lunes, 29 de noviembre de 2010

El día después

El PSOE está hecho polvo por su estrepitosa catástrofe en Cataluña, entremés de lo que puede venir dentro de año y poco; el Ibex 35 pierde un 9 % en una semana; la prima de riesgo “está como nunca”, como se canturreaba en el viejo anuncio de “Fundador”, pero en este caso por su dramática situación, ya que ha alcanzado los 270 puntos básicos con respecto a Alemania; y, por último, me entero de que la friki Carmen de Mairena (antes Miguel Brau Gou), que se había presentado como segundo candidato por el partido Coordinadora Reusenca Independent (CORI), se situó como la formación número 14, con 6.982 papeletas, una cifra bastante superior a la obtenida por el partido de Rosa Díez (5.293 votos), y muy alejada de la de Alternativa de Govern, de Montserrat Nebrera, que sólo obtuvo 2.187 votos. Ambas formaciones quedaron también por detrás del Partido Antitaurino y de los Piratas de Cataluña. Menos mal que no se presentó Belén Esteban o alguna otra señora de las habituales en “Sálvame Deluxe”. Seguro que hubiesen arrasado. Los catalanes, sin duda, estaban hasta el gorro del inoperante Tripartito. Al pobre Miquel Iceta, portavoz del PSC, lo confundieron con el Cipotegato turiasonense y le estamparon un huevo en medio de la frente. Mariano Rajoy ya se ve más cerca de la Moncloa sin haber meneado un dedo. Su secreto para el triunfo consiste en no moverse. Quedarse impávido, como el espantapájaros de un páramo castellano. Lo dice Manuel Martín Ferrand: “Cuando la crisis es económica el electorado se inclina hacia la derecha”. No falla. Y aquí lo llevamos crudo.

domingo, 28 de noviembre de 2010

De Don Tancredo al Cipotegato

En vista de que el Gobierno no tiene un plan claro para que podamos salir del agujero negro de la crisis, la delegación de la Diócesis de Teruel y Albarracín de Cáritas aprobó ayer en asamblea un nuevo Plan Estratégico que pondrá en marcha entre 2011 y 2013, bajo el lema ‘Los últimos y no atendidos’. Luego dicen que Teruel no existe. La reunión de los 37 empresarios en La Moncloa, esa especie de “comité de sabios” en su propio interés, ha sido como un “concilio vaticano” en el que, en vez de purpurados, se encontraban los verdaderos dueños de España. Lo que ya ignoro es si los tiempos de opinión se hicieron por turnos, es decir, en función del último volumen de facturación declarado por cada una de sus respectivas compañías. Zetapé, como Don Tancredo, fue recibiendo los gañafones de esa treintena larga de “pablorromeros” subido en un pedestal en medio de la arena del redondel todito vestido de blanco. Allí lo único rojo que había presente era la corbata y los tirantes de Emilio Botín. El resto de invitados tenían caras de acelga. Esos 37 empresarios, que no parecían estar dispuestos a perder el tiempo escuchando las acostumbradas frases-papilla y los disparatados brindis al sol de Zetapé, ese charlatán del crecepelo milagroso, llevaban las ideas claras en sus frías cabezas: el compromiso de cumplir y acelerar la reforma laboral, la de las pensiones, las políticas de contención del gasto y la reestructuración del sistema financiero. De momento, Zetapé ha hecho el papel de Don Tancredo, que a fin de cuentas es un personaje simpático para el público que asiste al burdo espectáculo desde las gradas. Lo malo puede venir más tarde, si ese compromiso se demora, cuando Europa tuerza el morro y saque el diente de jabalí. Entonces, el Don Tancredo de hoy puede convertirse en el Cipotegato de mañana, ese protagonista jocoso vestido de arlequín que tan bien conocen los turiasonenses, al que ponen como a un cristo a tomatazos.

sábado, 27 de noviembre de 2010

Esperpento

El esperpento valleinclanesco en España ya es algo tan común como el botijo, la boina o las mantecadas de Astorga. El sentido de la propiedad, por otro lado, está tan arraigado entre nosotros que no conozco país alguno que detente tantas viviendas de propiedad privada como chabolas en vertical ni tantos apartamentos de verano llenos de brechas en sus paredes maestras por culpa del fibrocemento. Aquí no importa la calidad del paño, sino el saberse dueño de algo, aunque sea de una corraliza en medio de un frío páramo de la Castilla profunda, de un nicho de camposanto resguardado de los vientos y al que da la sombra en verano, o de un desvencijado utilitario con más kilómetros encima que el caballo del Cid. Por estos pagos, vivir de alquiler, o de realquiler con derecho a cocina, fue cosa de patios de vecindad en las películas de Berlanga y de la blanquinegra posguerra con olor a coliflor, a cigarro “farias” con orla de papel de fumar, a don sin din, a sacristía, a naftalina y a caries de porteras. Y ese arraigado sentido de la posesión nos lleva, en algunos casos, a colocar en situaciones embarazosas a notarios y registradores de la Propiedad. Tal es el caso de Ángeles Durán, vecina de Vigo, que tiene en su poder un acta notarial que la hace propietaria del Sol, "al no conocerse en 5.000 millones de años propietario alguno". Al menos, así lo cuenta “La Voz de Galicia”, donde también se informa de que un joven, Víctor Valderrábano, estuvo a punto de perder un testículo al golpearse con la tapa de una alcantarilla mal colocada. Eso es peor. Cualquier español puede perder, llegado el caso, todas o alguna de sus propiedades por embargo hipotecario y el posterior lanzamiento judicial. Pero no está dispuesto a que le toquen los cataplines. Menos aún, a que los pueda perder en mor del puñetero Plan E, de Economía Sostenible.

viernes, 26 de noviembre de 2010

Martínez, punto y coma

Benedicto XVI venía a decir hace unos días que el uso del condón estaba “justificado” sólo en algunos casos. Esas “singulares circunstancias” son, por ejemplo, y cito textualmente: “cuando una prostituta utiliza un preservativo y este puede constituir el primer paso hacia una moralización, un primer acto de responsabilidad para desarrollar otra vez la conciencia de que no todo está permitido y de que no se puede hacer todo lo que se quiera". Pero hoy mismo, el portavoz de la Conferencia Episcopal nos ha dejado a todos más inquietos al asegurar que la utilización del preservativo “siempre sucede en un contexto de inmoralidad", es decir, fuera del matrimonio. Está claro que el Sexto Mandamiento de la Ley de Dios tiene a este hombre bastante obsesionado. Yo le preguntaría: “Oiga, ¿y usted porqué diablos se tiñe el pelo?” ¿A qué viene tal acto de coquetería más propio de un don Juan arrabalero que de un obispo? A Martínez Camino esas cosas de la inmoralidad reinante en España le llevan por la calle de la amargura. Por lo visto, los casos de pederastia dentro del seno de la Iglesia, como las aberraciones de Marcial Maciel, fundador de los Legionarios de Cristo, son cuestiones menores que conviene “tapar” para que se vayan olvidando. Parece ser que la “inmoralidad” de utilizar el condón es un pecado propio de inicuos, esos seres despreciables sin redención posible. Para Martínez, punto y coma, que cuando habla sólo utiliza letras bastardillas, los consejos de la OMS sobre los medios necesarios para atajar el sida, entre los que se contempla del uso del preservativo, son una absoluta estupidez. Claro, ya sabemos que falla en África su “puesta de largo” porque los desgarran con sus largas y ponzoñosas uñas los padres de los negritos del Domund. Esos que salían, no sé ahora, en las etiquetas del “colacao” con sacos pesadísimos al hombro. ¡Qué pena de obispo! ¡Con lo bien que podría haberse ganado la vida de presentador de espectáculos de variedades!

jueves, 25 de noviembre de 2010

Un recuerdo para Santiago Lorén

Esta pasada madrugada falleció en Zaragoza Santiago Lorén. Ganador de la segunda edición de Premio Planeta con su novela “Una casa con goteras” en 1953. Lorén solía decir a los periodistas que le hacían entrevistas en su época de ginecólogo en Calatayud: “me compré una máquina para la consulta y como me di cuenta que era demasiado grande para hacer recetas, le metí unos folios y salió un libro”. Por los “Cuadernos del Ateneo”, de Zaragoza, en los que se le dedicó un monográfico en edición al cuidado de mi gran amigo, también fallecido, José Luis Aranguren Egozcue, Lorén se explaya, recuerda su vieja “Hispano Olivetti” y el tesón que puso en sacar su primer trabajo literario, “Cuerpos, almas y todo eso”, que no era otra cosa que una parodia de “Cuerpos y almas” de Maxence Van der Meersch. Aquella primera novela no resultó fácil de publicar. “Un día –cuenta Lorén—para mi desesperación me devolvió (refiriéndose a Janés) el foliado original en el que la censura de aquellos tiempos (se refiere a 1951 y la censura férrea ejercida por Arias Salgado, ministro de Información) se había ensañado con cruel animosidad. (…) No me rendí, sin embargo, y hablando con el que era entonces alcalde de Calatayud y procurador en Cortes, me dio una tarjeta de recomendación para un secretario del Ministerio que me permitió introducirme en la covachuela de la censura de la calle Génova…, etcétera”. En resumidas cuentas, tras las pertinentes tachaduras en rojo pudo publicarla medio año más tarde. Lorén señala: “No pasó nada. Quiero decir que no pasó nada en el panorama literario nacional, porque una tirada de tres mil ejemplares distribuidos entre todas las librerías españolas, fueron como una gota de agua en un mar de letra impresa. Sí que pasó, en cambio, en Calatayud. Se enfadó todo el mundo, por no gustarles a unos y por no haber nombrado a otros.” Luego vendría el “Planeta”, “El verdugo cuidadoso”, “Las cuatro vidas del doctor Cucalón”, “Vivos y muertos”, “Diálogos en la enfermería”, “La vieja del molino de aceite”, “Hospital de guerra”, “Memoria parcial”, “Ramón y Cajal”, etcétera. Lorén, hijo de un repostero, había nacido en 1918 en el Belchite viejo, el Belchite destruido por la guerra civil. Fue amigo de mi padre. Ambos coincidieron de médicos en tierras del Jalón durante los años 50. Descanse en paz Santiago Lorén, médico, escritor y, sobre todo, buena persona.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

¡A la mierda!

El próximo sábado se reunirá Zapatero con la “selección” de empresarios que manejan los hilos de las treinta grandes firmas españolas, o sea, los que “recurrieron” mediante un informe al Rey por desesperación: Acciona, ACS-Dragados, Anfac, Banco Santader, Banco Popular, BBVA, Caja Madrid, Cepsa, Corte Inglés, Ebro, Endesa, FCC, Gamesa, Gas Natural, Grifols, Ferrovial, Cooperativa Mondragón, Iberdrola, Iberia, Inditex, Indra, La Caixa, Mafre, Mercadona, OHL, Repsol, Sacir-Vallehermoso, Sol Meliá, Telecinco y Telefónica. Parece claro que los empresarios pedirán profundos cambios en detrimento de la clase trabajadora que, sin comerlo ni beberlo, deberá pagar los platos rotos de la expansión artificial del crédito y del hecho evidente de que los empresarios invirtieron donde no debían. Aquí ya nadie parece acordarse de Martinsa-Fadesa, con un pasivo de 4.000 millones de euros. Tampoco, de los 470.000 millones de euros que le adeuda el ladrillo a las cajas de ahorros, de los que 90.000 corresponden a suelo. Aguirre Newman cifra el stock en 1,5 millones de viviendas, 612.512 de recién terminadas; 384.050 en construcción y 520.330 usadas, en venta o alquiler, cinco veces más de lo demandado; ni de la mala gestión de la Caja Castilla-La Mancha, intervenida por el Banco de España en 2009. En suma, el crash financiero de avariciosos y malos gestores; la intervención directa de políticos desaprensivos metidos en todas las salsas (me refiero a las intervenciones políticas directas en cajas de ahorros); y el gasto descontrolado en las Comunidades Autónomas y en los Municipios, constituyen todo ello en su conjunto la causa principal de que casi 5 millones de desempleados españoles se encuentren en una situación de angustia permanente y, en demasiados casos, de pobreza sangrante. A estas alturas de desgobierno, cuando no sabemos muy bien para qué ha servido el ICO; cuánto dinero se ha entregado a la Banca de forma secreta para darle el “oxígeno” necesario por sus evidentes desatinos; sabedores de que estamos pendientes de la multa solicitada por Bruselas ante el Tribunal de Luxemburgo por haber incumplido una sentencia de 2006 (que obligaba a recuperar las ayudas estatales ilegales otorgadas a empresas del País Vasco), etcétera; a estas alturas de desgobierno, digo, a la ciudadanía le da igual que Zapatero se reúna ahora con aquellos que manejan los hilos de las grandes firmas, con los sindicatos, con la Patronal, o con el Papa de Roma. Lo que no falla es el dicho castellano de que la cuerda siempre se rompe por el lado más flojo. Como dijo Labordeta en la tribuna del Congreso: “¡Váyanse a la mierda!”.

martes, 23 de noviembre de 2010

Días de nervios

Ardo en deseos de poder leer “Los días de gloria”, de Mario Conde. Va a levantar chispas del suelo de La Zarzuela. Ahora, cuando los inversores toman las de Villadiego, cuando la Bolsa se hunde, cuando al Tesoro le está costando el doble colocar sus letras a tres y seis meses, aparece este señor de la gomina con un libro en la mano, no sé si el nuevo Apocalipsis, o con un recuerdo a navegantes con Mateo 16:27, para avisarnos a todos, políticos, empresarios y ciudadanos de a pie eso de las Siete Plagas, lo mismo que cuenta en “El gato al agua”, o sea, que JP Morgan, el socio de Banesto que pudo haber sido y no fue, ahora pone en duda la supervivencia del euro. El caso es encender la mecha del desasosiego y taparse los oídos cuando suene el estampido. Dicen que una ola de frío congelará España a partir de mañana. La ola de frío y la otra ola, la de los empresarios que “recurren” al Rey por desesperación, como afirma Rosa Díez. De momento, el FMI ya recomienda a Irlanda reducir el subsidio de paro y bajar el salario mínimo. Cuando las barbas de tu vecino veas pelar… Algunos políticos españoles ya no se la encuentran cuando quieren ir al cuarto de baño. Y ahora discuten a tiros las dos Coreas. Y el domingo la vista puesta en Cataluña. En fin, voy a encender la tele por ver qué se cuenta de Belén Esteban que, al parecer, es el único camino de salvación.

lunes, 22 de noviembre de 2010

No hay excusa que valga

Félix Sanz Roldán, máximo responsable del CNI con motivo de la inauguración del II Congreso de Inteligencia, organizado por las universidades madrileñas Rey Juan Carlos y Carlos III, ha dejado claro que “la misión de los servicios de inteligencia es cada día más difícil”. A mi entender, para eso están, para resolver misiones peliagudas. Si tales escenarios embarazosos los supiese resolver un fontanero, o un protésico dental, aquí sobraría el CNI y hasta el superagente 86. Sanz Roldán entiende que “la dificultad estriba en las nuevas situaciones a las que se ven abocados, tales como el terrorismo, el tráfico de seres humanos, el crimen organizado o el blanqueo de capitales”. Félix San Rodríguez debería saber, y creo que lo sabe, que todos los Estados cuentan con un servicio de inteligencia eficaz y que todos ellos, en consecuencia, se desenvuelven dentro de la legalidad y con los medios necesarios que se les proporciona. España no es ni debe de ser diferente. Lo que desde mi punto de vista no es admisible es que este alto funcionario señale que "algunos riesgos y amenazas se nos vienen encima y nos cogen casi sin experiencia y sin capacidad de reacción". ¿Se refiere acaso Sanz Roldán a situaciones como las sufridas en Madrid la mañana del 11 de marzo de 2004? ¿Se refiere Sanz al terrorismo islamista? El hecho de que Sanz Roldán comente en el Congreso de Inteligencia que “algunos riesgos están fuera de control” es como para que el ciudadano se ponga a temblar. Como si un cirujano operase con el “Pons” sobre una mesa anexa al quirófano, para que la consulta de ese “tocho” le pudiese resolver aquellas posibles dudas que se presentaran durante la intervención. Desde luego que a mí tal “matasanos” no me operaría ni de un juanete. La obligación del Centro Nacional de Inteligencia es, a mi entender, tenerlo todo controlado. Las fisuras, cuando afectan a nuestra seguridad, además de producir pánico en la ciudadanía, regala ideas al contrario. Por lo tanto, Sanz Roldán tiene dos opciones: enterarse de lo que desconoce y tiene obligación de conocer; o dimitir de inmediato por su evidente falta de competencia. Los españoles, con nuestros abultados impuestos, mantenemos la Casa Real, el Gobierno, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, el Ejército y el kilométrico rabo de funcionarios de los más variopintos cuerpos y escalas de la Administración Central, de las Comunidades Autónomas, de los municipios y de las provincias. Como ciudadano que tarifa al Estado más de lo que recibe de éste, no admito eso de que “algunos riesgos y amenazas nos cojan casi sin experiencia y sin capacidad de reacción”. Eso sólo lo puede decir un niño cuando no está protegido por su primo el de “zumosol”. Si alguno de esos más de 2.500.000 funcionarios existentes en España no sirve para el cargo encomendado, que se haga a un lado y deje paso al siguiente aunque sólo sea por aseo democrático.

sábado, 20 de noviembre de 2010

Zapatero, capitán Araña

Nuestro territorio cada día que pasa es más reducido. Con Franco perdimos Tánger, Marruecos, Ifni, Guinea, Fernando Poo, Corisco, Annobón, Elobey grande, Elobey chico y el Sahara. Ya veremos qué sucede con Ceuta y Melilla si Marruecos se empecina en lanzarse a campo abierto con otra “Marcha Verde”. Zapatero ha pedido en la cumbre de la OTAN en Lisboa que ésta se implique más en el Mediterráneo. Pero todos han mirado para otro lado. El presidente del Gobierno parece el alumno distinguido del sátrapa rey de Marruecos, ese que dice llamarse “hermano” del rey de España. Observa cómo Marruecos impide la entrada en El Aaiún de los enviados de 'El País,' Tomás Bárbulo, y de 'El Mundo', Ana Romero y Alberto Cuellar con el más absoluto desdén. Por otro lado, Mariano Rajoy permanece impertérrito, apoltronado en un sillón fumando puros. ¿Y qué hace mientras la ministra de Exteriores? Pedir a Hillary Clinton una mayor implicación de los Estados Unidos, o proponer que se envíen a ese desierto africano “cascos azules”. Por lo que se desprende, aún o se ha enterado Trinidad Jiménez de que la CIA fue la organizadora de aquella “Marcha” de mujeres, niños y tropas marroquíes trufadas en el asalto al Sahara de 1975. Aquí todo el mundo parece ningunear al Frente Polisario. Siempre los grandes conflictos han comenzado por pequeñas escaramuzas. Ya veremos…

jueves, 18 de noviembre de 2010

Cuelgamuros y todo eso

No sé, creo que la mejor solución no es volar por los aires la cruz de Cuelgamuros. A fin de cuentas a nadie importa demasiado una cruz de más o de menos en España. El Foro por la Memoria de la Comunidad de Madrid y el Foro Social de la Sierra de Guadarrama así lo desean y respeto profundamente esas pretensiones. Lo que sucede es que con el Valle de los Caídos pasa como con los bocadillos: lo importante es lo dentro. A la caverna le haría mucho más “daño” que se exhumaran los restos de Franco y de José Antonio, que se los entregasen a sus familiares y que ellos decidieran qué hacer con sus respectivos despojos. La basílica, ya sin frailes benedictinos y sin los restos de ese par de fascistas, se convertiría en un simple camposanto con restos de soldados muertos en combate durante la última contienda. Dentro de lo malo, mejor es que los caídos de uno y otro bando permanezcan en ese lugar antes de que continúen olvidados en las cunetas. A la postre, todos fueron soldados españoles llamados a filas y casi siempre sin poder de elección. Las guerras civiles, como bien dijo De Gaulle, no se terminan nunca. Pero a Franco y al Ausente habría que separarlos del resto de inmediato como a esas manzanas medio podridas existentes dentro de un frutero. No puede ser que permanezcan uno delante y otro detrás del altar mayor conociendo sus responsabilidades en la mayor tragedia histórica de España. No se cerrarán las heridas abiertas mientras acudan cada 20 de noviembre unos nostálgicos de la caverna a ponerles flores, a ondear banderas inconstitucionales con olor a alcanfor y a cantar unos himnos más rancios que el fajín de Mola. Lo peor de todo es que muchos chavales de pelo rapado y botas paramilitares que acuden a esos obsoletos actos no saben nada ni de historia ni de lo que representaron ese par de insensatos. Acuden por inercia y mezclan cruces gamadas con tatuajes raros y pelos cortos con chupas de cuero llenas de chapas de "rottweilers" que no vienen a cuento. Les sucede, más o menos, como a aquel tipo que me acompañaba una tarde por las calles de Reus. En un momento dado, ambos nos paramos bajo la estatua ecuestre del general Prim. “¿Quién es ese?”, me preguntó mi acompañante. “Es el general Prim-- le contesté--, el héroe de Castillejos”. “¡Ah, claro, el general Prim!”, respondió. Se hizo el silencio. Al poco rompió el mutis para decirme con mucha seguridad: “¡Quién no ha oído hablar del general Prim de Rivera!”. Pues eso.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Una ministra con poco rendibú

Si todos hiciésemos caso a la ministra González-Sinde cuando dijo aquello de “no hagan el papel de opinar los que no son expertos”, nuestros políticos estarían listos. Así, el secretario de Organización del PSOE, Marcelino Iglesias, hubiese hecho bien en callarse sin antes aprenderse en qué año se descolonizó el Sahara por parte de España; la ministra de Asuntos Exteriores, Jiménez, a la que le ha desbordado el tema de Marruecos como un tsunami, debería tomar clases de Moratinos, ese maestro Ciruela de lágrima fácil, antes de defender a capa y espada lo que hasta hace pocas fechas denigraba en manifestaciones callejeras; la ministra Pajín, otra que tal baila, no debería visitar un sanatorio sin antes conocer in situ cómo se “soporta” con el estoicismo necesario ese tiempo indefinido que algunos pacientes ingresados en sórdidos hospitales permanecen en unos pasillos llenos de corrientes y de sábanas sucias; Rodríguez Zapatero, antes de opinar de Economía, debería haber tomado clases del ex ministro Sevilla para no hacer, como ha hecho, el ridículo más espantoso en Europa; etcétera. A la ministra González-Sinde habría que recordarle que Javier Bardem, la vecina del cuarto izquierda, o servidor de ustedes, podemos hacer el papel, como ella dice, de opinar sobre aquello que nos venga en gana, o que nos salga de la parte más ancha y sabrosa del cebollino. Lo que ni Bardem ni la vecina de arriba ni servidor de ustedes nos vamos a creer es que Pérez Rubalcaba se haya quedado con la copla que le ha cantado con rumor de barcarola su homólogo Taïb Cherkaoui. ¿En qué es experta González-Sinde? ¿En hacer discursitos en contra de las descargas gratuitas de archivos? ¿De verdad considera que se pone en peligro la supervivencia del cine español? Por lo que veo, esta ciudadana aún no se ha enterado de que el cine español, del que ella come, está subvencionado con el dinero de todos los españoles por la sencilla razón de que no vende. Escuche, ministra, usted es especie política de muy apagada iniciativa, conque déjese de aleccionar a nadie. Infunde poco rendibú en el cine, en la política y en su rara manera de entender la cultura.

martes, 16 de noviembre de 2010

El laboratorio de Caldera

Jesús Caldera tiene un laboratorio de ideas, la Fundación Ideas, que es como el laboratorio del mago don Pirulo. Este tipo, que siendo ministro de Trabajo sólo se dignaba hablar con su chófer a través de su guardaespaldas; que “arregló” el espinoso asunto de la inmigración en España a base de conceder visados de estancia indefinida hasta al negrito del “colacao”; que un día cambió de peinado y se mandó hacer un caracolillo en la entrada de la calva como el de Estrellita Castro, y al que resulta difícil darle el timo de la estampita, pretende ahora hacer el triple salto mortal sobre el trapecio como si fuese Pinito del Oro, o sea, dando cursos al cincuenta por ciento de los parados para así poderlos sacar de las listas del INEM. Cualquier día de estos saldrá a la calle y doblará cucharillas soplando, hipnotizará basiliscos con la mirada como hacía san Trifón, o recitará aquello de Rafael de León que cantaba Pepe Pinto: “¿Quieres un collar?, ¡de brillantes!”. ¡Qué más da, si el dinero público no es de nadie! Este tipo, aficionado a los ensayos científicos con el “quiminova”, está dispuesto a terminar con las abultadas cifras de desempleo de la forma más expeditiva. Pongamos por caso que a usted le echan del tajo, le sueltan una modesta indemnización y corre a apuntarse a la lista del paro. Pero, una vez allí, en esa siniestra oficina de funcionarios inoperantes, aparece un señor de bigote y le dice aquello de “échale guindas al pavo, que yo le echaré a la pava”. Usted se mosquea. No termina de entender el sarcasmo de ese desconocido. Pero el tipo del bigote y con cara de saberse de carrerilla los obsoleto Fueros del Trabajo le espeta: “Ha tenido suerte, caballero, existe un curso de escaparatista que es la rehostia y tiene que apuntarse”. El recién parado, que no sabe ni por dónde le sopla el aire, intenta poner inconvenientes: “Pero, escuche, ¡es que yo soy veterinario!”. El tipo del bigote, que a primera vista parece respetuoso con la ley y el orden, pero que más tarde resulta ser especie de culo pajarero e inclinado a soplar el bombardino en las fiestas patronales, le corta tajante: “No importa. El saber no ocupa lugar. Mire, o se apunta de inmediato al curso, o le saco de la lista”. Y usted, resignado, se apunta al curso de escaparatista y, además de ello, le sacan de la lista. Se acaba de obrar el milagro. Desde ese día ya no está usted en el paro. Se acaba de convertir en «desempleado-trabajador».

domingo, 14 de noviembre de 2010

La "Marcha Azul"

La marcha kilométrica avanzaba a paso rápido por la carretera de La Coruña. “Debe tratarse de una nueva Marcha Verde”, comentaban unos pastores que veían asombrados la escena desde un otero. Un turista, armado de una rudimentaria cámara de fuelle, apeaba su viejo cacharro en una cuneta seguramente llena de esqueletos e intentaba plasmar el instante. Era lo más parecido a aquel soñador de Monte Palomar que dijo haber fotografiado la modesta tapadera de un congelador de botellas, la famosa tapadera de Adamski, fallecido el 23 de abril de 1965 de un ataque al corazón, convencido hasta su muerte de haber fotografiado un platillo volante. No, mejor aún, sería probablemente un jubilado que había salido con su pequeño utilitario a tomar el aire de la sierra de Gredos. Definitivamente no se trataba del rodaje de una película sobre la “Marcha Verde”. Lo de ahora parecía más bien una “Marcha Azul”. Seguía avanzando con paso firme y culebreo de banderas. El turista, algo asustado, recordó una Declaración de Principios, aquella de “En Madrid a 14 de noviembre de 1975, y reunidas las delegaciones que legítimamente representan a los Gobiernos de España, Marruecos y Mauritania, se manifiestan de acuerdo en orden a los siguientes principios, bla,bla,bla…firmado, Carlos Arias, Ahmed Osman, Hamdi Mouknass”. El turista se tomó la pastilla de la tensión que había olvidado tragar en el desayuno y siguió haciendo fotos, ahora a un halcón peregrino que revoloteaba sobre el azul-mahón cielo de Cuelgamuros. El cadáver de Luis García Berlanga continuaba expuesto en la Academia de Cine de Madrid, el suplemento XL Semanal ofrecía su última entrevista, concedida sólo tres días antes, y un agujero en tierra le esperaba en Pozuelo de Alarcón. La edición digital del diario ABC daba esa radiante mañana de domingo una noticia que nos dejaba a todos algo menos inquietos: “Miles de personas han acudido hoy en masa al Valle de los Caídos para asistir a la misa de los benedictinos prohibida por el Gobierno «por seguridad». Tantas se han desplazado hasta El Escorial, que han provocado atascos de unos diez kilómetros y Patrimonio se ha visto obligado a permitir la entrada al valle. Los monjes han contabilizado unos 2.000 vehículos”. Una vez más, el Gobierno había claudicado ante una marcha pedestre, en este caso la “Marcha Azul” de los nostálgicos de la caverna hacia el Valle de los Caídos. De haber vivido hoy García Berlanga, y de haber escrito él este modesto artículo, tal vez hubiese pasado a otro escenario tras un punto y aparte y hubiera comenzado en otro ámbito, en otro tiempo y de otra manera. Por ejemplo, que ya es hablar por no callar, como lo hizo “Cambio 16” un 8 de diciembre de 1975: “A esa hora, un camarero de Perico Chicote, que es el encargado del bar de las Cortes, interrumpía la reunión para servir un café cortado a Antonio María de Oriol y Urquijo, un whisky para Girón, otro whisky con soda para Iñigo Oriol…y patatas fritas, chorizo y tortilla de patata para todos”.

viernes, 12 de noviembre de 2010

Fariseismo

La entrevista de Millás a Felipe González en El País publicada la semana pasada sigue sirviendo de carnaza a la caverna. Así, como nos recuerda El Plural, “el director de El Mundo, Pedro J. Ramírez, recupera los GAL para atacar al Gobierno socialista”. En un editorial titulado ‘Una investigación posible y necesaria’, su periódico subraya lo siguiente: “En el Ejecutivo y en el Grupo Parlamentario Socialista se sientan personas que tuvieron que ver tanto con la guerra sucia contra ETA como con la obstrucción de las investigaciones en los últimos años del mandato de González. Lo que no recuerda el texto es que Pedro J. justificaba la guerra sucia contra la banda terrorista a principios de la década de los 80”. Por otro lado, César Alonso de los Ríos, en el diario ABC, bajo el título “La X se defiende”, señala entre otras cosas: “Aquel atormentado ser se ha planteado ahora, y nos lo plantea a todos, la muy espinosa cuestión de saber si tuvo o no valor ético que él como Presidente no llevara el terrorismo institucional hasta el punto de cometer un crimen múltiple en el territorio de otro Estado. Es obvio que González da por supuesto que la opinión pública sabe que él fue la X del GAL”. Por otro lado, Alfonso Rojo, director de “Periodista Digital” y tertuliano profesional, habló en “El Programa de Ana Rosa”, de Telecinco, refiriéndose a las declaraciones de Felipe González, señalando que “tuvo la oportunidad de volar a la cúpula de ETA”. Y añadió: "Estos tíos a los que Felipe González tenía que haber volado y no tuvo lo que hay que tener para volarlos..."; para concluir: "al terrorista y al pichón, perdigón". En resumen, aquel sector de la más rancia derechona que aplaudían con las orejas la “guerra sucia” contra ETA, se constituye ahora, casi treinta años más tarde, en un ramillete de jueces de la horca. Menos mal que existen las hemerotecas para poder poner a cada uno en su sitio.

jueves, 11 de noviembre de 2010

De cine

Ha fallecido el productor de cine Dino de Laurentis. Recuerdo su película “Las noches de Cabiria”, dirigida por de Fellini en 1957, donde Giulietta Masina hacía un papel genial. La prostituta Cabiria Ceccarelli se convirtió en víctima de sucesivos vividores que se aprovecharon de ella. Recuerdo que, siendo un mozalbete, tenía prohibida la entrada al cine de todas aquellas películas que fueran para mayores de 16 años. Por aquellos tiempos en los que imperaba en España el espíritu del “nacional-catolicismo” existía una férrea censura hasta el punto de que, en muchas ocasiones, la ofuscación de aquellos censores llegó a lindar en lo patológico. Todos conocemos el caso de “Mogambo”, la película de 1953 dirigida por John Ford, con Clark Gable, Ava Gardner y Grace Kelly. Aquella censura, tan acostumbrada a cogérsela con papel de fumar, cambió los diálogos para evitar que se produjese adulterio en su argumento, y convirtió a Grace Kelly y a Donald Sinden en hermanos en vez de matrimonio con lo que, por el hecho de acostarse juntos, se producía un evidente quebrantamiento. Pues bien, en aquel pueblo de Zaragoza proyectaban “Las noches de Cabiria” una de aquellas tediosas tardes de domingo. Sobre el mediodía era costumbre colocar en la puerta del cine varios fotogramas ampliados de la película que se proyectaría horas más tarde, así como su clasificación moral. Yo era consciente cada mañana de domingo, en función de aquella subjetiva clasificación, de si podría o no podría pasarme por taquilla para sacar entrada. Aquella tarde iba a ser que no. Pero sucedió algo fuera de lo habitual. El puritano párroco, que años más tarde saldría rana, aconsejó mediante unos avisos que colocó por todas las paredes del pueblo acudir al cine aquella tarde, considerando que Cabiria era una película muy peligrosa para la moral de los feligreses, que si acudían al cine pecarían mortalmente, etcétera. Por la tarde me acerqué por la puerta del cine. Mi sorpresa fue grande cuando el empresario del local me invitó a pasar a la sala de proyección sin pedirme el carné. En las butacas casi no había público. Aquella tarde descubrí una de las mejores películas del cine italiano. Como dijo Franco a la muerte de Carrero: “no hay mal que por bien no venga”.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Niño Becerra

Está claro que lo que tiene que hacer Mariano Rajoy es fichar urgentemente a Santiago Niño Becerra, catedrático de Estructura Económica en la Universidad Ramón Llull, para que lo ponga en el interior de la concha del apuntador cada miércoles, cuando formule las preguntas al Gobierno. Niño Becerra da la imagen de uno de aquellos predicadores del Lejano Oeste que se subía al pescante de un carromato para anunciar a los presentes el próximo fin del mundo. Niño Becerra, escrito así, más se me antoja al nombre de un novillero anunciado en un cartel de provincias dispuesto a abrir la puerta grande de una plaza portátil sin enfermería, que a un pedagogo serio. O, porqué no, a un guitarrista de la escuela de Niño Ricardo, es decir, de Manuel Serrapí Sánchez, acompañando a Manuel Mairena. Lo que pasa es que Niño Becerra tiene cara de enterrador y Niño Ricardo tuvo un gran sentido del humor hasta en los momentos más amargos de su existencia. Se cuenta que cuando le operaron de la garganta los amigos le preguntaban, con más o menos guasa, si era verdad que había “perdido la voz”, a lo que contestaba rápida e incisivamente: "¡Sí, pero me quea la suficiente pa'cagarme en tós tus muertos!". Niño Becerra, apodado como Doctor Catástrofe, no dio ni una en sus predicciones para este año que termina. Ahora ha asegurado en una conferencia en Logroño que “el paro puede llegar en España al 30% de la población activa a finales de 2011 y principios de 2012 y que el producto interior bruto tendrá una caída de entre el 7% y el 8%”.En fin, si me dieran a optar entre Niño Ricardo y Niño Becerra, me quedaría con el primero de ellos. Vale más una vieja grabación en pizarra suya que una conferencia con tintes de “halloween” de ese malaje. Las uñas del Niño Ricardo crecían hacia arriba, por lo que quizás era el responsable en parte del sonido tan peculiar de su toque. Las neuronas del cerebro de Niño Becerra supongo que chisporretearán en el interior de su colodrillo como las bujías de la niña del exorcista.

martes, 9 de noviembre de 2010

Las "verdaderas" causas de la crisis

Nuestra crisis económica tiene arreglo. Así lo ha asegurado Rouco Varela, cardenal arzobispo de Madrid, “siempre que hagamos caso a un nuevo camino de conversión a Dios”. El cardenal estima que las causas más profundas de la situación actual "son de naturaleza moral, espiritual y religiosa". ¡Chupa del frasco! En este sentido, me gustaría recordar al cardenal Rouco que el Estado abonará a la Iglesia Católica en 2011 la cantidad de 160 millones de euros, como avance de la asignación tributaria, a razón de 13’26 millones mensuales. Ya está bien de que el Papa llegue a España para hacer comparaciones entre el laicismo «agresivo» de la España actual con el anticlericalismo de la Segunda República. España es un Estado aconfesional y no podrá nunca ser un Estado laico mientras continúen en vigor los Acuerdos Iglesia-Estado de 1979 firmados por Marcelino Oreja. Pese a todo ello, en España ni se queman conventos ni se asesina a sacerdotes ni se coarta la libertad individual para que cada ciudadano asista a aquellos actos religiosos que crea oportuno si así lo desea. No se puede morder la mano del amo que da de comer. No cabe duda que España sería algo más rica, o se sufrirían con menor rigor otras carencias, como son la sanidad, la educación, o las ayudas a las nuevas tecnologías, sólo por poner algunos ejemplos, si esos 160 millones de euros se destinaran cada año a esas partidas. Soy consciente de la labor magnífica de ayuda al necesitado que ejerce la organización católica de Cáritas. Pero reconozco que también existen otras organizaciones no gubernamentales que no le van a la zaga. Y todas ellas merecen respeto y consideración. Rouco haría bien en intentar salvarse él de sus particulares fantasmas y dejar al resto de los ciudadanos españoles que caminen a su libre albedrío. Lo moral, lo espiritual y lo religioso queda muy bien para ser señalado como norma de conducta a los fieles desde el púlpito, o mediante homilías. Pero, a mi entender, el cardenal Rouco Varela conocería las verdaderas consecuencias de la crisis económica si se molestase en hablar con quienes la sufren en sus carnes. El dolor, que yo sepa, nada tiene que ver con los báculos ni con los capelos ni con los sansirolés que hisopan lluvia dorada desde una nube de algodón.

lunes, 8 de noviembre de 2010

Azaña en la memoria

El pasado día 3 de noviembre se cumplieron 70 años de la muerte de Manuel Azaña; en mi opinión, el hombre más íntegro que tuvo España a caballo de dos siglos. El diario El País le dedicaba un reportaje ayer lunes, “Asalto al presidente Azaña”. La persecución que se hizo tras su muerte a este buen español por parte de Franco no tiene parangón. En ese reportaje se cuenta textualmente: “Pocas semanas después del desasosegante entierro en Mountauban (Francia) del que había sido presidente de la Segunda República -envuelto en una bandera mexicana porque se prohibió la tricolor-, alguien entró en su casa de Pyla-sur-Mer. Ni era caco profesional ni era un cualquiera: se trataba de Enrique Beltrán Manrique, cónsul español en Burdeos. Él mismo desveló su bochornosa misión en un escrito "muy reservado" enviado al ministro Mario de Pinies. "He estado dos mañanas completas con la policía y he mirado todo lo que la casa contiene", escribe Beltrán el 25 de noviembre de 1940. "Obras de arte no hay ninguna; aquello es una verdadera birria, y como él se fue de Pyla cuando todavía estaba esto en poder de las autoridades del Frente Popular no sé lo que haya podido llevarse consigo". ¿Qué esperaban encontrar aquellos miserables? Ciertamente piensa el ladrón que todos son de su condición. Franco rumiaba que Azaña era la encarnación del mal. Y los vencedores de aquel vergonzoso golpe de Estado y lo que llegó más tarde, bendecidos por la misma cúpula de Iglesia Católica que sólo hace un par de días equiparaba, tanto en Santiago de Compostela como en Barcelona, la situación actual de España con la España de la II República, hasta le quitaron el nombre que tuvo siempre a un pueblo de Toledo llamado Azaña para rebautizarlo como Numancia de la Sagra, como si se tratara de uno de esos pueblos de colonización que tanto gustaba al dictador inaugurar. La caverna de este país, ellos sabrán por qué, desea que se pase página a la Ley de la Memoria Histórica. Eso resulta difícil para quienes, a diferencia de los que así piensan, no conservan memoria selectiva. Se acaba de morir Emilio Massera. ¿Pueden olvidar a ese monstruo las madres argentinas que vieron desaparecer a sus hijos durante la dictadura de Videla? Pues no, ni ahora ni nunca. Algo parecido nos ocurre en España a quienes sufrimos la muerte de nuestros parientes a manos de unos malnacidos salvadores patrios. Ni perdonamos ni olvidamos.

domingo, 7 de noviembre de 2010

Anuncios de empleo

En el repaso de la prensa diaria me llama la atención un anunció grande en las “ofertas de empleo”, de esos que cuestan un pastón, donde el Parque Comercial Puerto Venecia, en Zaragoza, “busca un genuino Papá Noel para que desempeñe las tareas de gestión de cartas y entrega de los regalos de navidad entre los niños de Zaragoza”. Entre los requisitos, se exige que sea varón, de una edad media de 50 años, estatura alta, complexión fuerte, voz grave, bonachón y cabello y barba blancos. Además de todo ello, sigue diciendo el anuncio, “se valorará carné para la conducción de carruajes tirados por renos”. Bueno, esto último suena como a cachondeo. En Zaragoza hace mucho frío pero no suele nevar. Los renos y trineos sólo se conciben en cartón-piedra y como reclamo a la entrada de los grandes almacenes, entre esa estúpida musiquilla de “pero mira como beben los peces en el río…” y la bulla de unas madres a las que sólo les queda en el bolso la calderilla de la paga extraordinaria. Es fácil poder encontrar hoy el personaje adecuado para trabajar, aunque sólo sea por unos días, de Papá Noel. Si les digo la verdad, sobra hasta el anuncio. Para encontrar a la persona idónea sólo hace falta acercarse por un barrio a cualquier hora de la mañana. Allí se puede uno topar de inmediato con toda la gama de españoles figurantes de “Los lunes al sol”. Esa gente que ha descubierto que de nada sirve ir a la oficina del INEM, salvo para sellar la cartilla del paro. Ciudadanos de escasas esperanzas en eso que los políticos llaman “planes de futuro”, conscientes de que a su edad, 50 años, sólo “sirven” para hacer de rey mago, de papá Noel, o de cabezudo en las fiestas del Pilar. Y todo ello, suponiendo que se cuente con la recomendación de alguna persona influyente en el ámbito local. Algunos de nosotros, por desgracia, necesitamos que nos insuflen en vena el jodido neón, los estúpidos villancicos, el consumo desenfrenado, el engorde de varios kilos a base de comer turrón, o esas reuniones en familia en las que siempre se termina riñendo por culpa de un cuñado borde, para que nos demos cuenta de que, pese a la tremenda crisis, todavía aparece en la prensa algún anuncio de empleo para gente de 50 años, siempre que se dé el perfil y aunque sólo sea para veinte días.

jueves, 4 de noviembre de 2010

Las otras familias numerosas

No está mal, ahora resulta que, según una enmienda introducida ayer en el proyecto de los Presupuestos Generales del Estado para el 2011, las familias monoparentales con dos hijos a su cargo serán consideradas familias numerosas a partir del 1 de febrero de 2011. Hombre, podían haberlo aprobado con más retroacción, o sea, antes de tener que subir la terrible cuesta de enero, ese repecho empinado que no lo treparía ni Bahamontes y que deja a la familia más flaca que la hoja de culantrillo. De cualquiera de las maneras encuentro bien la medida. Lo de las familias numerosas ya no se parecen en nada a lo que fueron, con la cartilla de racionamiento echando humo, ese abrigo del niño al que había que darle la vuelta a la tela para que aguantase otro invierno, la madre estirando el puchero de los garbanzos, ya se sabe que donde comen dos comen tres y que donde comen seis, comen nueve; y si queda algo para la cena, mejor. Y aquella foto con toda la camada dentro de un libro de familia para enseñárselo al revisor del tren cuando pidiese los billetes. “Oiga, ¿cuantos años tiene ese niño que salta en el asiento?”, preguntaba el revisor dando por hecho que de ninguna de las maneras se iba a creer en la respuesta del cabeza de familia: “Tres y medio, hará cuatro para el Corpus”. Y siempre la misma contestación del revisor: “Pues está muy crecidito para esa edad”. “Si señor, está lustroso --contestaba el padre--, es el ‘fercobre fólico’, que obra milagros en las criaturas. Les quita el arguillo”. Con el libro de familia numerosa se suprimía el 20 por ciento en el precio del billete a cada uno de los familiares que ya hubieran desarrollado el uso de razón y que el “Astete” aclaraba que era a partir de los siete años. Los más pequeños viajaban de extranjis, como debe ser. Pero los viajeros de aquellos trenes con vagones de madera que se sentaban en mi compartimento, no sé por qué razón, siempre viajaban de extranjis. Cuando llegaba el señor de la visera, le enseñaban un kilométrico color marrón lleno de numeritos extraíbles y se ahorraban los impertinentes interrogatorios. Era como un catón para el gremio de ferroviarios que enseñaba a ver la vida a través de una ventanilla sobre la que ponía “es peligroso asomarse al exterior”, o sea, al otro lado de los Pirineos, donde sólo anidaban rojos y masones. En mi fuero interno siempre pensé que sólo pagábamos billete nosotros, los componentes de nuestra familia, y que el resto del convoy estaba siempre ocupado por ferroviarios que viajaban de “regaliz” y que iban de un lado para el otro por cambiar de aires, para poder trapichear con estraperlo, o para las dos cosas a la vez.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Jugar sin hacer trampas

Para mí que el periodo de pruebas del tranvía zaragozano que unirá Valdespartera con la Plaza de Aragón, con periodistas y fotos en los medios, no sé sí también canapés, no fue otra cosa que una forma de hacerse autopropaganda “por todo el morro” la nueva consejera de la Presidencia del Gobierno de Aragón como aspirante al puesto que dejará Marcelino Iglesias. Aún conociendo que la DGA ha aportado el 10% de esa insensata obra civil, el hecho de que aparezca en primer plano de toda la prensa aragonesa la foto de una sonriente Eva Almunia junto al alcalde Belloch entiendo que es lo más parecido a una descarada y solapada anticipación a la campaña electoral. ¿Quién paga tan repugnante estratagema? Que yo sepa, los zaragozanos. Eva Almunia, hasta hace pocos días secretaria de Estado de Educación y número dos del ministerio que dirige Ángel Gabilondo, falseó presuntamente durante años su currículum académico, haciendo constar que es diplomada en Magisterio cuando, en realidad, jamás acabó esos estudios, según consta en la denuncia presentada en un juzgado de instrucción por supuesta falsedad documental. Eso también lo hizo Roldán, ¿se acuerdan? Pero, además, sobre la nueva consejera de Presidencia, miembro de la Ejecutiva Federal del PSOE, tanto en la web del Ministerio de Educación como en la del PSOE se ha eliminado cualquier referencia a su formación académica. Todo muy raro. Pero, al margen de sus formación intelectual, que no hace al caso, lo que no debe hacer nunca una aspirante a la Presidencia del Gobierno de Aragón es campaña electoral antes de tiempo aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, o que se pone en pruebas un futuro tranvía municipal. No era, a mi entender, la persona adecuada para representar a la DGA disponiendo, como se dispone, de un consejero de Obras Públicas, Urbanismo y Transportes. Luisa Fernanda Rudí, la aspirante a la Presidencia e Aragón por el PP, hace mutis por el foro y se ha atrincherado en el fondo de la caverna a la espera de acontecimientos. Igualito que su “maestro” Rajoy. Son como lagartos quietos en el carasol. O como el caimán dentro del agua, enseñando sólo sus ojos saltones. O como Manolete junto a su mozo de espadas cuando, de regreso de América, paseaban silenciosos y taciturnos por la dehesa de Córdoba. Al cabo de varias horas de caminata sin dirigirse la palabra, el mozo le dijo al maestro por ver de romper el hielo: “Que bien se está en silencio, Manolo”, a lo que el torero le respondió: “Mejor se está sin decir ná”. Rudí sabe que las cartas todavía no están sobre el tapete y lo de ahora sólo le parecen fuegos de artificio. Ya lo decía Cela: “el que aguanta, gana”. Conque a esperar unos meses.

lunes, 1 de noviembre de 2010

Huesos

Hoy, día en el que la Iglesia Católica celebra la festividad de Todos los Santos, los españoles de toda condición visitan los cementerios, depositan flores en las sepulturas de los parientes fallecidos y no sé si en los teatros se seguirá representando el Tenorio, como era tradición. Los pasteleros, que piensan más en hacer caja que en la trascendencia del “ser o no ser” hamletiano de aquellos que duermen en el hoyo, aprovechan para ofrecer a quienes todavía están en el bollo los llamados “huesos de santo”, que no son otra cosa que unos canutillos de mazapán rellenos de crema y espolvoreados con azúcar glaseada. Existe otra variedad de canutillos, llamados “huesos de san Expedito”, que viene a ser la misma pieza pero con otro compás y con más sonido de percusión. En un pueblo de Zaragoza, en Ateca, existió hace ya bastantes años un personaje curioso y muy delgado, a quien todos conocían como Huesitos, no sé si por ser magro de carnes o porque había trabajado en la factoría de los famosos Chocolates Hueso, y que a todos manifestaba sus ferviente deseos de ir a la Luna dentro de un cohete, cuando el viaje a la Luna era sólo un proyecto aunque avanzado de las dos grandes potencias mundiales en plena Guerra Fría. A los españoles siempre les ha encandilado mover los huesos de sus difuntos de un lado para otro. Unas veces para hacer sitio a los que van llegando al nicho; y otras, para sacarlos de las cunetas y llevarlos a lugares más dignos, como debe ser, aunque les moleste a sus verdugos.