano Rajoy trató de buscar el pasado 3 de agosto una fecha vacacional
para tratar de tranquilizar a los mercados, a base de hachazos. (…) Dicen que
no hay peor película de terror que la que da risa. Y produciría auténticas
carcajadas contemplar cómo a Jason Rajoy Vorhees, ya sin su máscara pero aún con la
motosierra caliente, se le ha hecho de noche y anda perdido por el bosque sin
saber cómo salir de él, sino fuera porque, paradójicamente, es quien debería
guiarnos”. Juan Carlos Rodríguez Ibarra, en cada artículo, nos acerca al
“Festival de Cine de Terror” de Sitges sin salir de casa. Y ayer por la noche
la televisión oficial nos ofrecía otro espectáculo dantesco: las últimas
investigaciones sobre los restos hallados en Las Quemadillas. Vuelven los
“platos fuertes” a las televisiones del Estado como en los tiempos en los que
se le echó morbo a raudales con el caso de las niñas de Alcácer, la detención
en 1993 de un tal Miquel Ricart, la identificación de Antonio Anglés, nunca
detenido por la policía, y el carpetazo no sé si en falso que se le dio a aquel
escabroso asunto. A veces una mentira mil veces repetida se convierte en una
verdad (Goebbels). Urdangarín vuelve a España con el estómago encogido. ¿Tiene
miedo a una posible condena? Yo creo que no. Se ha rebozado como una
excedencia, pero todo señala a que el duque consorte ha pactado con Alierta una
salida blanda de Telefónica, pese a que había renovado contrato hace poco más
de un mes. El culebrón del yerno del Rey está llegando a su fin. Paciencia y a
barajar.
martes, 28 de agosto de 2012
Borja en el mundo
Pasó con la “Macarena” de Los del
Río y, ahora, con el adefesio de la anciana Cecilia Giménez en Borja. La
banalidad, a veces, se globaliza de
forma incomprensible. La fama ascendente de El Greco en España se debe, en
parte, al escribano público Álvaro de Aguilar, ante el que el pintor otorgó
testamento, y a un ensayo de Gregorio Marañón publicado en 1956. Dicen que “el
informe sobre la restauración del eccehomo se publicará en quince días”. Pero,
vamos a ver, cualquier copista sería capaz de tapar con pintura blanca el fresco
y volver a plasmar nuevamente un cristo de Limpias de las mismas dimensiones
sobre esa pared de acuerdo con las fotos
existentes. Ahora resulta que este “Cristo de Borja” es muy original y, para
algunos, tiene más valor artístico que el de Elías García. El concejal de
Cultura, Juan María de Ojeda, está desbordado por los acontecimientos. Pasó de
señalar a los medios informativos que “se estudia tomar medidas legales contra
Cecilia Giménez”, a poner un guarda de seguridad para que nadie se acerque al
fresco y pueda deteriorarlo, y a registrar la marca 'Ecce Homo' en todas sus
variantes, “para evitar que se haga un uso indecoroso, indebido o grotesco”. Esto es de locos. Según cuenta “El País”, ha
dicho De Ojeda que “el patronato de la Fundación Sancti
Espíritu junto con el Consistorio de Borja convocarán un concurso internacional
de pintura de temática religiosa, en torno a la figura del eccehomo en
todas las variantes que se conocen en la historia del arte. El segundo premio
estará relacionado con la restauración religiosa, con el fin de fomentar este
arte, para muchos hasta ahora desconocido”. Por otro lado, el artista de
Piedrabuena, Ramón Fernández, conocido en los ambientes artísticos como Ramón
Palmeral, desde su “blog” escribe una carta al concejal de Cultura de Borja en
estos términos: “Desde aquí pedimos que se salve esta obra de Cecilia Giménez o
Jiménez que ha dado la vuelta la mundo. Y se ha convetido (sic) en Icono de
Brija, [(¿?)], os guste o no os guste. Si fuera un Picasso a nadie se le
ocurririía (sic) borrarlo para dejar ver el fresco original de Elías García
Martínez, que supongo es además una copia de algún Cristo en la Cruz. Si la borráis, a la
larga os arrepentiréis. ¿Te has preguntado cuántos euros hubiera costado una
campaña para dar a conocer a Borja en el mundo.” (En el escrito de Palmeral
falta el cierre de interrogación). Mientras esas cosas acontecen en tierras
aragonesas, una pastelería del madrileño Mercado de San
Miguel ofrece a su distinguida clientela crepes con el rostro del eccehomo
borjano. El triunfo de la vulgaridad está servido. Los mediocres, esos lerdos
que tratan de presentar a Dios a su
imagen y semejanza, jamás indultan ni aflojan la cuerda.
lunes, 27 de agosto de 2012
La España de ruido y camiseta
Se cumple este año el centenario
de “Campos de Castilla”. Antonio Machado dio en el centro de la diana: “La España de charanga y
pandereta, / cerrado y sacristía, / devota de Frascuelo y de María, / de
espíritu burlón y de alma inquieta…”. Hoy, como acostumbro casi siempre, acabo
de leer el artículo de Manuel Martín Ferrand en “República.com”. En ese suelto,
“España, un país asilvestrado”, Martín Ferrand comenta: “Acabo de dar un paseo
por el Madrid tradicional, el del centro, y he visto mucha chancla y muchísima
camiseta de tirantes entre los varones que rebosaban las calles. Muchos, a
mayor abundamiento, lucían el torso desnudo. No eran turistas. Es la expresión
de la ‘nueva’ libertad, la que llena las paredes de graffiti y los suelos de
basura”. Estos días España apura los últimos días de vacaciones de muchos
ciudadanos y multitud de pueblos se encuentran inmersos en fiestas patronales.
A las charangas, panderetas y mascletás en honor del santo patrono, o las
manifestaciones de ese raro fervorín a la Virgen más venerada en el lugar, se une el anómalo
interés de este Gobierno en la separación de sexos en los colegios y en volver a retransmitir por TVE corridas de
toros tras seis años de ausencia. Este es un país donde cualquier fiesta
adomingada, es decir, una romería a la ermita de un cerro, una sampedrada o una
sanmiguelada, se puede aliñar con el aderezo de hisopadas con roquete, danzas
de moros y cristianos, sartas de petardos, mojigangas, toros de fuego,
matasuegras, pitos y gaitas; y, lo que es peor, una falta absoluta de respeto
por parte de los organizadores y participantes de la “bulla” generada hacia
todo lo que se mueve. Añade Martín
Ferrand en su artículo que “en un proceso inquietantemente veloz, España se va
convirtiendo en un país asilvestrado”. Esa “nueva libertad”, cerril y chusca, en
este “Nuevo Estado” democrático, donde
los 17 Becerros de las Behetrías campan a su aire, resulta harto dificultoso a
la hora de contener el gasto público y manejar con sensatez las prioridades.
Manda la tahurería y la timbirimba y se ha hecho de lo raquero virtud y de lo
ramplón,sacramento.
domingo, 26 de agosto de 2012
"El grito", de Cecilia G.
La noticia de que el comandante
el Apolo 11 se haya muerto ayer merecería una tierna necrológica. Neil Armstrong fue el primer ser humano en
pisar la Luna en
lo que estimo que fue una sublime excursión por un descampado. Contemplar el
Planeta Azul desde el espacio imagino que puede ser objeto de una lograda foto
para, al regreso del viaje, enseñársela a los conocidos de bar. “Mira, Pepe, el
cielo resulta que es negro”. Y Pepe, que lo tiene muy oscuro por los barruntos
de ese rescate europeo a España que se avecina, no le da demasiada importancia
al hecho de que el cielo sea del color del azabache. Otro conocido de bar,
Protasio, de lo que de verdad se alegra es de que ayer ganase el Zaragoza al
Espanyol. Protasio conoció a Huesitos, atecano de nación, que en tiempos del
lanzamiento del primer satélite artificial, el “Sputnik” soviético, en el ya lejano 1957, se armó de valor e intentó por todos los medios apuntarse para
ir a Marte. Al final no pudo. No supo dónde poder estampar su firma. Un
teniente de la Guardia Civil
que había por aquellos años en el destacamento de Ateca le aconsejó que se
olvidase de esa enfermiza intención, que esas cosas de los satélites
artificiales se llevaban a cabo al otro lado del Telón de Acero. Y a Huesitos
siempre le quedó una honda pena. “No tienes condiciones. ¿Qué quieres -le dijo
el teniente-, acabar como la perra Laika? Además, tú no puedes ir al espacio
porque tienes cosquillas”. Huesitos no pudo nunca ser lanzado al vacío, ni
logró inscribirse en lista alguna ni tuvo entrenamiento para tan difícil contingencia.
En la vida alcanzó la subvención necesaria que le pudiera ayudar en su objetivo.
Con resignación cristiana optó por cosas
más simples, como acercarse todas las mañanas hasta el río Jalón para pescar barbos con trasmallo, como hacía Rubito
de forma magistral. Hay grandes colas para ver el Códice Calixtino en Santiago
de Compostela y para descubrir y poder fotografiarse en grupo junto al nuevo
“look” del eccehomo de Borja. La octogenaria Cecilia Giménez ha sido noticia en
todos los medios informativos y su personal retoque a ese cristo de Limpias
pintado sobre la pared de un santuario aragonés hace ochenta años ha dado la
vuelta al mundo. Tal vez sea el nuevo “Grito” (como el de Edvard
Munch),
en versión carpetovetónica, frente a tantos dislates por parte de un Gobierno
que ha perdido la aguja de marear. Y lo ha tenido que plasmar en la pared una
octogenaria desconocida y con el rostro a surcos de “firestone”, a falta de
noticias sobre el monstruo del Lago Ness, el verdadero protagonista
de otros veranos menos crispados.
sábado, 25 de agosto de 2012
¿Qué pintamos en Afganistán?
Recuerdo que, siendo yo niño, mi
bisabuelo Miguel Nales Larrea leía todas las mañanas “La Gaceta” en un sillón de
mimbre. La Gaceta
del Norte, a la que estaba subscrito, fue un diario de tendencia conservadora y
monárquica que se hacía en Bilbao, en la calle Henao, número 8, y que contaba
con más antigüedad que el respetable diario ABC de los Luca de Tena; ese diario
que ahora, tristemente, se ha convertido en un sancocho de Vocento. La Gaceta del Norte comenzó a
publicarse el 11 de octubre de 1901 por la Editorial Vizcaína
y tuvo su fin en 1987. Todo acaba, como hace poco ha saltado de su asiento
Carlos Dávila, director de la otra “La Gaceta”, la que preside Julio Ariza y sobre la
que se cuenta que acumula alrededor de
40 millones de euros de números rojos y donde parece ser que el Grupo
Intereconomía está llevando a cabo un
expediente de regulación de empleo que afecta a unos doscientos profesionales.
Y en esa “La Gaceta”,
la de ahora, la que nunca leyó mi bisabuelo Miguel y de lo cual me alegro, se
cuenta en el número de hoy que “las tropas españolas sufren cinco ataques
fallidos en 24 horas” y que “uno de los ataques tenía como objetivo el convoy
en el que viajaba el jefe del contingente español, el coronel Luis Cebrián Carbonell”.
Vamos a ver: en Afganistán hay una guerra. España mantiene tropas integradas
dentro de la OTAN,
que ocupan ese territorio conflictivo. Y como el horno no está para bollos en
aquel avispero al que yo no iría para tomar el vermú, parece normal que estallen
artefactos en los caminos al paso de las tropas ocupantes. Y si en el convoy
objeto del ataque con artefactos resulta que viaja el coronel español Luis
Cebrián Carbonell, pues ya ven, acontece que le huele el culo a pólvora. Son
gajes del oficio. El artefacto en cuestión, al que hace referencia la
noticia y sobre el que no conozco sus características, explosionó ayer, cuando
la columna de vehículos militares atravesaba el conflictivo cruce de Sabzak,
entre la provincia de Badghis y la provincia de Herat. Pero que no cunda el
pánico. Aclara La Gaceta
que “el propio coronel ha explicado a los periodistas que desde el vehículo en
que viajaba no llegó a escuchar la deflagración, que se le comunicó por radio”.
Pues, hombre, si el coronel Cebrián ni siquiera escuchó el estampido de aquel
objeto estridente puesto al paso del convoy, quiere decirse que tampoco es, a
mi entender, merecedor de medalla alguna. Si yo me encuentro pescando en el
Jalón, cerca de Calatayud, mal puedo escuchar las campanas del Pilar. En “La Gaceta”, aquella Gaceta del
Norte que leía mi bisabuelo, se publicaron “hazañas bélicas” de mayor calado,
tanto sobre la Guerra
de África como sobre la Guerra Civil.
Y les puedo asegurar que las bombas fascistas silbaban en el aire de Bilbao y
sonaban en sus calles como suenan las bombas. La población civil las escuchó y
las padeció en sus carnes y en sus casas, pero nadie les tuvo en cuenta. A mi
madre, una bomba lanzada sobre Bilbao le quemó un abrigo. Eran “daños
colaterales” y aquel tipo de padecimientos nunca tuvieron recompensa. Que lo
sepa el coronel Cebrián: en la guerra como en la guerra.
viernes, 24 de agosto de 2012
Poner hasta el cimbreo
Comienza la liga de fútbol y el
Gobierno que preside Rajoy autoriza las corridas de toros por televisión
después de seis años de ausencia. Wert pretende modificar las leyes para que
el Tribunal Supremo no pueda oponerse a
las clases con sexos separados y dar satisfacción al Opus Dei. Montoro se
cabrea con Soria; la vicepresidenta Sáenz de Santamaría intenta imitar al rey
Salomón; la ministra de Sanidad compra cantidades masivas de vacunas
antigripales sin conocer a ciencia cierta qué cepa será la responsable de los
absentismos invernales; y el ministro de Justicia, que siendo alcalde de Madrid
compró dos tuneladoras por un importe de 80 millones de euros cuando podía
haberlas alquilado, se mira el ombligo en su torre de marfil. Este país es un
desastre, se mire como se mire. Para Pablo Sebastián, “lo urgente era recuperar
la imagen dañada de la Corona,
como puntal del Régimen de la transición, que da claras señales de agotamiento
empujado por la crisis, la corrupción, el deterioro institucional, y las
enormes cifras del paro. Por ello, los poderes públicos y los fácticos del
Régimen se han movilizado sigilosamente y a todo gas para salvar lo esencial de
un sistema ya caduco, y cuyos beneficiarios se arremolinan en un intento
desesperado de que la vigente decadencia del país no acabe con el tinglado de
la farsa partitocrática”. El Rey se reunía con Rajoy el pasado miércoles y las
risas que captaron las cámaras eran muy mosqueantes para los ciudadanos hartos.
La obligación de Rajoy es dar explicaciones en el Congreso de los Diputados y
aclarar en el Hemiciclo de una puñetera vez si España va a ser rescatada y, de
ser así, cuándo. Este presidente todavía no se ha enterado de que España es una
monarquía parlamentaria, que la soberanía reside en el pueblo y que es a éste, al ciudadano que paga impuestos, al
que el Ejecutivo debe dar explicaciones. El Parlamento, por si lo desconoce
Rajoy, es el miura que debe lidiar. Los encuentros entre Rajoy y el Rey
(eludiendo la tribuna de oradores del Congreso, como es su obligación) quedan
muy pulcros para las fotos de prensa, pero no pasan de ser ese brindis al sol
de un torero de salón dispuesto a sacar
unos naturales con la muleta a un becerro de cartón. Ya lo decía Cela:
“Componer la figura sin toro es más meritorio que mantener el tipo. Si el toro,
en vez de ser toro, es una mecedora o un bidet portátil, o un velador de
mármol, o una máquina de coser, se le dice ¡je, toro! y, como no viene sino que
se queda como tal cosa, uno tiene que poner todo de su cosecha: hasta el
cimbreo”.
jueves, 23 de agosto de 2012
Regreso al pasado
Definitivamente, creo que José Ignacio Wert tiene un serio problema. Como diría el periodista Alejandro
Gándara, “posee un complejo de
singularidad rayano en la psicopatía”. Salir en defensa de los colegios
que separan a los alumnos por sexo requeriría una explicación por parte del ministro
medianamente entendible por los ciudadanos. El titular de Educación, Cultura y
Deporte del Gobierno de España, inexplicablemente, pretende pasarse por el arco
del triunfo la no discriminación por razón de sexo contemplada en el artículo
14 de la Constitución
Española y, también, el artículo 84 de la Ley Orgánica de
Educación de 2006, en su afán por retrotraer a los españoles a la moral sexual
del nacionalcatolicismo y de los conventos. La Iglesia Católica,
cómplice del genocida Franco, fue durante casi cuarenta años la encargada de
“educar” a su estilo a una juventud minada por la tuberculosis y la falta de
alimentos. Aquella jerarquía eclesiástica, representada por unos obispos
fascistas, se permitía jugar desde sus palacios episcopales con las
estadísticas del Más Allá, afirmando sin empacho que casi el 90% de los
condenados a las penas del infierno lo eran por faltas graves contra el Sexto
Mandamiento. Esos colaboradores de sotana integrados, salvo honrosas
excepciones, en la trama civil del golpe de Estado de 1936, y que más tarde rendirían pleitesía
y entrarían bajo palio a Franco en los
templos, fueron los encargados
de anular los avances sociales de la República y de invadir los espacios más íntimos
de las familias. Mariano Rajoy, a mi entender, se equivocó nombrando ministro a
Wert. Tal vez le traicionó su subconsciente, ya que el apellido alemán Wert se
traduce al castellano como “suerte”, que era lo que éste necesitaba. Pero
hubiese dado lo mismo haber nombrado ministro a Aquilino Polaino, numerario del
“establishment opusino”, psiquiatra y mosca cojonera, para que aplicase a
profesores, padres y educandos sus conocidas “técnicas de sugestión” en lo que respecta a
la homosexualidad, ese “pecado nefando”. Wert entiende que la alta cultura está
destinada para los señoritos que pueden pagarla y que tienen criterio estético.
La “reserva indígena” debe seguir asistiendo a los colegios públicos, donde anida
la mezcla de razas, los peligros de diversa etiología y en donde no importa que
cohabite un “tótum revolútum” en el interior de sus aulas. San Agustín negaba
que pudiesen existir habitantes en las
antípodas porque se caerían en el espacio. Wert, mucho más simple en sus
planteamientos, prefiere conceder ayudas a la Tauromaquia que becar
a los estudiantes. Es un curandero que actúa de buena fe, consciente de que el
eclipse es lo sagrado.
miércoles, 22 de agosto de 2012
Tocando la zanfona
Uno tiene sus manías, que siempre
merecen respeto. Cuando visito Madrid y dispongo de tiempo libre tengo la
querencia, como esos toros de lidia que se refugian en tablas, de visitar el
Museo Romántico de la calle San Mateo. Lo normal sería que visitase “El
Prado” o el “Reina Sofía”, pero nada de eso, una extraña fuerza me atrae hasta
la calle de Fuencarral. Recuerdo que, en una ocasión, visitando el Museo, noté
en falta un cuadrito muy pequeño, casi del tamaño de un recordatorio. Se trataba
de la famosa “Ofelia” dibujada a lapicero por Gustavo Adolfo Bécquer. Mi
curiosidad hizo que se lo comentase a la
portera mayor; y ésta, con una amabilidad que agradezco, me puso en contacto
con Mercedes Rodríguez, la directora. Mercedes, me acompañó hasta el piso
superior donde se encontraban las piezas que esperaban ser restauradas. Y de un
armario sacó un papelillo, que no era ni siquiera de cartulina, y lo puso ante
mi vista. Creo que hasta me temblaron las piernas por la emoción que sentí. Era
“Ofelia”. En el lado derecho de su falda, justo por donde Bécquer había trazado
el lapicero, el papel se había cortado. Mercedes me permitió que sujetase
aquella pieza unos segundos en mis manos, la tomé por los bordes con las yemas
de los dedos con sumo cuidado y ello supuso para mí una complacencia inefable.
Lo que acabo de contar viene a cuento con algo tristemente sucedido en el
Santuario de la
Misericordia, en Borja. En su interior había un fresco en muy
mal estado de conservación. Se trataba de un “Hecce Homo” pintado por Elías
García Martínez a principios de la década de los 30 del siglo XX. Al parecer, una
señora de avanzada edad entendió que había que restaurarlo. Y sin encomendarse
ni a Dios ni al diablo, aprovechando que las puertas del Santuario siempre
estaban abiertas para el visitante, el pasado mes de julio tomó unos pinceles y
unos botes de pintura e intentó “reparar” el fresco según su saber y entender.
El resultado final no pudo ser más catastrófico. Ya están apareciendo en Twitter
algunos “tuits” de lo más bochornoso. No entraré al trapo en ese juego de
despropósitos. Rotundamente no, me niego.
martes, 21 de agosto de 2012
Nuevo teatro al aire
Javier González Ferrari, en el
diario “La Razón”,
dispara contra todo lo que se mueve: Toledo, Gordillo, Tomás Gómez, Rivero,
Garzón, Assange… Ha creado un nuevo “cuadro de actores” de la cosa pública de
la misma manera que su difunto padre, Antonio González Calderón, creara en su
día el mítico cuadro de actores de Unión Radio Madrid: Juana Guinzo, Matilde
Conesa, Pedro Pablo Ayuso, Matilde Vilariño… Javier González Ferrari, siendo
director general de RTVE, fue pregonero de las Fiestas del Pilar en el año 2000
por obra y gracia del alcalde populista José Atarés, aupado al sillón
consistorial al ser el segundo de la lista tras el nombramiento de Luisa
Fernanda Rudí para presidir el Congreso
de los Diputados. El público congregado en la Plaza de España le recibió en su salida al balcón
de la Diputación Provincial
(media Zaragoza estaba levantada por obras) con una tremenda pitada por el
apoyo de la televisión pública al polémico trasvase del Ebro. El actual
presidente de Onda Cero, que ha dejado escrito en ese diario que “este mes de
agosto pasará a la historia por la sucesión de episodios histriónicos”, ha
conseguido dar en el centro de la diana con esa única verdad por él plasmada.
Pero lo chocarrero, lo extravagante y lo bufo no parten de determinada gente
del pueblo (léase Toledo, Gómez,
Gordillo…) que se rebelan y agitan ante los desafueros ejercidos desde
el Gobierno del Estado, sino de aquellos estómagos agradecidos que, aún siendo
conscientes de determinadas indecencias públicas, utilizan el ventilador para
esparcir las repulsivas deyecciones de los poderosos a otros sectores mas
desfavorecidos, en un intento huero de “justificar” lo inaceptable. Cualquier
ciudadano, también González Ferrari, puede opinar sobre lo que le venga en gana.
¡Faltaría más! Pero, de igual manera, deberá tener vergüenza torera para
encajar las críticas.
lunes, 20 de agosto de 2012
Sobre la muerte y la suerte
Leo el artículo de Juan
Chicharro, “Atracción fatal”, en “República.com”. Este militar de carrera hace
una buena reflexión sobre la muerte. Refiriéndose a ciertos himnos militares,
como el de la Legión,
Infantería, etcétera, en los que se ensalza la muerte en la defensa de la Patria, señala: “Oiga, si
la muerte llega, pues, mala suerte, pero de ahí a que se tenga que morir uno
por obligación pues me parece que no; una cosa es estar dispuesto a dar la vida
por un ideal y otra por obligación”. Estoy de acuerdo con su posición. Pero hay
algo que se ha dejado en el tintero. Cuando Chicharro hace referencia a la
concesión de la Cruz Laureada
de San Fernando colectiva al Regimiento de cazadores de caballería 14 Alcántara
(mandada por el teniente coronel Fernando Primo de Rivera y Orbaneja, el único
militar que en su día recibió a título individual la máxima condecoración), con
casi noventa años de retraso, por su magnífica actuación ante la desbandada de
tropas españolas en el desastre de Annual, hubiera agradecido que Chicharro
explicase las causas de tal desastre, por causa directa de un irresponsable
general, Manuel Fernández Silvestre,
Comandante General de Melilla desde el 12 de febrero de 1920, que no calculó
sus fuerzas en mayo de 1921 ante el enfrentamiento con unos rifeños
comandados por Abd-el-Krim. La
“aventura” era arriesgada cuando se contaba con recluta forzosa deficientemente
entrenada, sin sueldo, mal alimentada, calzada y vestida; y, lo que es
peor, con un “miedo insuperable” ante la
posibilidad de poder caer presos en
manos de los rifeños, cuyas torturas aplicadas superaban con creces el aguante
humano ante el sufrimiento. También, al general Chicharro le hubiese agradecido
que responsabilizara a Alfonso XIII de la sangría de Annual y de la ineptitud de Silvestre,
al que convenció una delegación de la cabila de los Tensamán para cruzar el río Amerkan y establecer una
posición en el monte Abarrán, en contra de las órdenes de Berenguer. En
resumen: según el expediente Picasso, aquella batalla se saldó con 13.363
muertos españoles frente a sólo 1.000 rifeños. Allendesalazar se vio obligado a
dimitir como presidente del Gobierno y Alfonso XIII, causante directo del
desastre por sus ánimos a Silvestre (con el telegrama donde se decía “Olé los
hombres”) encargó a Antonio Maura formar un gobierno de concentración, donde
formarían parte todos los grupos políticos. El gobierno Maura caería en marzo
de 1922, y tras él los gobiernos de Sánchez Guerra y de García Prieto. El 13 de
septiembre de 1923, Miguel Primo de Rivera daba un golpe de Estado ponderado
por aquel descerebrado Borbón, al que le terminaría pasando factura el Pacto de
San Sebastián. Con su precipitado exilio, Alfonso de Borbón y Battenberg perdía
la Corona para
él y para sus descendientes. Ahí se terminaban, ¡al fin!, los derechos
históricos de los Borbones en España. Sus restos, a mi entender, nunca debieron
regresar, como así se hizo y con honores de Jefe de Estado en 1980, al Panteón
de Reyes del Monasterio de El Escorial. Juan Carlos de Borbón y Borbón Dos Sicilias, nieto del
anterior, nunca tuvo, como tampoco su padre, derecho alguno al Trono de España.
Fue impuesto como sucesor por un dictador, Francisco Franco, que decía tenerlo
todo “atado y bien atado”, y que tuvo, para mí, la “dudosa suerte” personal,
tras haberse tragado carros y carretas, de
ser “consolidado” como rey de España por su inclusión (de rondón, que todo hay
que decirlo) dentro del texto de una Constitución consensuada desde el miedo y
que sería aprobada por los españoles el 6 de diciembre de 1978.
domingo, 19 de agosto de 2012
Rajoy, reconfortado
El calor es insoportable y decido
entrar al “bar Jiloca” para tomar unas cervezas. En una mesa del fondo, casi
sin luz, está sentado Protasio, mi conocido de bar. “Qué hay”, le digo. Me contesta un “hola” con cierto desdén. Está
tan enfrascado en la lectura de unos versos que ni se acuerda de salir a la
calle para encender un cigarro, como suele hacer cada cuarto de hora.”¿Qué lees?”,
le pregunto. “Nada, cosillas…”. Me siento en su mesa y le observo. Tiene las
gafas muy caídas sobre la nariz. De
pronto, como si le hubieran dado cuerda, comienza a recitar: “No he de callar,
por más que con el dedo, / ya tocando la boca o ya la frente…”. El tabernero
nos mira mientras limpia unos vasos y
deja patinar un largo bostezo
sobre la barra de mármol. El bar está flojo de clientela. La prensa local
anuncia que “Rajoy regresará mañana al trabajo tras una corta estancia en el
Parque Nacional de Doñana”. Tornará a Madrid “muy reconfortado”, ha manifestado,
después de haberse acercado hasta Almonte la víspera del Rocío Chico. Junto al
presidente, Juan Ignacio Zoido, que está en todas las salsas, y la ministra “naïf” Fátima Báñez, todos ellos dispuestos a
ganar la indulgencia plenaria concedida por el Papa en este Año Jubilar Mariano
por rezar ente la Blanca Paloma.
Bueno, eso mismo hizo en Madrid el pasado miércoles Ana Botella y casi termina
como el gallo de Morón. “Si supiera la gente lo que ganan los bomberos de
Madrid…”, decía Botella a sus
acompañantes entre caracol y caracol y entre caña y caña. ¡Ay, la
política! En un artículo, “Lo erótico
del poder”, escribía Fernando Fernán-Gómez lo siguiente: “Puedo creer que una
señorita se sienta excitada carnalmente si un gran político le da la mano. Y un
caballero si una ministra le da una cita (…). Me resulta difícil aceptar que el
ser incluido en una lista electoral produzca el mismo placer que escuchar la
llamada de una mujer desnuda; que un elevado número de votos sea igual que
acariciar unos buenos muslos; que el ser elegido alcalde de Valladolid provoque
una erección y que al aprobarle a uno un decreto se llegue al orgasmo”. Pues
bien, Rajoy regresa a Madrid
reconfortado. Y eso es lo que importa.
viernes, 17 de agosto de 2012
La batamanta
Mi conocido de bar, Protasio,
está empeñado en que le traiga de Madrid una
batamanta. No dispone de calefacción en su vivienda y, como es muy previsor,
desea agenciarse de una de cara al
invierno. Protasio la ha visto anunciada en “La tienda en casa” y
presume que en Madrid será fácil de encontrar por los alrededores de Preciados.
Protasio es un hombre que no para en casa excepto cuando duerme y he intentado hacerle entender que es mejor
una buena manta de Palencia. Pero él, erre que erre, se ha obsesionado con las
supuestas virtudes de la batamanta. “Es que, ¿sabes?, viendo el programa de
Íker Jiménez los domingos por la noche me quedo como un chupito”. En fin, ya
veré lo que puedo hacer. Protasio parece hombre de ideas claras. Le encanta la
ufología, beber anís “Manolete”, los corridos mejicanos, pringarse el pecho con ungüento
mentolado “Vicks Vaporub” para limpiar los
mocos de la traquea y untarse la minga una vez por semana con violeta de
genciana, a la que atribuye espléndidas propiedades y es -según me comenta- un tratamiento barato para las infecciones con
hongos. Me dice que en Salou se aburrió de lo lindo, todo el día en la playa debajo de
la sombrilla. Me comenta que ha leído en “El País” que el incendio de La Gomera se esconde bajo
tierra. Está convencido de que ese podría ser un gran tema de debate en “Cuarto
Milenio”. Protasio, mi conocido de bar, me da a entender que la isla de La Gomera esta aojada. Enseguida
aprovecha tal circunstancia para desbordar su imaginación con unas mentiras de
adorno.
jueves, 16 de agosto de 2012
El avión
Al avión hipersónico unido a una
lanzadera e ideado por el Pentágono, que iba a viajar a cinco veces la
velocidad del sonido y que hubiese podido hacer el recorrido Madrid- Nueva York
en algo menos de una hora, le ha sucedido como a una nave que inventó don
Pirulo allá por los años 30 del siglo pasado para que Roenueces pudiese hacer
un viaje a la Luna,
o como a Juanito Pedroche, que ideó unas alas para volar con unas lonas
atirantadas y unas correas de persiana. Al avión supersónico se le ha ido su
gozo a un pozo. Cuenta la prensa que su vuelo sólo duró veintitrés segundos en
el aire, o sea, como esos aviones papirofléxicos que acostumbro a lanzar por la
ventana del cuarto de estar a esas horas de la madrugada en las que no pasa un
alma por la calle. El X-51A WaveRider, que así se llama el avión que no vuela
cayó al Océano Pacífico al fallarle la aleta de control. Es la tercera vez que
se intenta. Dicen que a la tercera va la vencida, pero no. El avión hipersónico
supongo que estará en el fondo del mar, con las caracolas, los calamares y
algún pecio repleto de doblones de oro. Yo, que quieren que les diga. He visto
el avión en fotografía y, sin dármelas de experto, se me antoja más parecido a un supositorio de “tosidrín”,
o al ferrobús que cubría el trayecto
Zaragoza-Arcos de Jalón, que a una nave voladora. Tampoco dispone de alas ni de
alerones y así no hay forma de hacerlo flotar en el aire. Protasio, mi conocido
de bar que ya ha regresado de Salou, asegura que todo lo que carece de alas no
remonta el vuelo, y que lo menos que se le puede pedir a un aeroplano, o a ese
avión supersónico con nombre del espía colega del Superagente 82, es que se mantenga en el aire; y a una
estatua, que no se mueva. Por si acaso no lo hubiese entendido bien, Protasio
me suelta: “¿Estás en lo que es?”. Y yo, sin saber qué contestar, me encojo de
hombros ante gente tan aguda.
Un mantón de la China-na
Se canta en el cuadro tercero
de la zarzuela “La verbena de la Paloma”, o “El boticario y
las chulapas y los celos mal reprimidos”, que así se subtitula la obrita en un
acto y tres cuadros a la que Tomás
Bretón puso música en diecinueve
días: “Por ser la Virgen de la Paloma,
/ un mantón de la China-na,
/ China-na, te voy a regalar”. Se cuenta que en Ramales de la Victoria, muy cerca de
Lanestosa, el pueblo natal de mi abuelo, se celebra cada año la fiesta de “La Verbena del Mantón” recordando un día de mayo de 1839 en el que los carlistas de Maroto dejaron
olvidado un baúl lleno de mantones de Manila en su retirada durante la batalla
de Guadalmino y que las tropas de Espartero aprovecharon para repartir a todas
las mozas del pueblo para celebrar la victoria. Ayer, como todos los años,
desde 1923, los bomberos de Madrid descolgaban con la ceremonia acostumbrada el
cuadro de la Virgen
de la Paloma. Y
allí estaba la alcaldesa Botella, a la que los bomberos no le regalaron precisamente
un mantón de la China-na,
sino una sarta de pitos y abucheos. En unas declaraciones posteriores, Botella
señaló que “si la gente supiera lo que ganan los bomberos, a los que todos
apoyamos y entendemos, quizá no entenderían estas protestas”. La que, por lo
visto, no entendía nada era Botella. Los bomberos no se quejaban por sus
sueldos, sino por las pésimas condiciones de trabajo. Como manda la tradición,
tras la misa, Botella y su séquito entraron en un bar para saborear unas
cervezas y unos caracoles picantes. En la calle arreciaban los abucheos. Eran
como unos Romeros de la Puebla
cabreados y gritones: “Sus caracoles,/ pregonaba la niña,/ sus caracoles,/ y la
gente decía:/ olé con ole”.
miércoles, 15 de agosto de 2012
Los augurios de Protasio
Tengo un conocido de bar que, al
referirse a lo que acontece en España y su crisis económica, suele echarse al
cuerpo un largo trago de cerveza de barril antes de ofrecerme su particular
sentencia: “Esto es Sodoma y Gomera”. Mi conocido de bar, que se llama
Protasio, que es socio del Real Zaragoza y que sale del “bar Jiloca” vaso en
mano cada cuarto de hora para encender
un “ducados”, no conoce el Génesis ni que el rey de Sodoma se llamaba Bera y el
de Gomorra, Birsa. Mi conocido de bar recuerda que de niño le explicaron en la
escuela que ambas ciudades fueron calcinadas con fuego y azufre por la vida
disipada de sus habitantes. Estos días, Protasio, mi conocido de bar, ha podido
ver en la televisión cómo ardía la isla de La Gomera por los cuatro costados. Protasio es
consciente de que la historia se repite y de que lo sucedido en la isla canaria
sólo es un aviso para navegantes. “No le des vueltas -me dijo ayer-, esto es
Sodoma y Gomera. Ya verás, pronto se construirá un nuevo arca de Noé ante el
diluvio que se avecina”. Protasio me ha dejado bastante preocupado. Sé que de
llover no está, pero nunca se sabe. Me
he quedado sin conocer quién podría ser, llegado el caso, el ocupante del arca.
Hoy pensaba preguntárselo a Protasio, pero éste no ha aparecido por el bar.
Supongo que, al ser festivo, su familia se lo habrá llevado a la playa de Salou
y lo tendrán emplazado en la arena, protegido por una sombrilla de
vivos colores. Pido al camarero un vermú, miro al televisor y compruebo que La Gomera continúa ardiendo.
Ya no sé qué pensar.
lunes, 13 de agosto de 2012
¡Ya basta de fanfarrias!
A mi entender, el Rey está de
vacaciones y puede desplazarse donde le venga en gana. De hecho, el pasado
sábado presidía una corrida de toros en El Puerto de Santa María. En este
sentido, Alfonso Ussía, escribe hoy en “La Razón” lo siguiente: “Su
aparición en el palco fue saludada por el público portuense con una cerrada,
larga y atronadora ovación. Dolorosísima reacción popular para los que llevan
un buen tiempo entregados a desprestigiar su persona, su figura y cuando (sic)
representa. Entre otras cosas, El Rey representa la unidad de España, y eso
cabrea a muchos. (…) En el verano suceden estas cosas. Unos van, otros vienen,
unos discuten, otros se abrazan, se lía el batiburrillo y el Rey se baja hasta
El Puerto de Santa María para recordarnos, en aquel maravilloso lugar, que
seguimos siendo España”. Hombre, no hace falta que el Rey se baje hasta la provincia de Cádiz para recordarnos
las lindes por el Sur de nuestro país. Por cierto, Ceuta y Melilla quedan más
abajo, forman parte de España y tanto ceutíes como melillenses esperan
impacientes a que algún día el Jefe del Estado se arme de valor y visite ambas
Plazas de Soberanía con la misma naturalidad
con la que visita la isla de Mallorca. Pero no era mi intención opinar sobre
los desplazamientos del Rey ni hacer comentarios sobre aquello que escribe
Ussía en un periódico que no compro. Sin embargo, aprovecho ambas
circunstancias, o sea, la corrida de toros en El Puerto presidida por el Rey y
la última columna del sobrino del militar golpista Milans del Boch, para llamar
la atención sobre algo que Ussía se ha dejado en el tintero al optar por
sacar a pasear el incensario en
beneficio de alguien, en este caso del Rey, al que no le convienen ciertos
humos de botafumeiro para su salud ni necesita de aduladores compulsivos. Decía
Borja Cobeaga [“El País”, 17.10.2010] que “mucho más peligrosos que los palos
(en este caso, que los humos de incensario) son los halagos. Que te doren la
píldora puede ser mortífero”. Aprovecho, digo, para señalar que junto al Rey,
en aquella corrida de toros, se encontraba el ministro de Agricultura y Medio
Ambiente, Miguel Arias Cañete. Tal hecho hubiese carecido de importancia en
circunstancias normales. Pero el pasado sábado España ardía por los cuatro costados,
es decir, en Canarias, Andalucía, Castilla-La Mancha, Galicia y Alicante. Y en
esos incendios perdían la vida dos brigadistas. Arias Cañete dice que actuaba
de ministro de jornada y que “había seguido instrucciones de Presidencia para
acompañar al Rey”. No me convencen sus declaraciones. Arias Cañete, responsable
del Ministerio de Medio Ambiente, no estaba en el sitio adecuado en el momento
adecuado. Una cosa es que el Rey se baje hasta El Puerto de Santa María para recordarnos -como dice Ussía- que
seguimos siendo España y otra cosa muy distinta es que Arias Cañete actúe con
absoluta irresponsabilidad y desdén ante el sufrimiento de los ciudadanos que
le pagan su sueldo de ministro. No se puede ni se debe estar todo el puto día
celebrando el cumpleaños de la
Pepa mientras España arde y los ciudadanos se angustian. ¡Ya
está bien de tanta fanfarria!
domingo, 12 de agosto de 2012
Rajoy debería quitarse el "meyba"
Rajoy debería dejar de mirarse en
el espejo con el “meyba” de Fraga, el “meyba” de Palomares, y regresar a Madrid
sin pérdida de tiempo. En Pontevedra no pinta ni resuelve nada útil.
Travestirse de langostino con la que está cayendo en la Galicia profunda tiene sus
riesgos. Lo mínimo que le puede ocurrir es que se le aparezca el ectoplasma de
la señora de Meirás en forma de tirabuzón mohíno. El Gobierno haría bien en reunirse,
(en Madrid, no en El Pazo) y aprobar sin pérdida de tiempo los “400 euros de
Zapatero”, como los denomina el impresentable Alfonso Alonso, y la tarjeta
sanitaria para los “sin papeles” que se encuentran en España. Por estos pagos
sólo se habla de las olimpiadas y del alcalde de Marinaleda, esa espesa tinta
de calamar que oculta en las calores de este verano, a falta de otras noticias,
la incompetencia de un Gobierno socarrado y superado por los acontecimientos.
Aquí no se trata de repartir la riqueza al estilo de Luis Candelas ni de
escuchar las simplezas sobre tal cuestión que lanza a los medios el actual
ministro del Interior. Lo que se impone en España es un Gobierno que tenga
claras las prioridades de los españoles y obre en consecuencia. Dar continuos
palos de ciego; arrodillarse ante Merkel con vergonzoso vasallaje; priorizar la
salvación de ciertas entidades bancarias en quiebra a costa de imponer recortes severos en Sanidad y Educación; “jugar” a utilizar idénticas medidas con las
Comunidades Autónomas (como dice Rubalcaba) a aquellas otras que Europa impone
a España, son sólo una pequeña muestra de lo que no se debe hacer a la hora de administrar
un país en recesión, muy harto de soportar a políticos incompetentes que se
amparan en la mayoría absoluta para ejecutar disparates encadenados, y con unas
tasas de desempleo en alza. Hoy, “El País” hace dos entrevistas sustanciosas:
una de ellas a Rodolfo Martín Villa; la otra, a
Antonio Gala. Martín Villa, hombre público con muchas horas de rodaje en
diferentes gobiernos desde los lejanos tiempos del franquismo, afirma que “la
crisis institucional, es el problema real de España. Porque no se han arbitrado
los mecanismos y organismos solventes para regular a los reguladores: desde el Tribunal
Constitucional o el Consejo General del Poder Judicial al Banco de España o la Comisión de la Energía, todos se nutren
por cuotas del partido. Eso no puede ser”. Antonio Gala, en cambio, es mucho más
rotundo. A la pregunta de Borja Hermoso, “¿Que opinión tiene de los que toman
decisiones ahora mismo?”, Gala no se corta un
pelo: “Da la impresión de que este país está gobernado por una colección
de tontos que se han reunido para jugar a algo, a las cartas, o al dominó, y no
saben las reglas. Y luego está el pobre Rajoy, que a mí siempre me dio risa,
pero ahora me da pena porque no sabe qué hacer. La verdad es que estamos
gobernados por una pandilla de gilipollas”. Pues eso.
miércoles, 8 de agosto de 2012
Marte y todas esas cosas
Las fotos que nos envía el robot
desde Marte se me antojan lo más parecido a un paisaje de Los Monegros con el
Kilimanjaro al fondo. Ya verán ustedes lo pronto que aparece emergiendo de un
cráter un recaudador de contribuciones, un agente de la SGAE poniéndose la mano
encima de las cejas a modo de visera, o una pareja de la Guardia Civil con tricornio y
cogotera intentando ver el número de bastidor de ese artilugio con ruedas que
circula a discreción sin documentación ni espejos retrovisores. ¿Quién ha dicho
que en Marte no existe vida? El día menos pensado la NASA descubrirá que existe
agua, que los marcianos son unos grandes jugadores de waterpolo y que en medio
de ese inmenso desierto se asientan
tiendas de Zara y supermercados que todavía no han sido asaltados de forma
simbólica por la banda de Juan Manuel Sánchez Gordillo. Todo es cuestión de
tener paciencia. El hurto famélico, pese a lo que diga el ministro del
Interior, no es suficiente contravención como para llenar las prisiones. Se
trata de delitos de menor cuantía y, como decía La Codorniz en su sección “La
cárcel de papel”, no es necesario que pasen a la jurisdicción de más altos y
severos organismos. Fernández Díaz, que se está tomando muy a pecho el cargo
político de ministro del Interior, ha declarado al diario “El País” que “todos
somos conscientes de que la gente lo está pasando mal, pero el fin no justifica
los medios”. Hombre, ministro, si el fin no justifica los medios, ya me
explicará usted cómo el rescate de Bankia
puede justificar desde el Estado el sufrimiento fiscal de 46 millones de
ciudadanos. Piense, piense.
martes, 7 de agosto de 2012
Risa regia
Viendo la foto del Rey, muerto de
risa, entre Toxo y Méndez, ambos encorbatados y con aspecto de empleados de una
funeraria, produce la sensación de que tal foto, la de hoy, fuese un montaje,
un truco del “photoshop”, al estilo de aquella felicitación navideña de 2005 en
la que los Reyes aparecían rodeados de sus siete nietos. ¿Recuerdan? Las piernas del Rey
y los brazos
de Victoria Federica, hija menor de Elena y Jaime Marichalar, no aparecían en la imagen y
Leonor parecía superpuesta en brazos de la Reina. Toxo, en esta
ocasión, lleva puesto un traje gris claro que le queda estrecho, una camisa que
vira al rosa y una corbata azul purísima. Parece un representante de corsetería
al detall. Méndez, más serio, lleva una amplia chaqueta que parece azul,
corbata color ducados y camisa con botones en las solapas del cuello de la
camisa. Supongo que ambos irían vestidos de la misma manera que cuando se
entrevistaron con la canciller Merkel, o
sea, de toreros de salón. Detrás, en un tapiz, aparece una cara entre el Rey y
Toxo que bien pudiera tratarse del espectro de Juan Rosell con peluca y barba
postiza. Méndez le ha dicho al Rey que “el rescate exigirá más ajustes y nos
aboca a la depresión”. Según Montoro, “los ajustes sobre los ajustes serán muy
dolorosos”. Ya nada importa. Nos hemos hecho al dolor a fuerza de recibir
palos. Lo que no acierto a comprender es de qué se ríe el Rey en la foto.
¡Vaya veranito!
Mientras se confirma que Amancio
Ortega es el tercer hombre más rico del mundo, el Ayuntamiento de Gerona cierra
con candados los contenedores de los supermercados en evitación de que los más
menesterosos busquen comida. Este es el país del espejo de dos caras. Al tiempo
que estas cosas ocurren, el Rey recibe hoy a Cándido Méndez y a Ignacio
Fernández para conocer por boca de los líderes de los principales sindicatos el
calado de la crisis, el impacto en la clase trabajadora de las medidas de
auteridad impuestas por Europa y el calendario de protestas previstas antes de
marchar a Mallorca de vacaciones. Ayer, el Heredero, su consorte y las hijas de
ambos montaban en un trenecillo de madera desde Palma hasta Sóller. De alguna
manera hay que matar el tiempo. “Libertad digital” comenta hoy al respecto que
“los príncipes de Asturias y las infantas, como una familia más, ocuparon dos
bancos de un tren en un vagón en el que iban otros turistas y durante varios
minutos posaron para los fotógrafos y cámaras de televisión que les aguardaban
en el andén”. Puro “marketing” zarzuelero para tiempos difíciles eso del tren
chu chú y lo de “cómo una familia más”. Como una familia más, nada. A una
familia corriente no le esperan en el andén de la estación ni las cámaras de
televisión ni los fotógrafos de la prensa de la bragueta. ¿Qué tendrán previsto
para mañana? ¿Montar en burrito? ¿Ir a los tiovivos? Dejémonos de pamplinas,
que estamos a punto del rescate y el horno no está para bollos. Al ciudadano,
hoy, con la que está cayendo, le importa un bledo dónde se encuentra el
heredero de la Corona
y a qué dedica su tiempo libre. Bastante tiene con mantenerlo a cuerpo de
príncipe.
lunes, 6 de agosto de 2012
Turistas turbo-diésel
El periodista Luis Miguel de Dios
viene observando, y así lo cuenta en Diario de Zamora, que en los pueblos no
hay turistas. “En teoría, con los datos oficiales en la mano -dice De Dios-,
son personas que ni comen ni beben ni duermen ni se mueven ni respiran, o sea,
ectoplasmas llegados de Madrid, Bilbao, Barcelona, Valladolid y el extranjero
que ni gozan ni sufren; únicamente deambulan en grupo por los caminos (antes en
chándal, ahora han mejorado el hato) cuando llegan los crepúsculos y juegan la
partida, si se hace mesa, después de comer”. Bueno, no gastan pero hacen gasto.
Es decir, que comen mucho y muy deprisa. A los pobres parientes les dejan sin
reservas de la última matanza para poder afrontar el duro invierno. Luis Miguel
de Dios, que este año leyó el Manifiesto de Villalar, hace referencia a los
turistas “turbo-diésel”, esos tipos que cambian de domicilio durante unos días
en la gran ciudad por el pueblo de origen, o
alquilan un inmundo apartamento en un lugar costero donde pasan muchas
horas en playas descuidadas, que para
eso son gratis, y en las atardecidas andan mucho y gastan poco. Sin embargo,
gracias a esos turistas “inexistentes” -sigue afirmando De Dios- se mantienen negocios que de otra forma
habrían cerrado.
domingo, 5 de agosto de 2012
Entre la magia y la parodia
Hoy se conmemora la Virgen de las Nieves y,
ayer, la Blanca
o Edurne. Vitoria arde en juerga. Ya se ha bajado el Celedón, un personaje
pintoresco. El Celedón con su paraguas abierto
recuerda a Celedonio Alzola, un aldeano originario de Zalduendo que cada
año acudía a las Fiestas de La
Blanca. En 1957, nueve
miembros de una peña festiva idearon el Celedón, un muñeco que descendía por
una cuerda y se reencarnaba en la persona de José Luis Isasi Montalbán. Isasi
hizo de Celedón en 22 ocasiones (1957-75,
1977, 78 y 79). Curiosamente, el sábado 16 de julio de 1976 el diario ABC
publicaba un suelto en su página 27, firmado por Alberto Suárez Alba, con el
siguiente titular: “No habrá ‘Celedón’ humano en las fiestas de Vitoria”. Suárez
hacía referencia a la pretensión de politizar los festejos por parte de un
grupúsculo de ciudadanos que tenían muy presente los sucesos del pasado 3 de
marzo de aquel año, donde murieron cinco personas y más de cien resultaron
heridas de bala por parte de los “grises” al final de una huelga que había
durado ocho semanas, mientras desalojaban la iglesia de San Francisco de Asís,
en el barrio de Zaramaga. La responsabilidad directa de aquel infierno
vitoriano, por más que lo haya pretendido “rebozar” la derecha, fue de Manuel
Fraga Iribarne, entonces ministro de la Gobernación con el último gobierno presidido por
Arias Navarro. Aquel año, Isasi, que había sido amenazado de muerte, hizo las
siguientes declaraciones a ese diario: “No voy a salir este año porque tengo
una familia, unos hijos. Lo siento en el alma, y estoy muy disgustado. Pero no
quiero que surja algún altercado que además sirva de mala propaganda para el
resto de España”. Isasi, empleado administrativo, contaba entonces cuarenta y
cinco años de edad y había desempeñado el papel de Celedón en 19 ocasiones.
Aquel año (1976) sería sustituido por Enrique Orive Galindo, ya fallecido. Le
seguiría Gorka Ortiz de Urbina. Pero todavía tenía cuerda Isasi y haría el
papel de Celedón entre 1977 y 1979. Al año siguiente tomaría el relevo Iñaki
Landa. José Luis Isasi murió en Vitoria el 19 de septiembre de 2007 a los 77 años. Tras su fallecimiento, el Ayuntamiento le nombraría Hijo Predilecto a título
póstumo. El Ayuntamiento, por otro lado, ya organizaba desde 1962 la concesión del “Celedón de Oro”, premio que sólo quedaría
desierto en dos ocasiones (1996 y 2006). A Isasi le había sido concedida tal
distinción en 1970. Su imagen inspiró la escultura instalada en la balconada de
la Iglesia San
Miguel en 2005, desde donde baja el Celedón entre la magia y la parodia. José
Luis Isasi ya se ha convertido todo un símbolo para los vascos. Vaya desde aquí
mi modesto recuerdo.
sábado, 4 de agosto de 2012
El regreso de la fiambrera
Siempre ha habido clases. Ya se
sabe que los niños son crueles y sus progenitores más todavía. De ahora en
adelante habrá que hacer distinción entre tres tipos de estudiantes dentro del
aula: los que usan comedor, aquellos que portan fiambrera y los que se
conforman con un simple bocadillo. Estos últimos tendrán la ventaja de contar
con menor lastre dentro de sus mochilas al regreso al domicilio familiar; y,
también, de no tener que hacer uso del microondas del colegio ni tener que desembolsar
esos dos o tres euros por tartera y día por el coste de vigilantes de comedor,
uso de neveras, microondas, limpieza y electricidad. Para echarse al coleto un
bocadillo sólo hace falta buscar la sombra de un pino y desprenderse del envoltorio. Y si es invierno, buscar la tasca
más próxima, sentarse en una mesa y pedir al camarero una botellita de agua
mineral. Me da pena el rumbo que está tomando la educación en España. Este es
un país en el que hay subvenciones para los viajes del Imserso y no se
contempla la compleja situación de muchos niños con padres de escasos recursos,
que deben desplazarse de lunes a viernes a colegios a veces situados a varios
kilómetros de distancia. La razón supongo que será política. Los niños no
disponen de derecho a voto y los jubilados sí. Tanto el impresentable ministro
Wert como las Comunidades Autónomas, que forman parte del Estado y tienen
transferidas las competencias de Educación, no deben ser conscientes, según se
desprende de las nuevas medidas, de que muchos niños sólo hacen diariamente una
comida de fuste, la que se le ofrecen en los colegios, dicho sea de paso, a precios cada día menos asequibles. Nunca un
pueblo sufrió tanto a costa de un Estado desde los oscuros tiempos de las
cartillas de racionamiento. Existen muchas maneras de regresar al pasado. Pero
el regreso de la fiambrera, cuando se trata de educandos, es el más triste. Y
el más cruel.
viernes, 3 de agosto de 2012
Todo se viene abajo
En este país se ha caído la
bandera de la madrileña Plaza de Colón, el Rey ha dado un traspiés, la bolsa
hace picos, la prima crece como la mala hierba y nuestras esperanzas sobre la
compra de deuda por parte del Banco Central Europeo se apagan. Draghi nos ha
salido rana. Esas cosas pasan hasta en las mejores familias. De nada ha servido
que se licuase la sangre de san Pantaleón ni la abyecta sonrisa de alguien que
en su día formase parte de la comisión de Goldman Sachs a la hora de maquilla los
datos de Grecia Hoy Rajoy ha contado a
la prensa lo que debería haber contado y debatido en el Congreso de los
Diputados, su espacio natural. De nada sirve que el Gobierno inste a la UE a que compre deuda de los
países que “cumplen”. Pero si el problema es político más que económico. Draghi
es un monaguillo de Merkel y Mario Monti no salió presidente del Gobierno
italiano por mandato de las urnas. La obligación de Rajoy es negociar y dejarse
de contar milongas. Se nos caen los palos del sombrajo, se nos viene abajo la
bandera de Colón, tropieza el Rey en una escalinata y el convoy español, ese
“sangay” al que le falta brío en su locomotora, lleva camino de ir directo a la
vía muerta del rescate. Las medidas de Rajoy son insuficientes mientras no se
adelgace la administración del Estado, esa asignatura pendiente. Demasiados asesores
para un Ejecutivo caótico y demasiada jaula para tan poco pájaro. A España le
vino bien Europa cuando aparó la mano para despilfarrar. Ahora, ese club de
macarras exige sacrificios a los países del Sur y ni los españoles ni los
italianos tenemos mentalidad calvinista. Hacemos lo que pide Merkel, pero sin
convicción. No le demos vueltas.
jueves, 2 de agosto de 2012
El tiesto de la nostalgia
Bueno, pues nada, que Franco ya
no es alcalde honorífico de Valencia. Esta noche dormiré más tranquilo. Me
preocupaba bastante que Franco pudiese salir de esa tumba, por la que su
familia no ha satisfecho nunca derechos reales, y volver a mandar otros
cuarenta años. Lo malo de los muertos es que, a veces, se siguen manifestando
en los vivos de forma permanente. El generalito, que era capaz de llorar por la
cosa más nimia, no tenía temblor de brazo para firmar las ejecuciones de penas
sumarísimas. Bueno, me consta que Franco tuvo tres brazos: el de acariciar
nietos, el de firmar sentencias de muerte y el de santa Teresa, que siempre
estuvo junto a él, no sabemos si colgado de una percha, como si se tratase de
de una de esas cecinas enganchadas en las tabernillas del Barrio Húmedo leonés.
Fue un hombre muy católico, que lo mismo entraba en las catedrales bajo palio,
que aparecía cada 20 de noviembre por el Valle de los Caídos con camisa azul y
boina roja para oír misa entera por el alma del Ausente. En fin, ya le han
apeado de los pedestales ecuestres, le han desposeído de los títulos
honoríficos y le han sustituido su nombre de las calles. En Valencia se había
hecho resistente, como esos bacilos que le hacen la higa a la penicilina. Ha
sido necesaria una sentencia judicial para obligar a acatar la exigencia del
grupo municipal Compromís. “La magistrada recuerda -según se cuenta en el diario ‘Levante’- que
mantener la distinción a Franco contraviene la Ley de la Memoria Histórica
por tratarse de una mención que exalta la sublevación militar y la guerra de
España”. Podía haber mantenido un criterio semejante el ministro de Justicia,
Ruiz-Gallardón, a la hora de expedir Real Carta de Sucesión del título de marquesado
de Queipo de Llano (reconocimiento otorgado por Franco en 1950) al nieto del
sanguinario general golpista, consuegro de Niceto Alcalá Zamora y máximo
responsable del fusilamiento de Federico García Lorca con su “dadle café, mucho
café”. Ese despreciable general fue uno de los treinta y cinco altos cargos del
franquismo imputado por la Audiencia Nacional en el sumario instruido por
Baltasar Garzón, por los delitos de detención ilegal y crímenes contra la
humanidad cometidos durante la Guerra
civil española y en los primeros años del régimen. Pero, como insulto a la
inteligencia, está enterrado en la sevillana iglesia de la Macarena; y, aunque
parezca demencial, hasta el año pasado la Esperanza Macarena
procesionaba por las calles con su fajín del general. Por eso decía que, a veces,
los muertos se siguen manifestándo de forma permanente. El tiempo no pasa
para aquellos que cada día riegan el tiesto de la nostalgia.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)