lunes, 29 de agosto de 2022

Agosto del 47

 

Esta madrugada pasada se cumplió el septuagésimo quinto aniversario de la muerte de Manolete como consecuencia de la embestida de Islero (quinto toro de la tarde) al recibir el estoque. El torero sufrió la rotura de la safena y a punto estuvo de ser segada la femoral. La pérdida de sangre de Manolete fue tremenda. Era una herida profunda en el triángulo de Scarpa. En primer término fue operado de urgencia en la enfermería de la plaza. Más tarde llegó su traslado al Hospital de san José y san Raimundo, de Linares a pie, sobre una camilla. En la calle comenzó a llover a raudales durante el trayecto del herido. El "Buick" azul de Manolete, comprado en Nueva York durante uno de los viajes a México y trasladado más tarde al puerto de La Coruña, era ahora conducido por Gitanillo de Triana, primer espada en la terna de aquella tarde,  y recogía en El Escorial al doctor Luis Jiménez Guinea, que montó en el coche con unas bolsas de plasma camino de Linares. El "haiga" americano enfiló por la N-IV moviendo tabas. No había tiempo que perder. Sobre una silla estaba el traje rosa pálido y oro del maestro lleno de sangre. Se dio la circunstancia de que en 2013 los herederos del marqués de Linares reclamaron la finca donde se encuentra ubicado el hospital, pese a que en su testamento el marqués, José de Murga y Reolid, se dejó constancia de esos terrenos los donaba a la ciudad. El edificio se construyo más tarde, en 1917. Tras varios litigios, el Tribunal Supremo desestimó el último recurso de los herederos del marqués, otorgando a la ciudad jienense la titularidad del que ahora se conoce como Hospital de los Marqueses, de estilo neogótico, que desde 2002 acoge una residencia de ancianos, un asilo, un centro cultural, una sala de conciertos y un museo en el que pueden visitarse la cripta donde yacen los marqueses José de Murga y Raimunda de Ossorio. Aquel marquesado le había sido concedido por Amadeo I durante su breve reinado. El sepulcro de mármol y bronce que contiene los restos de los marqueses fue obra del escultor Lorenzo Coullaut Valera, autor, entre otras obras, de la escultura de Gustavo Adolfo Bécquer en el sevillano Parque de María Luisa. En ese hospital, además, existe una sala dedicada al torero muerto con solo 30 años. Independientemente de que el torero pudo haber muerto por las heridas recibidas, es un hecho cierto que recibió un plasma noruego en mal estado por orden del doctor Jiménez Guinea. Esa fue la puntilla, no con el estoque de cruceta sino con una aguja hipodérmica. Era un plasma liofilizado y desecado que había que mezclar con suero antes de transfundirlo, utilizado durante la Segunda Guerra Mundial con poco éxito. Había sido donado por Noruega para ayudar en las consecuencias derivadas de la explosión de 200 toneladas de TNT ocurrida diez días  antes (18 de agosto) en un  polvorín de la Armada en Cádiz. La magnitud de la explosión fue tal que el fogonazo pudo verse desde el acuartelamiento militar español ubicado en Monte Hacho (Ceuta).Se formó una nube de hongo visible desde toda la bahía de Cádiz, Huelva y algunos pueblos de Sevilla. El ruido de la explosión, a las diez menos cuarto de la noche, fue escuchado hasta en Portugal, donde creyeron que se trataba de un temblor sísmico. Hubo alrededor de 150 muertos, 5.000 heridos y 2.000 edificios dañados. En 2009 se publicó un informe sobre el posible origen de aquel desastre nunca clarificado durante el franquismo. La hipótesis más probable señala que todo fue consecuencia  de la descomposición de nitrocelulosa o algodón pólvora que contenían 50 cargas de profundidad alemanas que  habían llegado a Cádiz en 1943 desde Cartagena.


 

domingo, 28 de agosto de 2022

El efecto Pareto

 


A mí, como al gato, me matará la curiosidad.  "Soy hombre y nada humano me es ajeno", como escribió Publio Terencio Africano en su comedia titulada “Heautontimorumenos”  en el año 165 a.C., y dicho por el personaje Cremes, y que repite Miguel de Unamuno en su trabajo “Del sentimiento tráfico de la vida”, publicado en 1913. Pues bien, hoy hace 75 años que el toro Islero enganchó a Manolete en la plaza de Linares y le causó la muerte en el Hospital de los Marqueses ya de madrugada. Con ese motivo ha buceado en las páginas de Diario de Córdoba, donde he encontrado dos reportajes: uno de Carmen Lozano; otro, de Francisco Javier Domínguez, ambos muy interesantes. Ya de paso he mirado por encima otras noticias de ese diario cordobés que dirige con acierto Rafael Romero Castillo. De  todas ellas, una me ha llamado la atención. Dice: ”Ofrecer un menú del día cuesta ahora un 30% más que antes”, firmado por Manuel A. Larrea. En una foto aparece una camarera joven y rubia del restaurante “Puerta Sevilla” sirviendo unos platos. Y Alberto Rosales, gerente del establecimiento hace referencia a la “Ley de Pareto”, en referencia  a la tendencia que vive actualmente el sector. Dice que “hay menos turistas, pero pagan más”. Nada más leer ese artículo me he visto obligado a tener que consultar en qué consiste la “Ley de Pareto”, que desconocía. Esa regla, también llamada “Regla del 20/80”, viene a decir que el 80% de las consecuencias proviene del 20% de las causas. Vilfredo Federico Pareto mantuvo que identificando al 20% de un  factor concreto que produzca el 80% que se quiere controlar, es posible conocer dónde es más rentable poner esfuerzos extras para conseguir un mejor resultado. En efecto, en el caso concreto de ese restaurante cordobés,  si hay menos turistas pero pagan más, el esfuerzo siempre será menor para conseguir los objetivos. No pasa día sin que aprenda algo.

jueves, 25 de agosto de 2022

Se impone la selección natural

 


De entrar en recesión, que parece probable, en 2023, habrá una selección natural, es decir, aquellos negocios que  ahora no marchan bien, desaparecerán. Otros, en cambio, subirán como la espuma. Niño Becerra, en la Cadena Ser, pronosticaba un estancamiento del empleo, mayor subida de la inflación y la desaparición del 75% de bares y restaurantes medianos, los que usa la clase media cuando se da un  capricho. Para ese economista, “este ha podido ser el último verano gastando en bares, carreteras, playas y restaurantes”. Lo que no parece muy normal es que me asome en casa a la ventana y vea en mi acera y en la de enfrente cinco bares con sus correspondientes terrazas, todos ellos separados por muy pocos metros de diferencia. La cultura de bar tiene que desaparecer tal y como la entendemos. Un país de camareros es un país de fracasados. Una contracción en la demanda, como digo, puede dar al traste con muchos negocios pequeños que ya andan flojos de clientela. Las mayores alertas sobre la que nos viene encima son que la Reserva Federal está elevando los tipos de interés y suspendiendo la compra de activos;  el FMI ha rebajado la previsión de crecimiento para Europa, incluida Alemania; se ha invertido la curva de rendimiento de los bonos del Tesoro americano; desconocemos por dónde se va a encaminar la guerra de Ucrania y sus posibles consecuencias;  existe colapso de contenedores en el puerto de Shanghái, con la consiguiente carencia de componentes en Europa; las amenazas de Putin de cerrar el grifo del gas aumentará los rigores invernales en casi toda la Europa central; el posible aumento del precio del petróleo encarecerá la logística; el deterioro de la confianza del consumidor se hará patente;  y el futuro parece incierto en el mercado inmobiliario. No olvidemos que el precio de los inmuebles con respecto al ingreso de los hogares se sitúa en el nivel más alto desde que hay registros. Tenemos miedo al vacío y eso se nota en la mirada de los viejos.
Pero ante tanta incertidumbre de la ciudadanía, el Estado no disminuye el gasto corriente; se desdoblaron ciertos ministerios (innecesarios a todas luces) para contentar a los socios de Gobierno de Sánchez, que vergonzosamente utiliza el Falcon hasta para asistir a actos de su partido, ocultando al Congreso los costes de los desplazamientos. Y luego nos pide que apaguemos el neón de los escaparates a las diez de la noche y el aire acondicionado lo pongamos a 27 grados para ahorrar energía. Día llegará que nos pedirá que nos duchemos con agua fría y que para el invierno nos compremos una batamanta para ver el telediario y el serial de "Tierra Amarga". Pero la prensa de la derecha, que tanto critica a Sánchez por el uso del Falcon, anda mal de memoria, o tiene memoria selectiva en su intento de desgastar al Ejecutivo. Lo mismo hizo Rajoy para ir a mítines del PP. No olvidemos que Rajoy, en 2012, utilizó el Falcon para desplazarse a la Eurocopa que jugaba España en Polonia el día después de que España solicitase el rescate financiero a Bruselas. En aquel vuelo, por cierto, se sirvió un cátering a razón de 1000 euros el cubierto, como si el dinero público no fuese de nadie.

martes, 23 de agosto de 2022

Todo en constante movimiento

 


Ya se ve más gente por los barrios. Llegan los regresos vacacionales y dentro de pocos días comenzarán los cursos académicos en escuelas, institutos y universidades, el curso político y la vuelta al tajo de los trabajadores en general. También la empinada cuesta de septiembre, con compra de libros escolares, pagos de matrículas y el consiguiente agujero en el bolsillo de los ciudadanos por dónde se escapa la última calderilla. Señala la prensa aragonesa que muchos pueblos han agotado las reservas de agua al quintuplicar la población. Los días acortan, el verano pronto llegará a su fin y se acabará también la luz, el gas, el agua y los pequeños ahorros. Dice Mónica Fernández-Aceytuno que “todo está en constante movimiento, el Universo todo cambia de un segundo a otro, así que pensar que seremos capaces de terminar algo, si ni siquiera Dios lo hizo, no es más que una ilusión para no marearnos con la infinitud de un tiempo que no viviremos para terminar las cosas”. Este es un país donde aumenta la deuda pública acumulada (hasta 1,47 billones de euros) que se endosará a las siguientes generaciones, y disminuyen los nacimientos. El panorama se presenta complicado en un país donde, pese a estar más empobrecidos por la inflación galopante y por la falta de recursos, priman más los fastos que la eficacia. Este país es una perenne fiesta de la Paloma, o de la Virgen de no sé qué, o del santo milagrero, con procesiones a ermitas, bailes de peanas por las calles de los pueblos,  casetas de feria, bocadillos de panceta, verbenas, churros, pitos y flautas en cada aldea. Todo está, como cuenta Fernández-Aceytuno, en constante movimiento. Ya veremos qué sucede cuando comience la recesión, crezcan las cifras de paro, aumenten los comedores sociales y se disipe como el humo el recuerdo de la fiesta carpetovetónica. El turismo que llega de fuera (principal fuente de riqueza en España)  es pan para hoy y hambre para mañana. Un día, no sé cuándo, se caerán los palos del sombrajo por los vergonzosos abusos hosteleros (algunos son serios y profesionales, que todo hay que decirlo) y el resabio y la picaresca, en unos casos, y la falta de profesionalidad, en otros, de muchos camareros contratados de forma temporal para la campaña de verano. Matar la gallina de los huevos de oro, dar gato por liebre, o pretender conseguir el mayor beneficio en el menor tiempo posible, solo conduce al cierre de persiana a corto plazo. Agua pasada no mueve molino.

lunes, 22 de agosto de 2022

España: peligro indefinido

 


El gris ceniza fue el color de aquella televisión que sufrimos en la España de Franco, en aquellos teleclubes de pueblo donde un cartel con los  “25 años de paz” presidía las paredes de tabernas y centros sociales para recordarnos cómo habían llegado los avances tecnológicos a un país que despegaba despacio con la llegada de multinacionales. Las ciudades se llenaron de “600”, de barrios humildes y sin infraestructuras básicas y de polígonos industriales inaugurados por López Rodó, al tiempo que los pueblos se quedaban vacíos de vecinos, de silencio mudo y de esperanza. Desde Estoril, un personaje que nunca fue rey de derecho y que vivía del cuento y de las ayudas económicas de algunos monárquicos recalcitrantes pese a tener dinero, y mucho, lanzaba pestes contra un caudillo por la gracia de Dios que lo tenía todo “atado y bien atado”; y que, como en el juego de las damas, saltaba sin caballo y con sus botas de montar acharoladas por encima de unos derechos borbónicos inexistentes, perdidos el día que el último monarca, Alfonso XIII, abandonó con cobardía este país sin séquito ni puente de plata. Solo Romanones acompañó una jornada después en su despedida a Victoria Eugenia en el andén de la fría estación de El Escorial. Desde 1947, España era un Reino que carecía de rey. En aquella paradoja plasmada en la  Ley de Sucesión a la Jefatura del Estado todo era como muy raro. Aquella ley, digo, se votó por unos españoles a los que se les coaccionó mediante la exigencia de certificados de voto en empresas y el consiguiente sellado de las cartillas de racionamiento. La Ley, publicada en el BOE el 27 de junio de 1947 estuvo en vigor 31 años.  hasta su derogación definitiva por la Constitución de 1978. En su artículo 1º se decía que ““España, como unidad política, es un Estado católico, social y representativo, que, de acuerdo con su tradición, se declara constituido en Reino”.  Todo un golpe bajo al “Manifiesto de Lausana” de 15 de marzo de 1945 y una cuchillada de baratero para el iluso aspirante a un trono vacío. Finalmente, por la ley 62/1969, de 22 de julio, Franco designaba al recién nombrado Príncipe de España (que nunca fue príncipe de Asturias) heredero a título de rey. Se descartaban definitivamente a otros candidatos: Juan de Borbón Battenberg, Alfonso de Borbón Dampierre  y Carlos Hugo de Borbón-Parma. En sus primeras palabras tras su designación, Juan Carlos de Borbón, ya nominado como Su Alteza Real, reconocía la “legitimidad del régimen surgido del golpe de Estado del 18 de julio y la victoria militar franquista de la Guerra de España de 1936-1939”.  Aquella Monarquía, que llevaba trazas de convertirse en una continuación del franquismo,  tuvo que transformarse en una Monarquia Parlamentaria si queríamos estar homologados con Europa. El rey se convirtió en una figura casi decorativa, cuya firma en el BOE debía estar refrendada con la firma del correspondiente ministro, que asumía la responsabilidad del acto en la forma establecida en el artículo 64 de la Constitución. Pero el hecho de no estar sujeto el monarca a responsabilidad es un arma cargada de peligros. Así pasa lo que pasa.